Albert Camus, el autor de novelas como "El extranjero", "La peste" o interesantes ensayos como "El mito de Sísifo" era hijo de unos colonos franceses en Argelia, lo que se conocía entonces como "pieds noir" y muy pronto, cuando solo tenía un año, quedó huérfano de su padre que falleció a consecuencia de las heridas recibidas como soldado en la batalla del Marne durante la Primera Guerra Mundial. Su madre, argelina pero de orígenes españoles, era analfabeta y casi sorda. Su infancia tuvo como escenario uno de los barrios más pobres de Argel y en su vivienda brillaban por su ausencia los libros, de modo que sus primeros años no fueron, lo que se dice fáciles, para un niño con sus inquietudes A pesar de ello fue un buen estudiante y era alentado por sus profesores, sobre todo por uno, el Sr. Louis Germain que termina por convertirse en una figura central en su vida, puede que incluso en una especie de sustituto simbólico del padre que no pudo conocer. Con estos antecedentes se entenderá mejor la maravillosa carta que Camus escribe a su querido profesor después de ganar el Premio Nobel de literatura en 1957 según sentenciaba la Academia Sueca: "Por su importante producción literaria, que con una seriedad clarividente ilumina los problemas de la consciencia humana en nuestra época":
"Querido señor Germain:
Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido.
Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto.
No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continuarán siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Lo abrazo con todas mis fuerzas.
París, 19 de noviembre de 1957."
Había una frase de Camus en su libro "La Peste" que decía: "Hay una cosa que se desea siempre y se obtiene a veces: la ternura humana". No cabe duda de la ternura de Camus para con su profesor, de su humildad y de su gran calidad como ser humano. Faltan más personas como él. Y ahora, uno no puede evitar acordarse de aquellos profesores que fueron importantes en aquella infancia que parece tan lejana y por momentos tan cercana. Todo mi respeto y admiración para Camus.
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
No hay comentarios:
Publicar un comentario