lunes, 30 de marzo de 2020

Camus, La peste y el Coronavirus


"Incluso después de haber reconocido el doctor Rieux delante de su amigo que un montón de enfermos dispersos por todas partes acababa de morir inesperadamente de la peste, el peligro seguía siendo irreal para él. Simplemente, cuando se es médico, se tiene formada una idea de lo que es el dolor y la imaginación no falta. Mirando por la ventana su ciudad que no había cambiado, apenas si el doctor sentía nacer en él ese ligero descorazonamiento ante el porvenir que se llama inquietud. Procuraba reunir en su memoria todo lo que sabía sobre esta enfermedad. Ciertas cifras flotaban en su recuerdo y se decía que la treintena de grandes pestes que la historia ha conocido había causado cerca de cien millones de muertos. Pero ¿qué son cien millones de muertos? Cuando se ha hecho la guerra apenas sabe ya nadie lo que es un muerto. Y además un hombre muerto solamente tiene peso cuando le ha visto uno muerto; cien millones de cadáveres, sembrados a través de la historia, no son más que humo en la imaginación. El doctor recordaba la peste de Constantinopla que según Procopio había hecho diez mil víctimas en un día. Diez mil muertos hacen cinco veces el público de un gran cine. Esto es lo que hay que hacer. Reunir a las gentes a la salida de cinco cines, conducirlas a una playa de la ciudad y hacerlas morir en montón para ver las cosas claras. Además habría que poner algunas caras conocidas por encima de ese amontonamiento anónimo. Pero naturalmente esto es imposible de realizar, y además ¿quién conoce diez mil caras? Por lo demás, esas gentes como Procopio no sabían contar; es cosa sabida."

El fragmento es de "La Peste", una de las obras más conocidas de Albert Camus. Solo en estos días, viendo las calles desiertas, o esas personas que se alejan unos de otros, agachando la cabeza, cuando sus caminos van a cruzarse, me puedo llegar a imaginar, aunque sea ligeramente, el pavor que tuvo que causar aquellas plagas de peste del pasado. Hoy se critican las medidas drásticas que se están tomando en el país para luchar contra el coronavirus e incluso algunos como el Sr. Trump dice a boca llena que unas decenas de miles de muertos le parecen pocos para que la economía pare. Pero es que si en esa playa que dice Camus, en vez de amontonarse los muertos para hacer una montaña, como esa de huesos de bisonte que encabeza la entrada, se pusieran hombro con hombro, muy pegaditos, tendríamos un paseo de cuatro kilómetros por la más macabra de las orillas viendo los cadáveres de los algo más de sietemil españoles que hasta ahora no han soportado el embate de esta maldita enfermedad. Dicen que la gripe mata a mas o menos la mismas personas en una año, lo repiten los ilusos como un mantra de la estupidez, pero esta enfermedad ha logrado los mismos números en solo tres semanas. Por favor, se que el texto no es el más propicio para la esperanza, pero es que ahora lo que toca es luchar sin olvidar la esperanza, quedarse en casa, ser responsables y olvidar el Nopasanadismo. YO ME QUEDO EN CASA

La fotografía, datada aproximadamente en 1892, es de una montaña de huesos de bisontes que espera ser molido para hacer fertilizante. Siento el tremendismo, pero para entender con la fuerza que tenemos que luchar hay que ponerle cara al asunto, aunque sea con huesos de bisonte.

Imagen: La imagen ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como dominio público. Se enlaza la fuente original donde aparecen todos los datos de la imagen: https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=13270398

1 comentario:

  1. Excelente Camus y excelente tu aporte y reflexión para este momento. Gracias, yo me quedo en casa

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