

lunes, 22 de marzo de 2021
El secreto de "la mirada" de Lauren Bacall

domingo, 21 de marzo de 2021
El poder de la mujer según Tolstoi - Fragmento de "La sonata a Kreutzer"
"—¿Se ha hecho usted cargo de que sólo de esto dimana ese poder de las mujeres, bajo el cual padece el mundo?
—¿Cómo, el poder de las mujeres? —dije yo—. ¡Si los derechos están principalmente del lado de los hombres!
—¡Si, sí, eso precisamente! —me interrumpió—. Eso es lo que yo quiero decir, y lo que explica el fenómeno extraordinario de que por un lado la mujer se vea reducida al último grado de humillación, y que por otro que impere. Así como los judíos con el poder del dinero se vengan de su servidumbre, así hacen las mujeres. «¡Ah! ¿Queréis que no seamos más que mercaderes? Como mercaderes, nos haremos dueños de vosotros», dicen los judíos. «¡Ah! ¿Queréis que no seamos más que objetos de sensualidad? Muy bien. Mediante la sensualidad, os doblegaremos bajo nuestro yugo», dicen las mujeres. La falta de derechos de la mujer no consiste en no poder votar o ser juez. Cosas que tampoco constituyen un derecho, sino en que no es igual al hombre en sus relaciones sexuales, en que no tiene el derecho de usar del hombre y abstenerse de él, el derecho de elegirlo, en vez de ser elegida. Dice usted que eso sería abominable. ¡Bueno! Entonces que tampoco el hombre tenga esos derechos. Pero el caso es que ahora la mujer está privada de este derecho que tiene el hombre. Y entonces, para compensar esta falta de derecho, actúa sobre la sensualidad del hombre, lo subyuga por la sensualidad, de modo que él sólo elige formalmente, pero en realidad quien elige es la mujer. Una vez en posesión de sus recursos, abusa de ellos y adquiere un poder terrible.
—Pero ¿en dónde ve usted ese poder excepcional?
—¿En dónde? Pues en lo que quiera, en todo. Visite usted las tiendas de una gran ciudad. Allí hay millones y millones; allí es imposible estimar la enorme suma de trabajo que se consume. ¿Hay algo para uso de los hombres en las nueve décimas partes de esas tiendas? Todo el lujo de la vida es exigido y sostenido por la mujer. Examine usted las fábricas. La mayoría producen adornos inútiles: coches, muebles, juguetes para la mujer. Millones de hombres, generaciones de esclavos, mueren destrozados por aquellos trabajos forzados, tan sólo por los caprichos de las mujeres. Las mujeres, a modo de soberanas, guardan como esclavos sujetos a un duro trabajo a las nueve décimas partes del género humano. Y todo porque se las ha humillado, privándolas de derechos iguales a los nuestros. Y entonces se vengan explotando nuestra sensualidad y atrapándonos en sus redes. Sí, a eso se reduce todo. Las mujeres se han transformado a sí mismas en un arma tal para dominar los sentidos, que un hombre ya no puede permanecer sereno en su presencia. En el momento en que un hombre se acerca a la mujer, inmediatamente queda bajo el influjo de ese opio y pierde la cabeza. Desde hace mucho me sentía yo desasosegado cuando veía una señora bien aderezada, en traje de baile, pero ahora esa vista me causa pura y simplemente terror. Veo algo peligroso para los hombres, algo contrario a las leyes, y me dan tentaciones de llamar a un guardia, de pedir protección contra el peligro, de reclamar que se quite de en medio aquel objeto peligroso. Usted se ríe —me gritó—, pero el asunto no tiene nada de gracioso. Estoy seguro que ha de venir un día —y quizá no esté lejos— en que se asombrará la gente de que haya podido existir una sociedad donde se permitan hechos tan atentatorios contra la tranquilidad pública como el de adornarse el cuerpo de la manera que se les permite a las mujeres para provocar la sensualidad de los hombres. Es lo mismo que poner trampas a lo largo de las vías públicas o en los paseos. ¡No!, es peor. ¿Por qué se prohíben los juegos de azar y no se prohíben las mujeres especialmente ataviadas para excitar a los hombres? Son mil veces más peligrosas."
Soy consciente de que el texto puede molestar al algunas personas, pero no deja de ser muy interesante y puede dar lugar a muchas reflexiones. El fragmento pertenece a "La sonata de Kreutzer" obra de León Tolstói publicada en 1889. Tómenlo como una reflexión sobre una determinada época y forma de pensar con la que como defensor de la más rotunda igualdad entre sexos tengo mis discrepancias. La foto es de Joan Crawford en la película Letty Lynton (1932 - Clarence Brown)
Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original
sábado, 20 de marzo de 2021
Fragmento de "Rayuela" (1963 - Julio Cortázar)
viernes, 19 de marzo de 2021
El jazz según Chet Baker
"Es estúpido decir que los negros crearon el jazz. Cualquier blanco puede tocar jazz. El jazz ha sido el resultado de una aportación típicamente americana. Cada uno improvisaba, con una flauta de pastor o en una iglesia. Nada en el mundo es tan tajante. Desde el momento en el que el jazz se implantó en Nueva Orleáns, había músicos por todos lados, que tocaban igual que los negros. Estos últimos alcanzaron la fama a pesar de ellos. Todo el problema viene de la palabra “jazz”. No me gusta esta palabra. Es demasiado restrictiva. La música es la música. Chopin también improvisaba..."
"Hay gente que se pasa la vida distinguiendo lo que es jazz y lo que no lo es. Como si la belleza necesitara etiquetas. Se puede tocar admirablemente bien por detrás del tempo. Y puede ser bello. La música clásica y el jazz no coinciden en los medios pero si en los fines: crear una música que sea bella. El primer trompeta de la orquesta filarmónica de Nueva York que tocará a Stravinski, tocará lo mismo durante seis meses y, sin embargo, siempre será diferente. Nosotros, no tocamos nunca lo mismo pero explotamos la misma idea hasta agotarla."
"Me da la sensación de que la mayoría de la gente se deja impresionar sólo con tres cosas: la rapidez con la que toques, los agudos que consigas y la fuerza y el volumen que le saques al instrumento. A mí eso me resulta un tanto exasperante, pero ahora tengo mucha más experiencia y he llegado a entender que seguramente ni siquiera el dos por ciento del público sabe oír como es debido. Cuando digo oír me refiero a la capacidad de seguir a un trompetista y discernir sus ideas, así como entender esas ideas en relación con los cambios, si es que los cambios son modernos de verdad"
“Creo que los músicos de hoy llevan cien años de ventaja sobre la gente que escucha música. Espero que ese foso que les separa no se agrande más. Es cuestión de oído y de capacidad para comprender lo que es la música. Me parece que la mayoría de las personas no quieren tomarse el tiempo necesario para informarse: quiere ser golpeada en la cabeza por los baterías de rock y no le interesa tanto pensar en la música. Posiblemente por esta razón el jazz puede ser pronto un arte perdido”
Son palabras del admirado trompetista y cantante Chet Baker, un jazzista cool que una vez tuvo una imagen parecida a la de James Dean, una personalidad y talento a la trompeta comparable al de Bix Beiderbecke y una voz aterciopelada y suave como la de Frank Sinatra, aunque evidentemente más ambigua y con otros matices. Era una combinación perfecta que una vez más fue destrozada por el demonio de las drogas, una plaga que hizo verdaderos estragos en toda una generación de grandiosos músicos de jazz.
"But not for me".... Una de sus maravillas
Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original
jueves, 18 de marzo de 2021
Wilhelm Furtwängler y el nazismo
“El arte no tiene nada que ver con mercados de consumo, doctrinas, democracia, comunismo, etc. No tiene nada que ver con el odio entre los pueblos, sea cual sea la razón, el lugar y el modo en que aparezca”.
"Yo sabía que Alemania se encontraba en una terrible crisis; me sentía responsable por la música alemana, y que era mi misión el sobrevivir a esta crisis, del modo que se pudiera. La preocupación de que mi arte fuera mal usado como propaganda ha de ceder a la gran preocupación de que la música alemana debía ser preservada, que la música debía ser ofrecida al pueblo alemán por sus propios músicos. Este público, compatriota de Bach y Beethoven, de Mozart y Schubert, aun teniendo que vivir bajo el control de un régimen obsesionado con la guerra total. Nadie que no haya vivido aquí en aquellos días posiblemente pueda juzgar cómo eran las cosas. ¿Acaso Thomas Mann [quien fue crítico de las acciones de Furtwängler] realmente cree que en la Alemania de Himmler a uno no le debería ser permitido tocar a Beethoven? Quizás no lo haya notado, pues la gente lo necesitaba más que nunca, nunca antes anhelaba tanto oír a Beethoven y a su mensaje de libertad y amor humano, que precisamente estos alemanes, que vivieron bajo el terror de Himmler. No me pesa haberme quedado con ellos"
Ciertamente Furtwängler siempre rechazó dar el saludo nazi, e incluso hay grabaciones en las que se le observa limpiando su mano después de dársela a Goebbels, y que su rechazo al Partido Nacionalsocialista prevaleció hasta su muerte. El director defendió a muerte a algunos componentes judíos de su orquesta impidiendo que marcharan a campos de concentración, manteniéndolos a salvo en el seno de la Filarmónica de Berlín. A pesar de ello y tras la guerra, algunas figuras judías de la música como Arthur Rubinstein o Vladimir Horowitz se negaron a tocar con él. Otros como Bruno Walter, Nathan Milstein, Sergiu Celibidache, Ernest Ansermet, o su secretaria judía Berta Geissmar lo defendieron siempre. Curioso es el caso de Yehudi Menuhin que en un principio se negó a tocar con él pero que después de realizar una investigación personal sobre Furtwängler se convirtió en un abierto defensor de la figura del director alemán.
miércoles, 17 de marzo de 2021
La Venus de Frejus: La Miss camiseta mojada de los griegos
Muchísimo tiempo antes de que Bo Derek se pusiera de cuclillas en la playa con su traje mojado, ciñendo y transparentando sus exuberantes redondeces o de que se pusieran de moda los concursos de miss camiseta mojada, los griegos ya sabían de las calenturientas consecuencias de mostrar el cuerpo de una mujer con sus ropas empapadas, un efecto que lograron trasladar de manera muy realista a la escultura, un arte en el que eran capaces de lograr lo aparentemente imposible. El primero en esculpir una maravilla de este tipo fue Fidias con su novedosa técnica de "paño mojado", con un éxito tal que después fueron legión los que le imitaron en aquella sugerente forma de tratar las ropas.
La Venus Genetrix que encabeza el artículo lleva el sobrenombre de Frejus por ser ésta la localidad del sur francés en la que apareció en el año 1650. Tiene una altura de 1'65 metros y es una copia romana del siglo I a.C tallada en mármol y basada en una escultura griega de bronce del siglo V a.C. obra de Alcamenes y según otros de Calímacos. Hay que tener en cuenta que en la correspondencia entre dioses romanos y griegos, a Venus le corresponde Afrodita, por lo que también esta escultura puede ser conocida por tal nombre.
Las reproducciones posteriores adoptaron el nombre de "Venus de los jardines" por la gran cantidad de copias que se realizaron en época romana y lo habitual que era encontrar alguna de ellas en los jardines de las lujosas villas y palacios de las familias bien acomodadas. La manzana que lleva en su mano derecha es la famosa "manzana de la discordia" que Venus ganó como la más bella de las mujeres en dura competencia con Hera y Atenea tras "el juicio de Paris" en el que bien pudiera ser este el primer concurso de mises de la historia. Pero esa es una jugosa historia que contaremos en otra ocasión. Actualmente la Venus de Frejus se exhibe en el Museo del Louvre de Paris.
Imágenes: De Wikimedia Commons - Imagen 1 - (CC BY 4.0) - Imagen 2 - (CC0)
martes, 16 de marzo de 2021
Psicosis y los temores de Janet Leigh a pasar por la ducha
lunes, 15 de marzo de 2021
Clarice Lispector: "Pertenecer"
"Un amigo mío, médico, me aseguró que desde la cuna el niño siente el ambiente, el niño quiere: en él el ser humano desde la cuna ya comenzó. Estoy segura de que en la cuna mi primer deseo fue el de pertenecer. Por motivos que ahora no importan, debía de estar siendo que no pertenecía a nada ni a nadie. Nací por nacer.
Ya en la cuna sentí esta hambre humana y ha seguido acompañándome toda la vida, como si fuese un destino. Hasta el punto de que mi corazón se contrae de envidia y de deseo cuando veo a una monja: ella pertenece a Dios.
Precisamente porque es tan fuerte en mí el hambre de entregarme a algo o a alguien me volví bastante arisca: tengo miedo de revelar cuánto lo necesito y lo pobre que soy. Sí, lo soy, muy pobre. Solo tengo un cuerpo y un alma. Y necesito más que eso. Quién sabe si empecé a escribir tan pronto porque, al escribir, por lo menos me pertenecía un poco a mí misma, aunque eso sea solo un triste facsímil.
Con el tiempo, sobre todo en los últimos años, he perdido la capacidad de ser persona. Ya no sé cómo se hace. Y una forma nueva de la “soledad de no pertenecer” ha empezado a invadirme como la hiedra de un muro.
Si mi deseo más antiguo es el de pertenecer, ¿por qué entonces nunca he formado parte de clubes o de asociaciones? Porque no es eso a lo que yo llamo pertenecer. Lo que yo quisiera, y no consigo, es por ejemplo que todo lo que de bueno surgiese en mi interior pudiese entregarlo a aquello a lo que perteneciese. Incluso mis alegrías, qué solitarias son a veces. Y una alegría solitaria puede volverse patética. Es como quedarse con un regalo envuelto en papel bonito en las manos y no tener a quién decirle: toma, es tuyo, ¡ábrelo! Como no quiero verme en situaciones patéticas y, por una especie de contención, evito el tono de tragedia, raramente envuelvo con papel de regalo mis sentimientos.
Pertenecer no resulta solo de ser débil y de necesitar unirse a algo o a alguien más fuerte. Muchas veces mi intenso deseo de pertenecer surge de mi propia fuerza, quiero pertenecer para que mi fuerza no sea inútil y haga más fuerte a una persona o a una cosa.
Aunque tengo una alegría: pertenezco, por ejemplo, a mi país, y como millones de otras personas pertenezco tanto a él que soy brasileña. Y yo que, muy sinceramente, nunca he deseado o desearé la popularidad -soy demasiado individualista para poder soportar la invasión de la que es víctima una persona popular-, me siento sin embargo feliz de pertenecer a la literatura brasileña por motivos que no tienen nada que ver con la literatura, porque ni siquiera soy una literata o una intelectual. Soy feliz solo por ‘formar parte’.
Casi consigo visualizarme en la cuna, casi consigo reproducir en mí la vaga y sin embargo permanente sensación de necesitar pertenecer. Por motivos que ni siquiera mi madre o mi padre pudieron controlar, nací y me quedé así: nacida.
Sin embargo fui planeada para nacer de una manera tan bonita. Mi madre ya estaba enferma, y, según una superstición bastante extendida, se creía que tener un hijo curaba a las mujeres de una enfermedad. Entonces fui deliberadamente creada: con amor y con esperanza. Pero no curé a mi madre. Y hasta hoy siento la carga de esta culpa: me hicieron para una misión determinada y fallé. Como si contasen conmigo en las trincheras de una guerra y hubiese desertado. Sé que mis padres me perdonaron haber nacido en vano y haber traicionado su gran esperanza. Pero yo, yo no me lo perdono. Desearía que simplemente se hubiese producido un milagro: nacer yo y curar a mi madre. Entonces sí: habría pertenecido a mi padre y a mi madre. No podía confiar a nadie esa especie de soledad de no pertenecer porque, como un desertor, mantenía el secreto de una huida que por vergüenza no podía ser conocido.
La vida me ha hecho de vez en cuando pertenecer, como si lo hiciese para darme la medida de lo que pierdo cuando no pertenezco. Y entonces lo supe: pertenecer es vivir. Lo sentí con la sed de quien está en el desierto y bebe con ansia los últimos tragos de agua de una cantimplora. Y después la sed vuelve y camino realmente por el desierto."
Este ensayo, titulado "Pertenecer", es obra de Clarice Lispector una escritora, novelista y periodista brasileña de origen ucraniano (se llamaba en realidad Chaya Pinjasovna Lispector). Llegó a Brasil con tan solo 2 meses y de este país tomó la nacionalidad y la lengua para sus obras. El texto se publicó en el Jornal do Brasil el 15 de junio de 1968 y ha sido recogido por ejemplo en el libro "Aprendiendo a vivir" que no es sino una selección de sus crónicas publicadas en ese periódico entre septiembre de 1967 y diciembre de 1973. Clarice Lispector, arriba retratada por Maureen Bisilliat en 1969, parecía tener un "no-estilo" que la hacía incalificable, algo que no le impidió convertirse en una de las escritoras más influyentes del pasado siglo XX. Murió en 1977 con tan solo 56 años.
Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
domingo, 14 de marzo de 2021
De cuando Orson Welles "dividía" en dos a Rita Hayworth
Más allá del cine, la gran pasión de Orson Welles era la magia. Desde pequeño fue un gran aficionado que no dejó nunca de perfeccionarse en el arte del ilusionismo, no solo con trucos de cartas o monedas, sino que incluso llegó a atreverse con desapariciones de personas o a dividirlas por la mitad. Pertenecía a la Hermandad Internacional de Magos y a la Sociedad de Magos Americanos y siempre estaba a la búsqueda de nuevos trucos que desplegaba en sus frecuentes actuaciones como ilusionista. Estas habilidades las usó por ejemplo durante la Segunda Guerra Mundial en las que entretenía a las tropas junto con otras estrellas de Hollywood, encargándose de poner el puntito de ilusión y magia al glamour que otras figuras. Fue una etapa de la que hay fotos de Marlene Dietrich, decidida animadora de los soldados americanos, ayudándole en sus actuaciones.
Su truco preferido era el de dividir una persona por la mitad y cuando se casó con Rita Hayworth encontró a la partenaire perfecta para que el público tuviera los ojos bien atentos a sus trucos. Orson Welles era consciente de que la publicidad había bombardeado a todos con un slogan que posiblemente sea totalmente cierto: "Nunca habrá una mujer como Gilda", pero el mago se empeñó en demostrar que, de alguna manera, él podía conseguir que hubieran dos dividiendo a Rita Hayworth por la mitad. La actuación era todo un éxito, pero la Columbia, estudios para los que trabajaba la actriz, no entendían la seguridad y sencillez del truco realizado por Welles con su esposa, e intentando proteger la integridad de la estrella que tanto dinero les había reportado con Gilda, le prohibieron taxativamente que volviera a someterse a tan arriesgada práctica de magia.
El último truco que Welles logró con Rita Hayworth, ahora si con la aquiescencia de la Columbia, fue cortarle el pelo y teñirla de rubio, para que nos siguiera deslumbrando en esa maravilla que es "La dama de Shanghai" (1947) en la que Orson era el director y uno de los actores principales (fotos de inicio y final), al fin y al cabo, el cine también es magia.
Un pequeño truco de Orson Welles:
Imágenes: Imagen 1 e Imagen 3 son Cortesía de Doctor Macro - Imagen 2: De Flickr (John Irving) - (CC BY-NC-SA 2.0)
sábado, 13 de marzo de 2021
Erich Fromm Vs Pink Floyd: "Another brick in the wall"
"Si soy como todos los demás, si no tengo sentimientos o pensamientos que me hagan diferente, si me adapto en las costumbres, las ropas, las ideas, al patrón del grupo, estoy salvado; salvado de la temible experiencia de la soledad. Los sistemas dictatoriales utilizan amenazas y el terror para inducir esta conformidad; los países democráticos, la sugestión y la propaganda."
La frase es de Erich Fromm. Leyéndola se viene a la mente los andares acompasados de los alumnos de "The Wall" (1979 - Pink Floyd), todos a la vez sin que desentonara uno de ellos, igual que andaban los trabajadores de Metrópolis. Supongo que es buen complemento a la frasecita de Fromm aquella canción precisamente de "The Wall": "Another brick in the wall", porque como dice su letra, a pesar de las supuestas diferencias: "A fin de cuentas, solo eres otro ladrillo en la pared"
Imagen: De Flickr - Valgall - (CC BY-SA 2.0) - Fuente Original
viernes, 12 de marzo de 2021
Trópico de Capricornio (fragmento) - Henry Miller
"Sentía lástima de la raza humana, de la estupidez del hombre y de su falta de imaginación (…) Todas aquellas malditas casas, una tras otra, todas, y todas tan vacías y tan tristes. Magníficos adoquines bajo los pies y asfalto en la calzada y escaleras de una elegancia bella y horrenda para subir a las casas, y sin embargo, un tipo podía caminar de un lado para otro todo el día y toda la noche sobre esos costosos materiales y estar buscando un mendrugo de pan. Eso era lo que me mataba. Su incongruencia. Si por lo menos pudiera uno salir con una campanilla y gritar: Escuchen, escuchen, señores, soy un tipo hambriento. ¿Quién quiere que le lustren los zapatos? ¿Quién quiere que le saquen la basura? ¿Quién quiere que le limpien las tuberías? Si por los menos pudieses salir a la calle y expresárselos así de claro. Pero no, no te atreves a abrir el pico. Si le dices a un tipo en la calle que estás hambriento, le das un susto de muerte y corre como alma que lleva el diablo. Eso es algo que nunca he entendido. Y sigo sin entenderlo. Todo es tan sencillo: basta con que digas Sí, cuando alguien se te acerque. Y si no puedes decir Sí, cógelo del brazo y pide a algún otro tipo que te ayude. La razón por la que tienes que ponerte un uniforme y matar a un hombre que no conoces, simplemente para conseguir un mendrugo de pan, es un misterio para mí. En eso es en lo que pienso, más que en la boca que se lo traga o en lo que cuesta. ¿Por qué cojones ha de importarme lo que cuesta una cosa? Estoy aquí para vivir, no para calcular…"
El fragmento pertenece a "Trópico de Capricornio" novela del escritor estadounidense Henry Miller publicada en 1938.
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
jueves, 11 de marzo de 2021
"No volveré a ser joven" - Jaime Gil de Biedma
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
El poema "No volveré a ser joven" es obra del poeta español Jaime Gil de Biedma y aparece en la obra "Poemas póstumos" (1968). Para ilustrar el poema hemos escogido la obra "El viejo guitarrista ciego", pintado por Picasso entre 1903 y 1904, durante su Periodo azul. Actualmente se expone en Art Institute de Chicago.
De propina añado algunas frases del autor del poema:
"Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema..."
"Para saber de amor, para aprenderle, haber estado solo es necesario."
"Los misterios del amor son del alma, pero un cuerpo es el libro en que se leen".
"Morir en paz, los dos, como dicen que mueren los que han amado mucho".
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0)
miércoles, 10 de marzo de 2021
Ingmar Bergman y los Premios
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
martes, 9 de marzo de 2021
"El toque Lubitsch": El sello de un maestro
lunes, 8 de marzo de 2021
Antonio Machado por él mismo
"En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa."
sábado, 6 de marzo de 2021
"La Bruja" - Karl Cauer
"Era noche cerrada, tan cerrada que apenas se distinguía la carretera y estuve varias veces a punto de tropezar y caer en la cuneta. Desde el puesto de arbitrios hasta mi casa hay cerca de un kilómetro, tal vez un poco más, o sea veinte minutos de marcha lenta. Sería la una o la una y media de la madrugada; se aclaró un poco el firmamento y surgió delante de mí la luna, en su triste cuarto menguante. La media luna del primer cuarto, es decir, la que aparece a las cuatro o cinco de la tarde, es brillante, alegre, plateada; pero la que se levanta después de la medianoche es rojiza, triste, inquietante; es la verdadera media luna del día de las brujas"
Fragmento del cuento "¿Quién sabe?" (1890) - Guy de Maupassant
"Entre las mujeres a las que la Iglesia consideraba "brujas" estaban las que tenían estudios, las sacerdotisas, las gitanas, las místicas, las amantes de la naturaleza, las que recogían hierbas medicinales, y "cualquier mujer sospechosamente interesada por el mundo natural".
Fragmento de "El código Da Vinci" (2003) - Dan Brown
Esta estupenda escultura que hoy traemos al blog es "La Bruja" (1874), obra del escultor alemán Carl Cauer (1828 - 1885) que se expone en la Alte Nationalgalerie de Berlín.
Imágenes: Todas de Wikimedia Commons - Imagen 1 (CC0) - Imagen 2 - Imagen 3 - Imagen 4 (CC BY 3.0)
Palabra de Cine: "La ley del silencio" (Elia Kazan - 1954)
viernes, 5 de marzo de 2021
Los problemas de Santa Teresa de Jesús con las aduanas
Durante no pocos años, nuestra Santa Teresa de Jesús (nacida Teresa de Cepeda y Ahumada), tuvo mucha mano en los asuntos de Estado y me explico, siempre se creyó que era el brazo de Santa Teresa la reliquia que daba soporte y fuerza espiritual a Franco, pero en realidad la parte de la Santa que hacía esta función durante casi 40 años fue su mano incorrupta, una reliquia que viajaba con él y que al parecer solía tener muy cerca en momentos delicados.
Pero la anécdota que queremos contar, un tanto surrealista a decir verdad, se refiere al famoso brazo de Santa Teresa, ese que está custodiado en una urna de cristal en el convento carmelita de Alba de Tormes (Salamanca). El caso es que en tiempos en que todavía vivía Franco, las Carmelitas que custodiaban el brazo tuvieron que hacer una visita de cortesía a sus hermanas de la Congregación de Nueva York y decidieron llevar en el equipaje el famoso brazo para que pudiera ser admirado y venerado por sus hermanas, pero claro, había que pasar la aduana e inevitablemente llegó el momento en que preguntaron a las monjas el obligado ¿Algo que declarar? Evidentemente las monjitas no podían mentir y le mostraron tímidamente al guardia de aduanas el relicario con el preciado brazo dentro. Me imagino la cara de sorpresa de este buen hombre preguntando ¿Y esto qué es? A lo que la respuesta no podía ser otra que "El brazo incorrupto de Santa Teresa". El agente se vio sorprendido. pero digamos que no sobrepasado por aquella situación, y si bien tenía claro que no iba a requisar la reliquia, también tenía claro que aquel objeto no podía pasar por su puesto sin pagar el canon correspondiente. Buscó en su listado intentando hallar algún epígrafe que cuadrara, y ante la inexistencia de una entrada que nombrara "reliquias religiosas" o "brazos incorruptos" tomó el camino de en medio y buscó lo que más se aproximase, incluyendo a la reliquia de la Santa en el concepto de "salazones y pesca salada", que es como figuró en el permiso de importación temporal. Lo que ya no sabemos es si llegó a enterarse Franco de este atropello hacia su venerada Santa, ni cuál fue el destino de este agente de aduanas tan "resalao".
En la fotografía de cabecera se puede ver un fragmento de la obra "Santa Teresa", un cuadro que François Gerard dedicó a la Santa en 1827 y que actualmente se expone en Enfermería Marie Thérèse de París.
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
jueves, 4 de marzo de 2021
Beethoven y su Séptima Sinfonía
miércoles, 3 de marzo de 2021
John Wayne, Susan Hayward y la bomba atómica
En la historia del cine hay un ramillete de películas que, si se tiene en cuenta el destino posterior que sufrieron algunos de sus protagonistas, bien podría decirse que están malditas. Este podría ser el caso de “Rebelde sin causa” o de “Vidas Rebeldes”, películas de las que ya hablaremos en otra ocasión; hoy nos centraremos en una película no muy conocida pero cuyo rodaje fue determinante en la vida y muerte de un buen puñado de grandes profesionales del cine, nos referimos a “El conquistador de Mongolia” (The Conqueror - Dick Powell - 1956), un film sobre la vida de Ghengis Khan, que curiosamente fue encarnado por John Wayne, tal y como podemos verlo en la foto de la derecha junto a Susan Hayward.
Más allá del bigotillo y ese casco que luce John Wayne, la película se considera maldita por el hecho de que de las 220 personas que trabajaron directamente en la misma, murieron de cáncer nada más y nada menos que 91 de ellos. La razón es mucho más sencilla que una posible maldición de Gengis Khan por ver a John Wayne de tal guisa. El encargado de buscar localizaciones para la película, que se ambientaba en el desierto de Utah, no tuvo mejor idea que ubicar el rodaje a muy poca distancia de la llanura de Yucca donde un año antes se habían realizado varias pruebas nucleares. En la época incluso los actores bromeaban con el asunto y existen fotos de John Wayne posando con un contador Geiger, aunque evidentemente todavía los conocimientos sobre los efectos a largo plazo de la exposición a la radiación eran escasos y no muy fiables, por lo que no daban la importancia debida a aquella anomalía.
El caso es que, del reparto de esta superproducción de la RKO, su proyecto más caro hasta la fecha (y un absoluto fracaso comercial) fallecieron de cáncer entre otros, John Wayne, Susan Hayward, Agnes Moorehead, Pedro Armendariz (este se suicidó tras serle diagnosticado el cáncer) y el director Dick Powell, amén de otros 86 profesionales de menos renombre. Y el caso es que no solo afectó a los actores y miembros del equipo de rodaje, sino que de forma colateral la radiación también dejó su semilla en los familiares que pasaban de visita y a curiosear por el lugar de filmación, como es el caso de Michael, hijo John Wayne o del hermano de este, Patrick, o del hijo de Susan Hayward que desarrollaron también diversos tipos de cáncer.
Una de las actrices, Jeanne Gerson, llegó a denunciar al Gobierno de Estados Unidos por no señalizar los peligros que presentaba la zona, afirmando en su denuncia que los terrenos en los que se filmó la película estaban contaminados por los vientos que llevaron hasta el lugar partículas atómicas procedentes de las explosiones nucleares. Para colmo de males, el productor del filme, Howard Hughes, el famoso “aviador”, multimillonario y productor, cuando llegó la hora de rodar en estudio se llevó 60 toneladas de arena contaminada para recrear el ambiente de la película con toda exactitud.
La película, finalmente resultó todo un fiasco. A John Wayne por ejemplo le otorgaron el premio “Golden Turkey Award” a la peor actuación del año (no iban descaminados, no). Por otra parte, el descalabro económico fue tan desorbitado que motivó la retirada del mundo del cine del todopoderoso Howard Hugues quien llegó incluso a vender su productora, la prestigiosa RKO. Un año después volvió a hacerse con los derechos de la película, pero con la exclusiva intención de prohibir su visionado, algo que consiguió mientras que vivió, de modo que no volvimos a ver el ridículo bigotillo que le pusieron a Wayne, hasta 17 años después de la muerte de Hughes, cuando la Universal se hizo con los derechos del film para su exhibición en la televisión.
Imágenes: De Wikimedia Commons (CC0) Imagen 1 - Cortesía de Doctor Macro Imagen 2 e Imagen 3
martes, 2 de marzo de 2021
Michael Caine y la diferencia entre los patos y los patosos
"Sé como un pato. Mantén la calma en la superficie, pero rema como un loco por debajo"
Son palabras de Michael Caine, que sabía muy bien lo difícil que es actuar sin que se note, lograr aparentar naturalidad ante las cámaras, único modo de acercarse a la verdad del personaje. Al respecto del arte de la actuación decía:
“La diferencia entre una estrella de cine y un actor de cine es esta: una estrella de cine piensa “¿Cómo puedo cambiar el guion para que el personaje se parezca a mi?, y un actor piensa “¿Cómo puedo cambiar yo para conseguir parecerme al personaje del guion”
El actor, que en realidad se llama Maurice Joseph Micklewhite y al que últimamente vemos cada vez menos en la pantalla, la más reciente en "Tennet" (2020 - Chritopher Nolan), nos ha regalado algunas interpretaciones memorables, baste recordar su actuación en en aquel esplendoroso duelo actoral que sostuvo con Laurence Olivier en "La huella" (Mankiewicz - 1972), y a pesar de ello, nunca ha ganado el Oscar al mejor actor principal, teniendo que conformarse (que tampoco esta mal) con dos Premios Oscar como mejor actor de reparto, uno por su papel en "Hannah y sus hermanas" (1987 - Woody Allen) y otro por "Las normas de la casa de la sidra" (1999 - Lasse Hallström). Y es que aunque pueda parecer una boutade, los premios son importantes. En cierta ocasión dijo:
"Para mí ganar el Oscar supondría recibir más guiones sin manchas de café de otros actores."
Supongo que nunca sabremos los personajes a los que podría haber tenido acceso de haber ganado el Oscar al mejor actor principal, más allá de Alfred, el inmaculado criado de Batman, que por mucho que nos guste en el papel es muy poca cosa para su talento. El lo tenía muy claro:
"Primero elijo los grandes papeles, si no llegan, elijo los mediocres, si tampoco hay, hago aquellos que pagan el alquiler".... (un buen ejemplo podría ser la olvidable "Tiburón 4" en la que Caine solo tuvo el aliciente de los dólares recibidos)
En la fotografía aparece como Harry Palmer en "Ipcress" (1965- Sidney J. Furie).
Imagen: Tomada de Flickr donde aparece con licencia Creative Commons - (CC BY-NC-SA 2.0) - Fuente original.