Thomas Alva Édison (en la foto a la edad de 14 años), nació en Milán, pero no en Italia, si no en la ciudad del mismo nombre del estado de Ohio. No fue un niño fácil. Con ocho años empezó a ir a la escuela y su infinita curiosidad hacía que estuviera preguntando constantemente por todo, era inquieto, impulsivo y si no recibía el estímulo adecuado se distraía rápidamente con otros asuntos diferentes a los tratados en el aula. Así, tan solo tres meses después de comenzar sus estudios en la escuela, los profesores, seguramente agobiados por aquel muchachito tan preguntón mandaron con el joven Édison una notita en sobre cerrado a sus padres. Cuando su madre, Nancy Elliot, que era maestra de escuela, leyó el mensaje se quedó ojiplática. Por supuesto el chico quiso saber que decían los profesores en aquel misterioso mensaje a lo que su madre le respondió que ponía:
"Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarlos. Por favor, enséñele usted en su casa"
Posiblemente esbozó una sonrisa de fingido orgullo y abrazó al chico, que ya no volvió a la escuela y pasó a recibir una estupenda educación por parte de su madre que se volcó en él. A los nueve años ya leía con fluidez y su padre, que también sumó lo que pudo a su formación, lo estimulaba en la lectura dándole 10 centavos cada vez que terminaba un nuevo libro. Su afán por el saber era tal que pronto fue asiduo de la biblioteca pública y cuando a los 12 años empezó a trabajar vendiendo periódicos (que llegó a imprimir él mismo) además de verduras, mantequilla o moras, en un tren matutino con destino Detroit, todo su afán era gastar todo lo que ganaba en libros de ciencia y material para experimentos, al más puro estilo del Sheldon de Big Bang Theory. Los inventos pronto empezaron a brotar de aquella mente inquieta y a lo largo de su vida llegaron a 1093 las patentes firmadas por este genio, en algunos momentos al ritmo de una nueva cada 15 días.
Cuando ya Édison era un inventor famoso y su madre ya había fallecido, encontró por casualidad la nota que aquel inepto profesor había escrito sobre él cuando era un jovencito inquieto. Sobrecogido leyó el verdadero contenido del mensaje que cambió su vida:
"Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela"
Aquel día, Édison anotó en su diario: "Thomas Alva Édison fue un niño mentalmente enfermo, pero gracias a una madre heroica se convirtió en el genio del siglo".
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - CC0 - Fuente Original
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