sábado, 4 de abril de 2020

El olmo viejo de Machado y nuestros mayores



Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera

Este poema de Antonio Machado titulado "A un olmo seco" fue escrito en la primavera de 1912 como un asidero de esperanza por la enfermedad de Leonor, su mujer, con la que paseaba feliz por los campos de Soria,  Paseando por sus lineas no pude evitar acordarme de nuestros mayores. Solo deseo que las hojas verdes, en esta primavera tan singular y mustia, llegue a todos nuestros mayores que están luchando contra la enfermedad en difíciles circunstancias, que florezcan sus hojas frondosas y exuberantes después de haber vencido a este dichoso coronavirus. YO ME QUEDO EN CASA 

Imagen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada para su reutilización como CC BY-SA 3.0. Se enlaza la página de procedencia: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:East_Coker_elm,_2.jpg

No hay comentarios:

Publicar un comentario