Y en cierto sentido, no le faltaba razón… igual hasta guardaba una bocina en su abrigo.
jueves, 31 de diciembre de 2020
Spencer Tracy Vs Harpo Marx
Y en cierto sentido, no le faltaba razón… igual hasta guardaba una bocina en su abrigo.
miércoles, 30 de diciembre de 2020
¿Dónde están los brazos de la Venus de Milo?
lunes, 28 de diciembre de 2020
Marlene Dietrich y los limones
Supongo que todas las mujeres en general y las actrices en particular tienen sus trucos personales de belleza para resultar radiantes a los ojos de los demás. Marlene Dietrich no podía ser menos, de hecho, creo que ella se los sabia todos. Al parecer este ángel azul, que supo reinventarse totalmente con los consejos de Josef von Stenberg, tenía la costumbre de chupar trozos de limón entre toma y toma para conseguir que los músculos de la boca le quedarán más tensos. Puede que por ello la impresión que da su expresión facial sea de cierta dureza, a pesar de la cual o puede que precisamente por ella, Marlene sigue resultando enigmáticamente atractiva.
En la foto podemos ver un primer plano de Marlene Dietrich con la caracterización que presentaba en la película "Seven sinners" ("De isla en isla" o "Los siete pecadores") - 1940
Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro. Fuente Original
domingo, 27 de diciembre de 2020
El origen de "Las nanas de la cebolla". Carta de Miguel Hernández a Josefina Manresa
Carta de Miguel Hernández (en prisión) a Josefina Manresa
El añadido era ni más ni menos, que este precioso y doloroso poema:
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Y como no, la voz de Serrat, en una canción a la que puso música Alberto Cortez:
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
sábado, 26 de diciembre de 2020
El sangriento rodaje de "Murieron con las botas puestas"
En los rodajes de escenas de acción no son nada raros los accidentes y el de la película "Murieron con las botas puestas" (1940) se encuentra entre los más moviditos. Tanto que algunos extras podrían haber utilizado el título de la película como epitafio. El director del film, Raoul Walsh, deseaba dar el mayor realismo posible a las escenas de acción y conseguir que las cargas de caballería que aparecían en esta película superaran a las de "La carga de la Brigada Ligera" (1936) que unos años antes había rodado Michael Curtiz.
No hacía mucho que, para escenificar las caídas de los caballos, se había dejado de usar un método ciertamente cruel llamado "W rodande", con el que se hacía tropezar al caballo y caerlo en el momento adecuado por medio de un alambre disimulado que se colocaba en su camino. El especialista sabía cuando iba a ocurrir aquello y podía preparar la caída, el caballo no tanto, no siendo raro los animales que al caer de bruces se partieran las patas o el cuello provocando su "humanitario" sacrificio. Para el rodaje de "Murieron con las botas puestas" se contrataron especialistas que sabían hacer caer s sus caballos sin necesidad del tenebroso cable. El jinete ponía su pie izquierdo bajo el caballo y después lo zancadilleaba. Era un gesto aquel que al caballo, ya entrenado, le hacía saber que iba a ser derribado y preparaba también la caída evitando los daños de antaño y "humanizando" un poco el rodaje de estas escenas. En aquella época destacaba especialmente un especialista llamado George Dolan, que es al que vemos caer derribado en cada toma en la que el soldadito de turno se gira sobre su caballo y dispara sobre un indio de los que le persiguen.
En cualquier caso, el rodaje de las escenas fue un verdadero desastre y hubo más de un accidente mortal. Uno de los jinetes murió al caer mal de su caballo mientras montaba borracho, otro jinete murió como consecuencia de una mala caída, y en sus memorias, Errol Flynn nos cuenta la historia del tercero de los especialistas muertos en el rodaje, su amigo Bill Meade, aunque mezclando de forma evidente recuerdos de "La carga de la brigada ligera" de Curtiz y "Murieron con las botas puestas" de Walsh, ambas protagonizadas por él:
"Yo estaba otra vez trabajando con Mike Curtiz. Dirigía una carga contra los indios, a mi espalda una brigada de cuatrocientos soldados de caballería. Cruzamos una larga extensión de terreno, una llanura del Valle de San Fernando. El terreno era abrupto, al fondo había montañas, y un hombre con una cámara nos seguía mientras cargábamos. En una acción como ésta no conocías el terreno, y el caballo tampoco. Esperabas salir vivo…
A mi lado cabalgaba un mozo que me caía simpático, Bill Meade. Era de una familia muy conocida de California, y acababa de heredar un millón de dólares. Se había casado con una bella muchacha y acababa de ser padre. Quería ser actor y tenía todas las cartas para conseguirlo. Era muy bien parecido, un atleta, un excelente jugador de polo. Siempre quería cabalgar a mi derecha, o detrás de mí. Bill no lo sabía, pero yo me habría cambiado por él alegremente. Él podría haber sido el actor, hacer esas películas en las que yo no creía, y yo hubiera tenido su millón. Me seguía a todas partes, como un perrito. Yo quería verlo hacer algo en el cine. Él tenía todo lo que la vida puede ofrecer… salvo fama como actor. Ahora cabalgábamos juntos, detrás de los indios, y Mike Curtiz detrás de nosotros… Repetimos la carga dos veces, pero el perfeccionista despiadado, Mike Curtiz, gritaba: «¡Otra, otra! ¡Hay que hacer otra!
Notaba el cansancio a mi alrededor. Los soldados, con sus uniformes plateados, estaban fatigados. Al caballo de Bill Meade le salía espuma por la boca. En mi interior bullía esa rabia que casi siempre me provocaba Curtiz, de que había que dejarlo antes de que ocurriera algo terrible. Con tantas tensiones en el aire, caballos cansados debajo de todos nosotros, cuatrocientos hombres cruzando la llanura como rayos, ruidos, estampidos de pisadas de unos y otros, gemidos, relinchos, caballos doloridos, espadas agitándose enloquecida-mente, y la voz del director chillando sobre todo ello… Me parecía que pintaban bastos, que nos habíamos pasado, que debíamos abandonar. Pero no. Pistoletazo, la señal de acción… Curtiz nos incita a emprender la tercera galopada. Cuesta controlar a los fatigados animales. Noto lo nerviosos que están por los nuevos ruidos crispados que hacen. Oigo al cámara-car avanzar a toda velocidad junto a nosotros, levantando una nube de polvo que nos fastidiaba. Sé que me están encuadrando de perfil cuando grito: – ¡Como rayos, soldados!. ¡Adelante!. Me vuelvo sobre mi caballo y agito la espada ante mi brigada. En un momento así uno desea estar en la retaguardia de la caballería, no delante, porque puede pasar cualquier cosa. Bill Meade avanzaba a mi lado. Llevaba la espada desenvainada, y la empuñaba ante él, al estilo de la caballería. Era el hombre más cercano a los indios. Por el rabillo del ojo vi tropezar a su caballo. Él, como un buen jinete, tiró la espada y se preparó para la caída. Arrojó la espada frente a él, a veinte pies de distancia. Con el impulso del caballo detrás del lanzamiento, la espada hizo una cosa curiosísima. Aterrizó sobre su empuñadura, con la punta hacia arriba. Mientras el caballo completaba su traspié, Meade cayó hacia delante, hacia el suelo… una posibilidad entre un millón de que ocurriera algo así. La espada estaba orientada para el asesinato. Bill aterrizó sobre ella, de manera que la hoja le atravesó de pecho a espalda, a través del pulmón, sin descuidar el corazón».
El rodaje terminó por convertirse en algo tan peligroso que cuando Antohny Quinn, que hacía del jefe indio Caballo Loco, se presentaba en el rodaje para las escenas de carga a caballo de los indios sobre los hombres del General Custer, lo hacía, a modo de broma macabra, montado en un coche fúnebre.
Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro. Imagen 1 - Imagen 2
viernes, 25 de diciembre de 2020
Charles Aznavour: "El que resiste, gana"
"El que resiste, gana". No, no son palabras de Charles Aznavour, si no de Camilo José Cela, pero al exitoso cantante francés le vienen que ni pintadas, toda vez que visto el éxito cosechado posteriormente resulta llamativo cuanto le costó alcanzarlo. Él mismo decía: "De críticas, siempre fui bien servido. Me decían que era feo, canijo, que no había que dejar cantar a los enfermos". Y es que si con el tiempo fue conocido como el "Frank Sinatra francés" o Charlez Aznavoz (Aznavoice) como reconocimiento a su inconfundible forma de cantar, antes la prensa inglesa se metía con el de forma inmisericorde y lo tildaba de AzNoVoice (Az Sin Voz). Pero Shahnourh Varinag Aznavourián Baghdasarian, el verdadero nombre de este cantante de ascendencia armenia nacido en Paris en 1924, era sobre todo un hombre terco, trabajador y con una fe ciega en sus propias posibilidades.
A mediados de los años 40 se unió a la estela de Édith Piaf con la que paso 8 largos años y junto a la que cantó en innumerables ocasiones. La Piaf supo reconocer el talento de Aznavour, lo quería cerca, pero a la vez lo trataba con cierto desdén. "Le génie con" (el genio gilipollas) parece que le decía, supongo que "cariñosamente". Fue su chico para todo, compositor de canciones, secretario, chofer, confidente, asistente... pero según Aznavour, nunca su amante. No hay duda de que también aprendió mucho de la que posiblemente es la única voz que puede discutirle el trono de la canción francesa.
Admirador de Charles Trenet, siempre lo tuvo como referencia, y como él, quería ser el cantante de sus propias canciones. "Soy un poeta que tiene la capacidad de cantar sus poemas" decía a menudo. Y en 1953, cuando ya llevaba cantando 20 años, llegó su primer éxito: "Sur ma vie", al que seguirían maravillas como "Que c'est triste Venise", "La bohême", "Mourir d'aimer", "Et pourtant".... y tantísimas otras. El cantante bajito, canijo y feo al que todos despreciaban, ese que no tenía nada de lo necesario para triunfar, resistió y ganó. Llegó a ser reconocido como el máximo exponente de la canción francesa, grabó más de 1400 canciones de las que al menos 800 fueron compuestas por él, publicó casi 300 discos y vendió bastante más de 100 millones de discos y aun le dio tiempo para participar en varias decenas de películas. Murió en 2018 a los 94 años, edad a la que seguía cantando, tras más de 80 años de profesión. El escenario era su vida y puede que por ello una de sus frases conocidas fuera esa que decía: "El espectáculo debe continuar".
Terminamos con "La Bohême": Os hablo de un tiempo que los menores de veinte años no pueden conocer...
Imágenes: De Wikimedia Commons - Imagen 1 (CC BY 3.0) - Imagen 2 - (CC0)
jueves, 24 de diciembre de 2020
Fragmento de "Cuento de Navidad" - Charles Dickens
Con este fragmento de "Cuento de Navidad" de Charles Dickens y la maravillosa ilustración de Norman Rockwell titulada como "Freedom from want" pero conocida popularmente como "The Thanksgiving picture" o como nosotros la sentimos "Estaré en casa por Navidad", os deseamos desde esta página unas muy Felices Fiestas en amor y compaña de vuestros seres queridos.
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
miércoles, 23 de diciembre de 2020
¿Cómo suena una sinfonía de Mozart compuesta con sólo 8 años?
Se cuenta que un jovencito que aspiraba a ser compositor le pidió a Mozart que le explicara cómo podía componer nada menos que una sinfonía, a lo que este le dijo: "Tu eres muy joven. ¿Por qué no empiezas escribiendo algunas baladas?
El chico, que como es normal a determinadas edades, se creía capaz de todo y seguramente no era todavía consciente de que genios de la talla de Mozart hay muy pocos y que además sean capaces de demostrarlo de forma tan precoz menos aún, le respondió un tanto descaradamente: "Pero usted compuso sinfonías cuando solo tenía 10 años".
"Si - replicó Mozart -, escribí sinfonías, peron nunca pregunté cómo tenía que hacerlo"
Pero ¿Cómo eran las sinfónias que Mozart componía a esa edad? Ciertamente, con tan solo 8 años (la edad que tenía en el retrato de cabecera), Mozart ya componía sinfonías, aunque hay que decir que en la primera de ellas, la KV 17, se nota en demasía la mano de su exigente padre Leopold, tanto como para que se discuta cual fue realmente la participación del jovencísimo Mozart en la obra. La segunda de sus sinfonías, catalogada como la KV 18 es una copia de la Sinfonía nº 7 de Karl Friedrich Abel. Asi, realmente la primera sinfonia de Mozart aunque con grandes influencias de Johan Christian Bach, es la Sinfonía nº 1 (tercera en realización) en mi bemol KV 16, una obra compuesta en 1764 durante una estancia del que ya era conocido como "wunderkind" (niño prodigio) en Londres. No es una obra de enjundia todavía, pero sirve a la perfección para hacernos una idea de como podía componer un chaval de tan solo 8 años y del genio que ya bullía en aquel pequeño Mozart, que se atrevía con todo -sin preguntar- y que no tardaría en convertirse en una de las luminarias de la música clásica de todos los tiempos.
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martes, 22 de diciembre de 2020
La "Oración por la belleza de una muchacha" de Dámaso Alonso y la Venus de Cabanel
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;
esos bultos de nieve, que bullía
al soliviar del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonía.
Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado.
¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!
El poema, titulado "Oración por la belleza de una muchacha", es obra del madrileño Dámaso Alonso (1898-1990) y pertenece a su libro "Oscura noticia". El cuadro es obra del pintor francés Alexandre Cabanel (1823 - 1889) y tiene por título "El nacimiento de Venus" (1863), una obra que se expone en el parisino Musée D'Orsay.
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público - (CC0) - Fuente Original
lunes, 21 de diciembre de 2020
Julio Cortázar: 10 consejos para escribir cuentos
Fuente: La recopilación de escritos no es de elaboración propia; está tomada de la siguiente página:
http://comoescribiruncuento.blogspot.com.es/2013/08/10-consejos-de-julio-cortazar-para.html
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
domingo, 20 de diciembre de 2020
¿Y si Ludwig van Beethoven significara "Luis el de los huertos de remolacha"?
sábado, 19 de diciembre de 2020
Louise Colet: ¿La musa de Flaubert para "Madame Bovary"?
Un maravilloso y apasionado fragmento este de una de las muchas cartas que Gustave Flaubert escribió a la bella poetisa Louise Colet (apodo literario de Louise Révoil de Servannes). Cuando comenzaron su apasionado romance Flaubert rondaba los 24 años y ella 35. La relación, a juicio de muchos biógrafos el único episodio sentimental de importancia en la vida del escritor, se prolongó durante unos diez años y parece que era un amor más epistolar que carnal. Se veían a cuentagotas, algunos años tan solo seis veces. Unos encuentros tan escasos que a decir de Sartre, Flaubert prefería escribirle cartas a Louise que hacerle el amor. ¡Pero que cartas!
"… A ti te quiero como nunca he querido y como no querré. Eres y seguirás siendo la única, y sin comparación con ninguna otra. Es algo complejo y profundo, algo que me tiene cogido por todas partes, que halaga todos mis apetitos y acaricia todas mis vanidades."
La otra parte de la historia, las cartas de Louise Colet al escritor fueron quemadas por la sobrina de este, pues pensaba que resultaban escandalosas y manchaban la memoria de Flaubert, quien sin embargo, en vida, las guardaba como oro en paño:
"Tus cartas, amor querido, llenan toda una carpeta. Están aparte, con las cositas que proceden de ti. He visto la rama verde que llevabas en el sombrero cuando nuestro primer viaje a Nantes, las pantuflas de la primera noche y un pañuelo mío lleno de tu sangre. Tengo tantas ganas de besarte esta noche. Pongo mis labios sobre los tuyos, y te abrazo desde lo más hondo de mí mismo, por todas partes ¡al fin del mes que viene volveremos a vernos!"
Las cartas que empezaron siendo un incendio apasionado de amor y deseo se tornaron con el tiempo más mesuradas y reflexivas, un tesoro para los estudiosos del escritor donde dejó mucho de sí mismo. En aquellas cartas contaba cosas del tipo:
"Si he sido duro es porque estoy enfermo. Dolorido, amargado, la vida me desloma como un trote demasiado duro que destroza los riñones. El único momento en que no sufro es cuando estoy solo. Los mejores afectos con frecuencia me irritan desmesuradamente… Nunca vi a un niño sin pensar que ese niño terminaría por convertirse en viejo, ni una cuna sin recordar una tumba. La contemplación de una mujer desnuda me hace soñar con su esqueleto. Por eso los espectáculos alegres me ponen triste y los espectáculos tristes no me afectan gran cosa. Lloro demasiado por dentro para derramar lágrimas por fuera."
La relación que empezó en torno a 1846, se agotó unos diez años después. Poco después de que Flaubert finalizara su maravillosa "Madame Bovary", publicada en 1857. Nunca sabremos realmente cuanto de Louise Colet hay en esta maravillosa novela, que todo hay que decirlo fue un verdadero escándalo en su época e incluso llevó a juicio al escritor. Sabemos que Flaubert llamaba "musa" a Louise en sus cartas y que al menos, el famoso pasaje en que Emma Bovary y León hacen el amor en un carruaje, se basa claramente, según los estudiosos, en un paseo también en carruaje del propio Flaubert y Louise Colet. Por cierto, Louise Colet escribió poco después, en 1859, "Lui", una novela que parecía ser una respuesta a "Madame Bovary".
Ya contábamos que la relación fue enfriándose mortalmente y poco a poco pasó del fuego abrasador al más gélido de los hielos. Flaubert, que nunca se casó, siempre rehuyó la idea de Louise de formalizar su relación. La última noticia que se tiene de su acabado amor es una simple nota que Louise guardó, con el mismo cuidado, junto al resto de toda la amorosa correspondencia que recibió del escritor, una dolorosa nota que decía:
"Señora: me he enterado de que se había tomado la molestia de venir 3 veces , ayer por la tarde, a mi casa. No estaba. Y temiendo las afrentas que semejante persistencia por su parte podría traerle por la mía, la cortesía me induce a advertirle que nunca estaré.
Un saludo atentamente."
La imagen de cabecera es un monumento (1890) ubicado en Rouen dedicado a Gustave Flaubert, obra del escultor Henry Chapu y ubicado en Rouen. Tras el retrato de Louise Colet, aparece un retrato de Flaubert obra de Nadar.
Imágenes: De Wikimedia Commons - Imagen 1 (CC BY-SA 3.0) - Imagen 2 (CC0) - Imagen 3 (CC0)
viernes, 18 de diciembre de 2020
El origen de la Marcha Eslava op. 31 de Piotr Tchaikovsky
jueves, 17 de diciembre de 2020
Gandhi y los siete pecados de Occidente
"Vive más sencillamente para que otros puedan sencillamente vivir" (Gandhi)
En cierta ocasión le preguntaron a Mohandas Karamchand Gandhi, también conocido como "Bapu" (Papá) o "Mahatma" (Gran alma), cuáles eran a su juicio los factores que finalmente resultan más perjudiciales y destructivos para el ser humano. Gandhi le contestó:
"La política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad"
Eso de que estos factores enumerados por Gandhi puedan ser identificados como los siete pecados de occidente es por supuesto un añadido nuestro aunque no creemos que esté muy descaminada la etiqueta.
Y como a Gandhi siempre gusta leerlo, ahí van cinco reflexiones más de este gran hombre:
"Cuando me desespero, recuerdo que a lo largo de la historia, los caminos de la verdad y el amor siempre han ganado. Ha habido tiranos y asesinos, y durante un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen. [...] Siempre"
"Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos"
"La fuerza no procede de las facultades físicas, sino de una voluntad invencible"
"Podrán golpearme los huesos, matarme, tendrán mi cadáver, pero no mi obediencia"
"Todo derecho que no lleva consigo un deber, no merece que se luche por defenderlo"
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Fillide Melandroni, la prostituta que fue la musa de Caravaggio para Santas y Mártires
Eso le decía en cierta ocasión Picasso a Dalí sobre la obra del pintor italiano en referencia al caballo que el malagueño pintó en medio de su "Guernica". Michelangelo Merisi da Caravaggio (nacido en Milán y crecido en Caravaggio) era un pintor de vida tempestuosa, con tantas sombras como sus pinturas y que siempre vivió su arte condicionado por sus arranques violentos. Caravaggio, que solía buscar los modelos para sus obras entre la gente de la calle, encontró la musa para algunas de sus mejores obras en una famosa prostituta de Siena llamada Fillide Melandroni, con la que estableció una relación que terminó por convertirle en prófugo. Con su obra, el pintor convirtió a la codiciada Melandroni, una de las cortesanas más solicitadas de Siena, en mártir y santa, una osada licencia para aquella época que provocó que inicialmente algunas de sus obras fueran rechazadas. A la Melandroni la podemos ver en varias obras del Caravaggio: como una violenta "Judith decapitando a Holofernes" (imagen siguiente), como María Magdalena acompañando a Marta (imagen al final de la entrada), como María en una "Natividad con los Santos Lorenzo y Francisco", puede que también en "La muerte de la Virgen" y en "El entierro de Cristo" y por supuesto como "Santa Catalina de Alejandría", el soberbio cuadro expuesto en el Thyssen y recientemente restaurado con el que abrimos esta entrada. A su retrato de Santa Catalina fue al primero al que Caravaggio añadió una aureola de santidad.
La relación entre Caravaggio con la joven Melandroni, a la que conoció cuando esta tenía tan sólo 17 años, tuvo que ser ciertamente apasionada. Después de un rosario de altercados y peleas con policías, camareros y quien se cruzara en su camino, nuestro irascible protagonista tuvo un encontronazo en 1606 con Ranuccio Tomassoni, que muy probablemente era el amante de Fillide y hermano de su "chulo". La reyerta acabó de la peor manera. Caravaggio, incontenible, mató a Ranuccio, lance por el que fue condenado a muerte y que provocó su exilio por Nápoles, Sicilia y Malta, salvando la vida por la intermediación de altos cargos eclesiásticos que sabían del portentoso talento de este tenebroso pintor. No vivió mucho más. Caravaggio murió en 1610 a los 38 años. Ella por su parte tras establecer una relación con el poeta Strozzi, murió en 1618, a los 37 años.
Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0)
Imagen 1 - "Santa Catalina de Alejandría" (1598) - Museo Thyssen-Bornemisza - Madrid
Imagen 2 - "Judith decapitando a Holofernes" (1597) - Galleria Nazionale d'Arte Antíca - Roma
Imagen 3 - "Marta y María Magdalena" (1599) - Instituto de Artes de Detroit
martes, 15 de diciembre de 2020
El maltratado cadáver de Niccolò Paganini
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| Paganini visto por R. J. Lane |
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| Paganini por E. Delacroix |
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| Paganini por Ingres |
Cuatro años después de su muerte y tras innumerables gestiones y negativas, el Rey Alberto de Piamonte-Cerdeña accedió a que Paganini pudiera ser enterrado en Génova,
su ciudad natal, pero su diabólica sombra le perseguía y como hubo
quejas de fuegos fatuos y visiones diabólicas en torno a su tumba, el
vapuleado Paganini fue de nuevo desenterrado y expulsado a una villa de
Parma en la que permaneció un buen tiempo hasta que en 1876, el Papa Pio IX rehabilitó la figura del músico y permitió que fuera enterrado en sagrado en la ciudad de Parma, la
friolera de 36 años después de su muerte. Todavía hubo de sufrir
Paganini algún que otro ajetreo cuando lo volvieron a desenterrar para
procurarle una tumba mejor y con el tiempo para asegurarse de que quien
estaba allí era realmente Paganini. Solo en 1893, 53 años después de su
muerte dejaron en paz a este excepcional músico que revolucionó el mundo
del violín y que entregó algunas de las piezas más endiabladamente
difíciles y subyugantes de toda la historia de la música. Un buen
ejemplo, para alejarnos de sus portentosos Caprichos, puede ser su "Campanella", que en el vídeo siguiente es interpretada por Clara Jumi Kang:

























