domingo, 31 de marzo de 2024
La provocación de "La Piedad" de Miguel Ángel y su fracaso inicial
jueves, 28 de marzo de 2024
"Manos que no dais, ¿Qué esperáis" Vs "A tal señor, tal honor"
Decía Mario Benedetti en un fragmento de "La gente que me gusta":
"La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE."
No se tarda mucho en comprobar que entre la gente hay buenas personas y malas, a veces según las circunstancias, el momento o la ocasión, pero también que abundan las desatentas, las mal encaradas, las hipócritas y las concentradas en su propio universo de intereses y afanes. Siempre he tenido muy presente el adagio aquel, atribuido a Santa Teresa, que dice: "Manos que no dais ¿Qué esperáis?", pero se termina por entender que por mucho que uno se esfuerce en caminar por la buena senda referida por Benedetti, en dar lo mejor de uno mismo, en prodigar atenciones a los demás y en sembrar afectos no siempre recogerá los frutos, aunque ese fruto sea tan solo un trato educado, es por eso que me llamó la atención una frase leída hoy, sin autor claro, que dice:
"Todo cambió cuando entendí que nadie me debe nada, nadie me debe atención, respeto, reciprocidad, cariño, amabilidad o lealtad. Aprendí que no controlo como me tratan los demás. Pero algo que si puedo controlar es mi presencia, y mi tiempo y eso solo se lo regalo a quienes me valoran."
Y enseguida me vino a la mente aquella frase que tanto decía mi padre: "A tal señor, tal honor"
La imagen pertenece a un cuadro de Gustave Caillebotte, de un hombre enfrentándose al mundo desde su ventana. Su título: "Jeune homme à la fenêtre", el óleo se expone en el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles.
Imagen: De Wikimedia Commons - CC0 Dominio Público en Fuente Original
martes, 26 de marzo de 2024
Los "Candidatos" de ayer y los "Cándidos" de hoy
miércoles, 20 de marzo de 2024
"Te quiero a las diez de la mañana" - Jaime Sabines Vs "Y sin embargo" - Sabina
La fotografía que abre la entrada, titulada "Le baiser blotto" (1950) es obra de Robert Doisneau.
La imagen ha sido tomada de Pinterest
lunes, 18 de marzo de 2024
Las curiosas pasiones de Cecil B. DeMille
Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro
domingo, 17 de marzo de 2024
Frédéric Chopin y la melancolía
“Según la opinión general, mi interpretación se ha caracterizado por una sonoridad demasiado débil o, mejor dicho, demasiado delicada para el gusto de los oyentes vieneses, acostumbrados a escuchar a los artistas destrozando su instrumento […] No importa; es imposible que no haya algún pero, y prefiero esto a oír decir que toco demasiado fuerte” (F. Chopin)
La música de piano de Frédéric Chopin, arriba en un daguerrotipo de 1847, es una de las grandes delicias que podemos encontrar dentro del repertorio pianístico clásico. Sus mazurkas, valses, nocturnos o polonesas son una mezcla rarísima de delicadeza, melancolía, belleza y puntual frenesí. Cierto es que hay piezas del compositor que son verdaderamente frenéticas y de compleja interpretación, como su Estudio Revolucionario op. 10 nº 12, pero también es verdad que en no pocas de sus piezas va desgranando las notas una a una, con una parsimonia infinita, para de vez en cuando, sorprendernos con un racimo de ellas que inunda de luz y frescura todo el conjunto. Era Chopin, como parte de su música, un hombre débil y a menudo preso de la nostalgia y la melancolía. Así lo expresaba en esta carta enviada a su madre:
"Hoy el Prater estaba hermoso. Había multitud de gente a la que no conocía. He admirado las plantas, el olor a primavera y esa inocencia de la naturaleza que me devuelve los sentimientos que tenía cuando era niño. Amenazaba tormenta, así que busqué refugio. Pero llegó la tormenta y entonces me sentí melancólico. ¿Por qué? Hoy no me importa ni tan solo la música. Es tarde, pero no tengo sueño, no sé qué me pasa…. Los periódicos y carteles anuncian mi concierto, que es dentro de dos días, pero siento como si no hubiera tal concierto, parece como si no me importara. No escucho los halagos de los otros, me parecen cada vez más y más estúpidos. Desearía estar muerto, pero también me gustaría ver a mis padres. Tengo su imagen (aquí hace alusión a Konstancja, de quien se encontraba enamorado) ante mí, pero me parece que ya no estoy enamorado de ella aunque no pueda quitármela de la cabeza. Todo lo que he visto hasta ahora en el extranjero me parece viejo y odioso y me hace suspirar por mi hogar, por los dichosos momentos que no supe valorar. Lo que ayer me resultaba magnífico hoy me parece vulgar, y lo que creía vulgar se torna ahora incomparable, demasiado grande, demasiado elevado…. Estoy confuso, melancólico, no sé qué hacer conmigo mismo. No quisiera estar tan solo"
De Chopin decía Schumann: "Era un cuadro inolvidable verle sentado al piano como un clarividente, perdido en sus sueños; ver cómo su visión se comunicaba a través de su ejecución, y cómo al final de cada pieza, él tenía la costumbre de pasar un dedo a lo largo del teclado en reposo, como forzándose en arrancarse a sí mismo de un sueño".
Y así hablaba de su música Ignaz Moscheles (un gran compositor): "Ahora por vez primera entiendo su música y también puedo explicarme el gran entusiasmo de las damas. Las modulaciones súbitas que yo no podía agarrar cuando ejecutaba sus obras no me preocupan ya más. Su piano es tan etéreo que no es necesario un forte para crear un contraste. Escuchándole, uno se entrega con toda el alma, como un cantante que, olvidándose del acompañamiento, se deja llevar lejos por su emoción. Para abreviar, él es el único entre los pianistas".
Valentina Lisitsa interpreta el Nocturno nº 20 de Chopin
sábado, 16 de marzo de 2024
Charles Chaplin nos habla del nacimiento de Charlot
viernes, 15 de marzo de 2024
Niccolò Paganini: El violinista del diablo
sábado, 9 de marzo de 2024
Margaret Dumont, la musa de Groucho Marx
jueves, 7 de marzo de 2024
La pobreza a los diez años - Matilde Alba Swann
de un zapatito roto, opaco, desclavado.
El patio de la escuela… Apenas tercer grado…
Qué largo fue el recreo, el más largo el año.
Yo sentía vergüenza de mostrar mi pobreza.
Hubiera preferido tener rotas las piernas
y entero mi calzado. Y allí contra una puerta
recostada, mirando, me invadía el cansancio
de ver cómo corrían los otros por el patio.
Zapatos con cordones, zapatos con tirillas,
todos zapatos sanos. Me sentía en pecado
vencida y diminuta, mi corazón sangrando…
Si supieran los hombres cuánto a los diez años
puede sufrir un niño por no tener zapatos…
Qué anticipo de angustia. Todavía perdura
doliéndome el pasado. El patio de la escuela
y aquel recreo largo.
Mi piececito trémulo, miedoso, acurrucado.
Mi infancia entristecida, mi mundo derrumbado.
Un pájaro sin alas, tendido al pie de un árbol.
La pobreza no tiene perdón a los diez años.
El poema titulado "La pobreza a los diez años" es obra de la poetisa argentina Matilde Alba Swann (1912 - 2000) y le acompaña una imagen del cuadro "Niña escribiendo" obra de la pintora y grabadora francesa Henriette Browne (1829 - 1901). Este poema paso por nuestra página de facebook hace tiempo de la mano de la amiga Carmen Solano
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público CC0 - Fuente Original
domingo, 3 de marzo de 2024
Marie McDonald: El primer "Cuerpo" de Hollywood
viernes, 1 de marzo de 2024
El discurso de Cantinflas en "Si yo fuera diputado" - 1952