Clark Gable, nuestro querido "caracable" de la infancia, resultó ser un gran estratega a la hora de elegir sus primeros matrimonios, así su primera esposa, Josephine Dillón, su profesora de actuación y 17 años mayor que él, era una mujer poco agraciada pero que logró transformarlo radicalmente, tanto en lo físico como en sus cualidades actorales; de hecho le pagó operaciones para corregir sus graves problemas dentales (prácticamente perdió su dentadura a causa de una severa piorrea y llevaba dentadura postiza), le cambió el peinado, moduló su voz y logró darle una apariencia más fornida a aquel alfeñique que era de joven; incluso lo convenció de usar artísticamente su segundo nombre en vez del primero (Gable se llamaba William Clark).
Después de que Josephine Dillón lograra esculpir un más que aceptable resultado en un no muy buen mármol y hacer de mecenas de Gable, logrando para él sus primeros papeles en Hollywood, este, siguiendo su propio camino, se separó de su pigmalión para unirse a la acaudalada y aristocrática María Langham, también mucho mayor que Gable, y que evidentemente ayudó a que "El rey" escalara posiciones en el mundo del cine. Hay incluso quien cuenta que en su camino hacia la cumbre hubo de someterse a relaciones con hombres que podían allanarle el camino. De hecho se especula que Gable vetó a George Cukor como director de "Lo que el viento se llevó" por entender que este director sabía los detalles picantes de esta escabrosa etapa del actor.
Pero llega un momento en el que, una vez alcanzada la cumbre con "Sucedió una noche" (1934) y disfrutando de las mieles del éxito y del Oscar que esa película le reportó, Gable se enamora perdidamente de un verdadero bellezón, la incomparable Carole Lombard (arriba en la foto se les ve juntos). Tras tres años de relación solo existía un "pequeño" impedimento para casarse con ella, los 289.000 dólares que le exigía su esposa, María Langham, para concederle el divorcio, una suma de dinero de la que el actor no disponía.
En esos tiempos Clark Gable es solicitado por su estudio para que asumiera el papel de Rhett Butler en "Lo que el viento se llevó", rol que no era del agrado del actor que intentaba por cualquier medio evitar intervenir en aquel trabajo. Pero cuando la necesidad aprieta...
Louis B. Mayer, el jefazo de la Metro, no era precisamente tonto y sabiendo donde le apretaba el zapato a Gable, le hace saber las consecuencias jurídicas que supondrían rechazar el papel, a la vez que lo tentaba astutamente y además de sus sustanciosos honorarios por la película le añadió una prima de 50.000 dólares destinada a arreglar los flecos que quedaran para hacer efectivo el divorcio de su esposa y poder casarse con la Lombard. Si a eso añadimos la pasión de su futura esposa por la novela de Margaret Mitchell y el fin de semana que le prometieron libre para poder casarse nos podemos imaginar el resultado de la negociación.
Para todo el mundo resultaba una incógnita saber que era aquello "que el viento se llevó", era algo indeterminado, excepto para la ya citada María Langham, que tenía muy claro que aquel viento lo que se llevó de su lado fue a Clark Gable a cambio de una abundante lluvia de dólares. No sé si pondría muchas objeciones, pero me puedo imaginar a Gable, caso de haberlas puesto, ensayando con ella aquello de "Francamente querida, me importa un bledo". Con el divorcio arreglado se abría paso al matrimonio de Clark Gable y Carole Lombard, una de las parejas más glamourosas de la historia del cine.
No tendría mucha suerte Gable y tras aproximadamente tres años de matrimonio y después de que Carole Lombard protagonizara la maravillosa película de Lubitsch "Ser o no ser" (1942), la actriz moría en un trágico accidente de aviación. Gable totalmente roto se alistó en el ejército para intentar olvidar lejos del mundo de la farándula. En la guerra participó en al menos cinco misiones de bombardeo sobre Alemania a bordo de un B-17 y llegó a alcanzar el grado de capitán además de un par de medallas al valor. Hasta se cuenta que Hitler ofreció una recompensa a quien capturara vivo al actor, que por lo visto era uno de sus estrellas favoritas.
Tras la guerra retomó su carrera como actor y con los años volvería a casarse, siguiendo su línea, con dos mujeres ciertamente acaudaladas, primero con Sylvia Ashley y después con Kay Williams. No cabe duda que después de estos cinco matrimonios, y de la cantidad de amoríos que se le atribuyen. entre ellos Grace Kelly, Joan Crawford, o Loretta Young -con la que al parecer tuvo un hijo en singulares circunstancias-, Glark Gable podía ser considerado, no solo el rey de Hollywood, si no también, y con justicia, como el verdadero Rey del gallinero.
Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original
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