Más allá de efímeros papeles en grandes películas como "Eva al desnudo" (1950 - Joseph L. Mankiewicz) y "La jungla de asfalto" (1950 - John Huston), Marylin Monroe todavía era solo una económica actriz a sueldo de los estudios cuando realizó la magnífica "Niágara" (1953 - Henry Hataway), una verdadera joya del cine negro y en la que la actriz da vida soberbiamente a una de las mejores "femme fatale" de la historia del cine, la subyugante "Rose Loomis". Es verdad que la Monore ya había aparecido con más minutos en la divertida "Como casarse con un millonario" (1953 - Jean Negulescu) o "Me siento rejuvenecer" (1952 - Howard Hawks), pero aún le quedaba mucho para ser considerada una verdadera estrella y su sueldo por supuesto era el que corresponde a una meritoria, pero nada más.
Cuando comenzó el rodaje de "Niágara", se dieron cuenta de que aquella chica rubia tenía un magnetismo y una presencia ante la cámara ciertamente excepcional y decididos a explotar el sensual filón que tenían ante ellos, modificaron el guion para dar mucha más presencia en el mismo a la peligrosa "Rose Loomis" a la que daba vida Marilyn Monroe, tanto como para que al final toda la trama girara en torno a ella y en el cartel su nombre terminara por aparecer antes incluso que el de Joseph Cotten. En definitiva la protagonista de la película era Lady Monroe, pero como decían en aquella serie de los 80: "La fama cuesta" y Marilyn tuvo que asumir todo aquel protagonismo sin que se notara en su cuenta corriente; tal fue el jugo que le sacaron en esta película que, como contaban en el programa "LND" (La noche de...), su maquillador terminó cobrando más que ella, que evidentemente no logró que revisaran su contrato como chica de reparto en nomina del estudio.
Es verdad que el papel le vino de perillas y que sería el punto de partida para crear un mito, pero no es menos cierto que aquel mismo año, 1953 se estrenó otra mítica película suya: "Los caballeros las prefieren rubias" (1953 - Howard Hawks) y en la misma la estrella no era ella, sino la morena Jane Russell, de donde viene la coletilla "pero se casan con las morenas", y esta cobró la friolera de 200.000 dólares por la película, mientras que Lady Monroe seguía con la condiciones draconianas de su contrato y se debía conformar con unos míseros 500 dólares por semana que encima ella recibía como si fuera la lluvia de oro de Dánae. Sin duda, Marilyn era un mito de saldo para la "20th Century Fox".
Una curiosidad, el traje largo de satén rosa y escote palabra de honor con el que Marilyn cantó aquello de "Diamonds are a girl's best friends" en "Los caballeros las prefieren rubias" se subastó en 2010 en 256.000 dólares, suficiente para pagar a las dos protagonistas, más que de sobra. No me extraña que se lleven las manos a la cabeza en la foto de más abajo:
Y como no, dejaremos en movimiento y cantando, con el traje de 256.000 dólares.... y es que como decía Marilyn Monroe en Niagara: "Para llevar ese vestido hay que tener costumbre desde los trece años"
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