Una expresión popular con la que hacemos referencia a estar faltos de dinero es aquella de "estar a la cuarta pregunta", pero ¿de dónde viene tan curiosa expresión?
Parece ser que antiguamente, en los interrogatorios judiciales, se formulaban necesariamente al imputado una serie de preguntas siempre en el mismo orden. En primer lugar se le preguntaba por su nombre y edad, después por su lugar de nacimiento y domicilio, seguían por su religión y su estado civil y finalmente y en cuarto lugar por sus bienes y rentas. Por supuesto todos los imputados, en caso de que no lo fuera ya, intentaban aparentar un patrimonio lo más exiguo posible y declaraban que no disponían de bienes y rentas y que su menudo patrimonio provenía únicamente de su trabajo. Intentaban con ello evitar ser embargados en caso de una resolución desfavorable. Así cuando en cualquier momento posterior del procedimiento salía a la palestra el asunto del patrimonio del sujeto, este indefectiblemente se remitía a su declaración inicial, osea que estaba "a la cuarta pregunta", sin un real y más tieso que la mojama.
Charlot, al que vemos arriba en una imagen de la película "El chico", no creo que tuviera que mentir mucho a la hora de abordar la incomoda "cuarta pregunta", los bolsillos de sus pantalones serían tan grandes como estos, pero normalmente estaban siempre vacíos.
Imagen: La fotografía ha sido tomada de los sensacionales fondos de la página Doctor Macro de la que hemos recibido permiso expreso para su uso en esta página. Enlazamos la fuente:
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