domingo, 31 de enero de 2021
El monólogo de "El Manantial" (1949 - King Vidor)
sábado, 30 de enero de 2021
Espartaco: "No sé nada. Nada. Y quiero saber"
Espartaco: Soy libre. ¿Y qué es lo que sé? Ni siquiera sé leer.
Varinia: Sabes cosas que no se pueden enseñar.
Espartaco: No sé nada. Nada. Y quiero saber. Eso quiero. Quiero saber
Varinia: ¿Qué quieres saber?
Espartaco: Todo. Por qué las estrellas se caen y los pájaros no? ¿Dónde se va el sol por la noche? ¿Por qué cambia de forma la luna? Quiero saber de dónde viene el viento.
Varinia: El viento de una cueva en el lejano norte. Un joven dios vive en esa cueva. Sueña con una joven y suspira, y el viento de la noche nace de su aliento.
Espartaco: Quiero saber todo sobre ti..."
viernes, 29 de enero de 2021
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! - Robin Williams Vs Lincoln
Hoy todos evocamos la figura del añorado Robin Williams cuando escuchamos los primeros versos de "¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!" Tal fue el impactó que nos causó como el Profesor Keating en "El club de los poetas muertos" y más aun cuando sus alumnos, subiéndose a las mesas, se lo dedicaron cuando hubo de dejarles. El poema, obra de Walt Whitman e incluido posteriormente en su obra "Hojas de hierba" tenía como protagonista a Abraham Lincoln, el Capitán de la nave simbólica que eran los EEUU y que pocos días después de acabar la guerra, cuando estaba llegando a puerto y era hora de recoger los frutos, fue tristemente asesinado. Cuando murió Robin Williams también sirvió de forma generalizada para honrarle a él que tantas sonrisas repartió por el mundo. El poema completo dice así:
¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado;El barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado;
Cerca está el puerto, ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado,
la firme quilla siguen con sus ojos, el adusto velero tan audaz.
Pero, ¡Oh, corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh, se derraman gotas rojas
en la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas;
levántate —por ti la enseña ondea— por ti suena el clarín;
por ti son las guirnaldas y festones —por ti se apiñan gentes en la orilla;
por ti claman, la inquieta masa a ti se vuelve ansiosa.
¡Escucha, Capitán! ¡Querido padre!
Te pongo el brazo bajo la cabeza;
Un sueño debe ser que en la cubierta
hayas caído frío y muerto.
Mi Capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes;
Mi padre no es consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad.
El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido;
del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo.
¡Exultad, oh, costas!, y ¡sonad, oh, campanas!
Mas yo, con paso fúnebre recorro
la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.
jueves, 28 de enero de 2021
El anillo de Prometeo
Aunque hubo algunos intentos previos, es Prometeo, un Titán, hijo de Japeto y Clímene, el que en la mitología griega crea a los hombres moldeándolos con arcilla. Es conocida como la Raza de Bronce, de la que Prometeo se convierte en amigo y protector. Su conflicto inicial con Zeus nace de la ofrenda que los hombres realizaron a los dioses de un buey. Por mediación de Prometeo y sus artimañas los hombres se quedaron con la carne y los dioses finalmente solo recibieron grasa y huesos, lo que provocó el enfado de Zeus que como castigo negó el fuego a la humanidad.
Prometeo buscó la manera de robar el fuego del Olimpo y entregarlo definitivamente a los hombres en el tallo de una cañaheja. La reacción de Zeus no se dejó esperar. Lo primero que hizo fue ordenarle a Hefesto crear la primera mujer, la bella Pandora, moldeándola igualmente con arcilla y tras insuflarle vida la mandó a la casa de Epimeteo, hermano de Prometeo, donde se guardaba la jarra (o la caja) que contenía ocultas en su interior todas las desgracias que Zeus quería que se derramaran entre los desconsiderados hombres. Los sucesos desencadenados por Pandora y su curiosidad los reservamos para otra publicación.
El castigo de Zeus a Prometeo fue ejemplar. Fue llevado al Cáucaso donde Hefesto lo encadenó a una roca, lugar al que Zeus envió un águila que eternamente se comería su hígado durante el día, para recobrarlo gracias a su inmortalidad durante la noche. Un suplicio que se repetía cada día y cada noche hasta el fin de los tiempos. Sólo Hércules, hijo de Zeus se apiadó de él y tras disparar contra el águila lo liberó de sus ataduras. Zeus, con amor de padre, se sintió orgulloso de la acción de su hijo y no tomó represalias contra él ni actuó nuevamente contra Prometeo, al que eso si, obligo a llevar para siempre y en recuerdo simbólico de su castigo un anillo forjado con el hierro de las cadenas que lo sujetaban al Cáucaso adornado con un trozo de roca de la montaña.
Para seros sinceros todo el relato no es sino una excusa para poder traer al blog esa maravillosa escultura con la que abrimos la entrada, "Prometeo encadenado", obra del francés Nicolas-Sébastien Adam en 1762 y que se expone en el parisino Museo del Louvre, todo un milagro en piedra. Más adelante se encuentra la delicada escultura de "Pandora" (1819), obra del belga Henri-Joseph Ruxthiel expuesta en el Museo Granet (Aix-en-Provence). Finalmente aparece "Hércules liberando a Prometeo", con el águila ya muerta a sus pies. Obra realizada por Josef Lax en 1893 que forma parte del conjunto de esculturas que recuerdan las proezas de Hércules en el Palacio Imperial de Hofburg en Viena.
Imágenes: De Wikimedia Commons. Imagen 1 (CC0) - Imagen 2 - Imagen 3 (CC BY-SA 4.0)
miércoles, 27 de enero de 2021
Los botones de Sharon Stone
“La gente es terriblemente desconsiderada. Piensa que si eres guapa debes ser estúpida y poco profunda. Si eres hermosa, quizá los haces sentir menos. Pero todos tenemos dones, y si la belleza es uno de ellos hay que aceptarla y disfrutarla como un regalo de la naturaleza. Si una persona es guapa, por Dios, déjenla ser guapa”.
Son palabras de Sharon Stone, que por cierto sigue guapísima a sus 62 añitos. Hace ya casi treinta del cruce de piernas de Catherine Tramell en "Instinto Básico" (1992 - Paul Verhoeven). Nueve segundos de escena que armaron tanto revuelo como las faldas al aire de Marilyn sobre las rejillas del metro, una actriz con la que siempre ha sido comparada. Curiosamente las dos rubias, las dos vestían de blanco en su escena más recordada y ambas mucho más listas de lo que la gente podía suponer. De la ropa interior ya no hablamos. La escena convirtió a Sharon Stone en todo un mito erótico y prueba de ello es la siguiente anécdota. En 2005, mientras participaba en una gala benéfica para recaudar fondos en la lucha contra el SIDA, se le desabrochó un botón en la espalda de su vestido. Ni corta ni perezosa puso a subasta la posibilidad de que alguien pudiera subir al escenario y abrochárselo. No faltaron candidatos. El que tuvo el privilegio de rozar su espalda durante unos efímeros segundos tuvo que pagar 500 dólares que se sumaron al montante recaudado en la gala. Eso es recaudar dinero con estilo y una sonrisa. No han sido listos en Hollywood con ella, salvo "Casino" (1995 - Martin Scorsese), no le han dado los papeles que sin duda merece. Espero que su papel en "Ratched", que tengo pendiente de ver, sea jugoso.
Otras frasecitas de Lady Stone
“Durante mucho tiempo la gente no supo qué hacer conmigo. Parecía una Barbie, hablaba como cantinero, decía cosas que asustaban y tenía ideas sin sentido”
"Tenía deseos de trabajar, así que se me ocurrió posar semidesnuda para Playboy. ¿Encajaba? No. ¿Utilicé mi cerebro para parecer sexy? Por supuesto”
“En Hollywood la combinación de una vagina y una opinión resulta letal”.
“Las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres pueden fingir una relación entera.”
“Soy un ratón de biblioteca que tuvo que usar su inteligencia para ser sexy”
“Si a mi edad la gente me quiere seguir viendo como un símbolo sexual, que lo haga”
Imagen: De Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0) - Image I - Imagen 2
Espartaco, el símbolo de la libertad
No era un tiempo normal para Roma que veía ocupadas a sus mejores legiones lejos de la península itálica. En Hispania Cneo Pompeyo combatía contra Quinto Sertorio y en Oriente luchaba Lucio Licinio Lúculo contra Mitrídates del Ponto. Por esa razón, y más allá de los propios méritos de Espartaco, Roma se vio obligada a enviar tropas poco adiestradas que fueron presa fácil para el tracio. Eso ocurrió con Varinio, Claudio Glabro, Clodiano, Arrio o Casio Longino. Cada victoria fortalecía la revuelta y cada vez llegaban más esclavos que rompiendo sus cadenas se decidían a luchar contra la todopoderosa Roma en busca de la libertad. De este modo, las fuerzas de Espartaco lograron pasar de aquellos escasos 80 hombres iniciales a cerca de 80.000, cifra que según algunos historiadores podría incluso superar los 100.000, un contingente al que resultaba todo un reto poder armar, adiestrar y alimentar.
El ímpetu de sus tropas y la sed de venganza de algunos de los suyos llevaron a Espartaco a las puertas de Roma, aunque no llegó a tomarla. Roma por contra, con esa amenaza, tomó definitivamente en serio el peligro de la revuelta e hizo del mismo un punto de inflexión. El Senado encomendó al ambicioso Marco Licinio Craso que comandase diez legiones para acabar definitivamente con la rebelión de los esclavos. Era el principio del fin de Espartaco.
Craso aprovechó las propias disensiones internas en las tropas del tracio, principalmente con Crixo que empezó a luchar por su cuenta con parte de las fuerzas y fue prontamente derrotado. Por otra parte, Craso impuso una férrea disciplina en sus tropas y alentó su total disposición a la lucha a base de crueles castigos como "la decimatio" o lo que es lo mismo, la condena a muerte de uno de cada 10 legionarios implicados en una acción de cobardía ante el enemigo.
A estas alturas, Espartaco era conocedor de sus pocas opciones de victoria, máxime cuando el ejército de Cneo Pompeyo también había entrado en liza y amenazaba con unirse al de Craso. Solo quedaba luchar. El desenlace final llegaría en la Batalla del Rio Silario. Espartaco, decidido a luchar a pie junto a sus hombres en este embate decisivo, cuando le presentaron su caballo para acaudillar sus fuerzas, en un gesto sin duda dirigido a motivar a sus tropas lo mató con su espada mientras decía: "La victoria me dará bastantes caballos de entre los enemigos, y si soy derrotado, ya no lo necesitaré".
Y no lo necesitó. Casi 60.000 rebeldes murieron en la batalla, miles fueron crucificados y solo algunos lograron escapar. Se cree que Espartaco murió durante la batalla, aunque su cadáver, presa codiciada por el Imperio, nunca se pudo localizar. Ya saben, en aquella época supongo que sería como Elvis, para todos los esclavos, Espartaco seguía vivo.
A decir verdad, su memoria llega hasta hoy, en ballets, esculturas, pinturas, composiciones clásicas como la que le dedicó Khachaturiam con su maravilloso Adagio, novelas y desde luego películas y series. Más allá de la maravillosa película rodada por Stanley Kubrick con el gran Kirk Douglas como protagonista y a la que pertenecen las últimas fotos, no resulta un mal entretenimiento la serie "Spartacus" (2010), que pese a sus numerosas licencias históricas, excesos de sangre y sobre todo de sexo, termina por hacerte queridos a todos sus intrigantes y desmedidos personajes.
La escultura de entrada, "Espartaco rompe sus cadenas" es obra de Denis Foyatier y se expone en el Museo de Bellas Artes de Lille. Existe otra versión en mármol en el Museo del Louvre.
Imágenes: Imagen 1 - De Wikimedia Commons (CC BY 3.0) - Imagen 2 e Imagen 3 Cortesía de Doctor Macro
martes, 26 de enero de 2021
Los amantes de John Berger
lunes, 25 de enero de 2021
"De vez en cuando la vida" - J. M. Serrat
"De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por las calles en volandas, y nos sentimos en buenas manos; se hace de nuestra medida, toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla. Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena. De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros y nos regala un sueño tan escurridizo que hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo.
De vez en cuando la vida afina con el pincel: se nos eriza la piel y faltan palabras para nombrar lo que ofrece a los que saben usarla. De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza."
"De vez en cuando la vida" es una canción compuesta por Joan Manuel Serrat. Aparece en su álbum "Cada loco con su tema" (1983)
Imagen: La foto, tomada de Pixabay no da detalles de título ni autor. Fuente Original
domingo, 24 de enero de 2021
"Procuro olvidarte"
"Procuro Olvidarte, siguiendo la ruta de un pájaro herido. Procuro alejarme, de aquellos lugares donde nos quisimos. Me enredo en amores, sin ganas ni fuerzas por ver si te olvido y llega la noche y de nuevo comprendo que te necesito. Procuro olvidarte, haciendo en el día mil cosas distintas. Procuro olvidarte, pisando y contando las hojas caídas. Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida y al ver nuestra casa tan sola y callada no se lo que haría... Lo que haría... por que estuvieras tú, por que vinieras... tú conmigo. Lo que haría... por no sentirme así, por no vivir así... perdido."
"Procuro olvidarte" es una balada compuesta por el jerezano Manuel Alejandro en 1980 y cantada en primera instancia por Hernaldo Zuñiga y posteriormente por toda una legión de cantantes, entre los que destacan Simone o María Dolores Pradera.
La fotografía es una recreación del cuadro "Sol de la mañana" de Edward Hopper a cargo de Anna Eklund Parrow.
Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
Monólogo de Al Pacino en "Scarface": "Dadle las buenas noches al malo"
"¿Es esto todo? ¿Todo se reduce a esto Many? Comer, beber, joder, colocarse, darle a la coca. ¿Entonces qué? Dime ¿Entonces qué? Llegas a los cincuenta con un tonel por barriga, te crecen las tetas, necesitas un sostén, se ponen peludas, tienes un hígado que te llena la piel de manchas, comes esta bazofia y te pareces a esas jodidas momias ricas que están aquí. ¿Todo se reduce a esto? ¿Para esto he luchado?"
“¿Qué miráis vosotros? No sois más que una pandilla de cretinos. ¿Y sabéis por qué? Porque no tenéis huevos para ser lo que quisierais ser, necesitáis personas como yo. Necesitáis personas como yo para poder señalarlas con el dedo, y decir "ese es el malo". Y eso ¿En qué os convierte a vosotros? ¿En los buenos? No sois buenos… simplemente sabéis esconderos… sabéis mentir. Yo, no tengo ese problema, yo, siempre digo la verdad, incluso cuando miento. Así que dadle las buenas noches al malo, ¡vamos! es la última vez que vais a ver a un tipo malo como yo, ¡vamos! Apartaos que va a pasar el malo, el malo quiere pasar, será mejor que os apartéis.”
Monólogo de Tony Montana (Al Pacino) en "El precio del Poder" (Scarface - 1983 - Brian de Palma)
Imagen: De Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
sábado, 23 de enero de 2021
Barbitúricos, una droga entre Eros y Tanatos
En el terreno del amor cada uno hace lo que puede. Supongo que cuando un astrónomo enamorado descubre una estrella se verá muy tentado de llamarla como la persona amada, al igual que le ocurriría a un entomólogo con una nueva especie de mariposa, más raro suena que un investigador traslade sus amores a un compuesto químico, pero eso precisamente es lo que le sucedió a Adolf von Baeyer en 1864 cuando descubrió el ácido barbitúrico. Tras mezclar urea con ácido malónico surgió un compuesto que tenía la capacidad hacer desaparecer el dolor. Enamorado como estaba por entonces de una joven llamada Bárbara, que calmaba con sus atenciones todas sus ansiedades, no dudo en llamar al nuevo compuesto como ácido de Bárbara o ácido barbitúrico, nombre este último que pasó a denominar a toda la familia de medicamentos que posteriormente surgirían de este prometedor compuesto.
Hay quien mantiene que el nombre tiene otro origen menos llamativo. Se especula con que, tras el descubrimiento, Adolf von Baeyer y sus ayudantes marcharon a festejarlo a una taberna donde un grupo de artilleros se encontraban celebrando el día de Santa Bárbara. Dicho queda, pero puestos a elegir estoy seguro que todos preferimos la primera versión.
Por cierto, con el tiempo, a partir del ácido barbárico, que ya mostraba sus potencialidades como droga sedante, se elaboró el Barbital, un compuesto que se comercializó bajo el nombre de Veronal. La inspiración aquí fue la famosa ciudad de Verona, la ciudad de los amantes Romeo y Julieta, que según uno de sus creadores, Josef von Mering, tenía fama de ser una ciudad extremadamente pacífica. No sé qué opinaría al respecto el escritor Stefan Zweig que murió abrazado amorosamente a su mujer tras ingerir ambos una alta dosis de la droga de Verona. Y es que no cabe duda de que los barbitúricos ayudarían a muchas personas pero también es larga la lista de personas que fallecieron por su uso abusivo o inadecuado, entre ellas destacan: Marilyn Monroe, Dalida, Judy Garland (en la foto), George Sanders, Pier Angeli, Jimi Hendrix, Brian Epstein, Dinah Washington, Margaret Sullavan, Lupe Velez, Margaux Hemingway, Carole Landis y muchos más. No creo que a la amada Bárbara le agradase mucho que la droga que lleva su nombre además de relacionarse con Eros tuviera tantos siniestros coqueteos con Tanatos.
Imagen: Cortesía de Doctor Macro. Fuente Original
viernes, 22 de enero de 2021
De cuando Valle-Inclán maullaba a los ratones
Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0). Fuente original
jueves, 21 de enero de 2021
Miguel Ángel y la Capilla Sixtina
"... Y mi pincel, siempre por encima de mí y goteando, convierte mi rostro en un mosaico estrafalario. Los lomos se me han metido en la tripa y con las posaderas hago de contrapeso y me muevo en vano sin poder ver... Mi pintura muerta y mi honor, Giovanni, por ahora sólo tú puedes defender. Pues no estoy en un lugar agradable, y yo ni siquiera soy pintor. (Miguel Ángel)
Extracto de un soneto de Miguel Ángel escrito en los años en que este pintaba la Capilla Sixtina, en ellos se queja de la tortura a la que estaba sometido en los andamios, pegado al techo pintando en posturas imposibles. El destinatario era Giovanni da Pistoia.
Imagen: De Wikipedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Fuente Original
"El chico" (The Kid) cumple 100 años
Nada menos que 100 años cumple hoy "El chico" (The Kid), la maravillosa película de Charles Chaplin estrenada un 21 de enero de 1921. Y con 100 años a cuestas sigue tan fresca y disfrutable como el primer día. Chaplin volcó mucho de su propia persona en la película, recuerdos y sentimientos de su infancia londinense en la que la pobreza lo atenazaba sin piedad; de hecho el film es, a buen seguro, la obra de carácter más autobiográfico de las rodadas por él. El film comienza con un aviso: "Una película con una sonrisa y, tal vez, una lágrima" y sin duda, especialmente en este título, Chaplin sabe hacernos reír a carcajadas, pero también humedecernos los ojos, una mezcla de emociones que difícilmente lograron conjugar con acierto otros artistas del cine, antes y después del creador de Charlot.
El film nos cuenta la historia de un niño abandonado a las puertas de la casa de unos millonarios por su madre, la bella Edna Purviance, que en un momento de duda cree no poder criarlo. De nada sirve que luego se arrepienta, por avatares del destino el niño ya no estará donde ella lo dejó y termina en las manos del desvalido Charlot, un vagabundo que termina cuidando del chico y sacándolo adelante haciendo mil malabares y forjando entre ambos, dentro de la precariedad de su situación, una maravillosa relación que se verá amenazada cuando los servicios sociales intenten arrebatarle al chico. El final habrán de desvelarlo vosotros mismos.
"El chico" fue el primer largometraje de Chaplin que se volcó en cuerpo y alma en su realización. Era obvio que la película le salía de las entrañas y todo debía ser perfecto; de hecho, empleó nada más y nada menos que cinco meses en su filmación, algo inaudito en una época en la que las películas se hacían casi en un abrir y cerrar de ojos. Una vez acabada intentaron timarle desde la productora pagándole como si fuera un cortometraje. Chaplin sacó las cintas del Estado y no retornó con ellas hasta que consiguió un pago justo. La historia, que fue todo un éxito de crítica y público lo merecía.
Jackie Coogan, el joven actor que interpreta al chico logró tales cotas en su interpretación que Chaplin lo convirtió sin dudar en el protagonista del film. Su relación con él era muy singular. Chaplin, que acababa de perder un hijo, lo colmó de atenciones, lo llevaba a parques de atracciones, a montar en pony y pasaba mucho tiempo con él, puede que intentando recuperar su propia infancia a través del niño que iba a convertirse en su alter-ego o quien sabe si volcando en el chico los sentimientos por el hijo perdido.
Lo que no pudo evitar Chaplin es que los padres de Jackie Coogan malgastaran todo el dinero ganado por el pequeño actor. Tan clamoroso resultó este abuso que fue el motivo de que se promulgara la conocida como "Ley Coogan" para evitar nuevos desmanes de los progenitores con el capital ganado por actores menores de edad. Coogan llegó a pasar serias dificultades económicas, que Chaplin intentaba paliar, se casó varias veces, una de ellas de forma efímera con Betty Grable, y con el tiempo lo vimos encarnando el personaje de "Fétido" en La Familia Adams, un curioso final para el que posiblemente sea el chico más querido de la historia del cine.
Ficha de la película: "El chico"
Título original: The KidAño: 1921 - País: Estados Unidos
Duración: 68 min.
Dirección: Charles Chaplin
Reparto: Charles Chaplin, Jackie Coogan, Edna Purviance, Carl Miller, Tom Wilson, Henry Bergman, Lita Grey
Guion: Charles Chaplin
Música: (Versión restaurada: Charles Chaplin) (Película muda)
Fotografía: Roland Totheroh (B&W)
Productora: Charles Chaplin, First National Picture
Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
miércoles, 20 de enero de 2021
Bécquer, el poeta más gamberro de España
Si nos preguntaran por el poeta al que definen estas palabras no serían pocos los que pensarían en Charles Bukowski y, sin embargo, así fue como retrató el escritor Gabriel Celaya a nuestro romántico Bécquer en la biografía que le dedicó al poeta sevillano. A veces el tiempo termina distorsionando hasta lo indecible la verdadera personalidad de las figuras que encumbramos y sobre el poeta sevillano, que se llamaba en realidad Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida ("Bécquer", de lejana ascendencia flamenca, era el segundo apellido de su padre) hemos lanzado toneladas de azúcar ayudados por el romanticismo de sus poemas. Sin embargo, las referencias a su modo de vida nos llevan a un retrato mucho menos idealizado del poeta. A las puertas de su muerte incluso pedía que quemaran sus cartas porque le supondrían una segura deshonra póstuma. Más allá de escribir algunos artículos periodísticos y garabatear grafitis con su nombre en las portadas de los templos, como el presente en la soberbia portada del toledano Convento de San Clemente, posiblemente tras una noche de juerga, su poesía no fue publicada de forma coherente hasta después de su muerte.
La única obra de Bécquer que alcanzó en cierta manera el éxito en vida del poeta fue aquel indefinible y pornográfico "Los Borbones en pelota" que, por razones más que obvias, no pudo firmar con su nombre y sólo fue accesible en círculos muy minoritarios. Aunque hay quien atribuye la obra a Francisco Ortego, para la mayoría de estudiosos, esta gamberra sátira del poder y sus excesos, fue realizada por Bécquer junto a su hermano, el pintor Valeriano (autor del retrato del inicio) y conjugaban a la perfección imágenes de lo más procaces con textos ideados por el poeta. La protagonista era Isabel II, que con su incontenible apetito sexual quedó retratada como ninguna otra reina: "Sentada está en su poltrona, con su chulo, cetro y corona" e incluso la mostraban practicando sexo con un burro e ilustraban esa procaz imagen de zoofilia con las palabras "Por probar de todo... de tirarse a un pollino encontró el modo". La nobleza y el clero no salían mejor parados en las orgiásticas imágenes de una obra inconcebible en la pacata sociedad española de aquel tiempo. Suerte tuvo nuestro admirado Bécquer de que no descubrieran a los autores; no dudo de que el castigo hubiese sido ejemplar y nos habríamos visto privados de sus "Rimas y leyendas".
Pero más allá de estas salidas de tono, sus poemas no alcanzaron la fama merecida; en eso Bukowski tuvo más suerte. La gloria que tanto ansiaba le resultaba esquiva y así, en su agonía le decía a sus amigos: "Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo". Murió con tan solo 34 años, posiblemente de tuberculosis, aunque también hay quien especula con que la causa fuera la sífilis. Sus últimas: "Todo mortal" no resultaban extrañas en un poeta que dedicó más de una de sus creaciones a la muerte, incluso en uno de sus poemas habla de su propio final y del recuerdo que podría quedar de su persona, palabras que sirven para cualquiera de nosotros:
Al ver mis horas de fiebree insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral)
una oración, al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo
quién se acordará?
Y sin embargo, los amigos de Bécquer, retratado arriba en 1865, sólo cinco años antes de su muerte, le hicieron caso y póstumamente publicaron una compilación de sus versos y escritos, acción con la que en poco tiempo, Bécquer se convirtió en uno de los pilares de la poesía de nuestro país, tanto como para que, sorprendentemente, este hombre que no hacía mucho ridiculizaba de forma inmisericorde a la Corona, al clero y a la nobleza en un País como el nuestro, y reivindicado solo por la calidad de su poesía, terminara apareciendo hasta en los billetes de 100 pesetas. No deja de ser curioso que el verdadero "enfant terrible" de nuestras letras sea el aparentemente melifluo Bécquer, ese que con sus golondrinas y sus arpas es ahora lectura obligada en los colegios, el mismo que escribía:
¿Qué es poesía?, dices mientras clavasen mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
martes, 19 de enero de 2021
Fernando Pessoa y las ficciones sociales
“El verdadero mal, el único mal, son las convenciones y las ficciones sociales superpuestas a las realidades naturales; desde la familia al dinero, desde la religión al Estado: todo. Se nace hombre o mujer quiero decir: se nace para ser, ya adulto, hombre o mujer; en buena justicia natural uno no nace ni para ser marido ni para ser rico o pobre, como tampoco nace para católico o protestante, portugués o inglés. Uno es todas esas cosas en virtud de las ficciones sociales. Y las ficciones sociales son malas.”
El fragmento pertenece a "El banquero anarquista" una obra escrita por Fernando Pessoa en 1922. El retrato del escritor es del pintor portugués Bottelho.
Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 2.0) - Fuente Original
lunes, 18 de enero de 2021
El perro de Alcibíades y los trucos de la política
domingo, 17 de enero de 2021
Cary Grant, Billy Wilder y el mérito de no tener un Oscar
Aunque eran buenos amigos, Billy Wilder nunca logró incluir en una de sus películas a Cary Grant y ello a pesar de las grandes dotes para la comedia que tenía el actor. A Wilder no le faltaban los elogios para Grant:
"Era bueno, muy bueno. No se le escapaba una. Nunca tuvo el premio (de la Academia). Le dieron un Oscar especial... pero es una idiotez, porque los actores que suelen hacer protagonistas, para obtener un premio tienen que cojear o hacer de retrasados. Nunca ven al tipo que se esfuerza al máximo y consigue que parezca fácil. No les basta con que abra un cajón con elegancia, saque una corbata y se ponga una chaqueta. ¡Hay que sacar una pistola! Hay que sufrir. Ésas son las normas por las que se rigen los 4.500 miembros de la Academia".
Y es que cuando uno repasa la lista de los grandes actores y actrices que nunca ganaron un Oscar (excluidos los honoríficos a toda una carrera), uno no sabe en que lista es más meritorio aparecer. Ya lo decía Monty Clift que nunca consiguió uno: "Hay algo gracioso en los Oscar. Ni Greta Garbo ni Chaplin lo han ganado nunca, así que creo que el verdadero mérito es no tenerlo". El bueno de Cary Grant era uno de ellos además de Richard Burton, Barbara Stanwyck, Robert Mitchum, Lauren Bacall, Kirk Douglas, Deborah Kerr, Edward G. Robinson, Joseph Cotten, Peter O’Toole, Marlene Dietrich... y mejor paramos.
Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Imagen 1 - Imagen 2
sábado, 16 de enero de 2021
Las verdades de Cyrano de Bergerac - Edmond de Rostand
viernes, 15 de enero de 2021
Los Húsares Alados y la mayor carga de caballería de la historia
"Trono de Sangre" - Akira Kurosawa
Un 15 de enero como hoy pero de 1957, hace ya 64 años, se estrenó uno de los grandes títulos de Akira Kurosawa: "Trono de Sangre" (Kumonosu-jô - que en español se debería haber traducido como "El castillo de la telaraña"). Siempre ha sido considerado Kurosawa como el más occidental de los grandes directores japoneses y sus adaptaciones de Shakespeare daban buena cuenta de ello; "El rey Lear" fue la base para "Ran", Hamlet para "Los canallas duermen en paz" y "Macbeth" encontró en "Trono de Sangre" la que a juicio de muchos es la mejor adaptación al cine de esta obra que se ha hecho hasta ahora, por mucho que se moldeara el texto a la cultura japonesa y se hiciera uso de la expresividad del drama musical japonés (Nō). Ya lo decía el propio Kurosawa:
"Soy japonés, y pienso en tanto que japonés, y realizo mis películas con este estado de ánimo. No he estado nunca influenciado por el extranjero. Cuando leí Macbeth, lo encontré muy interesante. Me hacía pensar en muchas cosas. El Japón de la guerra civil y la época de Shakespeare se parecen mucho. Los personajes también. Coger a Shakespeare y adaptarlo a un contexto japonés no fue demasiado difícil. El "no" es una forma de expresión única en el mundo. Tiene un impacto formidable. Luego si yo no hubiera tomado esta expresión, los personajes no habrían tenido el mismo impacto. Yo adoró el "no" y lo he mirando siempre, luego es normal que me inspire en él"
De nuevo Toshiro Mifue, el actor predilecto de Kurosawa, dio la fuerza necesaria a su personaje Taketori Washizu, mientras Isuzu Yamada encarna a su esposa, la ambiciosa Lady Asaji que espoleará a su marido a hacer todo lo necesario para cumplir su aparente destino de gloria y riqueza. Ambientada en el Japón feudal del siglo XVI, nos habla de una historia de ambición y sangre espoleada por la profecía de una anciana que augura que el General Washizu terminará siendo el Señor del Castillo del Norte. Unas flechas se cruzarán en su destino convirtiéndolo en un moderno San Sebastián.
Otras frases memorables de la película:
“En este mundo tienes que atacar primero, sino quieres que se adelanten los otros y te maten antes.”
“Si vas a hacer una montaña de cadáveres, al menos hazla de manera que llegues hasta el cielo.”
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