¡Venid pronto, estoy bebiendo las estrellas!
Eso cuenta la leyenda que dijo el monje benedictino Dom Pierre Pérignon cuando probó por primera vez aquel vino repleto de unas juguetonas burbujas que eran resultado del novedoso método de fermentación ideado por él y conocido como "méthode champenoise". Había nacido el Champagne. No cabe duda que además, Dom Perignon hubiese sido un gran publicista. Eso de beberse las estrellas tiene su gancho.
Tenía treinta añitos el monje cuando en 1868 hizo su chispeante descubrimiento, y hasta su muerte, 47 años después, se dedicó al cuidado del sótano de la Abadía de Hautvilliers donde se guardaba la producción del espumoso vino. No era muy común alcanzar la edad de 77 años en aquella época. Puede que la dieta a base de estrellas le ayudara.
En la fotografía podemos ver el monumento que la casa Möet & Chandon, a la que pertenece el famoso Champagne "Dom Perignon", le dedica al monje en su sede de Épernay, localidad junto a la cual se ubicaba la abadía donde se creó.
Imagen: La imagen, modificada ligeramente, ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Publico. Se enlaza la fuente original donde aparecen todos los datos de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Epernay-Moet02.JPG
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