domingo, 30 de junio de 2019

La vida según Murakami


“Todo ser humano alcanza su cúspide, cada uno a su manera. Una vez que ha ascendido, no le queda más remedio que bajar. Nadie sabe dónde está esa cúspide. Uno se pregunta si todavía no la ha alcanzado y, de pronto, ya has cruzado la divisoria. Nadie lo sabe. Unos  la alcanzan a los doce años y luego arrastran una vida insulsa. Otros no paran de ascender toda su vida. Otros aún mueren en la cúspide. Muchos poetas y compositores viven a merced de una furiosa racha de viento, y ascienden a tales alturas que no logran sobrepasar la treintena. Pero otros, como Pablo Picasso, siguen pintando con intensidad cumplidos los ochenta. 
¿Y yo?, me pregunté.
La cúspide, pensé. ¿La habré alcanzado ya?... Si miro atrás, me parece que apenas he vivido. Pequeñas vicisitudes. Altibajos. Sólo eso. No he creado nada. He amado y he sido amado, pero ya no queda nada. Un paisaje extrañamente llano y monótono. Es como si caminara dentro de un videojuego. Como el Pac-Man. Engullo una línea de puntos dentro de un laberinto. Lo único seguro es que un día tendré que morir.
Es posible que no llegues a ser feliz,  había dicho el hombre carnero.  No tienes más remedio que bailar. Tan bien que deslumbres a todos”

El fragmento pertenece a "Baila, Baila, Baila" (1988) obra del escritor japonés Haruki Murakami. Para ilustrar el texto hemos elegido la obra que tiene por título  "El caminante sobre el mar de niebla" (1818 -1819), un óleo del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich. Ese personaje que observa de espaldas al espectador un mar de niebla impenetrable desde una cima rocosa es para muchos interpretado como una metáfora de la propia vida y de las incógnitas que nos depara el futuro, para otros es solo la forma que tuvo el pintor de plasmar sobre el lienzo la impresión que le produjo la naturaleza durante una caminata por las montañas suizas. Sea como fuere y a la luz del texto solo cabe una pregunta: ¿Habrá llegado este caminante a su cima más alta o tendrá otros retos superiores que encarar en su camino?

Imagen: Esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura catalogada como "Dominio Publico" CC 0. Se enlaza la fuente donde aparece el detalle completo de los derechos de la imagen:

sábado, 29 de junio de 2019

Hitchcock y sus problemas con las duchas


Uno de los directores más prolíficos en cuanto a anécdotas se refiere es Alfred Hitchcock. Se cuenta que la famosa escena de la ducha de "Psicosis" (1960) en la que Janet Leigh lanza uno de los gritos más famosos de la historia del cine, en dura competencia con el grito Wilhelm y con el de Tarzán, provocó tal impresión en una jovencita británica que no había manera de acercarla a una ducha, tal era el terror que esta le causaba a raíz de la escenita. Al persistir el problema, su preocupado padre se dirigió al mismísimo Don Alfredo para pedirle una solución a este problema de higiene que la película había provocado en su hija y que probablemente podría desaparecer con una adecuada cantidad de libras como compensación a sus miedos. Hitchcock, al que en la foto inferior vemos en un momento del rodaje, dando instrucciones a Janet Leigh, no se lo pensó dos veces y ante la imposibilidad de que aquella chica siguiera tomando normalmente sus duchas diarias, le dijo:

"La solución es muy fácil, amigo mio. Lleve a su hija a la tintorería"


Imágenes: Las fotografías están tomadas de la maravillosa página de fondos gráficos de cine clásico Doctor Macro de la que se ha obtenido permiso expreso para hacer uso de sus fondos en este blog. 

viernes, 28 de junio de 2019

Ofelia y "La melancolía del desaparecer" de Foxá



Y pensar que después de que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas,
que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.

Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata,
bañados por la luz del sol poniente
y noches llenas de esa luz de plata,
que inundaban mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente.

Y pensar que no puedo en mi egoísmo
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja,
que he de marchar yo solo hacia el abismo
y que la luna brillará lo mismo
y  ya no la veré desde mi caja.

El poema tiene por título "Meláncolia del desaparecer" y es obra del injustamente olvidado Agustín de Foxá, un poeta, escritor y diplomático con aires de dandy un tanto melancólico al que le tocó vivir la época posterior a la Guerra Civil española y que puede que por alinearse con el bando vencedor y no por su evidente y demostrado talento ha sido un tanto relegado al olvido. El mismo parecía excusarse cuando decía:

"Soy aristócrata, soy conde, soy rico, soy embajador, soy gordo, y todavia me preguntan por qué soy de derechas. ¿Pues qué coños puedo ser?"

Pero parece que con los años matizó su posición: "Todas las revoluciones han tenido como lema una trilogía: libertad, igualdad, fraternidad fue de la Revolución francesa; en mis años mozos yo me adherí a la trilogía falangista que hablaba de patria, pan y justicia. Ahora, instalado en mi madurez, proclamo otra: café, copa y puro." 

Por su parte el gran escritor Curzio Malaparte que habló de su figura en alguna de sus obras lo retrataba así: "Que (Foxá) fuera el representante de la España de Franco en Finlandia no le impedía reírse con desprecio de Franco y su revolución. De Foxá pertenecía a esa joven generación de españoles que había intentado encontrarle un fundamento feudal y católico al marxismo y, como él mismo decía, una teología al leninismo, conciliar la vieja España católica y tradicional con la joven Europa obrera. Pasado el tiempo, se reía de las ambiciosas ilusiones de su generación y del fracaso de esa trágica y ridícula tentativa."

Y el propio Foxá completaba su perfil con estas otras palabras:

"Gordo; con mucha niñez aún palpitante en el recuerdo. Poético, pero glotón. Con el corazón en el pasado y la cabeza en el futuro. Bastante simpático, abúlico, viajero, desaliñado en el vestir, partidario del amor, taurófilo, madrileño con sangre catalana. Mi virtud, la imaginación; mi defecto, la pereza"

Para ilustrar la entrada hemos elegido la obra "Ofelia", un óleo del pintor inglés John Everett Millais, miembro fundador de la Hermandad Prerrafaelita y que con este cuadro en el que se representa la muerte de Ofelia en el "Hamlet" de Shakespeare logra uno de sus mas celebrados trabajos. Actualmente se expone en la Tate Britain de Londres.  

Fuentes: 
Revista Jot DownFoxá, conde de lo mismo: el español que salía en las novelas de Malaparte
Milenio WebAgustín de Foxá: gordo, aristócrata y de derechas
Wikipedia
Imagen: La imagen del cuadro de "Ofelia" esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde se encuentra catalogada como obra de "Dominio Público" CC 0. Se enlaza la fuente de la imagen donde figuran todos los detalles de los derechos de la obra:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:John_Everett_Millais_-_Ophelia_-_Google_Art_Project.jpg

miércoles, 26 de junio de 2019

Groucho Marx, los puros y el dinero


En "Groucho y yo", las amenísimas memorias del bigotudo de los Hermanos Marx, se puede leer el siguiente pasaje en el que Groucho, gran fumador de puros, rememora una anécdota con una marca de cigarrillos que le pretendía como reclamo publicitario y que, puede que por cierta fama que le acompañaba de tacañillo, recordaba con sabor agridulce:

"Mientras representábamos "Animales locos" en 1928, tuvo lugar una pequeña catástrofe que me permitió disfrutar de un buen ataque de insomnio. Una noche, cuando me estaba pintando mi bigote negro para la representación de la noche, el conserje me entregó una tarjeta y me dijo:
—Ahí fuera hay un tal señor Evans que desea verle. Dice que es importante.

Siendo yo un tipo precavido, le pregunté: —¿Es un alguacil? ¿Es un agente de seguros? ¿De qué se trata? El conserje se encogió de hombros. —A mí que me registren. Todo lo que sé es que parece rico. Viste un traje caro y lleva bastón.

Esto no indicaba que fuera alguien que viniera a pedirme un préstamo, de manera que dije: 
—Muy bien, hágalo pasar.
El hombre entró y rápidamente le tomé las medidas. Era un individuo elegante, con cierto toque de conquistador y apuesta figura. Nos dimos la mano y fue directamente al grano.
—Señor Marx —empezó diciendo—, sin duda es usted uno de los más renombrados fumadores de cigarros que hay en todo el mundo.
Acepté con agrado este cumplido bien merecido y el hombre prosiguió diciendo:
—Estoy aquí como representante de la agencia de publicidad que promueve la marca de cigarrillos más importante de la nación. Si recomienda usted nuestros cigarrillos, le daremos mil quinientos dólares. Llevo ya conmigo tanto el cheque como el contrato.

El señor Evans hizo una pausa significativa y pronunció el nombre de la que, en efecto, era la marca de cigarrillos más conocida en América. Con esto ya has leído suficiente para adivinar su nombre. Sí, era nada menos que la marca mundialmente famosa: ¡los cigarrillos Delaney!

—Señor Evans —dije yo—, por mil quinientos dólares encuentro indecente y desleal retirar mi apoyo a una industria a la que, una y otra vez, he salvado por los pelos de los abismos del caos financiero. Es innegablemente cierto que soy uno de los más famosos fumadores de cigarros que existen en el mundo. Quizás el más famoso. Y precisamente por esta razón consideraría que es traicionar a toda la industria de tabaco de La Habana, si recomendara una cosa tan vulgar y rastrera como un cigarrillo.

A la mitad de este rimbombante discurso, me di cuenta de que no había dicho nada. Afortunadamente, el mercachifle ignoró aquel torrente de bobadas y prosiguió diciendo:

—Bueno, ¿se sentiría usted desleal si, en lugar de mil quinientos dólares, aumentásemos la oferta hasta dos mil quinientos?

Meneé la cabeza. En aquel momento estaba más bien furioso e indignado.

—Señor Evans, mi integridad no conoce límites. No puede ser medida con algo tan grosero como el dinero. Va más allá de mil quinientos, mucho más allá. Una de las pocas cosas de que una persona disfruta en la vida —proseguí diciendo— es de su buen nombre y de su reputación de incorruptibilidad. No tengo ninguna intención de sacrificar ninguna de las dos cosas por la miseria de dos mil quinientos dólares. Y ahora, si me hace usted el favor, ¡buenas noches!

El señor Evans ignoró también esta parrafada grandiosa y continuó hablando como si no hubiera oído una sola palabra.
—Suponga, señor Marx —susurró astutamente— que, en lugar de dos mil quinientos dólares, le ofreciera a usted un cheque de cinco mil. ¿Estaría dispuesto entonces a recomendar los Delaney?
A la mención de cinco mil dólares, mi integridad empezó a tambalearse un poco. Cinco mil representaban una suma respetable. Estuve tentado a acceder en seguida. Sin embargo, después del estúpido discurso que acababa de soltar, no me quedaba otra alternativa que persistir en mi actitud.

El ferviente señor Evans me apremiaba ahora en tono enfático.
—Cinco mil dólares constituyen una buena suma, señor Marx. Con tanto dinero podría comprarse usted dos Cadillacs.
—Señor Evans —repliqué con altivez—, probablemente no está usted enterado de ello, pero ya tengo dos Cadillacs. ¿Qué haría yo con cuatro?
—¡Hum! —replicó—. Bueno, podría dar un coche a cada uno de sus hermanos.
Irguiéndome hasta alcanzar toda mi estatura, declaré solemnemente:
—Todos los hermanos Marx tienen dos Cadillacs.
—Muy bien —dijo rindiéndose—. Olvidémonos de los automóviles. He de confesar que usted resulta un hombre difícil para hacer negocios. Por lo visto, usted no tiene ningún interés por el dinero. (Estuve a punto de decir: «¡Ya lo creo que lo tengo!», pero me contuve en el último momento.) Ahora voy a hacerle una nueva oferta, que será mi última oferta. Puede tomarlo o dejarlo. Le doy siete mil quinientos dólares, si escribe usted su nombre en este papel aceptando recomendar los cigarrillos Delaney.

A la mención de siete mil quinientos dólares, estuve a punto de desmayarme. Mi tensión arterial crónicamente baja subió de repente casi a su estado normal y el camerino empezó a dar vueltas alrededor de mi cabeza. Mientras la ambición desmesurada comenzaba a sustituir la rectitud, lancé rápidamente una mirada por encima de aquel individuo y examiné la puerta del camerino a fin de asegurarme de que Evans no podía escaparse. Volví mi rostro hacia él y lo miré fijamente a los ojos.

—Antes de que firme, escúcheme usted bien: ¿está seguro de que ésta es su oferta definitiva?
—¡Menudo pájaro está hecho usted! —dijo—. Siete mil quinientos dólares es un buen montón de dinero por no hacer absolutamente nada.
—Muy bien. Déme el contrato.

Lo firmé apresuradamente y el hombre me entregó un cheque extendido a nombre de Groucho Marx por valor de siete mil quinientos dólares. He de confesar que aquel detalle me extrañó mucho. ¿Cómo podía saber antes aquel individuo que yo iba a rechazar las ofertas de mil quinientos dólares, de dos mil quinientos y de cinco mil, para aceptar finalmente la de siete mil quinientos? Metí rápidamente el cheque en mi bolsillo, nos estrechamos la mano y lo acompañé hasta la puerta. Un momento antes de despedirse definitivamente, metió la mano en uno de sus bolsillos y sacó otro cheque. Me lo enseñó. Estaba extendido también a nombre de Groucho Marx y la suma que allí figuraba era de ¡diez mil dólares! Nunca olvidaré sus últimas palabras, mientras lo iba rompiendo en pedazos. El hombre dijo:

—Señor Marx, si hubiese usted resistido un poco más de tiempo, ¡habría podido conseguir los diez!
Aquella noche no estuve muy gracioso en escena."

Y para completar os dejo un maravilloso vídeo de Groucho, ya metidito en años, dándole lecciones de humor a Bill Cosby. El encuentro ocurrió en 1973 y después de varios latigazos de ingenio, Bill Cosby le preguntó si tenía algún deseo por cumplir y Groucho sentenció: "Terminar esta entrevista lo antes posible"


Imágen: La fotografía de cabecera ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como "Dominio Público" CC 0. Se enlaza la fuente donde figuran todos los detalles sobre derechos de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Groucho_Marx.jpg

martes, 25 de junio de 2019

Citas Citables: Edgar Allan Poe por él mismo



"Los cabellos grises son los archivos del pasado"

"Las cuatro condiciones para la felicidad: el amor de una mujer, la vida al aire libre, la ausencia de toda ambición y la creación de una belleza nueva"

"Porque la tortuga tiene los pies seguros, ¿es ésta una razón para cortar las alas al águila?"

"Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos."

"Todas las obras de arte deben empezar... por el final."

"Si quieres olvidar algo en el acto, haz una nota poniendo que hay que acordarse de eso."

"Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño."

"A la muerte se le toma de frente con valor y después se le invita a una copa."

"Cuando un loco parece completamente sensato es ya el momento, en efecto, de ponerle la camisa de fuerza."

"El demonio del mal es uno de los instintos primeros del corazón humano."

"El niño conoce el corazón del hombre."

"Más cuerdo es, el que acepta su propia locura"

"El único medio de conservar el hombre su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella."

"En los corazones de los hombres más temerarios hay cuerdas que no se dejan tocar sin emoción."

"En la música es acaso donde el alma se acerca más al gran fin por el que lucha cuando se siente inspirada por el sentimiento poético: la creación de la belleza sobrenatural".

"Es dudoso que el género humano logre crear un enigma que el mismo ingenio humano no resuelva."

"La belleza de cualquier clase en su manifestación suprema excita inevitablemente el alma sensitiva hasta hacerle derramar lágrimas."

"La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia."

"La enorme multiplicación de libros, de todas las ramas del conocimiento, es uno de los mayores males de nuestra época."

"La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia."

"La muerte de una mujer hermosa es, sin duda, el tema más poético del mundo."

"La vida real del hombre es feliz principalmente porque siempre está esperando que lo sea pronto."

"Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche."

"No es una suposición irracional pensar que, en una vida futura, consideremos un sueño nuestros pensamientos actuales."

“No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño.” (El Gato Negro)

"No tengo fe en la perfección humana. El hombre es ahora más activo, no más feliz, ni más inteligente, de lo que lo fuera hace 6000 años."

"¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces cometiendo una acción estúpida o vil, por la única razón de que 'no debe' cometerla? ¿Acaso no existe en nosotros una eterna inclinación, a despecho de la excelencia de nuestro juicio, a violar 'la ley' simplemente porque reconocemos que es la ley?."

"Sueño, esos pedacitos de muerte. ¡Como los odio!".

"Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error."

"Todo movimiento, cualquiera que sea su causa, es creador."

"El poder analítico no debe confundirse con el simple ingenio, porque mientras el analista es necesariamente ingenioso, el hombre ingenioso está con frecuencia notablemente incapacitado para el análisis."

" Y cosecharon los frutos maduros de su perdición."

"Y en la profunda oscuridad permanecí largo tiempo atónito, temeroso... Soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido a soñar jamás"

Imagen: La imagen esta tomada de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como "Dominio Público"  CC 0 - Se enlaza la fuente donde figuran todos los datos de derechos de la imagen:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edgar_Allan_Poe,_circa_1849,_restored,_squared_off.jpg

lunes, 24 de junio de 2019

"La Criatura" y Katharine Hepburn



Katharine Hepburn fue toda una revolución en Hollywood,  lugar donde por supuesto no estaban acostumbrados ni preparados para lidiar con espíritu libre e independiente como el suyo. Sus padres eran muy progresistas y singulares para su época: su padre era un médico a favor del aborto y los anticonceptivos y su madre una sufragista convencida que le marcó a fuego algunas ideas: "Mi madre me enseñó que las mujeres no tenemos por qué ser el sexo débil" o aquella otra ciertamente revolucionaria en aquellos días: "Ser ama de casa es el mayor trabajo que puede realizarse, pero si no te interesa, simplemente no lo hagas". La Hepburn era talentosa y rebelde a partes iguales; no solo fue capaz de ganar cuatro veces el Oscar a la mejor actriz (aparte de estar nominada en doce ocasiones), también lo era de dejar plantados a todos los mandamases de la industria y no acudir a recoger ninguna de sus cuatro figurillas doradas, unos premios que ni siquiera quiso tener consigo y que tras su donación se exponen en el Empire State Building de Nueva York. Era divertida, desenfadada y toda una deportista en una época en la que el ejercicio físico no era habitual entre las mujeres, de hecho jugaba al tenis todas las mañanas hasta cerca de los ochenta años y no era raro verla pasear en bicicleta por la ciudad. Y sobre todo era inteligente y aguda como pocas. En cierta ocasión, una periodista le preguntó, en relación a su costumbre de llevar siempre pantalones, si tenía alguna falda en su vestuario. La actriz no lo dudó y lanzó su torpedo a la linea de flotación de la periodista entrometida: "Si, tengo una, me la pondré para su funeral". No firmaba autógrafos, no concedía entrevistas y a pesar de ello el público la adoraba. Después de algún traspiés con alguna película, los estudios le quisieron colocar la etiqueta de "Veneno para la taquilla" y ella se arremangó y se fabricó a pulso un éxito del tamaño de "Historias de Filadelfia". La actriz, que consiguió mantener su nombre real en el mundo del cine, huyendo de otros prefabricados que borraran su propia identidad, sabía dar la dimensión justa a su profesión, y calibrar la verdadera importancia que esta podía tener: "Es un negocio en el que empiezas porque eres un egocéntrico"  y se guardaba muy mucho de no dejarse atrapar por ese ser ficticio que los estudios creaban a cada actriz para brillar aun más en la gran pantalla y al que denominaba "La Criatura", un ser del que "La fiera de mi niña" decía:

"No conservo retratos aquí en mi hogar de mi yo profesional porque esos no son retratos míos. Son fotografías de la Criatura, y yo no la traigo a casa. No le permito entrar en mi casa. (...) Te diré alguien por quien sentí lástima. Era Marilyn Monroe. ¿Sabes por qué?. Dejó que su criatura tomase el control"

Murió el 29 de junio de 2003 a los 96 años. Un par de días después, el 1 de julio, se apagaron durante toda una noche las famosas luces de Broadway en muestra de duelo y respeto por una de las mejores actrices de la historia del cine.

Si hay algo que no entiendo, que no me cuadra con el carácter de esta maravillosa actriz, es su casi sumisión a otro portento de la actuación, el gran Spencer Tracy, pero esa es otra historia para ser contada en otro momento. 

Imagen: La fotografía de cabecera esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura como "Dominio Público" CC 0. Dejo enlace de la fuente donde figuran todos los detalles de derechos de la imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Katharine_Hepburn_Face.jpg

domingo, 23 de junio de 2019

Béla Lugosi, la primera víctima de Drácula



"Nunca hubiera aceptado hacer Drácula en Broadway si hubiera sabido la espantosa y duradera maldición que ha tenido sobre mi vida y mi carrera. ¡Nunca podré escapar del horror de Drácula! Estoy avergonzado y triste"

Son palabras de Béla Ferenc Dezső Blaskó, más conocido como Béla Lugosi, el actor que dio vida al Conde Drácula. Curiosamente este actor parecía predestinado a encarnar a Drácula desde su nacimiento ya que vino al mundo en 1882 en la región de Transilvania, en la ciudad de Lugos, de donde deriva el nombre artístico de Lugosi. Tras una etapa de éxito como actor de teatro en Budapest tuvo que trasladarse a Estados Unidos por motivos políticos.

Es de suponer que su origen húngaro fue determinante a la hora de su elección para encarnar a Drácula, primero en Broadway y posteriormente en el cine, en 1931, a las ordenes del genial Tod Browning. Su extraño acento, su marcada gestualidad, su lentitud de movimientos y esas manos como garras resultaron altamente efectivas y aterrorizaron a los espectadores de aquellos años. Pero el éxito conseguido con este papel le pesó como una losa y lo encasilló de por vida en el género de terror, por mucho que se negara a abonar la senda rechazando hacer de Frankenstein -uno de su grandes errores-, los papeles que se le ofrecían siempre caían del mismo lado y así tuvo que aparecer en clásicos del cine de terror como: "El doble asesinato de la calle Morgue", "La legión de los caballeros sin alma", "La isla de las almas perdidas", "Satanas", "El cuervo".... pero al llegar los años cuarenta solo tenía sitio en películas de segunda fila y poco a poco la caída fue más acentuada y tuvo parodiarse a sí mismo y aparecer como Drácula en películas de humor como la hilarante de "Abott y Costello contra los fantasmas", o lo que es mucho peor, cobrar unas monedas por aparecer disfrazado de Drácula en locales nocturnos y fiestas.

La puntilla vino de su adicción a la morfina, una sustancia que consumía para calmar los dolores que padecía por las tres heridas de guerra que recibió en el frente de la Primera Guerra Mundial. Con el tiempo la droga le provocó un estado cercano a la locura que le llevaba a comportarse como si realmente fuera Drácula, asumiendo de tal manera dicha personalidad que llegó a dormir en un ataúd y a vestir capas negras. Sus últimos años fueron francamente tristes y quedaron maravillosamente recogidos en la película "Ed Wood" de Tim Burton, en la que se le ve participando en algunas de las peores películas de la historia. Falleció en 1959 a la edad de 73 años víctima de un ataque al corazón. En su testamento dejó indicaciones para ser incinerado con su disfraz de vampiro y así se hizo. Dicen que sus últimas palabras antes de morir fueron: "Soy Drácula, soy inmortal".


Imágenes: Las fotografías están tomadas de Doctor Macro, una sensacional página sobre cine clásico que amablemente nos ha dado permiso para el uso de sus fondos gráficos. Enlazo el apartado de Bela Lugosi de donde se han tomado estas fotos: 
https://www.doctormacro.com/Movie%20Star%20Pages/Lugosi,%20Bela-Annex.htm

sábado, 22 de junio de 2019

Pier Paolo Pasolini y la derrota



"Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota. En manejarse en ella. En la humanidad que de ella emerge. En construir una identidad capaz de advertir una comunidad de destino, en la que se pueda fracasar y volver a empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados. En no ser un trepador social, en no pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar el primero. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de gente importante, que ocupa el poder, que escamotea el presente, ni qué decir el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser. Ante esta antropología del ganador de lejos prefiero al que pierde. Es un ejercicio que me parece bueno y que me reconcilia conmigo mismo. Soy un hombre que prefiere perder más que ganar con maneras injustas y crueles. Grave culpa mía, lo sé. Lo mejor es que tengo la insolencia de defender esta culpa, y considerarla casi una virtud. "

Son palabras del gran cineasta y escritor Pier Paolo Pasolini, una reflexión necesaria que nos llega del pasado para este presente en el que todo parece estar permitido y en el que la falta de respeto al prójimo y el lema del tanto tienes tanto vales parece ser la divisa de la mayoría. A mi también me atrae la derrota cuando se lleva con dignidad, cuando alguien lucha en buena lid con todas sus fuerzas y logra asumir con fortaleza y honor que a veces la suerte no estuvo de su parte o que simplemente hubo alguien mejor. Y todavía admiro más al que vuelve a intentar alcanzar su meta con ímpetu redoblado y sin dobleces. ¡Grande Pasolini, El evangelio según Pier Paolo!

NOTA: Movido por la pregunta de un lector del blog empecé a hacer indagaciones sobre el origen de la cita de Pasolini y me topé con la sorpresa de que no es enteramente suyo. El texto aparece en centenares de páginas atribuido por completo a Pasolini y nosotros hemos caído también en el error de dar por buena la referencia. Solo se obtiene un poco de luz buscando la cita en italiano: "Penso che sia necessario educare le nuove generazioni al valore della sconfitta...." Al parecer el texto completo es de Rosaria Gasparro, una profesora de San Michele Salentino que lo colocó en su facebook junto a una foto de Pasolini y una reflexión que ciertamente era del cineasta italiano y que se reducía a esta parte: "Soy un hombre que prefiere perder más que ganar con maneras injustas y crueles. Grave culpa mía, lo sé. Lo mejor es que tengo la insolencia de defender esta culpa, y considerarla casi una virtud" frase que se entresacaba de "Dialoghi con Pasolini" del semanal "Vie nuove" nº 42 (1961). Por error se atribuyó el texto por completo a Pasolini y la red se encargó de multiplicar el error de la misma forma que tantas otras veces. Siento haber tropezado yo también, pero al menos aclarado queda. Aplausos para Rosaria Gasparro

Imágen: La imagen, de Pier Paolo Pasolini, esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como de Dominio Público CC0. Añado el enlace de la página fuente donde figuran todos los detalles de derechos de la imagen: 

viernes, 21 de junio de 2019

Sobre el asesinato y los buenos modales



"El asesinato es una forma de actuar impropia, altamente inadecuada, y no me importa decir que todo hombre que interviene en un asesinato tiene un modo de pensar muy incorrecto y unos principios muy erróneos (...) Pues si un hombre se deja tentar por un asesinato, poco después piensa que el robo no tiene importancia, y del robo pasa a la bebida y a no respetar los sábados, y de esto pasa a la negligencia de los modales y al abandono de sus deberes. Una vez empezada esta marcha cuesta abajo, no se sabe nunca dónde hay que pararse. Muchos hombres han iniciado su ruina al cometer un asesinato de un tipo u otro, que en ese momento creyeron que no tenía la menor importancia"

El fragmento, cargado de fina ironía, pertenece al libro "Del asesinato considerado como una de las bellas artes", obra del escritor británico Thomas de Quincey (1785-1859) y para ilustrarlo hemos tomado el cuadro de Jacques Louis David titualado "La muerte de Marat" en la que se muestra el cuerpo ya sin vida de Marat tras ser apuñalado en la bañera por Charlotte Corday. El cuadro se expone en el Museo del Louvre en París.

Imágen: La imagen está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura con la etiqueta de Dominio Público CC0. Se enlaza la página de origen donde figuran por extenso todos los detalles de derechos de la obra. Link: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Jacques-Louis_David_-_La_Mort_de_Marat.jpg

jueves, 20 de junio de 2019

Carta de Akira Kurosawa a Ingmar Bergman


"Estimado Sr. Bergman:

Por favor, permítame felicitarlo en su septuagésimo cumpleaños.

Su trabajo toca mi corazón profundamente cada vez que lo veo y he aprendido mucho de sus obras y han sido alentadoras. Le deseo que permanezca en buen estado de salud para que pueda crear más películas maravillosas para nosotros. 

En Japón, había un gran artista llamado Tessai Tomioka que vivió en la era Meiji (finales del siglo XIX). Este artista pintó varios cuadros excelentes mientras todavía era joven, y cuando llegó a la edad de 80 años, de repente comenzó a pintar cuadros que eran muy superiores a los anteriores, como si estuviera en su gran etapa de florecimiento. Cada vez que veo sus pinturas, me doy cuenta perfectamente que un ser humano no es capaz de crear obras extraordinarias hasta que llega a los 80.

Un ser humano nace como bebé, se convierte en un niño, pasa por la juventud, la flor de la vida y, finalmente, vuelve a ser un bebé antes que termine su vida. Esta es, en mi opinión, la forma ideal de la vida. Yo creo que estaría de acuerdo en que un ser humano llega a ser capaz de producir obras puras, sin restricción alguna, en los días de su segunda infancia. Ahora tengo setenta y siete (77) años de edad y estoy convencido que mi verdadero trabajo apenas comienza.

Mantengámonos juntos por el bien de las películas.
Con los más cordiales saludos,

Akira Kurosawa. "

Esta carta fue la reacción de Kurosawa cuando leyó en "La linterna mágica", unas memorias de Ingmar Bergman publicadas en 1987, poco antes de cumplir los 70 años, en las que el director sueco aseguraba que "probablemente lamentaría el hecho de no hacer más películas". Todavía estarían por llegar obras de formidables para ambos: "Saraband" y "Los sueños de Akira Kurosawa".


Imágenes: La fotografía de cabecera es de Ingmar Bergman a la edad de 44 años y la final, de Akira Kurosawa durante el rodaje de "Los siete samurais". ¡Dos genios!

Ambas imágenes han sido tomadas de los fondos de Wikimedia Commons donde aparecen etiquetadas como "Dominio Público" CC0. Se enlaza la fuente original donde figuran todos los detalles de las imágenes:1.- https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ingmar_Bergman_1944-09-06.jpg

miércoles, 19 de junio de 2019

Tallulah Bankhead: La verdadera "Cruella de Vil"



"Sólo las buenas chicas llevan diarios. Las chicas malas no tienen tiempo para eso"

Eso decía la actriz Tallulah Bankhead y ella siempre iba huye que te alcanzo, intentando vivir todo lo deprisa que pudiera. Su acaudalada familia -era hija de un congresista de EEUU y nieta y bisnieta de senadores- le había dado una esmerada educación que ella compaginaba a las mil maravillas con un desenfrenado ritmo de vida, una lengua viperina, un carácter indomable y una cama siempre revuelta. En cierta ocasión un periodista le preguntó: "¿Sra. Bankhead  de no ser actriz que hubiera sido?" La actriz no se lo pensó mucho y mordaz como solo ella podía ser le dijo: “Dudaba entre madre superiora de un convento, puta o presidente de los Estados Unidos. ¡Espero que pongas en tu libreta que habría hecho de maravilla las tres cosas!". Sin duda las reuniones familiares en Navidad, cuando volvía la oveja descarriada, debían ser la repera.  

A veces, ligerilla de cascos como era, incluso se olvidaba de la ropa interior, como le ocurrió en "Naufragos" (1944 - Hitchcock), posiblemente su película más recordada, y donde estos olvidos, seguramente intencionados para crear tensión, pusieron de los nervios al resto del reparto ya que toda la historia se desarrollaba mientras estaban sentados en el reducido espacio de una barca de salvamento tras sufrir un naufragio. Supongo que hubo sus más y sus menos, sus roces y tiranteces, y al final "pelillos a la mar". Y si bien es cierto que como actriz hizo alguna que otra incursión meritoria en el mundo del cine, fue en el teatro donde logró sus mayores éxitos. Fue tal su fama entre las tablas de Broadway que parece que el papel de Margo Channing que encarnaba Bette Davis en "Eva al desnudo" (1950 - J.L Mankiewicz), y en el que se refleja el ocaso de una gran estrella del teatro eclipsada por otra más joven y llena de ambición, esta basado en la vida de Tallulah. De hecho se cuenta que la Bankhead era muy amiga de Bette Davis, ambas poseedoras de un carácter volcánico, y que cuando vio la versión que de su persona y de sus avatares en el teatro daba la Davis, se molestó sobremanera, y al ser preguntada sobre ello contestó con evidente dosis de sarcasmo: “Bette y yo somos muy amigas. Tanto que no le echaría nada en cara... En ninguna de sus dos caras, ¡claro está!”. Por si fuera poco, se cuenta que fue la Davis la que le robó el papel de "La loba" (1941 - William Wyler), otro de los tantos grandes papeles que perdió por su irreflenable modo de vida, y refiriéndose de nuevo a su "amiga" de ojos saltones, dijo: "No creáis que no se quién ha estado contando cotilleos sobre mí... después de todas las cosas buenas que he hecho por esa arpía, ¡cuando la coja, voy a arrancarle cada pelo de su bigote!". Y para colmo, hay quien apunta, que el personaje de "Cruella de Vil" en "101 dálmatas" esta basado en ella. Al menos el cigarro lo sostenía igual.

Pero tenía otras perlas para el recuerdo:

"Decid cualquier cosa de mi, mientras no sea aburrida"
"Ya no se hacen los espejos como antiguamente" (al mirarse en uno ya entradita en años)
"Querida, si de verdad quieres ayudar al teatro americano, no te hagas actriz, hazte espectadora"
"Nadie puede ser exactamente como yo. Incluso yo tengo problemas para conseguirlo"
"Tengo tres fobias...: odio ir a la cama, odio levantarme y odio estar sola"
"Me han llamado muchas cosas, pero nunca intelectual"
"Si yo viviera mi vida otra vez, cometería los mismos errores..., sólo que más deprisa."
"Hay una regla que yo recomiendo seguir: nunca practicar dos vicios al mismo tiempo".
"Mi padre me advirtió sobre los hombres y el alcohol, pero nunca dijo nada sobre las mujeres y la cocaína"
"He leído Shakespeare y la Biblia, y puedo jugar a los dados. Eso es lo que yo llamo una educación liberal."

Y para terminar, una última anécdota. Un doctor le aconsejó que debía intentar dejar de beber y que cada vez que sintiera ganas de tomarse una copa, se comiera una manzana. Ella sorprendida solo pudo decir: "¡Pero doctor! ¿Sesenta manzanas al día?"

¡Todo un personaje!


Fuentes: Historia y vida nº 606 - Diccionario de actores cinematográficos (Manuel Gutierrez da Silva) - Wikiquote y del blog "Gente que no invitarías a cenar"

Imágenes: Las fotografías han sido tomadas de la sensacional página dedicada al cine clásico "Doctor Macro" y de la que se ha recibido consentimiento expreso para hacer uso de sus fondos.

"Inventario de lugares propicios al amor" - Ángel González



Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además, proscriben
la caricia (con exenciones
para determinadas zonas epidérmicas
-sin interés alguno-
en niños, perros y otros animales)
y el «no tocar, peligro de ignominia»
puede leerse en miles de miradas.
¿A dónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas,
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al odio.

El poema "Inventario de lugares propicios al amor" es obra del sensacional poeta ovetense Ángel González (1925-2008), integrante de la conocida como Generación del 50, y se encuentra recogido en su libro "Tratado de urbanismo" (1967). El poema conecta de inmediato con la realidad vivida por legiones de jóvenes amantes que buscan con avidez el amparo de las sombras.

La fotografía es de Kitty Collins y "El sueco", un par de amantes a los que daban vida Ava Gardner y Burt Lancaster, en la gran película "Forajidos" (Killers - 1946 - Robert Siodmak), a la que pertenece el fotograma.

Fuente del poema: Biblioteca Virtual Cervanteshttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/inventario-de-lugares-propicios-al-amor/html/c88f81f3-983f-4b45-b664-d4231d5394d7.html
Imagen: Fotografía tomada de la sensacional página de fotografía de cine clásico "Doctor Macro" y de la que se ha recibido consentimiento expreso para hacer uso de sus fondos.
Link: https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/K/Killers,%20The%20(1946).htm

martes, 18 de junio de 2019

Robert Koch y la Pereza



Supongo que los profesores son a veces sufridores de los malos estudiantes, pero también de aquellos que poseyendo unas cualidades y potencialidades evidentes se dejan llevar por la pereza, no rinden todo lo que debieran y malgastan tristemente su talento. Robert Koch, con el tiempo famosísimo científico - con bacilo propio y todo -, era uno de aquellos estudiantes, distraído y nada dado al esfuerzo académico, llevándose más de un castigo por ello. En cierta ocasión, un profesor suyo, harto de su falta de interés le puso como castigo una redacción de al menos tres folios que girara en torno a la siguiente pregunta: ¿Qué es la pereza?

Robert Koch, perezoso pero genial, escribió el trabajo que le había sido encomendado y logró, sin sin mucho esfuerzo, todo hay que decirlo, que reflejara muy a las claras la esencia del tema sobre el que debía versar el mismo. En el primer folio escribió "Esto", con grandes letras que abarcaban toda la hoja, en el segundo puso "Es" y acabó en el tercero con la palabra "Pereza". Supongo que con el tiempo se enmendaría, tal como muestra la importancia de sus descubrimientos, pero nadie puede dudar de que siendo joven ya era capaz de tratar con concisión y exactitud los problemas que le eran planteados y que si se trataba de vacilar (aquí con "v" que ya habría tiempo para la "b") era también todo un número uno. Yo en el puesto del profesor no se si me habría molestado o por contra le habría puesto la máxima nota.

Robert Koch (1843-1910) era un insigne médico alemán que legó su apellido a uno de esos bacilos que terminaron haciéndose famoso para muchos de nosotros, el bacilo de Koch, toda vez que fue este médico el que lo descubrió y con él la causa de la temida y mortal tuberculosis. No se quedaría ahí y también tiene en su haber el descubrimiento del bacilo del cólera, méritos más que suficientes para hacerse acreedor al Premio Nobel de Medicina que le fue entregado en 1905. Son famosos sus postulados de Koch y es considerado unánimemente como el fundador de la bacteriología. 

Aunque gracias a sus descubrimientos médicos se salvaron incontables vidas, hay una frase suya que dice: 

 "Cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue al efecto."

Fuente: A partir de una entrada del libro "Anécdotas de la Historia" de Pancracio Celdrán Gomariz

Imágen: La fotografía de Robert Koch es obra de Wilhelm Fechner y ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura como obra de "Dominio Público" (CC 0). Se añade link a la página para facilitar la consulta de las características de la imagen: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Robert_Koch.jpg

lunes, 17 de junio de 2019

Según Norman Mailer "Los tipos duros no bailan"


"-¿Has oído hablar de Frank Costello? - me preguntó.

-Uno de los gángsters más importantes - dije con admiración.

- Una noche, Frank Costello estaba sentado en un club nocturno, en compañía de su rubia, una mujer muy guapa, y en su mesa estaban también Rocky Marciano, Tony Canzoneri y Dos Toneladas Tony Galento. Una reunión de italianos. La orquesta tocaba. Y Frank va y le dice a Galento: "Anda, baila con Gloria". Esto pone nervioso a Dos Toneladas. No le gusta bailar con la chica del gran hombre. ¿Y si la rubia se le arrima demasiado? Así que le dice: "Bueno, señor Costello, ya sabe que no soy un gran bailarín". Y Frank le contesta: "Y una mierda, bailas muy bien. Baila con Gloria". El caso es que se levanta y da un par de vueltas por la pista con la muchacha, manteniéndola muy alejada, y cuando vuelve con la chica a la mesa, Costello le pide lo mismo a Canzoneri. Tony saca a bailar a la rubia. Luego le llega el turno a Rocky Marciano. Éste es el único que se considera lo bastante importante para llamar a Costello por el nombre de pila, y le dice: "Señor Frank, ya sabe que los pesos pesados no nos lucimos en una pista de baile". Frank Costello le contesta: "Sal a la pista y baila con Gloria". Mientras bailan, Gloria aprovecha la ocasión para decirle al oído: "Oye, hazme un favor. A ver si consigues que Frank dé unos pasitos conmigo". Terminado el baile, Rocky lleva a la chica a la mesa, sintiéndose un poco más relajado, en tanto que los demás ya se han tranquilizado. Comienzan a pinchar al gran hombre, con mucho cuidado, ¿comprendes?, solo bromeando un poco: "¡Venga, señor Costello...!". "¡Vamos, señor Costello, complazca a la señorita!" Y Gloria le dice: "Sí, ¡por favor...!". Y los otros e dicen: "Ahora le toca a usted, señor Frank". Pero Costello niega con la cabeza y dice: "Los tipos duros no bailan".

En la foto se puede ver a Rocky Marciano (Rocco Francis Marchegiano), campeón del mundo de boxeo en la categoría de pesos pesados invicto, es más, es el único gran campeón que no conoció la derrota al retirarse antes de que esto ocurriera y después de 49 victorias consecutivas. Al parecer el muchachito, según contaba Norman Mailer en su novela, no era lo suficientemente duro para Frank Costello, el "consigliere" de Lucky Luciano por un tiempo y posteriormente, cuando a aquel le llegaron los problemas, se convirtió en uno de los hombres más inteligentes y poderosos de la Mafía, de hecho, parte del personaje de Don Vito Corleone en "El padrino" se basa en su figura. El fragmento pertenece a uno de los grandes libros de Norman Mailer: "Los tipos duros no bailan" (1984)


Imagen: La fotografía de Rocky Marciano, obra de Mohamed Said Momo ha sido tomada de la página Wikimedia Commons donde figura con algunos derechos reservados pero siendo posible su reproducción sin fines comerciales. Presenta la siguiente licencia: Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional
Link a la fuente original con todos los detalles de la fotografía: 
Esta entrada se publicó anteriormente en nuestro anterior blog "Una pizca de cine, música, historia y arte" en septiembre de 2013 

domingo, 16 de junio de 2019

El día que Elizabeth Taylor salvó a Montgomery Clift de la muerte


A pesar de que no logró ganar ningún Oscar durante su carrera, no cabe duda de que Montgomery Clift es uno de los grandes actores que ha dado Hollywood. Elizabeth Taylor estaba perdidamente enamorada de él y buscaba su compañía siempre que podía sin aceptar que la homosexualidad de Monty hacía imposible una relación que fuera más allá de una solida amistad. Ya habían rodado juntos la sensacional película "Un lugar en el sol", a la que pertenece la fotografía de cabecera, y ahora se volvían a unir para rodar "El árbol de la vida", un film con pretensiones de ser un nuevo "Lo que el viento se llevó", y que no estaba siendo del agrado de Monty que con 36 años tenía la misión de dar vida a un ingenuo muchacho de 17. El 12 de mayo de 1956, durante un descanso del rodaje, Monty fue invitado por Elizabeth Taylor para que fuera a cenar a su casa, con la excusa de que un párroco que le había visto en su papel del Padre Lonegan en "Yo confieso" quería conocerle. Monty temía que finalmente serviría nuevamente de confesor de las penas de Liz por sus problemas matrimoniales con Michael Wilding y ciertamente el párroco no se presentó. Si acudió a la fiesta Rock Hudson y Kevin McCarthy uno de los mejores amigos de Monty. Hay quien dice que apenas bebió, otros que lo hizo en exceso, lo cierto es que cuando se despedía, no muy avanzada la noche y viendo la niebla que había le dijo a su amigo Kevin:

"Kevin tiene que ayudarme a bajar la montaña o me pasaré toda la noche dando vueltas por ella"

El propio Kevin que circulaba con su vehículo por delante del de Monty cuenta como se produjo el accidente y los momentos posteriores:

"De pronto miré por mi retrovisor y vi que Monty estaba demasiado próximo. Se me ocurrió que iba a gastarme una de sus habituales bromas, dando un golpecito a mi coche. De modo que pisé el acelerador. El coche de Monty parecía casi encima del mío. Me pegunté si sufriría un ligero desvanecimiento y me asusté. Pero estábamos en plena curva y era peligrosa. Nos desviamos, rechinando los neumáticos en la oscuridad. Detrás de mí vi las luces de los faros de Monty oscilando de uno a otro lado de la carretera y luego oí un estrépito terrible. Una nube de polvo apareció en mi retrovisor. Corrí e aquella dirección. El coche de Monty aparecía arrugado contra un poste de telégrafo. Olía a gasolina y el motor seguía funcionando. Conseguí estirarme por la ventanilla y apagar el motor pero no veía a Monty. Corrí hacia mi coche e iluminé con sus faros el de Monty. Entonces lo vi enroscado bajo el salpicadero. Tenía el rostro desgarrado, como una pulpa sanguinolenta: le creí muerto. Volví a la casa temblando y golpeé en la puerta. ¡Ha sucedido un terrible accidente. No sé si Monty vive o ha muerto, buscad una ambulancia, rápido!, grité. Mike Wilding y yo tratamos de evitar que Elizabeth nos acompañara, pero ella se revolvió contra nosotros como una tigresa. ¡No, no. Voy a ver a Monty!, gritó. Y se precipitó por la colina."

Cuando llegaron, vieron el coche totalmente aplastado y sin que se pudiera abrir la puerta delantera. Liz, de forma decidida se introdujo por el maletero y llegó como pudo hasta el asiento delantero. Cogió la cabeza de Monty, que estaba a punto de perder la consciencia, y la puso sobre su regazo, momento en el que este exhaló un gemido y empezó a atragantarse, mientras se señalaba el cuello. Liz le introdujo sus dedos en la boca y logró sacar varios dientes que tras perderlos en el golpe y cambiar de postura se le habían alojado en la garganta y le impedían respirar, con lo que parece que le salvó de morir asfixiado. Se cuenta que más tarde Monty le regaló a Liz, a la que llamaba "Bessie Mae", los dientes engarzados en oro a modo de recuerdo.

Posteriormente, todavía en el coche, fue atendido por el Doctor Kennaer. Cuando llegó este, Monty todavía tenía fuerza para realizar presentaciones: "Doctor Kennaer, le presento a Elizabeth Taylor". Finalmente fue sacado del coche entre el doctor y Rock Hudson. El doctor recuerda como encontró al actor:

"Fue un milagro que viviese. Sangraba desde profundos desgarrones en la mejilla izquierda. Tenía la nariz rota, la mandíbula y aplastado el seno nasal. También sufría conmoción cerebral. No se le hizo cirugía plástica cuando ingresó en quirófano. Se le reconstruyó principalmente la mandíbula."

Fue nuevamente Elizabeth Taylor quien se preocupó de evitar que la prensa molestara al actor durante su estancia en el hospital y que se lo fotografiase hasta que su cara fue correctamente tratada y reconstruida. Su celo por salvaguardar a su amigo de los reporteros gráficos fue tal que, antes de que fuera trasladado del lugar del accidente, Liz junto a Rock Hudson, Michael Wilding y otros amigos presentes en la cena previa, hicieron una cadena humana alrededor del coche cuando llegaron los periodistas, para evitar que se tomaran fotos de su amigo. Tras seis semanas, Monty, atiborrado de calmantes para soportar los dolores, volvió al rodaje de "El árbol de la vida" para cumplir con su contrato y terminar la película, siendo notorio el cambio en su rostro si se comparan las escenas que se rodaron antes y después del accidente, y ciertamente este aspecto morboso de ver al actor tras el suceso contribuyó al éxito de la película.

Monty ya no volvió a ser el mismo; las secuelas fueron notables y sufrió dolores crónicos de por vida, algo que unido a la ligera desfiguración de su rostro hizo que el actor, que ya abusaba de los calmantes y el alcohol antes del suceso, entrara en una espiral de autodestrucción que lo llevó a la muerte diez años después, en lo que ha sido considerado el "suicidio más largo vivido en Hollywood". Murió con tan solo 45 años.

No se pierdan el vídeo que acompaña la entrada, donde se muestran fotos muy interesantes.


Imágen: La imagen ha sido tomada de la fabulosa página Doctor Macro, especializada en fotografías de cine clásico y de la que se ha recibido consentimiento expreso para la utilización de sus fondos. Link a la imagen: 

sábado, 15 de junio de 2019

Richard Wagner, el nazismo y los judios: No tocar sin guantes


De todos es sabido la consideración que los nazis tenían por la música wagneriana y la certeza de que las notas de sus obras reflejaban los más altos ideales arios. Pero el caso es que no es solo esta sublimación de la mitología aria a través de la música lo que une a Wagner, al que vemos en la foto, con el régimen nazi. Richard Wagner era también un convencido antisemita que llegó a escribir un ensayo en contra de compositores judíos como Giacomo Mayerbeer (que había ayudado económicamente a Wagner para el estreno de Rienzi) o Felix Mendelsshon; la obra se titulaba "El judaísmo en la música" (1850). El propio Wagner comentaba sobre las motivaciones que le llevaron a realizar este escrito, considerado como uno de los hitos más importantes de la historia del antisemitismo alemán:

"Explicarnos a nosotros mismos la repelencia involuntaria que sentimos por la naturaleza y la personalidad de los judíos, a fin de reivindicar el instintivo disgusto que claramente reconocemos como más fuerte y más abrumador que nuestro celo consciente para librarnos del mismo."

Pero como buen músico su oposición a la música proveniente de estos compositores judíos fue más allá de las palabras y así cuando debía dirigir alguna obra de Mendelsshon tenía la costumbre de colocarse unos guantes para pasar las páginas de la partitura y que tan pronto como terminaba la obra se quitaba y tiraba a la basura porque, según el mismo explico en más de una ocasión "le asqueaba dirigir música compuesta por un judío".

¡Un regalito el muchacho!.

Imagen: La fotografía de Wagner es obra de Franz Hanfstaengl  (1804–1877) y pertenece a los fondos de Wikimedia Commons donde esta etiquetada como "Dominio Público" (CC 0). Se enlaza la fuente con todos los detalles de la imagen: https://en.wikipedia.org/wiki/File:RichardWagner.jpg

Esta entrada ya fue publicada en 2013 en nuestro anterior blog: "Una pizca de cine, música, historia y arte" del que estamos haciendo paulatinamente mudanza de contenidos.

jueves, 13 de junio de 2019

Miguel Ríos, Beethoven y el verdadero "Himno a la alegría"


En estos días se cumplen 50 añitos desde que fuera publicada la versión de Miguel Rios del Himno a la Alegría basado en el poema de Schiller y después usado por Beethoven para el cuarto movimiento de su novena sinfonía que fue estrenada en 1824. El tema de Miguel Ríos tuvo un éxito total y no solo en España sino también en medio mundo. Pero tuvo un efecto perverso para los que hablamos el castellano, desde entonces dimos por hecho que lo que se decía en ese maravilloso himno que llegaba a nuestros oídos en alemán era aquello de: "Escucha hermano la canción de la alegría, el canto alegre del que espera un nuevo día, ven canta sueña cantado, vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos..." Y si bien es cierto que el himno de Miguel Rios es magnifico, la obra cumbre de Beethoven había de tener necesariamente una letra todavía mejor y es por ello que hoy traigo una traducción del mentado himno tal y como aparece en la novena. Y una simpleza, dicha mil veces, repetida hasta la saciedad por todos y que sin embargo no se debe olvidar: cuando visionen el vídeo del himno y disfruten de las evoluciones de la orquesta con un Karajan casi en éxtasis y un Walter Berry totalmente apoteósico iniciando el himno con su voz grave y a la vez poderosísima, no olviden que aquella maravilla sonora fue compuesta por un hombre totalmente sordo, que cuando fue el estreno estaba de espaldas al publico entre los músicos de la orquesta sin poder oír nada y que cuando terminó la obra, ajeno a su éxito, lo tuvieron que avisar para que se girase y pudiera recibir los aplausos enfervorecidos de un publico totalmente entregado. Conviene recordarlo por mucho que ya lo sepamos desde siempre:

¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos otros más agradables y más alegres!
(Texto de Beethoven)

Alegría, hermosa llama de los Dioses,
hija del Eliseo.
Entramos, oh celeste deidad, en tu templo
ebrios de tu fuego.
Tu hechizo funde de nuevo
lo que los tiempos separaron.
Los hombres se vuelven hermanos
allí por donde reposan tus suaves alas.
Quien haya tenido la dicha
de poder contar con un amigo,
quien haya logrado conquistar a una mujer amada,
que su júbilo se una al nuestro.
Aún aquel que pueda llamar suya
siquiera a un alma sobre la tierra.
Más quien ni siquiera esto haya logrado,
¡que se aleje llorando de esta hermandad!
Todos los seres beben de la alegría
del seno abrasador de la naturaleza.
Los buenos como los malos,
siguen su senda de rosas.
Ella nos da besos y vino
y un fiel amigo hasta la muerte,
al gusano le concedió la voluptuosidad,
al querubín, la contemplación de Dios.
Volad alegres como sus soles
a través del inmenso espacio celestial,
seguid, hermanos, vuestra órbita,
alegres como héroes en pos de la victoria.

¡Abrazaos millones de hermanos!
Que este beso envuelva al mundo entero!
Hermanos! Sobre la bóveda estrellada
habita un Padre bondadoso!
¿Flaqueáis, millones de criaturas?
¿No intuyes, mundo, a tu Creador?
Búscalo a través de la bóveda celeste,
¡Su morada ha de estar más allá de las estrellas!


El himno como tal empieza en el minuto 4'34" y solo por ver la potencia y maestría de Walter Berry merece la pena. El vídeo es solo un fragmento del cuarto movimiento, que continuaría con variaciones musicales sobre el himno hasta el apoteosis final.

Y como se ha hablado de él, ponemos también la versión de Miguel Rios, de la que también soy rendido admirador, que una cosa no quita la otra:




Imagen: La imagen de Beethoven (un retrato obra de Karl Joseph Stieler datado en 1820) ha sido tomada de la página Wikimedia commons donde aparece etiquetada como "Dominio público" (CC 0). Enlazamos la fuente con los detalles de la imagen y sus derechos: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Beethoven.jpg

Hitchcock, Selznick y la vengaza


"La venganza es dulce y no engorda"

La frasecita es de Alfred Hitchcock, un director que estuvo en lucha continua con su peso y contra el que solía perder todos los combates, así que eso de poder saborear algo dulce sin remordimientos le resultaba una verdadera tentación. Durante los primeros años de su fructífera etapa en Hollywood, su trabajo se encontró muy ligado a David O. Selznick, el productor independiente que había dado la campanada con "Lo que el viento se llevó" en 1939 y que continuó en lo más alto al año siguiente  con la primera colaboración con Hitchcock, la inquietante "Rebeca". 

Selznick era sin duda un genio, al igual que el director inglés, pero no se soportaban, sobre todo por la necesidad de control e injerencias en la historia que Selznick introducía en el trabajo de Hitchcock, un director que acostumbraba a tener el control absoluto de sus trabajos. 

Para el productor, Don Alfredo era demasiado engreído, tranquilo y meticuloso: "el director más lento que hemos tenido" decía en "Life" y no dudaba en tacharlo de ser "fundamentalmente perezoso". Hitchcock por su parte no soportaba su agresividad, su necesidad de control y por supuesto que le intentara desviar de la idea que tenía ya formada de una película; es preciso recordar que Hitchcock disfrutaba hilvanando la historia en su mente hasta el último detalle, y que después llegaba la parte más aburrida para él, que no era otra que rodarla. El mago del suspense sentenciaba: "(Selznick) era el gran Productor. (...) El productor era el rey. La cosa más halagadora que Mr. Selznick nunca haya dicho de mí —y esto muestra el grado de control—... fue que era el único director al que confiaría una película". No sería una relación fácil pero de su colaboración nacieron la mentada "Rebeca" (1940), "Recuerda" (1945), "El proceso Paradine" (1947) y gran parte de "Encadenados" (1946). No sé cual de los dos no soportó más al otro, pero el caso es que tras siete años de noviazgo cada uno continuo con sus proyectos por separado. 

Pero la memoria de Hitchcock era larga y no tardó mucho en paladear, a su modo, el sabor dulce de la venganza. Cuando en 1949 rodó "La ventana indiscreta", unió al maravilloso reparto formado por Grace Kelly, James Stewart y Thelma Ritter, al actor Raymond Burr (el de Ironside), más que por sus capacidades actorales (que las tenía) por el potencial que su rostro le ofrecía para fraguar su ajuste de cuentas con el productor. 

Este actor conveniente maquillado para su papel como Lars Thorwald, el malvado asesino que es descubierto por James Stewart mientras cotillea por la ventana lo que ocurre en la vida de sus vecinos, estaba caracterizado de manera que fuera físicamente lo más parecido a su odiado  David O. Selznick y por supuesto de inmediato reconocible por todo el publico y principalmente por sus compañeros de Hollywood como una caricatura malvada del productor. Hay quien dice que la inmovilidad que muestra el personaje al que da vida James Stewart en su silla de ruedas, podría ser un eco de lo maniatado que se sentía Hitchcock ante el afán de controlarlo todo por Selznick, del que, al igual que Stewart con aquellos continuados flashes, Hitchcock solo pudo defenderse con su cámara, esta vez de cine.

Por cierto, y para los que se lo pregunten, la O. del nombre de Selznick, a pesar de que muchos la identifican con Oliver, no significa nada. El propio productor lo aclaraba así en sus memorias: "No tengo segundo nombre, usé brevemente el apellido de soltera de mi madre, Sachs. Tengo un tío, a quién francamente aborrecía que también se llamaba David Selznick, para evitar confusiones entre nosotros dos me fui al alfabeto comparando cual me daba mejor puntuación decidiéndome por la letra "O." En su linea Hitchcock también se hizo eco de esta pequeña banalidad del productor y en la película "Con la muerte en los talones" (1959), el personaje al que da vida Cary Grant se llama curiosamente Roger O.Thornhill. Al entregarle este a Eva Marie Saint un paquete de cerillas con sus iniciales ROT. Ella le pregunta: "¿Qué significa la O?". Él le responde "¡Nada!". Las cosas del amor de Hitchcock por los dulces dietéticos.


Imágenes:
1.- Alfred Hitchcock.- Tomada de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como "Dominio Público" y por tanto habilitada su libre reproducción. Enlace a la fuente con los detalles:
https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Alfred_Hitchcock#/media/File:Hitchcock,_Alfred_02.jpg
2.- David O. Selznick.- Tomada de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como "Dominio Público" y por tanto habilitada su libre reproducción. Enlace a la fuente con los detalles: 
3.- James Stewart en un fotograma de "La ventana indiscreta".- Tomado de la página de Doctor Macro de la que hemos obtenido permiso expreso para el uso de sus fondos fotográficos. Link:
https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/R/Rear%20Window.htm