miércoles, 26 de octubre de 2022

Carta de Beethoven a la joven Emilia


Emilia, una rendida admiradora de Ludwig van Beethoven de tan solo ocho años, decidió escribirle para decirle que su música la hacía feliz y acompañó su carta de un humilde presente, una sencilla cartera hecha por ella misma. Beethoven no dudó en contestarle con estas palabras:

Toeplitz, 17 de Julio de 1812.

Mi querida y buena Emilia, mi querida Emilia:

Mi respuesta a tu carta llega tarde; un cúmulo de ocupaciones y mi persistente indisposición me excusan. Mi presencia aquí para el restablecimiento de mi salud prueba la veracidad de mis excusas. No arranques a Haendel, Haydn y Mozart su corona de laurel; les pertenece a ellos y no a mí todavía. Guardo tu billetera entre otras señales de la estima que me han demostrado otras personas, y que todavía no merezco. 

Continúa, no ejercites tan sólo tu arte, sino penetra en su intimidad; él lo merece, pues sólo el arte y la ciencia elevan al hombre hasta la divinidad. Si alguna vez deseas alguna cosa, mi querida Emilia, escríbeme con toda confianza. El verdadero artista no tiene orgullo; bien sabe que el arte no tiene límites; siente oscuramente hasta qué punto está alejado de su objetivo, y mientras otros, puede ser, le admiran, deplora no haber llegado todavía ahí donde su genio mejor brilla para él como un sol lejano.

Posiblemente iría gustoso a tu casa, con los tuyos, antes que a las casas de muchos ricos en las que se adivina la pobreza de su espíritu. Si voy alguna vez a Hamburgo, iré a tu casa, con tu familia. No reconozco en ningún hombre otro signo de superioridad más que la bondad. Allá donde la encuentro, ahí está mi hogar.

Si quieres escribirme, querida Emilia, dirige tu carta aquí, donde pasaré algunas semanas todavía, o bien a Viena; es lo mismo. Considérame como tu amigo y el de tu familia.

Ludwig van Beethoven.

A buen seguro Beethoven escribió esta carta en un descanso mientras su cabeza se esforzaba por culminar la Sinfonía nº 8, que completó solo unos meses después, en octubre de 1812:


La carta nos llegó a través de la amiga Celia Valdelomar
Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) - Dominio Público  en Fuente original

jueves, 20 de octubre de 2022

Michael Haneke por sí mismo


 

Decía el recientemente fallecido Jean-Luc Godard aquello de "La fotografía es verdad. Y el cine es verdad 24 fotogramas por segundo". Con el tiempo el director austríaco Michael Haneke le daría replica afirmando todo lo contrario: "El cine son 24 mentiras por segundo". Las verdades de Godard ya las vimos en un recopilatorio de frases suyas, hoy toca revisar las de Haneke, director de -entre otras-: "Funny Games" (1997),"La pianista" (2001), "Caché" (2005), "La cinta Blanca" (2009) o "Amor" (2012), a ver si ayudan a encontrar respuesta al dilema de la verdadera naturaleza de los 24 fotogramas:

"La pregunta es, ¿el cine es meramente entretenimiento o es más? Si es arte, tiene que ser más. El arte puede ser entretenido. "El Evangelio según san Mateo" (1964) es entretenido, [pero] es más que diversión, es concentración, enfoca tus pensamientos. [¿entonces el cine puede cambiar el mundo?] No, pero puede convertirlo en un lugar menos triste de lo que ya es."

"Me interesa ver películas que me confronten con cosas nuevas, películas que me hagan cuestionarme, películas que me ayuden a reflexionar sobre temas en los que no había pensado antes, películas que me ayudan a progresar y avanzar. Esas son las clases de películas que me interesan. Para mí, personalmente, creo que ver una película que simplemente confirma mis sentimientos es una pérdida de tiempo. Eso se aplica no solo a las películas, sino también a los libros y todas las formas de arte."

"El arte debe hacer preguntas y no avanzar respuestas, que siempre me parecen sospechosas, incluso peligrosas"

"El cine más interesante de hoy día viene del tercer mundo, porque esa gente tiene algo por lo que luchar. Nosotros no hacemos más que describir permanentemente el asco que sentimos de nosotros mismos"

"Encuentro que las películas de hoy en día son cada vez más planas, más banales y al espectador le tratan como si fuera tonto y con esta película intento protestar contra eso. Quiero que me tomen en serio como espectador y cuando hago una película intento pensar en mi espectador como una persona inteligente, no tonto, eso es todo"

"Nosotros no percibimos ya la realidad, sino, en su lugar, la representación televisiva de la realidad. Nuestro horizonte de experiencias es muy limitado. Lo que sabemos del mundo es poco más que el mundo mediático, la imagen. No tenemos realidad, sino un derivado de la realidad"

"Todo el que infringe la corriente principal de pensamiento, y no me refiero sólo al cine, generalmente es provocativo. Cualquiera que sea la antítesis a la norma y a la forma convencional, se le llama obsceno y provocativo. Así que espero que todas mis películas sean obscenas y provocativas."

"No le preguntes a un ciempiés cómo anda o tropezará" (Cuando se le pregunta por qué está haciendo películas)

Imagen: De Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original

miércoles, 19 de octubre de 2022

"Tener y no tener": Howard Hawks entre Hemingway y Bogart



“Tengo diez mandamientos. Los nueve primeros dicen: ¡no debes aburrir!.” 

Esa era una de las máximas de Howard Hawks, que sabiamente no se llevaba la contraria a sí mismo y lograba que sus películas fueran de lo más entretenidas. Puede que mucha parte de su éxito tuviera que ver, más allá de su evidente talento y de los grandes actores que lo acompañaban, a su tendencia a rodearse de grandes escritores para elaborar sus guiones. 

Uno de esos talentos fue Ernest Hemingway. A Hawks le gustaba exprimir la vida tanto como al escritor y ambos coincidían a veces en salidas en busca de entretenimiento y diversión y no pocas a pescar o a cazar. En una de esas "excursiones" y ante la insistencia del director de fichar al escritor, Hemingway tuvo que contestarle "Yo no quiero ir a Hollywood. No me gusta, no sabría que hacer allí"El director buscando alguna manera de implicarlo, le replicó que podrían trabajar en un guión desde cualquier otra parte que no fuera Hollywood y decidió plantearle un reto que no pudiera resistir, Hawks le dijo que él sería capaz de sacar una buena película del peor relato del escritor. Hemingway quedo aguijoneado por la curiosidad y le preguntó "Con cuál de ellos?" A lo que obtuvo la respuesta de "Con esa porquería titulada "Tener y no tener". 

El resultado ya sabemos todos que es una de las cumbres del cine negro, con una esplendorosa Lauren Bacall que se iniciaba en el cine con esta película y que por cierto tuvo que esconder por un tiempo su condición de judía por temor a que Hawks, que al parecer les tenía un poquito en mala estima a los de su raza, la despidiera. A su lado le daría replica Humphrey Bogart en lo que sería el inicio, entre silbiditos y contoneos, de una de las parejas míticas de Hollywood. Por cierto, "Slim" el nombre del personaje al que la Bacall dio vida en esta película y que ya se asoció a su persona para siempre, era en realidad el apodo de Nancy "Slim" Keith, la esposa de Howard Hawks, un verdadero ícono de la moda y de la jet set de aquel entonces. Fue ella la que con una portada de Harper's Bazar en la que salía la Bacall se la dio a conocer a su marido.

Se cuenta que en el rodaje de "Tener y no tener", Bogart apareció en el plató con una borrachera algo subidita de tono que le provocaba que se fuera golpeando con todo lo que se cruzaba en su camino. Hawks le dijo "Bogie, no eres tan buen actor como para apañártelas cuando llevas unas cuantas copas de más encima", Bogart replica "Que lástima. Porque me gusta la bebida". Aquello sencillamente se podía ir de las manos, así que Hawks se decidió a poner límites: "Bueno, en tal caso, o yo necesito un actor nuevo o tú vas a necesitar un nuevo director". Y parece que Bogart entendió perfectamente el envite y como si del guion de una novela negra se tratara, supo que quien le hablaba tenía la pistola en su mano y podía dispararle al despido en cualquier momento. Bogart como buen jugador de ajedrez que era, no volvió a beber en exceso durante todo el tiempo de rodaje y por supuesto se comió a la reina de aquel tablero que no era otra que Lauren Bacall.


Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro:  Img 1 - 2 - 3

martes, 18 de octubre de 2022

La vida no es más que "Una comedia ligera"



"A veces tengo la sensación de que toda mi vida se derrumba. Tal vez es un momento de flaqueza, tal vez un momento fugaz de lucidez, eso poco importa; luego vuelve todo a la normalidad.(…). Los años pasan (…) y en vez de añadir algo a nuestras vidas, nos quitan lo poco que tenemos; siempre es lo mismo: deseamos una cosa con todas nuestras fuerzas, durante mucho tiempo, y cuando por fin lo conseguimos, es demasiado tarde, o es menos de lo que imaginábamos, o descubrimos que en el fondo no lo deseábamos con tanto ardor. Todos nuestros sueños son insignificantes cuando se materializan. En cambio, si perdemos algo, no hay consuelo. Así es la vida. Siempre lo supe, pero lo que no podía sospechar es que además todo ocurriera con tanta rapidez. Miro hacia atrás y no veo nada."


El fragmento pertenece al libro "Una comedia ligera" obra de Eduardo Mendoza publicada en 1996.

Imagen: Tomada de Pinterest: Fuente Original

miércoles, 12 de octubre de 2022

Doisneau, Juan Gelman y los ladrones de poemas


En todas las épocas hubo amantes a los que les faltaron las palabras para cantarle su amor a la mujer que le robaba el pensamiento, enamorados o embaucadores que antes de devanarse los sesos maridando palabras y sentimientos no dudaban en ayudarse de algún hurto literario, que a buen seguro su autor habría disculpado. Algo así parece ser que le pasó al poeta argentino Juan Gelman, que contaba la siguiente anécdota:

"Estaba con Mario Benedetti y Daniel Viglietti haciendo un reportaje en una radio. Había chicas y muchachos entre el público. Mario leyó un poema, luego yo leí un poema de amor. Cuando terminó la grabación, una chica que estaba allí se me acercó y me dijo «¿Ese poema es suyo?» Le digo: «Sí».  Me dice: «¡Hijo de puta!». Le digo:« Mire, yo sé que no es muy bueno, pero soy una buena persona». Ella dice: «No, no lo digo por usted, estoy hablando de un novio que tuve, que me mintió, diciendo que lo había escrito él»"

Pudiera ser que el poema robado, por poner uno de Juan Gelman, fuera "Ausencia de amor":

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo
lo que he esperado
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.


La fotografía de cabecera es del socorrido Robert Doisneau, siempre atento con su cámara a los arrumacos de amantes callejeros, vemos a una pareja abrazándose en el Jardín de las Tullerías de París, en 1944, durante la ocupación alemana. Poco importaban las alambradas, o los soldados malencarados que vigilaban las calles por las que paseaban abrazados, pudiera ser que para ellos la ciudad de la luz nunca fuera tan hermosa como entonces y puestos a imaginar, puede que poco después de sentarse en ese banco él le hubiera regalado un poema robado a quien sabe que poeta. Sin duda prefiero esa historia a imaginar por qué razón ambos llevan un pañuelo en su mano en una ciudad ocupada.

Imagen: Tomada de Tumblr - Fuente Original

domingo, 9 de octubre de 2022

Frank Sinatra y el alcohol: "One for my baby (and other one for the road)"

"El alcohol es quizá el peor enemigo del hombre, pero la Biblia dice que ames a tu enemigo"

Eso al menos decía Frank Sinatra, un cantante con una voz maravillosa y un hígado fantástico que debería haber legado a la ciencia para su estudio. Su médico de toda la vida desaprobaba el intenso ritmo al que bebía el cantante y le recomendó cambiar drásticamente de hábitos, especialmente con respecto al alcohol. Sinatra solo podía hacer dos cosas: hacerle caso al galeno o cambiar de médico. De allí se fue directo a su bar predilecto de Nueva York y furioso le confesó a su amigo Dean Martin: "Acabo de despedir a mi médico. Es un imbécil. No sabe nada de la vida". Con su siguiente médico, al que tuvo que acudir a regañadientes, no le fue mucho mejor pero el relato de su visita es ciertamente clarificadora de como era el bueno de Frankie cuando ponían en riesgo sus aficiones etílicas. Llegado a la consulta se dispusieron a hacerle un reconocimiento completo y el doctor le preguntó: "¿Cuánto bebe usted?". Sinatra le contestó sin dudar: "Unos treinta y seis tragos al día" (sin agua al parecer y solo un par de peces de hielo -como diría Sabina-). El médico creyó que era una broma del cantante y volvió a preguntarle: "Le hablo en serio Sr. Sinatra ¿Cuánto bebe usted?. Frankie, indiferente a las dudas del médico volvió a responderle: “Ya se lo he dicho, treinta y seis tragos al día”. Al médico le extrañaba la cantidad pero también que fuera tan exacto en el número de tragos: “¿Cómo puede estar tan seguro?”"Verá doctor, -replicó Sinatra- bebo una botella de Jack Daniel's diaria, lo que equivale a treinta y seis tragos". El médico intentando no hacer demasiado evidente su asombro, aunque con un incipiente tono de desaprobación, continuó: "Y como se siente cada mañana?". "No lo sé - dijo para terminar Sinatra, mientras se ponía en pie- nunca me levanto por la mañana. Y no estoy seguro de que usted sea el médico apropiado para mi". Si se quitan al día solo seis horas de sueño, quedan 18 horas, lo que supone un lingotazo de whiskey cada media hora, o lo que es lo mismo estar todo el santo día bebiendo. "Homérico" dirían en "El hombre tranquilo" e incomprensible para mi que no tengo muchas filias por el alcohol. Supongo que pensaba en personas como yo cuando dijo: "Lo siento por las personas que no beben. Cuando despiertan por la mañana, se sienten tan bien como se van a sentir el resto del día"

Hay quien dice que el alcohol es el mejor ansiolítico que existe, de modo que supongo que Sinatra veía en el Jack Daniel's una tabla a la que agarrarse. Al menos eso se desprende de aquella afirmación suya: "Estoy a favor de cualquier cosa que te haga pasar la noche, ya sea una oración, traquilizantes o una botella de Jack Daniel's"

Desde luego no debían de ser muy recomendables sus noches, pero lo que queda claro es que Sinatra tenía una afición desmedida por el whiskey Jack Daniel's, al que llamaba "El néctar de los dioses". Sus 45º parecían no hacerle mella y cuando murió pidió que pusieran una botella en el ataúd. Supongo que con tanto alcohol su cuerpo debe estar ahora mejor conservado aún que el de Lenin. El caso es que la marca Jack Daniel's nunca pudo pagar una publicidad tan esplendida como la que gratuitamente le hacía el cantante, pero en agradecimiento, en el 100 aniversario de su nacimiento sacó una edición especial en su honor "Jack Daniel's - Sinatra selected", en cuyo interior incluso llevaba como regalo un número de membresía para "la pandilla de ratas", el famoso "Rat Pack" de Sinatra en el que no miraban precisamente bien a los abstemios. 

En realidad la entrada casi ha sido una excusa para poder poner una de las grandes canciones de Sinatra, la maravillosa: "One for my baby (and other one for the road)" un tema de Harold Arlen y Johnny Mercer que data de 1943 para el musical "The sky's the limit" que encontró su mejor versión en "la voz" de Frank Sinatra (valga la redundancia).


Son las tres menos cuarto
no hay nadie aquí excepto tú y yo
Así que, siéntate Joe
tengo una pequeña historia que tienes que escuchar
Estamos bebiendo, amigo mío, por el final de un breve episodio
Sírveme una por mi chica y otra más para el camino

Ya lo tengo por rutina
así que echa otra moneda a la máquina
Me siento muy mal
¿No puedes poner algo de música tranquila y triste?
Te podría contar un montón de cosas
pero hay que ser acorde con tu código de honor
Sírveme una por mi chica y otra más para el camino

Tú nunca lo has sabido pero, amigo, soy una especie de poeta
y tengo un montón de cosas que me gustaría decir
y cuando esté melancólico me tienes que escuchar
hasta que lo haya soltado...

Bueno, esto es todo
y ya se, Joe, que empiezas a estar ansioso por cerrar
Gracias por escucharme, espero que no te haya importado que te soltara el rollo
pero esta angustia que tengo debe de ser sofocada o pronto explotará
Así que sírveme una por mi chica
y otra más para el camino
tan largo, tan largo, tan largo..."

Fuente: A partir del siguiente artículo:
La Razón - "Rarezas y excesos de genios"

sábado, 8 de octubre de 2022

La piel de gallina de Alfred Hitchcock

 

"Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Esto es el suspense"

Con esas palabras definía el suspense el gran Alfred Hitchcock, considerado unánimemente como el mago de dicho género. El director era evidentemente consciente del efecto que sus películas causaban en el publico y era algo que terminaba por definirle, tal y como podemos ver en la siguiente anécdota. 

En cierta ocasión que viajó a Francia, Alfred Hitchcock se vio retenido en el aeropuerto y el funcionario que se encontraba a cargo de la aduana, al que suponemos poco aficionado al cine y por tanto desconocía la identidad de Don Alfredo, se mostró intrigado por la palabra "Productor" que figuraba en su pasaporte y le preguntó al director:

-¿Productor? ¿Y usted que produce?

- Piel de gallina - le contestó agudamente Hitchcock.

Y fue un genio en esa tarea, de hecho hizo las delicias de los espectadores con un buen número de películas maravillosas e inolvidables, entretenidas a la vez que talentosas, que sin embargo no fueron reconocidas por la Academia de Hollywood que nunca le otorgó un premio Oscar a pesar de sus cinco nominaciones. "Siempre novia, nunca esposa" decía el propio director. Con el tiempo, en 1968, le entregaron uno de esos premios de consolación, el Irving G. Thalberg Memorial Award, que Hitchcock recogió con uno de los discursos más breves de la historia de los Oscar, simplemente se limitó a decir con aire circunspecto, se diría que sin emoción alguna, un lacónico: "Thank you" y cuando ya casi marchaba y el público empezaba a reír, se volvió para rematar con un "very much indeed", y se marchó por donde había venido. En justicia se merecía haber sido uno de los directores de cine más galardonados de la historia del séptimo arte. No me extrañaría que ese veneno junto al que posa en la foto le trajera a la memoria el nombre de algunos personajillos influyentes de aquel Hollywood que le tocó vivir.


Imagen: De Flickr -Ross Dunn- (CC BY-SA 2.0) - Fuente Original

viernes, 7 de octubre de 2022

Bertrand Russell y los idiotas

 

"…Basta leer algo de su llamada filosofía para descubrir inmediatamente qué clase de idiota es usted. El otro día leí en un diario suizo alemán algo que evidentemente usted había dicho: ´Vivimos en una época que tiene tres revoluciones por delante: la lucha de la juventud contra la vejez; la lucha de la pobreza contra la riqueza y la lucha de la estupidez contra la inteligencia…´ (…) Le digo categóricamente que las tres revoluciones que lo inquietan no las tenemos por delante, sino que han caracterizado a todas las generaciones de todos los siglos"

Esa era la carta que un hombre común le escribió a Bertrand Russell en 1958. La respuesta del filósofo, matemático, activista social y Premio Nobel de Literatura en 1950 no se hizo esperar: 

"Estimado señor: 

Hay una categoría de idiotas que usted ha omitido mencionar. Es la categoría de quienes creen lo que leen en los diarios. Yo nunca hice la declaración que usted cita. 

Lo saluda atentamente, 

Bertrand Russell"

Con ochenta años seguía demostrando que de idiota no tenía un pelo y en sus "Reflexiones en mi octogésimo cumpleaños" decía :

"He vivido en busca de una visión, tanto personal como social. Personal: cuidar lo que es noble, lo que es bello, lo que es amable; permitir momentos de intuición para entregar sabiduría en los tiempos más mundanos. Social: ver en la imaginación la sociedad que debe ser creada, donde los individuos crecen libremente, y donde el odio y la codicia y la envidia mueren porque no hay nada que los sustente. Estas cosas, y el mundo, con todos sus horrores, me han dado fortaleza."

La anécdota inicial nos llegó a través de la amiga Celia Valdelomar.

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) - Dominio Público en fuente original

domingo, 2 de octubre de 2022

Norman Mailer y los recuerdos


 

"A lo largo de la vida, la mayoría de nosotros construye en su intimidad mental una historia cultural de los años en los que le ha tocado vivir. A menudo concebimos esa historia como un recuerdo colectivo que otros compartirán con nosotros. Incluso nos referimos a ella como nuestro tiempo. Pero lo cierto es que se trata sólo de un tiempo personal, el tiempo social, cultural e histórico de nuestra intimidad, nuestra imagen personal de lo que ha ocurrido en el mundo. (...) Trabajamos sin cesar para lograr cierta comprensión de nuestra vida y de nuestro tiempo. De modo que revisamos permanentemente nuestra historia personal del pasado hasta incluir en ella a todos aquellos en relación con los cuales hemos reaccionado en la vida: nuestros amigos, nuestros parientes, nuestros enemigos, nuestras estrellas de cine, nuestros atletas, nuestros héroes y las figuras públicas, por no hablar de todos los grandes acontecimientos, los históricos, y también de los minúsculos, por los que hemos pasado, además de todos los libros que han permanecido con nosotros, los que han contribuido a cambiar nuestra vida."

Estas palabras del escritor estadounidense Norman Mailer aparecen en el prólogo de su obra "América" (2006) aunque yo las he tomado de la entrada del muy entretenido  libro-entrevista "Sabina en carne viva" (2006 - Ediciones B). La reflexión de Mailer me hacen pensar en algunas personas de edad muy avanzada que dicen vivir de recuerdos, que estos son su mayor tesoro, hasta el punto de que esos recuerdos terminan por definirlos y secuestrarlos; es como si ya no les quedara impulso vital para crear nada nuevo, para acometer otros proyectos o ilusiones; son personas hechas de pasado, son en esencia lo que han vivido y con sus recuerdos cargan de continuo la balanza de su vida atentos siempre a lo que marca el fiel, esperando salir vencedores del juicio interior que de continuo se hacen y de poder decirse a si mismos que aprovecharon su tiempo. Y eso, gracias a Dios, cuando quedan recuerdos....

Imagen: De Wikimedia Commons (CC0) - Dominio Público en fuente original

sábado, 1 de octubre de 2022

Puccini, las costureras y "La Bohéme"



Hubo una época en la que Giacomo Puccini estaba muy lejos de ser un acomodado y reconocido compositor de ópera que derrochaba dinero alegremente en coches y mujeres, de hecho, en su juventud estuvo mucho más cerca de las estrecheces que vivían los protagonistas de su obra "La Bohème", una ópera maravillosa que ahora es profusamente representada pero que en su estreno, allá por 1896, resultó un absoluto fracaso. 

"La Bohème" puede que sea la obra más bella y convincente de Puccini, que no es decir poco en un autor que también nos regaló óperas del calibre de Tosca, Madame Butterfly o Manon. En "La Bohème" no se nos muestran grandes gestas o mitificadas leyendas, nos habla de la vida misma iluminada por el resplandor de las pequeñas cosas, "Piccole cose" que decía Puccini; no hay tampoco héroes, reyes o seres legendarios, tan solo un par de pobres enamorados, el poeta "Rodolfo" y la modistilla "Mimí" que viven en una muy modesta buhardilla del barrio latino de París, acosados por el frio y la escasez durante una nochebuena. Puede que sea ese acercamiento a la vida real y a las privaciones que cualquiera puede padecer lo que hiciera de esta opera, pasado el tiempo, una obra de tanto éxito. Puccini y los libretistas Giacosa e Illica trabajaron denodadamente durante tres años para adaptar la novela folletinesca de Murger "Escenas de la vida Bohemia" hasta llevar a la desesperación al empresario Ricordi: "Os confieso que por este continuo rehacer, retocar, añadir, corregir, cortar, pegar, hinchar aquí para desinflar allá, estoy exhausto".

Puccini no pudo evitar introducir en esta opera algunos guiños a su propia vida y a las experiencias de su época de estudiante en el conservatorio de Milán, tiempo en el que compartía piso con Mascagni, otro gran compositor de operas. De hecho la escena en la que estando ya Mimí muy enferma y Colline, un filósofo amigo de la pareja de enamorados, marcha a vender su abrigo para poder comprarle medicinas (Vecchia zimarra, senti / "Viejo abrigo, escucha"), estaba inspirada en un recuerdo de juventud de Puccini, quien al parecer tuvo una novia costurera (como Mimí) y no teniendo dinero, empeño su abrigo para poder invitarla a cenar una noche. Con los años comentaba de esta anécdota: "A la mitad del invierno ya había roto con ella; pero sin abrigo tuve que estar todo aquel invierno". Seguro que fue una cena maravillosa.

Seguro que hay otras versiones mejores, con Pavarotti Mirella Freni por ejemplo, pero aquí, y primando la calidad del vídeo y los subtítulos, os dejo con dos de las mejores arias de esta preciosa opera interpretadas por Rolando Villazón y Anna Netrebko, dos grandes cantantes que están de moda desde hace unos años: 

"Che gelida manina"


"Si, mi chiamo Mimí"


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