No creo que abunden los escritores que con tan solo siete palabras hayan logrado llegar a tanta gente y que su nombre sea conocido entre una gran mayoría de los amantes de los libros como Augusto Monterroso. Con siete palabras creó uno de los microcuentos más famosos, ese que decía: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". Una historia totalmente abierta que dejaba a la imaginación del lector el antes y el después y de la que el propio Augusto Monterroso comentaba:
"Pienso que, quizá, me ha traído suerte. "El dinosaurio" está rodeado de anécdotas. Una de ellas, narra la ocasión en que un amigo le presentó al autor a una señora:
- ¿Conoce usted a Augusto Monterroso?
- Si, lo he leído -contestó ella-
- ¿Y qué le parece el cuento de "El dinosaurio"? -volvió a preguntar el amigo-.
Con gesto inteligente, la mujer respondió:
- "Ese es uno de los que más me gustan..., pero apenas voy por la mitad".
Edward Hopper, por su parte, también era experto en cargar de misterio sus pinturas, en hacer participar a las personas que las contemplaban en su interpretación última. Hoy, con el cuadro de Hopper que abre la entrada, titulado: "Verano en la ciudad" (1950) buscamos una posible lectura, al estilo del cuento de Monterroso. La edad de los protagonistas del cuadro la ponéis vosotros, qué relación hay entre ellos, y por supuesto qué pudo suceder en esa habitación tan desnuda.
La imagen ha sido tomada de la siguiente página:
https://www.pinterest.es/pin/817333032349454765/
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