miércoles, 24 de enero de 2024

"El americano": Un torero llamado Orson Welles


Arrojar un poco de luz sobre personajes tan complejos como Orson Welles siempre es un reto, pero mantener que en algún momento de su vida este llegó a ser torero parece osado. Y sin embargo...

"I was a very bad torerillo" ("Fui un torerillo muy malo"), así confirmaba Orson Welles en una entrevista aquella curiosa leyenda según la cual, años antes de la emisión de "La guerra de los mundos" y de rodar "Ciudadano Kane", allá por 1932, al jovencito genio lo que le movía era llegar a convertirse algún día en un gran matador de toros. 

Solo tenía 17 años cuando Orson Welles recaló por el sevillano barrio de Triana en el que vivió durante aproximadamente cuatro meses de alquiler en el piso superior de un prostíbulo de la zona. Por aquella época ya escribía novelitas de detectives para una editorial americana y eso le procuraba unos ingresos que le permitían vivir holgadamente. En Triana empezó a chapurrear castellano, a interesarse por el flamenco, por nuestro singular estilo de vida y sobre todo por los toros. Tal fue el impacto que sobre el futuro director tuvo la fiesta nacional y las corridas de toros que a buen seguro disfrutó en la Plaza de la Maestranza, que fascinado se empapó frenéticamente de todos los pormenores del mundillo y atrevido como solo se puede ser con esa edad, se encajó el traje de luces (por aquella época todavía podía con esas estrecheces) y llegó a participar en al menos en cuatro festejos taurinos como becerrista con el apodo de "El americano". Incluso el propio Orson Welles, en una confidencia realizada al ensayista e historiador Andrés Amorós llegó a enseñarle una cicatriz en su brazo derecho causada por la cornada de un toro, posiblemente en un festejo celebrado en la población de El Aljarafe. El actor José Nieto (1903-1982), que también tuvo su época de torero, reforzaba la historia y mantenía que llegó a compartir paseíllo y cartel con Welles en algunas novilladas sin caballos en la madrileña plaza de "Tetuán de las Victorias" y al menos en un par de crónicas de aquellos días del diario ABC se hace referencia a un torerillo apodado "El americano" y una de ellas rezaba así: "Mejía banderilleó muy requetebién y El Americano, Rosalito y un peón de Ballesteros, cuyo nombre ignoramos, bregaron con eficacia"

En cualquier caso no se prolongaron mucho los paseíllos por las plazas españolas vestido de torero (mas bien como novillero, Welles nunca tomó alternativa como matador), pero su afición al mundillo taurino fue de por vida. De Manolete decía: "He visto grandes faenas de Manolete, pero no he conocido a ninguna persona que sea más grande como hombre que Manolete, y, si fuera español, estaría orgulloso de haber vivido en el mismo siglo que él". Con la misma pasión acompañaba por toda la geografía española a Luis Miguel Dominguín y a Antonio Ordoñez. Con este último la amistad llegó a ser tan estrecha que, por deseo expreso del director, dos años después de su muerte, sus cenizas fueron depositadas en una propiedad de Ordoñez en la malagueña ciudad de Ronda, la Finca "El recreo de San Cayetano". Así se cerraba la pasión de Welles por nuestro país, en el que rodó grandes películas como: "Mr. Arkadín", "Campanadas a medianoche", "Fraude" o su inconcluso "Don Quijote".  No en vano, hay una frase atribuida a Orson Welles que decía: “Un hombre no es de donde nace, sino de donde elige morir”, y aunque no murió aquí en España, sí que eligió esta tierra como última morada. Empezó queriendo ser torero y descansó finalmente en una finca andaluza típica del mundillo taurino. Las típicas peculiaridades y rarezas de los genios.

Fuentes: Libro "De cine: 100 años de historias" (Luis de Vicente) - "¿Intentó ser torero el joven Orson Welles?" (Andrés Amorós

Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original

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