martes, 16 de abril de 2024
Miles Davis, las mujeres y el jazz
domingo, 14 de abril de 2024
De cuando Picasso aún no podía comprarse ni un par de guantes
viernes, 12 de abril de 2024
"Perseo y Andrómeda" de Pierre Puget, "El Miguel Ángel de Francia"
La frase podría haber sido firmada por Miguel Ángel y sin embargo corresponde a Pierre Puget, un escultor, pintor y arquitecto barroco que alcanzó tal maestría y versatilidad en las artes, sobre todo en la escultura, que se ganó con el tiempo el sobrenombre de "El Miguel Ángel de Francia", reconocimiento que resulta muy definitorio de su talento en un país en el que abundan los grandes escultores. En esta línea, el escritor y crítico Theofhile Gautier, escribía en 1854, 160 años después de la muerte del escultor: "Pierre Puget se ha convertido en el mayor estatuario de su época y quizás en el artista más francamente francés del que podemos vanagloriarnos"
Buen ejemplo del dominio que Puget tenía sobre el mármol a la hora de trabajarlo es la obra "Perseo y Andrómeda", realizada por encargo de Luis XIV en 1684 y que actualmente se expone en el Louvre. La obra, en la que Puget contó con la ayuda de Christophe Veyrier, es de un notable virtuosismo y dotada de gran movimiento, tal y como ocurría con las obras de Bernini del que Puget recibió enseñanzas y una gran influencia.
La escultura muestra a Perseo liberando a Andrómeda de la roca a la que había sido encadenada como ofrenda a un monstruo marino a raíz de la jactancia de su madre, Casiopea, que presumía de ser más bella que las Nereidas. Otras fuentes dicen que de quien alababa Casiopea su extremada belleza era de su hija, la propia Andrómeda. El caso es que Poseidón, protector de las Nereidas, molesto por aquellas palabras, inundó las tierras donde vivían los progenitores de Andrómeda con las aguas del mar y envió un monstruo marino (Ceto) de voracidad insaciable que haría estragos entre el ganado. Pronto se supo por el Oraculo de Amón que la única salvación era ofrecer en sacrificio a Andrómeda a aquel monstruo, por lo que la ataron desnuda a una roca a su merced. Cuando Perseo la vio indefensa en la roca se enamoró de ella y tras hablar con sus padres, logró el compromiso de que si la salvaba le sería entregada en matrimonio. Ante el monstruo, Perseo hizo uso de la cabeza de la Medusa que provocó que este quedara convertido en coral. Fue así como la hermosa Andrómeda se convirtió en la esposa del valiente Perseo.
Ya en esta página hablamos de la escultura "Milón de Crotona", una de las obras maestras de Puget, a la que habría que añadir, por ejemplo, su "San Sebastian", ubicado en la genovesa basílica de Santa María Assunta, obra soberbia en la que se puede apreciar igualmente la gran influencia de Bernini.
Imágenes: De Wikimedia Commons - Imagen 1 (CC0) - Imagen 2 (CC BY 3.0)
miércoles, 3 de abril de 2024
Luigi Pirandello, la identidad y las máscaras
"Cada uno de nosotros cree ser siempre el mismo. Y somos uno distinto con cada persona. Nos hacemos ilusión de ser siempre el que creemos ser. Y siempre nos equivocamos"
"Cada uno de nosotros cree que es uno solo, pero eso es una asunción falsa; cada uno de nosotros es tantos, tantos, cuantas son todas las potencialidades del ser que hay en nosotros... Conocemos únicamente una parte de nosotros mismos, y con toda probabilidad, la menos significativa".
"Ser es hacerse el ser que se es y ningún otro"
"¿Qué hace el hombre? Aun cuando sea viejo, siempre está febril; ansía algo, pero sin verse a si mismo; no puede evitar tomar una actitud incluso ante su propio ser, y representa infinidad de papeles que él desea creer auténticos y dignos de ser tomados en serio"
Son palabras del dramaturgo italiano Luigi Pirandello (1867-1936), para el que el ser humano siempre fue un collage de distintas máscaras superpuestas e intercambiables. Logró el Nóbel de literatura en 1934 "por su poder casi mágico para convertir el análisis psicológico en buen teatro". El escritor, siempre humilde y un tanto melancólico, se mostraba, como decía Horacio Hotheguy: "obsesionado por la relatividad de la verdad, la crisis de la identidad, la imposibilidad de ser uno mismo... llevando a planos realistas, la dramática discusión del hombre con su angustia más intima". Su teatro, según sus palabras estaba repleto de todas esas tensiones:
“…Cuando un hombre vive, vive y no se ve vivir. Ahora bien, colocad un espejo ante él y haced que se vea a sí mismo en el acto de vivir y, conmovido por sus pasiones, o se quedará atónito y sin habla ante su propio aspecto, o apartará la vista para no verse, o escupiendo con repugnancia a su propia imagen cerrará el puño como si fuese a golpearla; y, si ha llorado, ya no podrá seguir llorando; y si reía, ya no podrá seguir riendo, y así sucesivamente. En una palabra, se producirá una crisis… Esa crisis es mi teatro”
Pirandello sufrió intensamente la locura de su esposa Antonietta a cuyo cuidado se consagró hasta la muerte de ésta, negándose a ingresarla en un sanatorio mental a pesar de los comportamientos hirientes que esta, en sus desvaríos, tenía para el escritor:
"Hay momentos en que dudo de mi propia razón. ¿Cuál es mi personalidad real? ¿La que he vivido hasta ahora o el fantasma despreciable, mezquino y engañador creado por la locura de mi mujer?"
Su obra más conocida es "Seis personajes en busca de autor" y en torno a ella explicaba la dificultad del acto de crear buceando en su propio yo:
"Queridos amigos, hacer una obra teatral es muy difícil. Y aunque yo haya escrito mas de cincuenta, puedo deciros que cada vez que inicio un drama, los fantasmas de los personajes y sus circunstancias no me dejan en paz. Sé que salen de mi interior, pero he aquí que también, sé que antes convivieron conmigo, día a día, a lo largo de la vida (...). No basta con captar la idea que uno presiente con cierta claridad, también es necesario observar minuciosamente todo lo que ocurre alrededor y sacar conclusiones generales. pero aun entonces la tarea esta lejos de acabar. Las criaturas de mi imaginación, igual que los "seis personajes" tienen una voluntad propia; no se coordinan de una manera armónica, sino que cada una piensa en si misma como núcleo de toda la obra. Y aun cuando haya logrado encuadrar armónicamente a los personajes, ¿cómo voy a encerrarlos, matarlos, dentro de los moldes convencionales?; ¿cómo invento para ellos una nueva escena, un nuevo lenguaje?"
Fue la muerte, junto a la identidad y la locura, uno de los ejes de la obra de Pirandello, y para aquella escribió su última escena: "Ultimas voluntades que han de respetarse":
"Que mi muerte transcurra en silencio; ruego a los amigos, a lo enemigos, no hablar de ella en los periódicos, no darse siquiera por enterados. Ni anuncios, ni participaciones. No se me debe vestir después de muerto. Envuélvaseme desnudo en una mortaja. nada de flores sobre el lecho y ningún cirio encendido. Coche fúnebre de infirma clase, el de los pobres. Desnudo. Y que nadie me acompañe, ni parientes, ni amigos. El coche, el caballo, el cochero y nada más. Quemadme. Y no bien arda mi cuerpo, que se disperse. Querría que nada, ni siquiera las cenizas, quede de mí. Pero si esto no puede hacerse, que la urna cineraria sea llevada a Sicilia y empotrada en la piedra bruta de la Campiña de Girgenti, donde nací"
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público CC0 en la Fuente Original