miércoles, 25 de marzo de 2020

Ser o no ser Carole Lombard



En 1936, Carole Lombard dio la campanada con una estupenda comedia titulada "Al servicio de las damas" (Gregory La Cava), sin duda una de las peliculas más exitosas y vistas en los años 30 y que confirmaba a la actriz como una de las estrellas más luminosas de la época. Su maravilloso porte y elegancia la hizo acreedora de títulos como el de "La reina de la elegancia", una etiqueta con la que no se mostraba especialmente complacida, pues ambicionaba ser reconocida por otros méritos. Así, cuando en una entrevista realizada en aquel año por Walt Seather, este le preguntaba sobre con qué título se sentiría  realmente a gusto, la actriz que al año siguiente seria "La reina de Nueva York" contestaba así:

"Pues,  si  me  dieran  a elegir,  quisiera  ser la mejor actriz del mundo,  pero sin el  título.  ¿Para qué  quiero yo el  titulito?  La cuestión  está  en  serlo,  no  en  que  se  lo llamen  a  una, ni  siquiera  en  parecerlo. Mi  primer  ideal  es que  me  conocieran todos por la calidad de mi trabajo,  antes que por mi belleza (que no soy yo  la llamada  a  juzgar),  ni  por  mi  elegancia,  ni por  los  cuentos  lanzados  por  los  departamentos  de publicidad.  Y  tanto  me  importa así, que   el  día que empiece a envejecer,  me gustaría  poder  seguir trabajando en el cine,  sin que nadie pensara en mi fracaso.  Es decir,  haciendo siempre papeles proporcionados a  mi edad  en cada momento,  sin pensar en seguir siendo, como muchas,  una pollita de quince años,  a  los sesenta.  Y  tengo  confianza en  lograrlo.  A  la  edad  citada,  espero  seguir trabajando  para  el  cine,  con  tanto  éxito como  hoy.  ¿Por  qué  hemos  de pasar?  Ya lo sé:  Pasamos porque el  público se acostumbra demasiado  a vernos por una lente única,  bajo una  forma única,  bajo la cual  nos  clasifican  y  califican.  Si  cambiamos,  en  nuestro  nombre,  en  nuestro  aspecto físico, en  nuestra manera de  trabajar,  se piensa al  instante en que ya no somos  los  mismos,  y  se  nos  abandona.  Para  evitar  eso,  he  procurado siempre  no ajustarme  a  un  patrón  único en  la interpretación  de mis  papeles,  ni  el  carácter  de  éstos,  para que  así el  mundo espectador  me  conozca bajo varios aspectos,  y  no se extrañe el día que se  presenten a  él, forzadamente, nuevas  facetas de  mi manera de ser"  (Revista Popular Film - Sept 1936)

No tuvo esa suerte, ni ella que tenía todas las papeletas para brillar aún mucho más, ni todos nosotros que la habríamos disfrutado. Poco después de casarse con Clark Gable, con el que formaba una de las parejas más glamourosas de Hollywood y de rodar, la que seguramente es su mejor película "Ser o no ser" (1942 - Ernst Lubitsch), donde daba vida a la esplendorosa Maria Tura, la actriz fallecía en un fatal accidente de aviación cuando viajaba para reencontarse con su marido después de promocionar la compra bonos de guerra. Curiosamente en esa última película se tuvo que eliminar en post-producción una linea de dialogo en la que la actriz preguntaba "¿Qué te puede pasar en un avión?" El presidente Roosevelt declaró que Caraole Lombard fue la primera mujer del país caída en la guerra y le concedieron la Medalla de la Libertad. Clark Gable, totalmente hundido entró en una profunda depresión que le llevó a enrolarse en el ejercito.

Imagen: La fotografía esta tomada de los fondos de la sensacional página Doctor Macro, de la que hemos recibido consentimiento expreso para el uso de sus fondos en esta página:
https://www.doctormacro.com/Images/Lombard,%20Carole/Annex/NRFPT/Annex%20-%20Lombard,%20Carole_NRFPT_16.jpg

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