"En nuestra profesión, uno puede ser muy brillante y adquirir una maestría técnica absoluta. Sin embargo, en última instancia, lo único que cuenta de verdad es la calidad como ser humano. Porque la música es creada por el hombre para el hombre. Y si alguien no ve en ella más que notas, quizá pueda ser muy interesante, pero no lo enriquecerá. La música debe existir para un único fin; enriquecer al hombre y darle algo que ha perdido en casi todos sus ámbitos vitales."
Son palabras de Herbert von Karajan, que con la Orquesta Filarmónica de Berlín logró esa magia inexplicable que le permitía dirigirla casi con los ojos cerrados. La comprensión entre los músicos y el director era total y ya no había muchas cosas que limar, sabían perfectamente lo que se esperaba de ellos. De esa compenetración decía el director:
"¿Cuándo llega ese momento en que una orquesta pasa de ser una masa de más de cien personas a convertirse en una persona con un carácter muy marcado? ¿Dónde reside esa especie de fusión, qué pasa realmente, y cómo? En la naturaleza observamos que de repente llega una bandada de pájaros y todos comienzan a hacer movimientos muy controlados y armoniosos, pero nadie se pregunta qué los incita a ello. Lo hacen por una suerte de sentimiento de pertenencia al grupo, y eso siempre será un misterio. No puede explicarse, pero existe. Lo mismo ocurre con las orquestas"
Su conexión con los maestros de la Filarmónica de Viena era también excelente, pero diferente: "Si les digo a los berlineses que se adelanten, lo hacen. Si le digo a los vieneses que se adelanten, lo hacen. Pero luego preguntan por qué"
Una de las frases más famosas de Karajan es esa que dice: "El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta"
Supongo que eso sólo se puede lograr después de mucho ensayar y de afinar hasta el más nimio detalle según el espíritu que el director quiera imprimir a la obra, máxime con alguien como Karajan que mantenía: "Sólo lo mejor es aceptable. El mal que perturba nuestra sociedad es no exigir lo mejor posible". A veces, este director daba instrucciones un tanto sorprendentes. Se cuenta que dirigiendo a la London Symphony Orchestra y puede que demasiado acostumbrado a su formación berlinesa, Karajan le dio una entrada algo ambigua al solista de flauta y este dubitativo le preguntó: "Maestro, cuando debo entrar?". El director le contestó: "Entra cuando ya no puedas aguantar más". Karajan era dueño y señor absoluto de las orquestas que dirigía pero siempre les dejaba cierto margen de vida interior para que su sonido no resultara mecánico, algo que el director defendía con estas palabras: "El peor daño que podría causarle a mi orquesta es darles una instrucción clara. Eso impediría que se escuchasen unos a otros"
Con el siguiente video de Karajan dirigiendo en 1968 a su querida Filarmónica de Berlín y el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven (Gundula Janowitz (soprano) Christa Ludwig (mezzo) Jess Thomas (tenor) Walter Berry (barítono bajo) os deseamos un Feliz Año 2022, pleno de salud y felicidad: El himno a la alegría:
Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) - Dominio Público - Fuente Original
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