miércoles, 29 de septiembre de 2021

Antonio Gasset (D.E.P): "Días de cine" e ingenio. Sus 10 frases más memorables

 

Ayer, 29 de septiembre, falleció Antonio Gasset, el que fuera mítico presentador durante bastantes años del programa "Días de Cine", uno de los faros de cualquier aficionado al séptimo arte en nuestro país. Para el recuerdo de todos quedan las ingeniosas frases que regalaba a los espectadores desde el programa:
 
“Días de cine, un programa dedicado a entretener a víctimas del insomnio, noctámbulos, parejas en crisis y politoxicómanos, e incluso algún aficionado al cine, está a punto de comenzar con sus contenidos dedicados a la actualidad cinematográfica, tediosa casi siempre pero, hay que reconocerlo, brillante en alguna ocasión.”

“Disfrutad del cine si podéis. Si no, también tenéis la música, la literatura o incluso la historia, a no ser que queráis ser presidente del Gobierno.”

“Llegó la pausa, alejaros del mando a distancia, cualquier tentación podría conduciros a algún infierno, incluidos espacios electorales.”

“Aprovechen la pausa para revisar su agenda de amigos, encontrarán que han malgastado su preciado tiempo y paciencia en conocer a un montón de ineptos, no se corten, cojan un boli y táchenlos.”

“Llegó la pausa. Tomaos con filosofía y paciencia las pasiones futbolísticas, sexuales y políticas. Las primeras, porque se trata de un juego; las segundas, porque suelen ser efímeras; y las terceras, las políticas, porque el oscuro objeto del deseo suele ser un mentecato.”

“Cuando vuelvan de la publicidad me habré desnudado y me tiraré al mar —en Cannes—”. A la vuelta de la publicidad se explicó: “Era un patético intento por mantener la audiencia.....”

“Esto ha sido todo, este fin de semana serán los Oscar, premios por los que no siento el más mínimo interés. Aunque son buenos para descubrir el índice de estupidez de algunos informadores en función del número de veces que utilizan la palabra “glamour”. Palabra que por cierto nunca he conocido bien su significado. Por supuesto, interpretaciones tan ridículas y lamentables como la de Charlize Theron y Renée Zellweger serán premiadas, no tengáis ninguna duda.”

“Sed buenos, y si por lo que fuera no podéis, seguid siendo malos, la diferencia es mínima.” 


martes, 28 de septiembre de 2021

Diógenes, Platón y las verduras



Diógenes tenía y sentía su independencia como su más preciado tesoro personal y procuraba, con el mayor celo, no depender de los demás en nada, ni tan siquiera de los objetos que pudieran resultarle innecesarios, algo que ilustra muy bien aquella anécdota que recogía el momento en el que vio a un niño beber agua de una fuente ayudándose del hueco que formaban sus manos para recogerla, instante mismo en el que se dijo a sí mismo: "Este muchacho me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas", tras lo cual rompió la escudilla con la que hasta entonces se ayudaba para beber, momento que es el representado en la escultura que ilustra esta entrada, obra de Émile André Boisseau y que se expone en el Museo Nacional de Bellas Artes de Rio de Janeiro. No era una persona fácil Diógenes y a pesar de su extrema pobreza autoimpuesta y de ser admirado por la mayoría de los atenienses, no contaba con demasiados amigos, resultando una de las excepciones la del filósofo Platón, que le llamaba "Sócrates delirante". En cierta ocasión Platón, el de las anchas espaldas, encontró a Diógenes en una fuente, lavando las verduras que ese día tenía por alimento, y le dijo:

- "Ya lo ves amigo mío, si hubieses adulado a Dionisio, el tendero, hoy no tendrías tú mismo que lavar tus verduras"

- "Y si tú te pusieras a lavar tus verduras, no tendrías que estar adulando a Dionisio", fue la respuesta del siempre cáustico, pero también admirable Diógenes de Sinope.

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original

Katharine Hepburn: Escarlata O'Hara Vs Tracy Lord

 

A Dios pongo por testigo que todas las actrices de Hollywood intentaron con todas sus fuerzas conseguir el papel de Escarlata O'Hara en "Lo que el viento se llevó". Las anécdotas ocurridas durante el interminable casting para buscar la actriz adecuada darían por si solas para una muy interesante película. La ingobernable Katharine Hepburn no iba a ser menos. En aquella época, la Hepburn se encontraba en un momento difícil de su carrera. Tras protagonizar cuatro películas que resultaron un completo fracaso entre el público, senda que continuó con el mal recibimiento de la hoy muy valorada comedia "La fiera de mi niña"; la industria le colocó la etiqueta de "veneno para la taquilla" y la actriz pasó a representar todo lo contrario a una buena inversión, de hecho su participación en una película era un verdadero riesgo económico, situación esta con la que difícilmente sería contratada para protagonizar un papel de gran responsabilidad. Quizás por eso, cuando el todopoderoso productor David O. Selznick, se entrevistaba con ella con motivo del casting para Escarlata, este sintió que la Hepburn carecía del suficiente atractivo sexual para el papel y se cuenta que cruelmente le dijo: "No me puedo imaginar a Rhett Butler (Clark Gable) persiguiéndote durante doce años".

Katharine Hepburn, la actriz con más premios Oscar en la historia, nada menos que cuatro, y rebelde como ella sola, hubo de buscar una manera de salir de aquel atolladero, lo hizo con otro rol mítico, el de Tracy Lord (abajo en la foto), la protagonista de "Historias de Filadelfia", una mujer tan compleja como Escarlata, una mezcla de humor, agresividad, nerviosismo y vulnerabilidad, un rol perfectamente complejo para demostrar todo su talento y salir por todo lo alto de aquel oscuro pozo al que la industria cinematográfica la había arrojado. Katharine Hepburn diría de su personaje "Le di vida y ella me dio mi carrera de nuevo"


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sábado, 25 de septiembre de 2021

Carole Lombard por ella misma

 “Vivo según un código de hombres diseñado para encajar en un mundo de hombres. Sin embargo, nunca olvido que el primer deber de una mujer es elegir el color de labios apropiado”.



“¿Te ríes en los lugares correctos? Entonces, te llevarás bien, con buen tiempo o con mal tiempo. El humor es nada menos que un sentido de la idoneidad de las cosas. Algo que es desproporcionado, como un ego inflado, debería resultarte gracioso, sobre todo si es tu propio ego inflado. De lo contrario, eres patético y bastante desesperado "
 

"Me encanta vivir; amo la vida. Comer, dormir, despertarme de nuevo, tirar al plato, sentarme alrededor de un viejo granero sin hacer nada, mi trabajo, tomar un baño, hablar por los codos, las cosas pequeñas, las cosas grandes, las cosas simples, las cosas más complicadas. Me entusiasma todo lo que hago mientras lo hago."


"No puedo imaginar un destino más aburrido que ser la mujer mejor vestida en la realidad. Cuando quiero hacer algo, no me detengo a contemplar si estoy exquisitamente vestida. Quiero vivir, no posar."


¿Qué te puede pasar en un avión?
Frase que decía su personaje, María Tura, en la película "Ser o no ser" (Lubitsch - 1942 ) y que hubo de ser retirada del film después de que la actriz falleciera trágicamente el 16 de enero de 1943 en un accidente de aviación, cuando volaba para reunirse con su marido, Clark Gable, tras participar en una campaña de venta de bonos de guerra

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viernes, 24 de septiembre de 2021

Blasco Ibáñez Vs Valle-Inclán: El gordo y el flaco

 

"En España podrá faltar el pan, pero el ingenio y el buen humor no se acaban."

La frase es del enjuto Ramón María del Valle-Inclán, que siempre estaba, más o menos, a la cuarta pregunta, y viene de perillas para ilustrar el encuentro que en cierta ocasión tuvo este escritor con su colega, el exitoso y rollizo Vicente Blasco Ibáñez. Este último, con un puntito de indiscreción le dijo al autor de "Luces de Bohemia":

- Al verlo a usted uno diría que hay hambre en el país.

Valle-Inclán, que siempre fue hombre de ingenio vivo, le contesto:

- Y al verlo a usted uno comprendería por qué.



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jueves, 23 de septiembre de 2021

Babou, el ocelote de Salvador Dalí

 


Salvador Dalí sabía muy bien como llamar la atención, como promocionar su propia persona con pequeñas extravagancias. No desdeñó el uso de mascotas llamativas a la hora de conseguir un plus de atención mediática. No contento con pasearse por las calles de Paris con un oso hormiguero, logrando una imagen ciertamente surrealista, pasó en los años 60, a llevar a determinados encuentros sociales un hermoso ocelote, un felino de la familia del leopardo, que resultaba igualmente llamativo.

El ocelote de Dalí, al que este llamó Babou, fue motivo de muchas anécdotas. Le acompañó en el Transatlántico SS France, compartían suite en el Hotel Palace, donde causó más de una alerta cuando se escapaba de la habitación y en el Hotel Le Meurice provocó con sus juegos más de un destrozo en las cortinas y carísimas alfombras.  

Ni corto ni perezoso, Dalí llevaba a su ocelote a todos sitios sujeto con una cadena de oro. En cierta ocasión lo llevo a un distinguido restaurante de Nueva York y como es normal causó revuelo entre los presentes. Una señora que se encontraba junto al pintor, cuando se percató del animal que llevaba Dalí en sus brazos, soltó horrorizada un grito. Dalí, que tenía más salidas que una plaza de toros, para tranquilizarla le dijo con la mayor naturalidad: 

"No se preocupe. Es un gato normal y corriente, pero lo he pintado al estilo Pop Art".

No cabe duda de que un genio reconocido puede engatusar a cualquiera con sus palabras, de hecho la dama se tranquilizó súbitamente y ya repuesta le contestó al pintor: 

"Menos mal, creí que era un ocelote".

La fotografía de Dalí con su ocelote Babou en el St. Regis (1965), compitiendo por ver quien tiene más grandes los ojos, es obra de Roger Higgins y pertenece a los fondos de la Librería del Congreso de Washington.

Imagen: Tomada de los fondos de la Librería del Congreso, donde se reseña "No se conocen restricciones de derechos de autor". Fuente Original

miércoles, 22 de septiembre de 2021

El Dios Heh y el millón de los egipcios


Lograr descifrar la escritura jeroglífica egipcia resultó todo un reto para los estudiosos del lenguaje. Solo el milagroso descubrimiento de la piedra Rosetta dio la clave a Champollión para poder traducir los jeroglíficos que tantos secretos guardaban de una cultura milenaria. Algunos de aquellas figuras simbólicas parecen no perder su significación a pesar del paso del tiempo. Las figuras de Heh, Dios egipcio del espacio infinito y la eternidad, que usualmente se muestra semiarrodillado y con los brazos levantados hacia el cielo, sirvieron para representar muchas ideas, entre ellas la de sostén del cielo, pero también se usó para representar la cifra "un millón". Sin duda hoy seguimos de rodillas con las manos levantadas, deseando que un millón nos llueva del cielo y nos arregle el porvenir. No sé como no lo han puesto como símbolo de la lotería.  

La figura del Dios Heh que aparece en la fotografía de cabecera pertenece a la colección del Metropolitan Museum de Nueva York.

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY 3.0) - Fuente Original

martes, 21 de septiembre de 2021

Clarice Lispector: "Saciedad y carencia"



"Pero lo peor es el repentino cansancio por todo. Parece saciedad, parece que ya se ha tenido todo y que ya no se quiere nada. Cansancio de los Beatles. Cansancio incluso de mi libertad íntima que fue tan duramente conquistada. Cansancio de que uno ame a otro. Sería mejor el odio. Lo que me salvaría de esta impresión de saciedad —¿es saciedad o una libertad que es inútil? — sería la rabia. No ese tipo de rabia amorosa que existe, sino rabia simple y violenta. Cuanto más violenta mejor. Rabia a los que no saben nada. Rabia también a los inteligentes del tipo de los que dicen cosas. Rabia al cine moderno, ¿por qué no? Y al otro cine también. Rabia a la afinidad que siento con algunas personas, como si ya no hubiera bastante de mí en mí. ¿Y la rabia al éxito? El éxito es una indiscreción, una falsa realidad. La rabia me ha salvado la vida. Sin ella ¿qué sería de mí? ¿Cómo soportaría un titular que salió un día en un periódico y que decía que cien niños mueren diariamente de hambre en el Brasil? ¿La rabia es mi más profunda rebeldía contra el hecho de ser humana? Ser humana me cansa. Y me da rabia sentir tanto amor. Hay días en los que vivo de pura rabia de vivir. porque la rabia me revive: nunca me he sentido tan alerta. Ya sé que esto va a pasar y que volverá la carencia necesaria. Entonces lo querré todo, ¡todo! Ah, qué bueno, es necesitar e ir teniendo. Qué bueno es el instante en que se necesita, el instante que precede al de tener. Pero tener fácilmente, no. Porque esa aparente facilidad cansa. ¿Hasta escribir es fácil? ¿Por qué yo, que escribía con entrañas, ahora escribo con la punta de los dedos? Es un pecado, ya lo sé, querer la carencia. Pero la carencia de la que hablo es más plena que esta especie de abundancia. Simplemente no la quiero. Me voy a dormir porque no soporto este mundo mío de hoy, lleno de cosas inútiles. Buenas noches para siempre, para siempre. Hasta el sábado que viene. Y no me respondan: no quiero oír la voz humana. Y si no soporto mi voz despidiéndose es porque acentúa mi rabia. Solo una rabia es bendita: la de los que necesitan."

El texto, titulado "Saciedad y carencia" es un escrito periodístico de la escritora brasileña Clarice Lispector (nacida en Ucrania en 1920 como Chaya Pinjasovna Lispector, lugar desde el que marchó con sus padres, siendo muy niña, hacía Brasil), que con su muy personal estilo y agudeza se convirtió en una de las voces más interesantes de la literatura brasileña. Falleció a la temprana edad de 57 años. El texto se ha sacado del libro "Todas las crónicas" (Siruela - 2021)  en lo que constituye una recopilación de todas sus crónicas y colaboraciones periodísticas, especialmente en el "Jornal do Brasil". La traducción es de Elena Losada.

Imagen: Tomada de Flickr(CC BY-NC-ND 2.0)  - Fuente Original

lunes, 20 de septiembre de 2021

El delicioso "Requiem" de Gabriel Fauré

 

"Se ha dicho que mi réquiem no expresa el miedo a la muerte y ha habido quien lo ha llamado "un arrullo de la muerte". Pues bien, es que así es como veo yo la muerte: como una feliz liberación, una aspiración a una felicidad superior, antes que una penosa experiencia. La música de Gounod ha sido criticada por sus sobreinclinación hacia la ternura humana. Pero su naturaleza le predispone a sentirlo de esa manera: la emoción religiosa toma esta forma dentro de sí. ¿No es necesario aceptar la naturaleza del artista? En cuanto a mi Réquiem, quizás también he querido yo escapar del pensamiento más habitual, ¡después de tantos años acompañando al órgano servicios fúnebres! Me lo sé todo de memoria. Yo quise escribir algo diferente"

Son palabras del compositor francés Gabriel Fauré (1845-1924) acerca de su hermosísimo Requiem en re menor opus 48, uno de los más bellos de la historia de la música, al que dotó de toda esa sensibilidad y esa musicalidad tan propias de este compositor que nunca será suficientemente reivindicado dada la extraordinaria belleza de muchas de sus obras. Fue tremendamente innovador en este Requiem que bien se puede decir que lo escribió a su manera; le quitó el "Dies Irae" y el "Rex tremendae", haciendo desaparecer de la obra el horror a la ira de Dios y por contra introdujo el "Libera me" y un bellísimo "In Paradisum" que otorga una serena, pacífica y confortable visión del Cielo, que de este modo cuadraría más con la traducción de la palabra "Requiem" (descanso) que deriva de las primeras palabras del introito: "Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis" o lo que es lo mismo: "Concédeles el descanso eterno, Señor, y que brille para ellos la luz perpetua". Un sentimiento de gracia y amor que puede que estuviera muy presente en el compositor dada la circunstancia de que cuando Fauré empezaba a escribir la obra en 1886 acababa de fallecer su padre y antes de terminarla en 1888 perdió a su madre. No cabe duda de que su espíritu se encontraba ciertamente condicionado y sensibilizado por estas pérdidas y le movieron a volcar todo su amor y dolor en esta obra dotándola de una belleza absoluta. Por supuesto esta obra sonó en el funeral del gran Gabriel Fauré, uno de mis compositores "menores" (si eso se puede decir) preferidos.

Prueba de ello son las piezas "Pie Jesu" que dejamos abajo en la incomparable y cristalina voz de Philippe Jaroussky 

y el tema "In paradisum" con el coro del Winchester Cathedral Choir:


Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

domingo, 19 de septiembre de 2021

Carta de Napoleón a Josefina (1796)

 

Verona, 13 de noviembre de 1796

Ya no te amo; al contrario, te detesto. Eres horrible, muy torpe, muy estúpida, una verdadera Cenicienta. No me escribes en absoluto, tú no amas a tu esposo. Sabes el placer que le proporcionan tus cartas, y no le escribes ni seis líneas a vuelapluma. Entonces, ¿qué hacéis todo el día, señora? ¿Cuál es el asunto de tanta importancia que os roba el tiempo para escribir a vuestro más rendido amante?

¿Qué afecto ahoga y empuja hacia un lado el amor, el amor tierno y constante, que le habéis prometido? ¿Quién puede ser este maravilloso, este nuevo amante que absorbe todos vuestros instantes, tiraniza enteros vuestros días y evita que seáis atenta con vuestro esposo? Josefina, tenga cuidado, una noche se abrirán de golpe las puertas y estaré allí.

De verdad, estoy ansioso, mi buena amiga, de recibir tus noticias. Escríbeme rápidamente cuatro páginas, y expresa esas cosas amables que llenan mi corazón de sentimientos y placer. Espero que no pase mucho tiempo hasta que pueda tenerte en mis brazos y haré caer sobre ti un millón de besos ardientes como si estuvieras en el Ecuador.

Bonaparte

En la cabecera se puede ver un retrato inacabado de Napoleón obra de Jacques-Louis David y fechado en 1797, fecha muy cercana a la de la cartaAbajo aparece Josefina, con una carta en la mano, retratada por Jean Gros, algunos años más tarde (1808). Josefina no pudo darle hijos a Napoleón y eso terminó con su matrimonio, a pesar de lo cual, el Gran Corso, nunca la olvidó y murió con su nombre en los labios.

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sábado, 18 de septiembre de 2021

David W. Griffith, el ocaso de un Dios del cine


Cuando Billy Wilder se encontraba preparando el rodaje de la sensacional película "El ocaso de los Dioses" (1950), tuvo una vivencia que ilustraba de forma diáfana la decadencia de las estrellas del cine mudo que se disponía a reflejar en el film. Sucedió en la calle Rodeo Drive de Beverly Hills, donde se ubicaba el famoso restaurante Romanoff's, uno de los lugares favoritos para la mayoría de las estrellas de cine de aquel entonces. En uno de sus reservados se encontraban almorzando el todopoderoso Sam Goldwin, su esposa Francis Goldwyn, Billy Wilder y Audrey Young, su novia. Lo ocurrido nos los cuenta con detalle Sam Staggs en su libro "El crepúsculo de los Dioses - El rodaje":

"Goldwyn acaba de decirle algo a Wilder en yiddish, Billy responde en alemán y Audrey quiere saber de qué hablan. Los cuatro hablan a la vez, cuando por el rabillo del ojo Billy Wilder ve a un hombre tambaleante junto a su mesa. El desarreglado traje del hombre muestra un par de manchas y los puños están deshilachados. La camisa blanca que tiene puesta quizá debe haber estado limpia hace un par de días.

Este anciano es muy alto, a pesar de sus hombros caídos. Parece inclinarse hacia delante para escuchar. Pero su mirada le dice a Billy Wilder que este hombre no está interesado en nada de lo que se diga en la mesa. Su rostro grisáceo parece asfalto gastado, su rostro es aún más gris y su nariz podría pasar por el mango de un paraguas.

La charla y la alegría van desapareciendo de la mesa. El hombre alto y gris se balancea como un árbol en invierno, señala con su largo índice a Goldwyn y habla con un fuerte acento sureño.
-Aquí estás, hijo de puta.
-Un borracho -musita una de las mujeres.
-¡Hijo de puta! -repite el hombre al asombrado productor-. Aquí estás y yo debería estar haciendo una película. Yo soy ese…

Frances Goldwyn, la mujer de Samuel, no quiere oír una palabra más de este viejo loco.
-Váyase de aquí -masculla entre dientes-. Váyase, viejo estúpido.

Golpeado por estas palabras, el hombre se pierde en el ruido y la chabacana elegancia de Romanoff’s y ya no se le escucha. El rostro de Sam Goldwyn parece haber sentido temblar la tierra bajo sus pies.
-¿Le conoces? -pregunta su mujer-. ¿Quién diablos es?
-Ese hombre -contesta Goldwyn tras el largo momento que se ha tomado para recuperarse- era D. W. Griffith…"

Y es que, el director de cine David W. Griffith, "El padre del cine moderno", fue una de las mayores glorias de los primeros años del cine gracias a obras como "El nacimiento de una nación" (1915), "Intolerancia" (1916) o "Lirios rotos" (1919). Y a pesar de ser considerado unánimemente como el creador del modelo americano de representación cinematográfica, un negocio que ha dado dinero a espuertas, y de ser uno de los socios fundadores de los estudios "United Artist" junto a Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y Mary Pickford, (abajo se les ve juntos en la fotografía) Griffith  fue uno de esos dioses, que como los que presentaba Wilder en su película, tras brillar con una luz cegadora, encontró su ocaso y el olvido de todos rápidamente.


En 1935, ya en plena decadencia, aunque todavía lejos de sus peores momentos, fue visto en Londres por el director francés René Clair quien tras invitarle a una copa y verlo después marchar contaba: : "Se diría que paseaba entre la niebla en busca de su perdida juventud y su genio extinguido, tratando de encontrar en la noche del pasado aquella niña triste de “Los Lirios rotos”, aquella sombra que él hizo nacer y que ahora tenía más vida que él mismo..."

Y es que, si bien Griffith ganó muchísimo dinero con sus primeros films, muchos otros, de los más de 500 que realizó, resultaron un completo fracaso comercial, lo que poco a poco fue dilapidando su fortuna hasta acabar olvidado e ignorado por todos, situación en la que falleció en un hotel barato de Hollywood Boulevard el 23 de julio de 1948.

Orson Welles lo resumiría todo cuando a la muerte del director le dedicó las siguientes palabras: "Yo le admiraba, le veneraba, pero él no necesitaba un discípulo. Necesitaba trabajo. Nunca he odiado realmente a Hollywood a no ser por el trato que dio a David Wark Griffith. Ninguna ciudad, ninguna industria, ninguna profesión ni forma de arte deben tanto a un solo hombre. Todo director que lo ha seguido no ha hecho más que eso: seguirlo. Hizo el primer close-up y movió la cámara por primera vez. Pero fue más que un padre fundador y que un pionero, ya que sus obras perduran con sus innovaciones. Las películas de Griffith están hoy mucho menos viejas que hace un cuarto de siglo.”

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viernes, 17 de septiembre de 2021

León Tolstói: "Resurrección"


"En vano los hombres, amontonados por centenares y miles sobre una estrecha extensión, procuraban mutilar la tierra sobre la cual se apretujaban; en vano la cubrían de piedras a fin de que nada pudiese germinar en ella; en vano arrancaban todas las briznas de hierba y ensuciaban el aire con el carbón y el petróleo; en vano cortaban los árboles y ponían en fuga a los animales y a los pájaros; la primavera era la primavera, incluso en la ciudad. El sol calentaba, brotaba la hierba y verdeaba en todos los sitios donde no la habían arrancado, tanto en los céspedes de los jardines como entre las grietas del pavimento; los chopos, los álamos y los cerezos desplegaban sus brillantes y perfumadas hojas; los tilos hinchaban sus botones a punto de abrirse; las chovas, los gorriones y las palomas trabajaban gozosamente en sus nidos, y las moscas, calentadas por el sol, bordoneaban en las paredes. Todo estaba radiante. Únicamente los hombres, los adultos, continuaban atormentándose y tendiéndose trampas mutuamente. Consideraban que no era aquella mañana de primavera, aquella belleza divina del mundo creado para la felicidad de todos los seres vivientes, belleza que predisponía a la paz, a la unión y al amor, lo que era sagrado e importante; lo importante para ellos era imaginar el mayor número posible de medios para convertirse en amos los unos de los otros."

Con estas palabras comienza la novela "Resurrección", obra de León Tolstói publicada en 1899. Aunque el fragmento continuará hablando de una trama carcelaria, podría evocar fácilmente otro tipo de prisión, el paisaje de una ciudad moderna, llena de hormigón, asfalto y humos, abarrotada de seres que de una forma u otra solo quieren destacar sobre el prójimo y en la que, a pesar de todo, la naturaleza brotará por sus resquicios a la menor oportunidad. El retrato del escritor es obra de Ilya Repin y se expone en la Galería Tetryakov de Moscú.

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jueves, 16 de septiembre de 2021

Charles Chaplin y la vida en 10 citas

 
"Es bueno ir a la lucha con determinación, abrazar la vida con pasión, perder con clase y vencer con osadía. Porque el mundo pertenece a quien se atreve"

"Cuando empecé realmente a quererme, me liberé de todo lo que no era sano para mí. Alejé de mí comidas, personas, objetos, situaciones y sobre todo, aquello que siempre me hundía. Al principio lo llamé egoísmo sano, pero hoy se que es amor propio."

“El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo”. (de "El gran dictador")

"Todos somos aficionados, la vida no da para más"

"Se tú e intenta ser feliz, pero ante todo se tú"

"Hay una cosa tan inevitable como la muerte: la vida"

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos… Por eso: canta, ríe, baila, ama, y vive intensamente cada momento de tu vida… antes que el telón baje… y la obra termine sin aplausos."

“Ríe y el mundo reirá contigo; llora y el mundo, dándote la espalda, te dejará llorar”

“Aprende como si fueras a vivir toda la vida, y vive como si fueras a morir mañana”

“Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero vista de lejos, parece una comedia”

La fotografía (recortada), en la que se ve de espaldas a Charles Chaplin como Charlot y a Paulette Goddard caminando en busca de un futuro mejor pertenece al final de la película "Tiempos modernos".

Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuente Original

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Los miedos de Vladimir Horowitz, el mejor pianista moderno


Vladimir Horowitz (Kiev 1924 – Nueva York 1989), al que podemos ver arriba en una foto de juventud, es para muchos el mejor pianista del siglo XX. Su técnica era legendaria, destacando la emoción que volcaba en sus interpretaciones. El intérprete decía muchas veces que para ser un gran pianista era necesaria alguna de estas tres cosas: ser judío, ser ruso o ser homosexual. Él, consciente de su gran calidad pianística se jactaba de ser las tres cosas. En un retruécano de esta frase también afirmaba que sólo existen tres tipos de pianistas: los judíos, los homosexuales y los malos pianistas. En referencia a Horowitz se comentaba mucho su escaso calado intelectual, lo cual a los ojos de muchos expertos hacia incomprensible que una persona de conversación tan pobre pudiera volcar después en el piano tal caudal de sentimientos y de calidad pianística. Eso no le impidió ganar 26 premios Grammy entre muchos otros galardones. Como otros tantos artistas rusos en una época difícil terminó nacionalizándose estadounidense. Era una persona muy tímida y un tanto inestable que sufría de graves depresiones que lo retiraron de los escenarios varias veces, periodos a los que seguían espectaculares reapariciones.

Una prueba de la timidez de Horowitz, que como Chopin prefería tocar de forma íntima para amigos o ante grupos reducidos, es aquella anécdota que cuenta como en su época de juventud los nervios le pudieron antes de comenzar un concierto; la sola idea de presentarse ante todo el público que abarrotaba la sala y que ansioso esperaba la salida del pianista, le puso enfermo. Directamente se fue a buscar al empresario y cariacontecido y tembloroso le dijo: "Estoy enfermo. No puedo tocar esta noche". El empresario, intuyó de inmediato el verdadero mal que aquejaba al pianista, se guardó el enfado para sí y haciendo gala de su mucha experiencia lidiando con artistas temerosos le dijo:

- "Si no puede tocar, no toque, pero tiene que salir a escena e informar al público de lo que le pasa" -momento en el que dio un pequeño empujón al músico que colocó a Horowitz en el escenario a la vista del público.

El músico avanzó lleno de dudas hasta el centro del escenario, acercándose al único aliado que había allí, su piano; desde ese lugar miró con verdadero miedo al expectante público que, eso sí, le recibía con cálidos aplausos. Cuando el recibimiento acabó y se hizo el más sonoro de los silencios, Horowitz se dio cuenta de que le daba todavía más miedo hablar ante todas aquellas personas que tocar su piano, así que, acorralado por las circunstancias, se sentó ante el piano y tocó uno de sus mejores conciertos.

En el vídeo lo vemos tocando las Variaciones sobre un tema de la opera "Carmen" de Bizet, una obra suya de extraordinaria dificultad.



Algunas frases suyas:

"La perfección en sí misma es imperfección"

"Lo más importante es transformar el piano de instrumento de percusión a un instrumento que canta. Un tono cantado está formado por sombras y colores y contrastes. El secreto se encuentra principalmente en los contrastes"

“Tocado percusivamente, el piano se vuelve aburrido. Si asisto a un concierto y alguien toca de esta manera tengo dos opciones: ir a casa o dormirme. El objetivo es hacer que el piano cante, cante, cante”.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

martes, 14 de septiembre de 2021

La tristeza de Frédéric Chopin

 

"¡Que extraño! Esta cama en la que me acostaré ha sido dormida por más de un moribundo, ¡pero hoy no me repugna! ¿Quién sabe qué cadáveres han estado sobre él y durante cuánto tiempo? ¿Pero es un cadáver peor que yo? Un cadáver tampoco sabe nada de su padre, madre o hermanas o tios. Ni un cadáver tiene un amado. Un cadáver también es pálido, como yo. Un cadáver es frío, como yo soy frío e indiferente a todo. Un cadáver ha dejado de vivir y yo también he tenido suficiente de la vida…. ¿Por qué seguimos viviendo esta vida miserable que solo nos devora y sirve para convertirnos en cadáveres? Los relojes de los campanarios de Stuttgart dan la medianoche. ¡Oh, cuántas personas se han convertido en cadáveres en este momento! Las madres han sido arrancadas de sus hijos, los hijos de sus madres: cuántos planes han fracasado, cuánto dolor ha brotado de estas profundidades, ¡y cuánto alivio! ... ¡Virtud y vicio han llegado al final a lo mismo! Parece que morir es la mejor acción del hombre, ¿y cuál podría ser la peor? Nacer, ya que eso es exactamente lo contrario de su mejor hazaña. Por lo tanto, ¡tengo razón en estar enojado por haber nacido en este mundo! ¿Por qué no se me impidió permanecer en un mundo en el que soy completamente inútil? ¿Qué bien puede aportar mi existencia a alguien? … ¡Pero espera, espera! ¿Qué es esto? ¿Lágrimas? ¡Cuánto tiempo ha pasado desde que fluyeron! ¿Cómo es esto, viendo que una árida melancolía me ha retenido durante tanto tiempo en sus garras? Qué bien se siente y qué tristeza. ¡Lágrimas tristes pero amables! ¡Qué extraña emoción! Triste pero bendecido. No es bueno para uno estar triste, y sin embargo, qué agradable es. Un estado extraño ... "

El texto pertenece a una carta de Fréderic Chopin datada con posterioridad al 8 de septiembre de 1831 en la ciudad de Stuttgart y recogida en la "Correspondencia seleccionada de Fryderyk Chopin" -recopilada por Bronislaw Edward Sydow-, una carta que muestra esa tristeza, puede que melancolía, que a veces impregna muchas de las obras del compositor, quien al momento de escribir estas palabras tenía apenas veintiún años.  

En la fotografía de cabecera podemos ver una recreación en 3-D del compositor, obra de Hadi Karimi, a partir de una famosa fotografía de Chopin. 

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente original

lunes, 13 de septiembre de 2021

"El manantial" de Ingres y el poema "Pies hermosos" de Benedetti



Pies hermosos

La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea
mansa suele subirle la belleza
por tobillos pantorrillas y muslos
demorarse en el pubis
que siempre ha estado más alla de todo canon
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
que si se les presiona tocan Para Elisa
reivindicar los lúbricos pezones a la espera
entreabrir los labios sin pronunciar saliva
y dejarse querer por los ojos espejo
La mujer que tiene los pies hermosos
sabe vagabundear por la tristeza

Un poema, este de Mario Benedetti, que puede hermanarse a la perfección con la obra "La fuente" del pintor neoclásico Jean Auguste Dominique Ingres.

El cuadro es también conocido como "El manantial", y representa, casi como si fuera la imagen de una escultura, el nacimiento de una fuente a través de una maravillosa odalisca de rostro inexpresivo y mirada fija en el espectador, que vierte sensualmente el agua de un cántaro en lo que parece ser la espesura de un bosque. La obra es una relectura de una obra anterior del pintor, la "Venus Anadiomena", que se presentaba con un desnudo idéntico al de "La fuente" pero menos evocador y refinado. Ingres, como buen perfeccionista, estuvo la friolera de 36 años retocando la obra, entre 1820 a 1856, sin quedar nunca satisfecho del todo del resultado.

El primer propietario de la obra, el Conde Duchâtel presentaba el cuadro "rodeado de grandes plantas y de flores acuáticas, para que la ninfa del manantial tuviese todavía más un aire de persona real". 

Y Théophile Gautier los describía con estas palabras:

"Jamás carnes más ágiles, más frescas, más penetradas de vida, más impregnadas de luz, se ofrecieron a las miradas en su púdica desnudez. Esta vez, el ideal se ha vuelto trampantojo".

El óleo, de 163 x 80 cm. se exhibe en el parisino Musée D'Orsay

Sin duda es uno de los desnudos más hermosos de la historia del arte.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) . Fuente original

domingo, 12 de septiembre de 2021

Beethoven y el orgullo personal

 

Napoleón obtuvo en la batalla de Austerlitz, también conocida como "De los Tres Emperadores", una de sus más brillantes victorias,  pero además fue causa de grandes disgustos para Beethoven. En las fechas en las que los ejércitos que iban a enfrentarse maniobraban en las cercanías de Viena, Beethoven estrenó su opera Leonora, un refrito de Fidelio que al igual que esta obra resultó un rotundo fracaso, puede que motivado por encontrarse toda la aristocracia vienesa ausente de la ciudad, ante el panorama bélico que les amenazaba a poco más de cien kilómetros. 

El caso es que tras la batalla de Austerlitz, los franceses ocuparon Gratz, lugar en el que se encontraba un muy enfadado Beethoven, alojado en el castillo del Príncipe Lichnowsky. El Príncipe, temeroso de la nueva situación, pronto quiso maniobrar para lograr el favor de los franceses  e intentó utilizar a Beethoven en su beneficio, para ello decidió organizar una velada musical a la que invitaría al general francés que había tomado la ciudad, esperando con ello que Beethoven fuera el centro de atención y tocara para ellos unas piezas al piano. Beethoven se negó en rotundo, a pesar de lo cual el Príncipe invitó al victorioso general y otros altos cargos y personalidades esperando que ante tal situación el compositor claudicara y tocara para ellos. No fue así. Llegada la hora de la velada, Beethoven no aparecía por ninguna parte y tras buscarle insistentemente llegaron a saber que la noche antes había abandonado en secreto el castillo para no someterse a las imposiciones de Lichnowsky. En la habitación de Beethoven se encontró una carta dirigida al Príncipe en la que explicaba que no podía tocar para los enemigos de su patria y añadía:

"Príncipe, lo que es usted viene determinado por su circunstancia y por su nacimiento. En cuanto a mí, yo soy dueño de mi mismo. yo soy un gran músico porque he luchado, me he esforzado y me he dejado la piel toda mi vida... Príncipes ha habido y habrá miles; Beethoven solo hay uno"

La batalla de Austerlitz fue en diciembre de 1805. Poco después, en 1806, Beethoven estrenaría su maravilloso concierto para violín op. 61 al que pertenece este vídeo en el que Hilary Hahn toca su tercer movimiento. ¡Qué razón tenía cuando decía que Beethoven solo hay uno!


En la fotografía se puede ver la figura de cera que el Museo de Madame Tassaud le dedica a Beethoven.

Imagen: De Pixabay (obra de Lissa Witti) - Imagen libre de derechos - Fuente Original

martes, 7 de septiembre de 2021

"All of me" y Dinah Washington: Puro Jazz


 

Todo de mí, por qué no (vamos toma) todo de mi
No puedes verlo, no soy bueno sin ti.
Toma mis labios, quiero perderlos.
Toma mis brazos, nunca los usare.
Tu adiós - me dejó con los ojos llorosos.
Cómo puedo, seguir adelante sin ti
(Ya sabes) tu tomaste la parte que una vez fue mi corazón
Por qué no, por qué no tomar todo de mi.


Una letra preciosa y sin duda uno de los grandes temas del jazz. "All of me" fue compuesto por Gerald Marks y Seymour Simons en 1931 y fue grabado por primera vez por Belle Baker. "All of me" se ha convertido con el tiempo en una de las canciones más versionadas de la historia, de modo que no hay cantante de jazz que no haya dejado su particular visión del tema, y aunque son muy valoradas las versiones de Billie Holiday o Frank Sinatra, yo tengo debilidad por la de Dinah Washington, cantante que cada día me gusta más y más y por supuesto por este vídeo en concreto, que rezuma swing y buenas vibraciones a cada segundo que avanza y tiene mucha culpa de que hoy hagamos esta entrada.


Imagen: De Flickr donde figura como (CC BY-NC 2.0) - Fuente Original

sábado, 4 de septiembre de 2021

Jesús Quintero y la incultura por elección


 

"Siempre ha habido analfabetos, pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza. Nunca como ahora la gente había presumido de no haberse leído un puto libro en su jodida vida, de no importarle nada que pueda oler levemente a cultura o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate. Los analfabetos de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación. Saben leer y escribir pero no ejercen. Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión cada vez se hace más a su medida. Las parrillas de los distintos canales compiten en ofrecer programas pensados para una gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura, que quiere que la diviertan o que la distraigan, aunque sea con los crímenes más brutales o con los más sucios trapos de portera. El mundo entero se está creando a la medida de esta nueva mayoría, amigos. Todo es superficial, frívolo, elemental, primario, para que ellos puedan entenderlo y digerirlo. Esos son socialmente la nueva clase dominante, aunque siempre será la clase dominada, precisamente por su analfabetismo y su incultura. La que impone su falta de gusto y sus morbosas reglas. Y así nos va a los que no nos conformamos con tan poco, a los que aspiramos a un poco más de profundidad. ¡Un poquito más hombre! ¡Un poquito más!"

Palabras de Jesús Quintero durante uno de sus programas televisivos. Nunca el acceso a la cultura, en su más amplia definición, ha sido más fácil y generalizada que en nuestros días y nunca las conversaciones fueron más banales y el interés por la cultura menor. Con un móvil que nos muestre, uno tras otro, como si de un duelo interminable de vídeos se tratase, el último chiste de moda -que ya ni tan siquiera hemos de recordar para contarlo- cualquier reunión está salvada. En la imagen, el cuadro titulado "La lectora" (1913), obra de Charles Guérin - Musée D'Orsay (Paris).

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

viernes, 3 de septiembre de 2021

Mikis Theodorakis, el Sirtaki y el dolor de rodillas de Anthony Quinn

 

Ayer, día 2 de septiembre, fallecía Mikis Theodorakis (D.E.P.), arriba en una foto de los años 60, un músico e intelectual griego que nos regaló una de las piezas musicales más efervescentes, bellas y frenéticas de la reciente historia de la música, el maravilloso Sirtaki compuesto por él para la película "Zorba el griego" (1964 - Mihalis Kakogiannis). Su baile se ha convertido en toda una enseña de Grecia y sin embargo no es una danza tradicional, nació con la película. Cierto es que tiene similitudes con una danza tradicional llamada Hasapiko, ecos de los kolos balcánicos y otras danzas de Asia menor, pero también tiene serias diferencias que le dan una identidad totalmente propia. Lo curioso es que esa identidad nace de un problema físico de Anthony Quinn, el actor que daba vida a Zorba, según contaba este, a la hora de interpretar el baile, se encontraba con serias limitaciones para realizarlo por un grave problema de rodilla y para salvar el problema se le ocurrió arrastrar la pierna para poder acometer determinadas partes del baile, lo que le dio un encanto especial que quedó perfectamente engarzado en la coreografía que finalmente diseñó Giorgios Provias para el film. La danza quedó hermanada para siempre a una música totalmente subyugante, que va acelerándose paulatinamente a medida que lo hacen igualmente las evoluciones de los bailarines, que al poder realizar la danza con los brazos entrelazados, al igual que en otras danzas griegas o sin ir más lejos como en la sardana, se ve impregnado de un aura de hermandad que le otorga una significación muy especial. ¡Juntos! como decía Quinn en la película. Este mensaje de unidad es seguramente el mejor recuerdo que se puede hacer a un Theodorakis que siempre fue un hombre comprometido con sus ideas.

La escena:

- Caramba jefe, le aprecio demasiado para no decirle. Usted lo tiene todo, menos una cosa: locura. Y el hombre tiene que estar un poco loco, si no...
- ¿Si no...?
- Nunca se atreve a cortar la cuerda y ser libre. ¿Está enfadado conmigo?
- Enséñeme a bailar... ¿quieres?
- ¡Bailar! ¿Ha dicho bailar? Vamos muchacho. Juntos



Y con una versión un poco más elaborada pero que permite disfrutar la música durante más tiempo:


Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original

jueves, 2 de septiembre de 2021

Iván el Terrible y el arquitecto de la Catedral de San Basilio

 

Se cuenta que el Zar Iván el Terrible, al objeto de conmemorar la conquista del Kanato de Kazán, ordenó que se construyera en Moscú, en el espacio de la Plaza Roja, junto al Kremlin, la que hoy es conocida como Catedral de San Basilio. De los trabajos, que se prolongaron desde 1555 a 1561 se encargó el arquitecto Póstnik Yákovlev, apodado "Barma" (el tartamudo) y el resultado fue una soberbia construcción de estilo bizantino, en ladrillo rojo, con unos discretos 48 metros de altura, pero de una belleza oriental desbordante, llena de color y exotismo gracias a sus numerosas cúpulas en forma de bulbo. La leyenda cuenta que el Zar Iván, haciendo méritos para su terrible apodo, ordenó dejar ciego al arquitecto, para evitar que pudiera crear otra construcción que rivalizara en belleza con la nueva catedral. Por contra, se dice que Yákovlev siguió trabajando posteriormente y con normalidad en el Kremlin de Kazán, pero como decían en una famosa película de John Ford: "Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda".


Imágenes:
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