Verona, 13 de noviembre de 1796
Ya no te amo; al contrario, te detesto. Eres horrible, muy torpe, muy estúpida, una verdadera Cenicienta. No me escribes en absoluto, tú no amas a tu esposo. Sabes el placer que le proporcionan tus cartas, y no le escribes ni seis líneas a vuelapluma. Entonces, ¿qué hacéis todo el día, señora? ¿Cuál es el asunto de tanta importancia que os roba el tiempo para escribir a vuestro más rendido amante?
¿Qué afecto ahoga y empuja hacia un lado el amor, el amor tierno y constante, que le habéis prometido? ¿Quién puede ser este maravilloso, este nuevo amante que absorbe todos vuestros instantes, tiraniza enteros vuestros días y evita que seáis atenta con vuestro esposo? Josefina, tenga cuidado, una noche se abrirán de golpe las puertas y estaré allí.
De verdad, estoy ansioso, mi buena amiga, de recibir tus noticias. Escríbeme rápidamente cuatro páginas, y expresa esas cosas amables que llenan mi corazón de sentimientos y placer. Espero que no pase mucho tiempo hasta que pueda tenerte en mis brazos y haré caer sobre ti un millón de besos ardientes como si estuvieras en el Ecuador.
Bonaparte
En la cabecera se puede ver un retrato inacabado de Napoleón obra de Jacques-Louis David y fechado en 1797, fecha muy cercana a la de la carta. Abajo aparece Josefina, con una carta en la mano, retratada por Jean Gros, algunos años más tarde (1808). Josefina no pudo darle hijos a Napoleón y eso terminó con su matrimonio, a pesar de lo cual, el Gran Corso, nunca la olvidó y murió con su nombre en los labios.
Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Imagen 1 - Imagen 2
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