lunes, 20 de abril de 2020

Enrico Caruso y el queso de la suerte


El tenor Enrico Caruso pertenecía a una familia napolitana muy pobre. Eran siete hermanos y antes de cumplir los diez años, Enrico ya tuvo que empezar a trabajar junto a su padre como mecánico y luego en una fábrica de telas para ayudar en casa. Noel Clarasó, en su libro "Antología de anécdotas", cuenta que en la casa de Caruso los niños siempre tenían el estomago a media asta, puede que por eso cuando regalaron a la familia un queso entero a los niños se les pusieran los ojos como platos. Sus padres le debían dinero al médico y pensaron que el queso, en vez de comerlo ellos, seria un buen presente para el galeno, en agradecimiento por la ayuda que con siete niños tantas veces habían necesitado de él.

El pequeño Enrico Caruso fue el encargado de llevarle el queso, primorosamente envuelto. Al llegar al domicilio lo hicieron esperar a la entrada y desde allí empezó a escuchar la voz de una mujer, la hermana del médico, que aprendía canto. Caruso que era aun muy pequeño, pero ya tenía una voz privilegiada e incluso cantaba en el coro de la iglesia, no pudo reprimirse y empezó a cantar también la misma canción. No tardó la hermana en bajar a buscar a la persona que tan excelentemente cantaba a dúo con ella. Sorprendida y emocionada, habló primero con el niño y luego con su hermano, quien se comprometió a pagarle al joven cantor sus estudios de música y como premió se llevó a su casa el queso que el médico no consintió en aceptar.

Imagen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como Dominio Público. Se enlaza la fuente original:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Enrico_Caruso_tenor.jpg

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