Carta de Don Quijote a Dulcinea del Toboso
Soberana y alta señora:
El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo: si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo. Tuyo hasta la muerte,
El Caballero de la Triste Figura
La carta de este Don Quijote enamorado aparece en el primer tomo de sus aventuras y para ilustrarlo hemos elegido el óleo "Don Quijote y Sancho", un cuadro del pintor, caricaturista y grabador francés Honoré Daumier que tuvo fijación por la obra de Cervantes; nada menos que 29 pinturas y 41 dibujos dedicó al desfacedor de entuertos más famoso de La Mancha. Daumier, no tuvo mucho reconocimiento en vida, de hecho, más allá del recibido de Delacroix, Corot o Millet, era un pintor incomprendido y casi desconocido, puede que por ello Daumier se sintiera reflejado en nuestro Hidalgo al que consideraba un marginado idealista. Sus obras muchas veces parecen inacabadas, simplemente abocetadas; de hecho este Quijote suyo ni tan siquiera tiene rostro, podría ser cualquiera, el mismo incluso y se muestra, a pesar de su gallarda pose, enflaquecido en extremo, al igual que su caballo Rocinante, tanto que parecen estar deformados, como si de una caricatura se tratase, género al que Daumier dedicó muchos trabajos. Sancho Panza, en ese mismo terreno de la indefinición, es solo una pequeña sombra en el horizonte. La obra data de 1868 y se expone en la Neue Pinakothek de Munich.
Imagen: De Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
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