Cuando se habla de la saga de "El Padrino" (1972-1974-1990) todos pensamos inmediatamente en Marlon Brando, en su voz ronca, en el gato que sostiene en sus brazos, en los trucos de maquillaje que utilizó para dar vida a Vito Corleone y en sus ofertas irrechazables, pero siendo totalmente cierta y merecida la fama y reconocimiento que este papel le devolvió a Brando, supone también una pequeña injusticia con el verdadero protagonista y eje conductor de las tres películas que componen la saga, el sensacional Al Pacino en el rol de Michael Corleone. Pocas veces lo señalamos en nuestros comentarios como el rey y señor de la saga y las flores van siempre para Brando que en realidad apareció en muy contados minutos de una trilogía que suma más de ocho horas.
Sea como fuere, el caso es que el papel de Michael Corleone también encumbró a Pacino y le reportó nominaciones a los Oscar y a los Globos de Oro. Se había convertido en una estrella ascendente y de brillo deslumbrante y algunas veces, ya se sabe, el brillo al primero en cegar es a la propia estrella que lo produce, o al menos eso es lo que parece que le ocurrió a Pacino cuando Francis Ford Coppola le propuso que encarnara nuevamente a Michel Corleone para cerrar la trilogía con una nueva película. Pacino, sintiéndose imprescindible en una saga tan premiada, exigió cobrar, en aquellos entonces, la humilde cifra de siete millones de dólares lo que provocó las iras de Coppola, quien había luchado lo indecible para que le dieran el papel de Michael en la primera película, siendo todavía Pacino un actor prácticamente desconocido, y le amenazó con empezar la tercera parte de la saga con la escena del funeral de Michael Corleone, y es que si algo tienen los guionistas ingeniosos es que siempre es posible darle un cambio a la historia y enfocarla desde un ángulo diferente. Al Pacino, evidentemente, recapacitó y al final decidió conformarse con tan solo 5 milloncejos de dólares... y que su muerte solo apareciera al final de todo, apropiándose hasta del último segundo de la trilogía.
En una reciente entrevista ofrecida al periodista Dave Itzkoff y publicada en The New York Times Al Pacino contaba acerca de su participación en la saga de "El Padrino":
“Estoy aquí porque hice El padrino. Para un actor, eso es como ganar la lotería. A la hora de la verdad, no tuve nada que ver con la película más que interpretar el papel”
“Es difícil explicar en el mundo actual… explicar quién era yo en ese momento y el relámpago que fue aquello. Sentí como si, de repente, se levantara un velo y todos los ojos estuvieran puestos en mí. Por supuesto, había otras personas en la película. Pero El padrino me dio una nueva identidad que fue difícil de sobrellevar”
(Sobre su incredulidad de que Coppola fuera a rodar El Padrino y le quisiera a él como Michael): "Y recibí una llamada de Francis Coppola: un nombre del pasado. Primero, dijo que iba a dirigir El padrino. Pensé, bueno, podría estar pasando por una mini-crisis o algo así. ¿Cómo le dieron El padrino? (...) Tengo que decirte que ya era algo muy importante. Era un gran libro. Cuando eres actor, ni siquiera pones los ojos en esas cosas. No existen para ti. Estás en un determinado lugar de tu vida en el que no vas a ser aceptado en esas grandes películas, al menos no todavía. Y me dijo que no solo la iba a dirigir, [rompiendo a reír] sino que quería que yo lo hiciera. Lo siento, no quería reírme. Es que me pareció tan inaudito. Aquí estoy, hablando con alguien que creo que perdió la cabeza. Dije, ¿en qué tren estoy? OK. Complace al tipo. Y él quería que hiciera el papel de Michael. Pensé, OK, voy a seguirle la corriente. Dije, sí, Francis, bien. ¿Sabes cómo te hablan cuando estás perdiendo tus facultades? Te dicen: “¡Sí! ¡Por supuesto! ¡Sí!”. Pero él no estaba loco. Era la verdad. Y me dieron el papel."
A veces me he preguntado si, en esa determinación que mostró Coppola por contar con Al Pacino en el rol de Michael Corleone, el director tenía conocimiento de una fantástica anécdota: James y Kate Gerardi, los abuelos de Al Pacino, habían nacido realmente en el pueblecito siciliano de Corleone. Pacino llevaba el pueblo de Corleone y el apellido de su personaje en las venas. Sin duda un círculo perfecto.
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