"Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar, puede el hombre escapar a la sentencia de su destino." (Esquilo)
Son palabras de Esquilo, creador de la "Orestiada" entre otras obras y considerado por muchos como el padre de la tragedia griega. A pesar de esta máxima suya, intentó sin suerte eludir el destino que le había sido pronosticado, resultando su forma de morir una las más curiosas e increíbles de la historia, haciendo de ella su última tragedia.
Esquilo tuvo numerosas ocasiones para morir de forma
gloriosa, no en vano podía vanagloriarse de haber participado en tres de las
grandes batallas de la antigüedad, luchando tanto en la batalla de Maratón (490
a. C) como en las de Salamina (480 a. C.) y muy posiblemente en la de Platea
(479 a.C.). Pero el destino es caprichoso y le tenía reservado un final,
literalmente increíble. La historia de su muerte es del todo sorprendente y
suena más a leyenda que a otra cosa. Según se cuenta esta se produjo en Sicilia
en el 456 a.C. cuando Esquilo quiso huir de la predicción recibida de uno de
los famosos oráculos de la antigüedad, por el que supo que su muerte sería
causada por la caída de una casa sobre su cabeza. Temeroso de dicha sentencia
decidió ir a vivir al campo, alejado de casas que pudieran caer sobre él y
darle la razón al oráculo. Lo que no pudo prever fue que un quebrantahuesos (para
otros un águila o un buitre) que pasaba por allí dejara caer la tortuga que
llevaba entre sus garras (seguramente para que se estrellara contra las rocas y
poder comer su interior) y esta fuera a caer precisamente en la cabeza del
escritor. El golpe fue fatal y produjo efectivamente la muerte de Esquilo. Y
como en toda buena tragedia, en la que el destino es inexorable, se cumplió lo
predicho, pues la tortuga lleva su casa a cuestas. Nos queda la duda sobre si
el ave confundió la calva de Esquilo con un roca, o simplemente fue
coincidencia…
Completamos la entrada con algunas frases suyas:
"La verdad es la primera víctima de la guerra"
"Pocos hombres tienen como natural inclinación el rendir homenaje, sin un cierto movimiento de envidia, al amigo que consigue el éxito."
"Hombre no afortunado aquel que de nadie es envidiado."
"La voz de un pueblo es peligrosa cuando está cargada de ira."
"Es una especie de enfermedad natural de los poderosos no poder fiarse de los amigos"
"En el dolor está la escuela de la vida. Con él nos hacemos sabios."
"Las palabras son médicos de la enfermedad de la cólera."
"Mejor es morir de una vez que sufrir miserablemente todos los días."
"Es innato en los hombres pisotear al más caído."
"El último momento del tiempo es el de más valor."
"Es útil aprender a ser sabio en la escuela del dolor."
"No es bueno llorar ni quejarse, no sea que se engendre un lamento más agobiante."
"La victoria, incluso sin gloria, los dioses la honran."
En la foto que abre la entrada se puede ver el busto en bronce de Esquilo que se expone en el Museo Arqueológico de Florencia.
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público CC0 - Fuente Original
No hay comentarios:
Publicar un comentario