sábado, 30 de mayo de 2020

El día que Jack Lemmon aprendió a no actuar


Jack Lemmon siempre fue un valor en alza en el mundo del cine. Puede que algo tuviera que ver el hecho de que nació en un ascensor del Hospital Newton-Wellesley de Boston. A su madre no le dio tiempo de llegar al lugar donde debía ser atendida de sus fuertes contracciones de parto y el bueno de Jack decidió venir al mundo subiendo hacia arriba como un cohete. En ese ascensor hay ahora una placa que reza "Aquí nació Jack Lemmon".

Para Billy Wilder era su actor fetiche, con el que compartió un buen ramillete de deliciosas películas. Había una conexión, una complicidad especial entre ambos. Wilder decía de él: 

“Cuando cualquier actor entra en una habitación, no tienes nada, y cuando el que entra es Jack, inmediatamente tienes una situación: es casi inexplicable lo que es capaz de provocar él solo, con su veloz verborrea y sus rápidos movimientos”

Lemmon era un actor versátil, dotado especialmente para la comedia pero que era capaz igualmente de sobrecoger a cualquiera con papeles dramáticos. Pero como en todo, en el cine también se aprende poco a poco, y él, que venía del teatro, tuvo que aprender a no actuar. Wilder contaba a Cameron Crowe en su sensacional libro de conversaciones, cómo cuando Jack Lemmon decidió dar el salto al cine, lo hizo en una película de George Cukor titulada "La rubia fenómeno" (1953), en la que el actor tenía que recitar del tirón un gran monólogo que lanzó ante la cámara sin equivocarse en lo más mínimo, pero olvidándose de que el cine es un medio totalmente distinto al teatro. Cuando terminó la parrafada el director soltó un sonoro "Corten" y acercándose al actor, según cuenta Wilder, le dijo:

“Ha sido estupendo, va a ser una gran estrella. Pero… en la gran parrafada, por favor, un poco menos. Ya sabe, en el teatro, estamos muy atrás, en plano general, y hay que entregarse. Pero en cine, si se intercala un primer plano, no puede haber tanto entusiasmo.” De forma que lo repite, menos enérgico. Y Cukor vuelve a decirle: “¡Fantástico! Totalmente maravilloso, ahora vamos a repetirlo, un poco menos.” Al cabo de diez o doce veces, en las que Cukor no deja de decirle: “Un poco menos”, Lemmon comenta: “Señor Cukor, por Dios, voy a acabar no actuando en absoluto”. Cukor replica: “Ahora nos vamos entendiendo.”

Supongo que cuando Jack Lemmon contaba esta anécdota, bien podía terminarla con aquella frase que en "Con faldas y a lo loco" le dedicó el enamorado Osgood, arriba en la foto junto a Lemmon en el papel de Daphne: "Nadie es perfecto"

Imagen: La fotografía es cortesía de la estupenda página Doctor Macro. Se enlaza la fuente original:
https://www.doctormacro.com/Images/Lemmon,%20Jack/Annex/NRFPT/Annex%20-%20Lemmon,%20Jack%20(Some%20Like%20it%20Hot)_NRFPT_01.jpg

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