Jano (en latín Janus) es, en la mitología romana, un Dios bifronte que tenía dos caras, mirando una de ellas simbólicamente al pasado y la otra al futuro. Jugando con la foto que acompaña el texto, podríamos decir que deseamos que el futuro esté a la derecha, donde parece que la luz está de cara, en definitiva un 2025 luminoso que nos haga olvidar el pasado paisaje de ese 2024 que ayer nos abandonaba.
Jano era el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a Enero). Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se lo invocaba también al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Jano no tiene equivalente en la mitología griega.
Imagen: De Wikimedia Commons - CC0 - Fuente Original
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