En la mítica "Casablanca" hay una escena en la que el Mayor Strasser (Conrad Veidt) se dirigía a Rick (Humphrey Bogart) y le preguntaba; ¿Cuál es su nacionalidad? y Rick se limitaba a contestarle: "Soy Borracho". Yo creo que Bogart era mucho más, pero no cabe duda de que tenía un hígado a prueba de bombas; de hecho mucho, antes de que Sinatra se abanderara como líder de esa pandilla de crápulillas que era el "Rat Pack", Bogart tuvo mucho que ver en su origen y por su puesto Bacall en su bautismo.
No me extenderé en la archiconocida historia del rodaje de "La Reina de África" en el que de todo el equipo de rodaje sólo Bogart y Huston se libraron de enfermar de disentería gracias a que las suficientes existencias de whisky disponibles les permitieron no probar para nada el agua del lugar. Pero para dar una idea de la querencia que tenía Bogart por remojar el gaznate sirva de anécdota aquella que cuenta que habiendo sido invitado Bogart a decir unas palabras durante la ceremonia de Pascua que había de celebrarse en el Hollywood Bowl, este no se presentó cuando llegó el momento indicado. Saltaron las alarmas y empezaron a buscarlo desesperadamente y por fortuna lo encontraron totalmente borracho en la casa de un amigo que vivía cerca de donde se celebraba el acto. Sus ropas olían a algo más que alcohol, así que después de acicalarlo medianamente se lo llevaron a toda prisa al recinto donde esperaban oírle. Es fácil que una persona serena haga de borracho pero que un borracho aparente dignamente a alguien sereno es algo que no enseñan ni en el Actor´s Studio. Allá que fue Bogart, se enfundó el mono de actor y recitó el Padrenuestro con tal intensidad y emoción que los presentes derramaban lágrimas a diestro y siniestro. Todo un exitazo. Cuando terminó, ya salvados los muebles y recibidas las felicitaciones, solo tuvo energías para decir mientras se retiraba: "¿Dónde puedo vomitar?".
Puede que fuera uno de esos malos días en los que se pierde un poco la medida, una pauta que Bogart parecía tener muy en cuenta según se desprende de las palabras que a este respecto le dedicó Nunnally Johnson, el famoso guionista de obras tan famosas como "Las uvas de la ira" o "La mujer del cuadro":
"Hay hombres afortunados que nacen con un llamémosle termostato alcohólico, en la frente lo que les permite beber con agradables y estimulantes resultados. Bogart era uno de ellos. Fijaba su termostato a mediodía, le echaba algo de whisky y permanecía en un delicioso y alegre estado todo el día, echándole nuevas dosis si era necesario"
Y es que a veces beber estilosamente puede ser toda una liturgia, una forma de vida en la que la propia vida se ve a través del vaso que uno se acerca constantemente a la boca, tanto que era el propio Bogart el que sentenciaba:
“No me fío de nadie que no beba, el mundo entero lleva tres copas de retraso.”
Y no era una frase dicha simplemente para provocar, era sin duda un pensamiento firme y central en su forma de entender el mundo. De hecho el periodista Joe Hyams, biógrafo de Bogart contaba:
"La primera vez que hablé con Bogie me preguntó qué quería beber. "Una Coca-Cola, por favor", dije. "¿No bebes?", preguntó Bogart, añadiendo ansiosamente: "¿Eres un alcohólico arrepentido?". "No", dije. "Es que nunca bebo". Metido tras el bar de su salón, aceptó mi afirmación sin comentarios, pero cuando salió con un vaso de whisky en la mano, dijo: "No confío en ningún bastardo que no beba... especialmente un periodista que fuma en pipa. Debes de tener algo que ocultar. Los que no beben es porque tienen miedo a revelarse tal como son. Además, no confío en ningún hombre que tenga más pelo que yo".
Tras manifestarse así, en una declaración que yo había de oír muchas veces en los años siguientes, regresó de nuevo al bar. Recogí la libreta y el lápiz, y me dirigí a la puerta. "¿Dónde vas?", preguntó Bogie. "¿Cómo vamos a iniciar una entrevista, si partimos de la base de que no confías en mi?", pregunté. "Yo no bebo y, desde luego, tengo más pelo en la cabeza que tú, pero eso ocurre con la mayoría de los hombres". Bogart meditó un momento. "Pues entonces vas a tener que trabajar muchísimo para que confíe en ti", dijo. Al final, diez años después, llegó a confiar en mí, pero le costó mucho tiempo. Incluso entonces, cuando iba a visitarle a su casa, hallándole a él ya muy enfermo, me llamaba "un parasito como todos los de la prensa".
Tras manifestarse así, en una declaración que yo había de oír muchas veces en los años siguientes, regresó de nuevo al bar. Recogí la libreta y el lápiz, y me dirigí a la puerta. "¿Dónde vas?", preguntó Bogie. "¿Cómo vamos a iniciar una entrevista, si partimos de la base de que no confías en mi?", pregunté. "Yo no bebo y, desde luego, tengo más pelo en la cabeza que tú, pero eso ocurre con la mayoría de los hombres". Bogart meditó un momento. "Pues entonces vas a tener que trabajar muchísimo para que confíe en ti", dijo. Al final, diez años después, llegó a confiar en mí, pero le costó mucho tiempo. Incluso entonces, cuando iba a visitarle a su casa, hallándole a él ya muy enfermo, me llamaba "un parasito como todos los de la prensa".
No cabe duda de que si en sus últimos momentos Hyams fue uno de los pocos elegidos a los que Bogart permitió ver su ocaso es que sinceramente se ganó su aprecio y confianza, aunque no bebiera....
Como quiera que Bogart fumaba con tanta devoción como bebía, parece que al final no fue el alcohol el que pudo con él sino un cáncer de esófago provocado por el tabaco. Curiosamente su última película tenía como título "Más dura será la caída", un film que rodó ya seriamente enfermo. Y es que como decía Rick en Casablanca: "Cada uno tiene su destino, para bien o para mal.”
Pero que le quiten lo "bailao" como se dice por aquí por el sur y a ver quien es el "santo" que no hubiese deseado tomarse un dry martini en su compañía.
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