lunes, 30 de junio de 2025

Las veinte hijos de Johann Sebastia Bach


"...Me he visto obligado a hacer un cambio por razones de mejor sustento, ya que tengo una familia bastante numerosa, con la cual Dios me ha bendecido generosamente."

Eso decía el bueno de Johann Sebastián Bach en una carta fechada en 1730. Bach es reconocido, entre no pocos de los compositores posteriores, como el más grande de ellos, pero fue también el más prolífico, y no me refiero ya al número de obras musicales, que también fueron muchas, sino al número de hijos que tuvo, nada menos que veinte a lo largo de sus dos matrimonios, aunque menos de la mitad sobrevivieron a la edad adulta. Por decirlo de una forma elegante, resulta evidente que sus dos esposas nunca supieron dominar el arte de la fuga ante un marido, que siempre demostró ser un maestro con el órgano.

En su época eran muy habituales las familias numerosas y estas eran, tal y como así lo consideraba el maestro de Leipzig, una bendición y signo de prosperidad. Alessandro Scarlatti tuvo diez hijos, ocho Telemann, siete el estricto Leopold Mozart, seis Lully, pero Bach, siempre metódico en sus cosas, los superó a todos ellos con creces.

Pero no solo era la cantidad, también hemos de hablar de la calidad. Bach debió de ser un gran profesor y se tomó muy en serio la formación musical de sus hijos, entre los que hubo excelentes compositores y al menos cuatro lograron gran renombre: El más famoso de ellos fue Carl Philipp Emanuel Bach, admirado por Haydn, Mozart y Beethoven y figura clave en el paso del barroco al clasicismo, pero no debemos olvidar a Wilhelm Friedemann Bach, considerado el más talentoso técnicamente, a Johann Christian Bach, muy apreciado por Mozart y de gran éxito internacional y a Johann Christoph Friedrich Bach. Curiosamente algunos de estos llegaron a ser más conocidos en vida que el propio padre, que hasta que no fue redescubierto por Mendelssohn quedó un poco en las brumas del olvido.

Y con esas cargas familiares logró llegar a la cima más alta de la creación musical. Se podrían dejar aquí decenas de citas admirativas de grandes compositores sobre la obra de Bach pero creo que será suficiente con una del filósofo rumano Emil Cioran:

"He dicho que Dios le debe todo a Bach. Sin Bach, Dios sería un personaje de tercera clase. La música de Bach es la única razón para pensar que el Universo no es un desastre total. Con Bach todo es profundo, real, nada es fingido. El compositor nos inspira sentimientos que no nos puede dar la literatura, porque Bach no tiene nada que ver con el lenguaje. Sin Bach yo sería un perfecto nihilista."

La imagen es de una escultura de Johann Sebastian Bach presente en la ciudad de Leipzig.

Imagen: de Wikimedia Commons - CC BY-SA 4.0 - Fuente Original recortada

domingo, 29 de junio de 2025

Miguel de Cervantes Vs Lope de Vega: Entre batallas y libros


 

"Caballero andante soy, y no de aquellos de cuyos nombres jamás la fama se acordó, para eternizarlos en su memoria, sino de aquellos que a despecho y pesar de la mesma envidia ha de poner su nombre en el templo de la inmortalidad, para que sirva de ejemplo y dechado en los venideros siglos, donde los caballeros andantes vean los pasos que han de seguir si quisieren llegar a la cumbre y alteza honorosa de las armas"

Eso mantenía el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha en la obra con la que Cervantes da carta de naturaleza a la novela moderna. Un fragmento que muy bien podría servir para tratar cómo se comportó la fama con el propio Cervantes, que con dicho título alcanzó la inmortalidad. De hecho, bien puede decirse que su Don Quijote, en vida del escritor, le dio nombre y poco más. Y es que, si bien la obra resultó un tremendo éxito ya en vida del escritor, esta no le reportó muchos beneficios, pues Cervantes pronto vendió los derechos sobre la misma y no disfrutó de los rendimientos de las posteriores y continuas reimpresiones.

Cervantes y Lope de Vega vivían muy cerca el uno del otro, a poco más de doscientos metros de distancia en el madrileño Barrio de las Letras, en el que también tenían su casa los mal avenidos Góngora y Quevedo. Sin duda ese barrio, durante aquellos años de nuestro Siglo de Oro, es lo más parecido que tenemos en España a la Florencia renacentista en cuanto a concentración de talento en un espacio tan reducido, no en vano por allí también tenían su casa escritores de la talla de Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón o Calderón de la Barca.

A pesar de su vecindad, no consta que Lope de Vega y Cervantes tuvieran mucho contacto, aunque cosas en común no le faltaban, por ejemplo en hechos de armas. Si Cervantes participó como vencedor en la batalla de Lepanto (la más alta ocasión que vieron los siglos) dejándole un brazo inutilizado, Lope de Vega participó en uno de nuestros mayores desastres bélicos, la conocida como "La armada invencible".

Cervantes, quince años mayor que Lope de Vega, no alcanzó la fama tan pronto como este, pero tuvo palabras honorables para el Fénix de los ingenios, como apodaban a Lope, añadiéndole el calificativo de "Monstruo de la Naturaleza", en palabras recogidas en "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados", obra fechada en 1615, por tanto diez años después de la primera edición de las aventuras de Don Quijote, años en los que ya Cervantes gozaba de cierto nombre, aunque como ya comentábamos, andaba ligero de caudales.  El fragmento decía así:

"Y en fin, tú, insigne Lope, a quien pueden dar la mano cuantos tienen nombre de buenos, y a quien solo la envidia niega el laurel de tu ingenio, monstruo de naturaleza, a ti digo que te estés con tu gloria, y no te incomodes en vituperar las mías, que, en mi parecer, no te hacen sombra en lo que toca al saber, aunque sí en la fama"

Sin embargo, Lope de Vega no fue, al menos en vida de Cervantes, tan generoso con este. En 1605, el año de publicación de El Quijote, ante aquel nuevo formato de escritura y su arrebatador éxito, Lope no pudo contener su contrariedad y en una carta a su médico escribió:

"De poeta buen siglo es este; muchos de ellos están aún en ciernes, pero ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a su Don Quijote"

Podría decirse que Lope de Vega triunfó en vida, no una sino más de mil veces, pero Miguel de Cervantes, con apenas una grandiosa obra, se llevó la inmortalidad de la que hablaba Don Quijote durante sus aventuras en algún lugar de la Mancha.



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viernes, 27 de junio de 2025

Jennie Jerome, mucho más que la madre de Winston Churchill

 "Vivió con brillo, pecó con estilo y envejeció con brillantez."

Con esas luminosas palabras definió, Violet Bonham Carter, a la singular Jennie Jerome (Lady Randolph Churchill), una mujer sin duda adelantada a su tiempo y mucho más que la simple madre de Winston Churchill. Fue una mujer inteligente, brillante, independiente y de gran influencia en las reuniones de la alta sociedad en las que siempre lograba convertirse en el centro de atención. Como decía Lady Curzon (esposa del virrey de la India), Jennie era capaz de “dominar cualquier salón con sólo entrar”.

No era solo su chispa, su don para la conversación inteligente, su voz melódica y mirada penetrante, su dominio del arte de cautivar, es que, además era muy atractiva fisicamente. Anne Sebba la describía así: "Tenía un cabello espeso y ondulado, piel blanca como la porcelana y grandes ojos grises que podían brillar con fuego o ternura."

Y no solo eso, Jennie siempre fue una rebelde que seguía su propio camino, a pesar de que arreciaran las críticas a su alrededor. Llevaba una serpiente tatuada en la muñeca, cuando eso en la alta sociedad londinense era inconcebible en una dama de su estatus, o que decir del escándalo provocado por sus dos últimos matrimonios con hombres de hasta veinte años menos que ella. Como decía su hijo Winston Churchill: “La vida nunca fue aburrida cuando mi madre estaba cerca” o "Brillaba para mí como la estrella vespertina. La amaba profundamente… pero desde la distancia."

Nunca se rindió a la edad, nunca dejó de arreglarse, de coquetear, de sentirse viva, de participar de los grandes eventos de manera muy personal y elegante, pero los años no pasan en balde para nadie y viendo el ocaso en el horizonte, al menos el de su belleza, dijo:

"Jamás podré acostumbrarme a no ser la mujer más bella en una habitación"

Y sí ahora piensan en Churchill y en aquella frase que sentenciaba: "Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer", en este caso ya saben el nombre de ella: Jennie Jerome, o si ustedes prefieren, Lady Randolph Churchill.

Algunas frases de esta singular y demasiado poco conocida mujer:

"Trata a tus hijos como príncipes, y se convertirán en reyes."

"No hay necesidad de llorar por nada que no pueda llorar por ti."

"Hay que hacer todo con estilo, incluso sufrir."

"Una nunca debe correr tras un hombre, ni siquiera si es su propio marido."

"El genio no garantiza buen comportamiento."

“Trata a tus amigos como tratarías su retrato: colócalos bajo la mejor luz.”


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Josef von Sternberg y la luz

 

"La cámara cinematográfica no es un ojo; es una máquina que puede usarse como un pincel o un bisturí." (Josef von Sternberg)

Sternberg fue uno de los grandes directores llegados a Estados Unidos desde Europa. Se llevó en el viaje a su gran creación: Marlene Dietrich, a la que esculpió milímetro a milímetro. Y ella lo sabía: “Josef me enseñó a actuar sin actuar. Me convertí en una marioneta... pero era su marioneta favorita.” Ella voló muy alto después de él, mientras que el director quedó atrapado en su perfeccionismo y su ideal del arte fílmico. El crítico Herman G. Weinberg lo describió como alguien que “actuaba de director como si fuera una especie de sumo sacerdote”. Y eso llegó un momento que no fue del agrado de los Estudios.

Su cine siempre fue parco en palabras, se notaba en su forma de hacer la impronta del cine mudo y podría decirse que los diálogos, que intentaba fueran lo más breves posible, podían llegar incluso a molestarle. Así decía “El sonido es una distracción. El ojo debe recibir el pensamiento antes que la lengua lo explique”, es más, los defensores del cine mudo lo defienden con la frase: “una imagen vale más que mil palabras” y en esta línea Sternberg defendía: “La explicación es enemiga del arte. No quiero saber por qué alguien ama: sólo quiero ver cómo ese amor destruye o redime.”

Y sus aliados, en su forma de hacer, eran la luz y la atmósfera que creaba alrededor de cada escena. En la película "El expreso de Shanghái" uno de los técnicos comentó: “No sé si está dirigiendo una película o pintando un cuadro con luz”. Y sin embargo, como personaje un tanto excéntrico que era, usaba gafas oscuras incluso en interiores, como si la luz le molestase.

Josef von Sternberg se creía un genio -seguramente lo era- y sus películas eran obras de arte: “La imagen correcta no comunica un pensamiento, sino una inquietud. Si un plano no crea una tensión entre el ojo y el alma, no es arte.” Marlene Dietrich que sin duda llegó a conocerle bastante bien, decía de él: “Josef rodaba para su propia mente, no para el público.” y para lograr sus propósitos estéticos recurría a cualquier herramienta que tamizara la luz, ya fuera humo, telas, sombras, rejillas o un simple velo: “Todo lo que separa al espectador del personaje es parte de su psicología. El velo revela más que lo que cubre.” decía el director.

Para Sternberg, el actor era un mero material sobre el que trabajar, un ser necesario que sólo debía obedecer y estar a sus órdenes: “No busco interpretación, busco presencia. El actor ideal no actúa: existe.” Es más, es su búsqueda de trascender lo corpóreo aseveraba: “No fotografío rostros. Fotografío el alma envuelta en sombras.” o “Un rostro no necesita expresión si la luz sabe hablar por él.”

Marlene Dietrich sabía que si Sternberg le colocaba un cigarro en los labios no era tanto porque lo exigiera el personaje sino porque creaba un punto luz en su rostro. “La belleza no está en el rostro, sino en cómo la luz y la sombra juegan sobre él. Por eso la fotografía es el arte del misterio.”

Con todas sus obsesiones estéticas, el set de rodaje se convertía en un espacio mágico y casi divino, digno del mayor de los respetos, un lugar en el que todos debían ser conscientes de la atmosfera creada, caminar con cuidado y mantenerse en silencio absoluto durante las grabaciones, eliminando cualquier elemento o luz superflua que pudiera enturbiar la escena y por tanto su visión. “Mi cámara no captura la realidad, sino la atmósfera que la envuelve. La luz no sólo ilumina, sino que crea poesía visual.”. Y no hacía concesiones a como entendía que debían de hacerse las cosas: "La única manera de tener éxito es hacer que la gente te odie. Así te recuerdan". Para él el papel del director era crucial en la creación cinematográfica y de este modo sostenía: "No hay malos actores. Sólo hay malos directores". 

Gracias a su singular forma de entender el cine nos quedaron joyas como: "El ángel azul", "La última orden", "Fatalidad", "Capricho imperial", "Los muelles de Nueva York", "Crimen y castigo", "El expreso de Shanghái", "Marruecos" o "La ley del hampa".


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jueves, 26 de junio de 2025

Jean Cocteu: Entre el cielo y el infierno

“¿El infierno? Ya lo visité. Se parece mucho a París en noviembre.” (Jean Cocteau)

Cuentan que Jean Cocteau, el inclasificable poeta, pintor, escritor y cineasta francés, se encontraba tomando un café en una tertulia en la que se discutía acaloradamente acerca de la naturaleza metafísica del cielo y del infierno cristiano. Cocteau asistía a aquella discusión bizantina como quien ve un partido de tenis, mirando a un lado y otro a los polemistas, sin decir una palabra. Al final, no pudo mantenerse ajeno a la discusión cuando un contertulio le animó a que aportase de una vez por todas su opinión. Es fácil imaginárselo aspirando largamente su cigarro, con una concentración serena en su afilado semblante para, con ese estilo suyo, siempre misterioso e imprevisible, responder de forma fría y equidistante:

¿El cielo y el infierno? Me da igual ese tema. En realidad, tengo amigos en los dos lados...

La muerte, el cielo y el infierno siempre le dieron mucho juego en sus citas de las que rescatamos algunas:

“El infierno de los vivos no está en el más allá. Está aquí. Lo habitamos. Y lo construimos nosotros mismos.”

“En el cielo, los poetas no escriben versos. Simplemente escuchan.”

“El verdadero infierno no es el fuego. Es la repetición eterna de lo mismo.”

"La muerte es el lujo de los ricos y la recompensa de los poetas."

Cuentan que sus últimas palabras al morir fueron: “Voy a reunirme con los que amo.” Supongo que el sabría bien a qué umbral habría de encaminarse, aunque, como buen maestro del equívoco también había dicho con anterioridad:

“Después de mi muerte, viviré en mí mismo.”

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miércoles, 25 de junio de 2025

Jane Russell, Howard Hughes y su lucha contra la Ley de la Gravedad

"Tengo la intención de ser el mejor golfista del mundo, el mejor productor de cine de Hollywood, el mejor piloto del mundo y el hombre más rico del mundo." (Howard Hughes)

El multimillonario y polifacético Howard Hughes fue un personaje fascinante. Y sí, consiguió algunos de sus propósitos. No solo era capaz de batir récords mundiales de aviación, de jugarse el tipo probando aviones experimentales o de revolucionar técnicamente todo aquel campo, también como hombre inquieto y obsesivo que era volcó su interés a muchas otras áreas, una de ellas el cine, y no solo en sus actrices, de las que pudo presumir de la lista de amantes más envidiable de la historia. A golpe de talonario, se convirtió en el propietario de la RKO, estudio al frente del cual produjo obras como "El Forajido" (The Outlaw - 1943), una película de calidad, cuando menos, cuestionable, pero que resultó todo un éxito en su época gracias a la controversia que se suscitó en torno al busto de Jane Russel (la morena que acompaña a Marilyn Monroe en la icónica comedia "Los Caballeros las prefieren rubias") y a las trabas que le puso la censura en cumplimiento de las normas del Código Hays.

Se cuenta que Hugues diseñó un sujetador aerodinámico especial con varillas metálicas que realzaban el busto de la actriz que ya la campaña promocional de la película calificaba como  "una maravilla natural". Jane Russell, que nunca fue amiga de aquel endiablado artilugio, mantenía que no lo usó nunca y que siempre había sido fiel a su propia ropa interior, algo difícil de creer tras los esfuerzos volcados en el asunto por el puntilloso Howard Hughes. Al respecto decía la actriz: “Sí, Howard Hughes inventó un sujetador para mí. O al menos lo intentó. Y era uno de esos sin costuras como los que existen ahora. Él estaba muy adelantado a su tiempo. Pero yo nunca lo usé en The Outlaw (1943). Y él nunca lo supo. No iba a quitarme la ropa para comprobarlo. Simplemente le dije que lo usaba.”

Posiblemente la orgullosa actriz quería mantener que la rotundidad de sus atributos y su desafío a la ley de la gravedad era del todo natural y no fruto de la ingeniería.


Martin Scorsese dedicó a la vida de Howard Hughes su película "El aviador" (2004), dando vida al magnate el actor Leonardo di Caprio.

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martes, 24 de junio de 2025

George Bernard Shaw y las dedicatorias

"Agradezco a Dios que haya hecho a mis enemigos tan estúpidos."

Eso decía el siempre agudo George Bernard Shaw, y puede que también pensara que, tras alguna que otra decepción, los amigos, a veces, también hacen méritos para ganarse esa etiqueta. 

Se cuenta que cierto día, el escritor entró a curiosear los fondos de una tienda de libros de ocasión y rebuscando entre los volúmenes que allí se amontonaban encontró un ejemplar de una de sus comedias. Quién sabe por qué extraña razón, en vez de dejar su propio libro a un lado, se fue a las primeras páginas, esas en las que se suele dejar una dedicatoria por parte del autor y se encontró con una desagradable sorpresa, el libro estaba firmado y dedicado por él a un buen amigo suyo. Sintió aquello como una pequeña traición y realmente molesto compró de inmediato el libro del que tan alegremente se había deshecho su amigo. No tardó en devolvérselo por correo; añadiéndole por supuesto una pequeña muestra de su decepción y de su ingenio. Así, justo debajo de la dedicatoria original añadió: "Al Sr. "X", con un nuevo saludo, ¡el segundo! de George Bernard Shaw".  

Y es que como decía, el también luminoso, Oscar Wilde: "Dedicar un libro es la más peligrosa de las cortesías. Uno nunca sabe cuándo dejará de gustarle la persona", algo muy a tener en cuenta en una persona tan compleja como Bernard Shaw, que ya en una dedicatoria de un libro escribió: "A mi madre: gracias a ella soy capaz de soportar a los demás."

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lunes, 23 de junio de 2025

Bette Davis y su amargo adiós a la Warner Bros.

 

Bette Davis tuvo una relación difícil con la Warner Bros. Allí tuvo la oportunidad de rodar títulos memorables, como "La Carta”, "La Loba", "Jezabel"... y de ganar dos Oscar, pero también se veía obligada a realizar otras películas verdaderamente insulsas, algo que la actriz no llevaba nada bien. En una época en la que los contratos eran draconianos y los actores y actrices meras herramientas, presas de unos estudios cinematográficos todopoderosos que podían disponer de ellas a su antojo, intentó romper su contrato con la Warner en 1936.  Cuando Bette Davis dijo que quería irse, Jack Warner le aclaró: "La única cosa que tú eres, Bette, es una empleada. Y los empleados no deciden qué hacen ni a dónde van". La frase se le quedó grabada a fuego a la Davis que la repitió en cada entrevista durante años. Ante un gigante como la Warner Bros y tantos intereses de por medio, la actriz perdió el juicio y debió permanecer sumisamente a las órdenes del estudio. En cualquier caso, aquel juicio sirvió para abrir la puerta a futuras demandas como la de Olivia de Havilland en 1943, que si ganó su demanda contra la Warner y por fin limitó el control excesivo de los estudios sobre los actores.

Cuando Bette Davis volvió, por supuesto obligada, se notó, al menos transitoriamente, algo más valorada y recibió el regalo de "Jezabel" (fotografía de entrada) y muchos otros de los grandes títulos que rodó durante su carrera. "Cuando regresé, lo hice como alguien que había demostrado que no era una marioneta. Eso fue suficiente para cambiarlo todo."

Pero nada dura para siempre, y los malos títulos volvieron a llegar y la tensión entre Jack Warner y la actriz siempre estuvo ahí enconada. Con el rodaje de "Más allá del bosque" (Beyond the Forest - 1949) la cosa llegó a su límite y la actriz consideraba que con esta película Jack Warner intentaba humillarla de manera calculada para obligarla a marchar del estudio. "Ese guion era basura. Se los dije. Pero querían que lo hiciera—y Jack Warner sabía que eso me empujaría a marcharme." No estaba muy equivocada la actriz. Con el tiempo Jack Warner declararía: "Bette era una gran estrella. También era un dolor de cabeza diario. Le dimos grandes papeles. Ella se dio a sí misma la leyenda.". Incluso según relata el biógrafo Ed Sikov, en una reunión ejecutiva de la Warner habría sentenciado: "Que la acabe de una vez. Esta película va a ser su despedida."

Las demandas para mejorar su papel en la película, una como Rose Moline que Bette consideraba caricaturesca, no fueron atendidas. Y ya en medio de una ruptura total, decidió controlar lo que podía: engordó para el papel, y se negaba a utilizar determinados vestidos, para que cuadrara mejor con el rol que le habían impuesto: "¿Quieren que interprete a una mujer vulgar y sin clase? Muy bien, les daré exactamente eso. Pero a mi manera." decía la actriz.

Eso no fue óbice para que terminara la película cumpliendo hasta el último instante. "¡Lo único que me hace seguir es saber que será la última vez que trabaje para este lugar!". Al respecto contaba King Vidor, el director del film: "(Bette Davis) Acabó lo que faltaba de la película con la profesionalidad que la caracterizaba. Súbitamente comprendí cuánto valía aquella mujer. Dejó de resultarme antipática"

Evidentemente, en su fuero interno, echaba humo por las orejas y manifestó, no pocas veces, que quemaría con sus propias manos, si pudiera, todas las copias de aquella última película con aquel estudio. Siendo inminente la finalización de la película presentó su renuncia a la que Jack Warner no respondió directamente.

Su último día en la Warner Bros fue cuando menos singular para una actriz que tanto beneficio, éxitos y prestigio había procurado a la firma. Nadie, de Jack Warner para abajo en los Estudios, le dijo ni tan siquiera un adiós. La actriz lo recordaba así en el libro "Mother Goddam: The Story of the Career of Bette Davis" de Whitney Stine:

"No hubo fiesta de despedida, ni pastel, ni champán. Ni siquiera un adiós. Me senté en un banco y comí mi almuerzo con el equipo, de una bolsa marrón. Luego conduje a casa."

"Después de 18 años, salí por la misma puerta por la que había entrado... Solo que ahora sabía exactamente cuánto valía."

"Jack había dejado claro hacía tiempo que quería que me marchara. Yo era demasiado cara y demasiado exigente. Así que consiguió lo que quería. Simplemente no tuvo el valor de despedirse."

"Dieciocho años. Ese estudio fue mi casa, mi campo de batalla, mi prisión y mi patio de juegos. Yo no les debía nada, pero ellos me debían un simple adiós."

¿Qué vino después? Al año siguiente rodaría para la 20th Century Fox una de las cumbres del cine y uno de sus más soberbios trabajos como actriz: "Eva al desnudo". Como dijo la actriz: "Cuando rodé All About Eve -Eva al desnudo-, pensé: esto es lo que quería hacer en 1949. No basura. No Rosa Moline."

No quiero ni imaginarme la pataleta de Jack Warner.


Imágenes: Tomadas de la excelente página Doctor Macro - 1 - 2

domingo, 22 de junio de 2025

Mahalia Jackson y el "Sueño" de Martin Luther King

"Dios ha sido bueno conmigo. Me dio una voz y una vocación. Yo canto para Él."

Son palabras de Mahalia Jackson, la reina del Gospel, nacida en la más completa pobreza, en una chabola del paupérrimo "Water Street" de Nueva Orleans, a unos metros del Mississippi. Su infancia no fue fácil y solo era rica en la fe religiosa que le habían impregnado sus padres y que nunca abandonó: "La fe es la clave. Nunca tuve mucho dinero, pero tenía mucha fe. Y Dios siempre me sacó adelante." Su alma era inmensa y por las noches al acostarse susurraba "Algún día el Sol brillará para mí en algún lugar lejano". Y aunque fueron muchos los días que su voz le deparó momentos de brillo, puede que el más grande fuera en Washington frente a miles de esperanzados manifestantes que esperaban por fin empezar a ser tratados como personas de pleno derecho.

En el camino de la consecución de los derechos civiles para la población afroamericana de Estados Unidos fue crucial el discurso dado por Martin Luther King en agosto de 1963 en Washington, para muchos el mejor discurso de la historia. Allí se habían congregado millares de personas bajo un sol abrasador, expectantes ante lo que le pudieran decir sus lideres, pero también cansados por los días de marcha hasta aquel lugar. Hacía falta activar a toda aquella multitud, prepararlos para recibir el discurso, calentar el ambiente para que las palabras tuvieran un poder multiplicado.

Fue entonces cuando Martin Luther King, sabedor de la mágica energía que era capaz de transmitir Mahalia Jackson con su voz y sus canciones, le pidió: "Mahalia ¿por qué no cantas "I´ ve Been Rebuked and I’ve Been Scorned?", una vieja canción religiosa que, recordando el sufrimiento del pueblo negro, venía a decir: "Me han rechazado y me han escarnecido. Cuando yo regrese al cielo le diré al Señor cuanto me habéis hecho desde hace tiempo". La cantante, adaptándose al momento, le imprimió un ritmo trepidante con sus palmas y sus movimientos y electrizó a las personas allí congregadas que la coreaban al unísono, ajenos ya al cansancio y el calor.

Según las crónicas, "Cuando Mahalia cantó, fue como si una ola atravesara a la multitud. Fue algo sagrado". Con su voz abrió las almas de todos los presentes, abrió las puertas para que Martin Luther King entrara con su mensaje y este recogió el testigo para hacer una intervención histórica. Pero no acabó ahí el papel de Mahalia Jackson, y durante una pequeña pausa del predicador en aquel discurso que ya tenía empezado, como si aquella inmensa explanada fuera la capilla de un templo, gritó como una feligresa enfervorecida: "Tell them about the dream, Martin!" (¡Háblales del Sueño, Martin!) y el Predicador, que tenía un discurso con un ritmo más formal y pausado, también se contagió del poderoso espíritu de aquella indómita cantante y redoblando sus energías e improvisando sobre lo que tenía preparado, empezó aquel histórico mensaje que conmocionó a todo el mundo y ayudó sobre manera a que este fuera un poco más justo:

"Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.

Yo tengo un sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: 'Creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales'.

Yo tengo el sueño de que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.

Yo tengo el sueño de que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.

Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo tengo un sueño hoy!(…)”


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sábado, 21 de junio de 2025

Pierre - Auguste Renoir, los colores y los desnudos


“¿Por qué habría de esconder lo que es hermoso? Si los senos de una mujer son obscenos, entonces también lo es el sol.” (Aguste Renoir)

En cierta ocasión le preguntaron a Renoir como lograba dar tanta naturalidad y delicadeza a sus desnudos, a lo que contestó: 

"No hago más que pintar, y pintar y seguir pintando, hasta que siento ganas de pellizcar. Entonces ya sé que está bien lo que he hecho."

Para él, la piel femenina era el terreno por excelencia para jugar con la luz y el color. El crítico Georges Rivière en "Renoir y sus amigos" contaba como a veces el pintor dedicaba largas horas para encontrar ese tono exacto de rosa y ocre para la piel que tenía en la mente según la luz, a menudo mediante mezclas imposibles con colores que a priori se podrían considerar contradictorios. No en vano afirmaba: “No hay nada más difícil que pintar la piel humana. Y nada más hermoso. Es como acariciar con los ojos”. 

No era amigo de pintar diosas idealizadas e inalcanzables, prefería la belleza real de las mujeres que le rodeaban. Fueron sus modelos preferidas su esposa Aline Charigot, la niñera Gabrielle Renard, amores como Lise Tréhot o Margot: "No pinto Venus, pinto a Louise, a Aline, a Gabrielle... ¿Por qué querría inventar una diosa, si la tengo frente a mí?"

Fue un pintor difícil de clasificar y si bien perteneció de lleno a la escuela impresionista, hay que añadir que se terminó distanciando de la misma por su pasión por los paisajes y sobre todo por los desnudos femeninos. En una carta de 1883 escribió: “Había llegado a un punto muerto. Había ido tan lejos como podía con el impresionismo, y me di cuenta de que no podía pintar ni una figura desnuda ni una Virgen con él. Necesitaba volver a aprender.”

Su pasión por la mujer era declarada y no podía renunciar a pintarlas: “Un seno, es redondo, es caliente. Si Dios no hubiese creado el cuello de la mujer, no sé si habría sido pintor.”

Renoir buscaba principalmente captar la mezcla de colores brillantes, estudiar el efecto producido por la luz del sol y crear una belleza gozosa, así que para Renoir el ejercicio de la pintura suponía una especie de placer físico, la sublimación de la atracción física a través de su plasmación en el lienzo. De este modo, cuando hablaba de pintura no eran pocas las veces que terminaba hablando de sus desnudos:

“Arreglo mi motivo a mi gusto, después me alejo y lo pinto como un niño. Quiero que un rojo sea sonoro para que resuene como una campana, si no lo es, agrego rojos y otros colores hasta obtenerlo. No soy más inteligente que eso. No tengo ni regla ni método… Miro un desnudo, veo miríadas de tintes minúsculos. Tengo que encontrar aquellos que harán vivir y vibrar la carne sobre mi tela.”

Mirbeau decía de Renoir que nunca pintó un cuadro triste, incluso cuando usaba el negro, muy habitual en sus obras y un color denostado por muchos impresionistas, lograba que la pintura rezumara, no sé si definirlo como glamour, optimismo o alegría. Sirva de ejemplo el conocido como "El baile en el Moulin de la Galette" o "Los paraguas" (derecha).  "Para mí, un cuadro debe ser algo amable, alegre y hermoso, sí, hermoso. Ya hay demasiadas cosas desagradables en la vida como para que nos inventemos más." decía el pintor.

Su amor por la pintura era tal que los achaques de la edad no pudieron alejarle de los pinceles. Con los años la artritis reumatoide severa deformó de tal forma sus manos y sus dedos que casi no podía coger los pinceles. Su hijo, Jean Renoir, el gran cineasta, recordaba como unos asistentes le ataban los pinceles a los dedos con cintas para que pudiera seguir trabajando y contaba:

“Veía cómo mi padre temblaba de dolor al pintar, pero seguía adelante. Sus dedos estaban tan torcidos que no podía sostener un cigarrillo sin ayuda. Y sin embargo, pintaba.”

Y así hasta su muerte, siempre queriendo aprender. En su lecho de muerte, pidió un lienzo y pinceles para plasmar su visión del ramo de flores que había en el alféizar de la ventana. Al devolvérselos a la enfermera por última vez, dijo: "Creo que empiezo a entender algo al respecto"

Otras citas del pintor:

"Pinto con alegría, con la misma alegría que usted hace el amor con una mujer."

"La obra de arte es el medio por el cual el artista expresa su pasión."

"Mi preocupación ha sido siempre pintar desnudos como si fueran unos espléndidos frutos."

Las grandes bañistas

Imágenes: Tomadas de Wikimedia Commons CCO Fuente Original 1 - 2 - 3 - 4

jueves, 19 de junio de 2025

Zsa Zsa Gabor: La reina de los bofetones


“No soy actriz. Soy Zsa Zsa, y eso requiere más talento que cualquier papel de Hollywood.”

Ya contábamos en una entrada previa sobre Zsa Zsa Gabor (nacida Sari Gabor) algunas anécdotas sobre sus múltiples maridos y su amor por las joyas, pero el personaje y sus cualidades para mantenerse en titulares da para dedicarle una segunda entrada. La actriz, casada nueve veces (una más que Liz Taylor y sin repetir), logró la estabilidad con el último de ellos, el Príncipe Frédéric von Anhalt, con el compartió alianza durante treinta años, hasta la muerte de la actriz con casi 100 años, y que le otorgó el titulo (discutido) de Princesa de Anhalt, Duquesa de Sajonia

Miss Hungría en 1936, no era lo que se dice una gran actriz, baste decir que más allá de "Moulin Rouge", la única obra maestra en la que apareció fue "Sed de mal" (Orson Welles) pero tan solo en un cameo, como la propietaria de un burdel de lujo a la que no se le dio ni siquiera unas líneas de dialogo. Era una mujer que basaba su estrellato en su belleza y en mantenerse en el candelero a base de escándalos, excentricidades y frases siempre ocurrentes, aunque de tonta no tenía un pelo y hablaba al menos cinco idiomas.  Como ella decía: "No tiene por que ser cierto, lo importante es que la gente esté hablando de mí". Ella, junto a sus hermanas fue el más claro antecedente de las Kardashian, "famosas por ser famosas". A modo de curiosidad decir que entre ella y sus hermanas Eva y Magda acumularon nada menos que veinte matrimonios.

Pero si hay algo en lo que resultaba sobresaliente fue en su facilidad para arrear bofetones a diestro y siniestro. El más famoso de todos ocurrió en 1989, cuando fue detenida tras abofetear a un policía en Beverly Hills, que según ella no le habló correctamente. Según se cuenta, ella conducía un Rolls Royce con el permiso caducado y una botella de whisky abierta en la guantera. En el juicio al que se presentó vestida con todo glamour como si de una alfombra roja de festival se tratase, dijo de su encontronazo con el agente: "¡Soy una dama húngara! ¡No estoy acostumbrada a que me hablen así!”. La cosa le costó tres días en la cárcel y un buen número de horas de servicio comunitario, pero también le reportó lo más ansiado por ella, un incontable número de portadas y reseñas en periódicos y revistas. 

No fue la única vez que acabó detenida por un asunto así. Tras una estancia en Mallorca, en un lujoso hotel y tras numerosas compras, intentó marchar en un avión dejando un buen número de cuentas impagadas. El hotel la denunció y pronto se presentaron dos inspectores de policía en el avión de "Air France" en el que ya se disponía a partir hacia Paris. Cuando los inspectores le preguntaron por las deudas que dejaba atrás, la actriz contestó airada que ya se encontraba en suelo francés (el avión) y que carecían de jurisdicción y por supuesto, ofendida por aquel trato, tiró de derecha, y le arreó un sonoro bofetón a uno de los agentes. Evidentemente no pudo continuar con su viaje y tuvo que dormir una noche en el calabozo. Se cuenta que antes de abandonar la isla, se encaminó a la perrera municipal de Palma de Mallorca vestida como no con un abrigo de visón y un vestido de leopardo (siempre sencilla) y adoptó cuatro perros y un gato, que cuando nuevamente se montó en avión para abandonar la isla, se negaba a dejar en la bodega, empecinamiento por el que a punto estuvo de tener que ser desembarcada nuevamente. Cuando llegó a Paris, se cuenta que se vendó los tobillos como prueba de las "torturas" que había sufrido en las España franquista. (Diario de Mallorca - 19-12-2016)

Durante el rodaje de Moulin Rouge (su mejor película como protagonista), molesta por que John Huston le había recortado algunas escenas, dijo en un entrevista posterior: "Estuve a punto de abofetear a Huston. Pero pensé: ¿por qué estropear una buena manicura?".

Igualmente abofeteó a un botones del Ritz de Londres. La actriz llamó al servicio de habitaciones porque le faltaba una toalla en el baño. Cuando abrió la puerta al botones que se la traía, la actriz iba vestida de forma ligera y el botones se quedó ojiplático mirándola. El bofetón no tardó en llegar y después le dijo: “Las toallas no son excusa para mirar a una dama.”  Y parece que no fue este el único bofetón que dio a un botones de hotel, pero mejor dejarlo aquí. Ella en cualquier caso lo tenía claro: “Nunca golpeé a un hombre que no se lo mereciera… o que no me lo pidiera.”

Algunas de sus memorables frases, prueba de su gran ingenio:

"Cuando observo a una mujer, no me fijo en su vestido o en su elegancia, si no en su marido"

“Me casé por primera vez por amor, la segunda por dinero y la tercera por compañía. Desde entonces, lo he hecho por combinación de todas.”

“Soy una ama de casa maravillosa. Cada vez que dejo a un hombre, me quedo con su casa.”

“Nunca he odiado a un hombre lo suficiente como para devolverle sus diamantes.”

"El único lugar donde los hombres quieren profundidad en una mujer es en su escote."

“No soy una buena ama de casa. De hecho, si mi casa se incendiara, probablemente lo vería como una oportunidad para remodelar.”

Le preguntan: —“¿Acaso ha cocinado alguna vez usted misma?” A lo que ella respondió, sin perder el ritmo: “Claro que sí… una vez quemé el agua.”

“No soy materialista. Sólo me gusta estar rodeada de cosas lujosas.” (sirva de ejemplo su Rolls Royce amarillo cromado con oro de 24 quilates)

“¿Quién necesita terapia cuando puedes ir de compras?”

“Siempre he dicho que no me importa si un hombre tiene dinero, mientras tenga una tarjeta de crédito sin límite.”

“No necesito tener un papel. Mi papel soy yo.”

“Los hombres aman con los ojos, las mujeres con los oídos.”

“Me gustan los hombres altos, morenos y estúpidos.”

“El amor verdadero es una gran amistad con momentos eróticos.”

“Un hombre enamorado es como un coche sin frenos: no sabes si va a parar o estrellarse.”

“Creo en el matrimonio. Me he casado nueve veces, ¿no es prueba suficiente?”

“Un hombre enamorado está incompleto hasta que se casa. Después está terminado.”

“No se trata de cuántos matrimonios has tenido. Es con cuánta gracia los sobrevives.”

"No recuerdo el nombre de nadie. ¿Cómo crees que empezó lo de "cariño"?"

“He aprendido que los mejores amigos de una mujer no son los diamantes, los mejores amigos de una mujer son los abogados matrimoniales”

Fuentes: IMDB - Diario de Mallorca - Gaborabilia
Imágenes: Tomadas de Doctor Macro - Fuente original 1 - 2

Abderramán III, el poder y la felicidad


Abderramán III, Califa cordobés ejemplo de cultura y refinamiento, construyó, según cuenta la leyenda, la esplendorosa  ciudad palatina de Medinat al Zhará (Medina Azahara) a las afueras de Córdoba, como muestra de amor a su esposa "al Zhará" (la Flor), una urbe resplandeciente que es conocida como el Versalles de la edad media. No solo volcó sus esfuerzos con esta ciudad, sino que continuó ampliando y embelleciendo la maravillosa Mezquita de Córdoba. No cabe duda de que este califa era muy consciente del valor de la arquitectura y así decía:

Medinat al Zhará "Ciudad de la Flor de Azahar"
"Cuando los reyes quieren que se hable en la posteridad de sus altos designios —escribió—, ha de ser con la lengua de las edificaciones. ¿No ves cómo han permanecido las pirámides y a cuántos reyes los borraron las vicisitudes de los tiempos?"

Abderramán III (891-961) lo tenía todo para sentirse tremendamente dichoso y aún así sus últimos momentos estuvieron marcados por una profunda depresión que casi le impedía hablar sin echarse a llorar. El testamento que dictó era un ejemplo de que el dinero y el poder no son garantías de felicidad, por mucho que todos insistamos en ello y así decía: 

"He reinado más de cincuenta años, en victoria o en paz. Amado por mis súbditos, temido por mis enemigos y respetado por mis aliados. Riquezas y honores, poder y placeres aguardaron mi llamada para acudir de inmediato. No existe terrena bendición que me haya sido esquiva. En esta situacion he anotado diligentemente los días de pura y auténtica felicidad que he disfrutado: Suman catorce. Hombre, no cifres tus anhelos en el mundo terreno".

Abderramán III
Fue un gran gobernante que tuvo como reflejo de si mismo a Córdoba, una ciudad que ha pasado a la historia como ejemplo de cultura, de concordia y convivencia respetuosa y pacífica entre religiones tan mal avenidas a veces como la judía, la musulmana y la cristiana. Fue tal su esplendor que llegó a ser conocida como "La perla de occidente" capaz de rivalizar durante todo un siglo con otras urbes tan señeras como Bagdad o Constantinopla. Del gobierno de Abderraman III dijo un cortesano llamado Ibn Abd Rabbihi:

"La unión del Estado rehízo, de él arrancó los velos de tinieblas. El reino que destrozado estaba reparó, firmes y seguras quedaron sus bases (…) Con su luz amaneció el país. Corrupción y desorden acabaron tras un tiempo en que la hipocresía dominaba, tras imperar rebeldes y contumaces". 

Pero no era feliz.


Mezquita de Córdoba

Imágenes: De Pinterest: 1 - 2 - 3 - 4

miércoles, 18 de junio de 2025

Eugenia de Montijo y el banco de Josefina

 

"Cuidado que pinta." Todos hemos visto ese tipo de carteles de aviso que se eternizan a pesar de que la pintura de la pretendían proteger ya lleva mucho tiempo seca. Algo así, aunque más costoso y ridículo ocurrió en el parisino Palacio Imperial de las Tullerias, donde vivían Josefina Bonaparte y su marido Napoleón.

Cuenta, lo que bien pudiera ser sólo una leyenda, que Josefina, arriba retratada por François Gerard, era amiga de dar amplios paseos por los jardines del palacio y puntualmente solía sentarse, junto a sus damas de compañía, en un banco concreto para descansar de la caminata. Entre las mejoras que se realizaron en el Palacio (construido originalmente como "maison de plaisance" -capricho- por Catalina de Médicis), se procedieron a pintar los bancos de los jardines. Napoleón, sabedor de las costumbres de su esposa, ordenó que un soldado vigilara el lugar para evitar que nadie, y sobre todo su esposa, se pudiera manchar con la pintura fresca. Quien sabe los avatares que ocurrirían en aquellos entonces, que campaña militar en ciernes distrajo a Napoleón o que otra circunstancia imprevista motivaron que la orden no fuera revisada y la vigilancia del banco continuara un día tras otro, llegando a tal punto de olvidarse el suceso que originalmente motivaba aquel inútil servicio.

La friolera de cuatro décadas después llegó al Palacio nuestra Eugenia de Montijo "De la Francia Emperatriz" tras casarse con Napoleón III. En sus paseos, por el Palacio Imperial (ya hoy demolido) observó al soldado que diariamente vigilaba el banco en cuestión y extrañada intentó saber el motivo, encontrándose con que la orden que Napoleón dio 40 años antes no había sido cancelada ni puesta en cuestión. Eugenia hizo que anularan aquella orden sin sentido y supongo que tomó gozosamente asiento en la plaza que desde tanto tiempo atrás estaba reservada a la mítica Josefina, que para algo era también emperatriz, por cierto, la última que ha tenido Francia.


Fuente: Revista Historia y Vida - nº 557
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

martes, 17 de junio de 2025

Artemisa, la diosa de las tartas de cumpleaños

 

"Alabad también a Artemisa, la doncella cazadora, que vaga por las montañas y por los bosques" (Aristófanes)

Las actuales tartas de cumpleaños tienen un importante eco inspirador en los pasteles que los griegos ofrecían a la poderosa Artemisa, hija de Zeus y hermana melliza de Apolo; una diosa asociada entre otras cosas con la caza, los animales salvajes, la virginidad y también con la Luna. Puede que por esto último, a semejanza de nuestro satélite, aquellos pasteles -denominados "anphiphontes"- eran redondos y para recrear el resplandor de la luna -y por devoción- los adornaban con  pequeñas velas encendidas de las que el humo que ascendía hacia arriba servía como portador de los deseos demandados a la Diosa. 

Los romanos ya celebraban algunos cumpleaños con dulces circulares, pero no sería hasta aproximadamente el siglo XV cuando vuelve, quien sabe por que vericuetos de la historia, el eco de aquellas divinas tortas de Artemisa, esta vez en forma de "Geburtstagkuchen" o lo que es lo mismo torta de cumpleaños, un bizcocho (kuchen) sobre el que se colocaban tantas velas como años eran cumplidos además de una extra por los futuros, y sobre las que, como ahora, solo quedaba cerrar los ojos fuertemente, concentrarse en un deseo y soplar con fuerza para apagar todas las velas y que el humo se elevara raudo hacia el cielo, llevando con él, como siglos atrás, nuestros deseos, esperando que resulten cumplidos, quien sabe si todavía con la intercesión de la olímpica Artemisa.

La escultura de la imagen es conocida como "Diana de Versalles". Recordar que Diana es la versión romana de Artemisa. La obra, de exquisita factura, es una copia romana del siglo I o II de un original griego en bronce hoy perdido y que es atribuido inicialmente al escultor Leocares pero también a Praxíteles. La escultura se descubrió en Italia, se discute si en Nemi o en la Villa Adriana de Tivoli. Actualmente se expone en el parisino Museo del Louvre.


Imagen: Tomada de Wikimedia Commons CC0 - Fuente Original

lunes, 16 de junio de 2025

Charlie Rivel, Charlot y los chupetes

 

“Todo ser humano es un payaso, pero solo unos pocos tienen el coraje de demostrarlo.” (Charlie Rivel)

El gran payaso, mimo y trapecista Charlie Rivel (nombre artístico de Josep -Pepe- Andreu i Lasserre) adoptó el nombre de Charlie tras hacerse famoso con un número circense en el que imitaba a Charlot sobre el trapecio, tal era la admiración que sentía por Charlie Chaplin. Según se cuenta en algunas biografías de Charlie Rivel, siendo este aún bastante joven, ganó un concurso de imitadores de Charlot, en el que incluso habría participado de forma anónima Charlie Chaplin, quedando este último solamente tercero. La leyenda cuenta que Chaplin se habría acercado a Rivel en la entrega de premios, momento que aprovechó para decirle al oído: ¿Es usted quien me imita a mí o soy yo quien le imita a usted?

Según Rivel “La tristeza y la alegría son hermanas gemelas que conviven en el alma del payaso.” En línea con esta frase hay otra famosa anécdota de este payaso de fama mundial que cuenta como un niño muy pequeño, en la primera fila del público de un circo, empezó a llorar de forma muy sonora cuando nuestro payaso salió a escena. Puede que nunca hubiera visto antes un clown y asustado por el maquillaje reaccionó de esa manera. Como el espectáculo debía comenzar y el escándalo que tenía montado el chiquillo lo impedía, Rivel se acercó a este para intentar calmarlo con una caricia, pero desafortunadamente lo que provocó fue el efecto contrario,  y el pequeño infante redobló la intensidad de su llanto. Nuestro protagonista, curtido ya en mil batallas con el público infantil: “Ser payaso no es poner una nariz roja, es saber escuchar el alma de quien te mira” decía, decidió ponerse a llorar igual que el niño en el centro de la pista. Cuando el niño vio a aquel extraño y desconocido ser que llevaba la cara pintada de rojo, lloraba tan desconsolado como él, dejó de llorar de inmediato y con los ojos muy abierto observo como el todavía compungido payaso, puede que intercalando alguno de sus famosos ¡Aúúúúú! se acercaba nuevamente hasta él. El niño, mirándolo fijamente, se quitó el chupete de la boca y se lo dio a su compañero de penas. Rivel dejó en ese mismo instante de llorar, al mismo tiempo que el público rompió en aplausos ante tan maravillosa escena. El chupete todavía se conserva en el Museo Charlie Rivel de Cubelles

Como decía el payaso : “El escenario es un lugar mágico donde las lágrimas pueden convertirse en sonrisas.”

El famoso llanto-aullido de Charlie Rivel, su socorrido ¡Aúúúúú!, parece que tiene su inspiración en uno de sus hijos, de quien contaba que cuando tenía algún contratiempo y entre llantos y sollozos intentaba hablar y explicarse no se le entendía nada, y cuando en su berrinche necesitaba coger aire le salía aquel famoso ¡Aúúúúú!, igual que todos los padres hemos visto en nuestros hijos. Rivel siempre atento a lo que le rodeaba, lo hizo suyo y ese lamento pasó a formar una parte importante de sus representaciones circenses, una seña de identidad que los niños sabían entender muy bien.


Fuentes: Historia y vida nº 597, "La historia de Charlie Rivel y otras anécdotas del circo" - Diario el Norte de Castilla del 30-10-2007.
Imagen: De Wikimedia Commons - CC0 - Fuente Original

domingo, 15 de junio de 2025

Baudelaire, un poeta con el pelo verde


 

"El dandy debe de aspirar a ser sublime sin interrupción; debe de vivir y morir ante un espejo" (Charles Baudelaire)

Y parece que, en sus duelos con los espejos, el siempre provocador Charles Baudelaire, tenía puntuales momentos de extravagancia. Sirva de muestra una anécdota que Francisco Umbral cuenta en su libro ¿Y cómo eran las ligas de Madame Bovary?:

"En una cita con Gautier, para almorzar en un restaurante de moda, Baudelaire se presenta con el pelo pintado de verde. Sin duda piensa epatar a su amigo y al público en general. Pero transcurre el almuerzo, hablan de cosas y Gautier no da signos de asombro ni de sorpresa:

—Pero ¿tú me has mirado bien, no me notas nada en la cabeza?
—No, la verdad.
—Llevo el pelo verde.
—Ah, bueno, como todo el mundo. Está de moda en París.

Gautier, amigo íntimo de Baudelaire (a él está dedicado el libro Las flores del mal, con elogios excesivos, por cierto), conoce bien al poeta y sus cosas, y no está dispuesto a dejarse epatar una vez más. ¿Por qué tenía Baudelaire, además de su grandeza poética, o quizá pese a ella, esa necesidad de sorprender, de asombrar, de ser diferente?"

Puede que ayude a comprenderle, recordar el concepto que Baudelaire tenía de la belleza:

“Lo bello es siempre extraño.”

Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Fuente Original - CCO - Coloreada posteriormente

sábado, 14 de junio de 2025

Picasso y la Venus de Dior

 

Se cuenta, que en cierta ocasión asistió Picasso a una fiesta benéfica en Cannes. Nada más entrar en el hotel en el que se celebraba el acto, Picasso, hombre de ojos inquietos, se cruzó con una muchacha que además de ser hermosísima iba vestida con exquisito gusto, resultando por sí sola el centro de atención de todas las miradas. En ese momento, y posiblemente pensando en aquella hermosa mujer del cuadro "Venus surgida de las aguas", exclamó:

 - ¡Botticelli!

- ¡No! - atajó rápidamente la joven y con cierto enfado le aclaró el modisto- ¡Christian Dior!

Seguro que a aquella Venus vestida de Dior le pareció imperdonable que Picasso no supiera nada de "haute couture". Hemos querido imaginar que aquella mujer, orgullosa del vestido Dior que llevaba, podía ir enfundada en el famoso modelo "Abandon" que tan famoso se hizo tras su lanzamiento en 1948. Dicen que este vestido, con su cuello asimétrico y que dejaba tentadoramente al descubierto uno de los hombros podía deber su nombre a la invitación a abandonarse a una nueva feminidad que superara las estrecheces y los duros tiempos vividos tras la Segunda Guerra Mundial. La fotografía es de Willy Maywald

Imagen: Tomada de Pinterest (c) 


Lillian Helmann, una Valquiria de armas tomar


“La técnica es inseparable del arte. Solo dominando la técnica de su material está el artista en condiciones de moldear su obra mental y ofrecerla a los demás. Incluso artistas de gran talento intelectual permanecen limitados si no dominan la técnica.”

Son palabras de Lilli Lehmann, la soprano wagneriana por antonomasia en los inicios del Festival de Bayreuth. Una cantante de una fuerza y un porte en el escenario tan acusados que su imagen quedó como modelo de lo que tendría que ser, incluso caricaturescamente hablando, una soprano wagneriana. Famosa fue su postura erguida, mirada firme y distante, su vestuario voluminoso y adornado con metales, espadas, cascos y ornamentos propios de la mitología germánica. Fue pionera en la forma de abordar sus papeles y al respecto mantenía: “No basta con portar una espada o una corona. La Brünnhilde debe vivir en el gesto, en la mirada, en la forma de andar. Eso también es canto.” 

Hizo suyos los papeles de Isolda y fue capaz de interpretar, algo insólito aun hoy, los tres papeles de Brunilda en "La Valquiria", "Sigfrido" y "El Ocaso de los Dioses". De esta proeza solía decir: "Prefiero cantar las tres Brunildas de Wagner antes que una sola Norma de Bellini", lo que no quita para que fuera capaz de abarcar un repertorio que alcanzaba los 170 papeles. 

Tras una larga trayectoria profesional se volcó en la enseñanza e incluso publicó un libro titulado "Cómo cantar", donde mantenía: “Mi conciencia artística me impulsa a revelar todo lo que he aprendido… y a entregar mis ‘secretos’, que solo parecen secretos porque los estudiantes rara vez siguen el camino del estudio correcto hasta el final.” o “Todo artista serio tiene un deseo sincero de ayudar a otros a alcanzar la meta: la meta hacia la que todos los cantantes se esfuerzan, cantar bien y hermosamente.” No obstante, no siempre fue tan generosa con sus conocimientos y su puntito de orgullo de estrella no le faltaba. Se cuenta que en cierta ocasión coincidió en una fiesta con su principal rival en los escenarios wagnerianos, la diva Lillian Nordica, quien se le acercó y le dijo: 

- ¿Puedo hablar un momento con usted? A lo que Lilly Helmann le contestó altivamente: "lo siento, este curso no acepto más alumnos". En algunos escritos es una amiga de Lillian Nordica la que se acerca a nuestra protagonista con la intención de concertar una visita entre ambas sopranos, prima donna con prima donna, aunque la respuesta de Lilly es idéntica.

Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - CCO - Fuente Original