No es extraño que los hijos quieran parecerse a sus padres, máxime cuando estos tienen una personalidad arrolladora y como Ernest Hemingway, son bendecidos por el éxito; precisamente fue eso lo que parece que le ocurrió a Patrick Hemingway (1928), el segundo hijo del escritor de "El viejo y el mar", que además de convertirse en un solvente cazador como su padre y regentar durante más de diez años un negocio de safaris en África, también intentó hacer sus pinitos como escritor.
Cierto día entregó a su padre un escrito con la intención de que lo corrigiese y le aconsejase sobre el mismo. Ernest, solícito, se dedicó a la lectura del manuscrito de su hijo y cuando lo terminó solo había encontrado la necesidad de cambiar una sola palabra. Su hijo no se tomó la rectificación muy bien y reprochó a su padre el cambio achacándolo a una falta de atención por su parte a su trabajo: "¡Sólo me has cambiado una palabra!" le dijo un tanto ofuscado, a lo que Don Ernesto le contestó: "¡Si, pero una sola palabra es más que suficiente para dar sentido a todo un texto!"
Imagen: La fotografía, un retrato de juventud de Ernest Hemingway, esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura con la etiqueta de Dominio Publico. Se enlaza la fuente donde figuran todos los detalles de la imagen:
...Cuando lo que no parece es lo que determina...¡Buena anécdota!
ResponderEliminar