Es la napolitana Capilla Sansevero, la Pietatella, uno de esos lugares de visita indispensable para los amantes de la escultura, allí nos encontraremos, entre otras maravillas de mármol, con el Cristo Velado de Giuseppe Sanmartino o la sensacional "Modestia" (Pudicizia) -también conocida como "La verdad velada"- de Antonio Corradini, obras que por ese juego con los pliegues del velo que cubre las figuras nos llevan a la más absoluta admiración. Y sin embargo, es otra la escultura que en el mismo lugar y a pocos metros de distancia de las anteriores nos hará pensar en lo imposible, esta es "El desengaño" (Il disinganno), obra realizada por el no muy conocido escultor genovés Francesco Queirolo hacia 1754.
Todos los que vean por primera vez esta escultura pensarán necesariamente que una red de cuerdas cubre parte de la obra, pues resulta inimaginable que esta pudiera ser de mármol dada la perfección y dificultad con la que son tratados los huecos que va dejando su complejo entramado, pero una vez que, movidos por la incredulidad, uno se acerca y comprueba como la red se ajusta a la carne del pescador y que toda ella es de piedra, no podrá reprimir la más profunda admiración ni la creencia de que los milagros son posibles.
No cabe duda de que Queirolo, con las soberbias esculturas de Sanmartino y Corradini ya terminadas, se propuso subir la apuesta a un todo o nada e intentar lo que se consideraba imposible en escultura; para ello escoge el tema de un pescador que se libera de una tupida red que representa el pecado gracias al intelecto representado por un ángel que con una de sus manos señala un orbe terráqueo que alude a las pasiones mundanas y a la biblia que abierta muestra en la latín la frase: “Romperé tu cadena, la cadena de las tinieblas y de la larga noche de la que eres esclavo para que no seas condenado en este mundo”.
La red presenta tal grado de dificultad en su ejecución que todos los ayudantes de Queirolo se negaron a trabajar, no ya en la creación de los trépanos y oquedades que requería la red tal y como había sido endiabladamente concebida, sino que incluso huyeron del simple pulido de la obra por miedo de que aquel milagro en piedra se rompiera en cualquier momento. Se cuenta que el escultor, solo ante su máximo desafío, estuvo siete largos años puliendo con piedra pómez, centímetro a centímetro, aquella red que tenía tanto de simbólico pecado como de orgulloso reto y muestra de talento, trabajando siempre con el corazón en un puño por cualquier error o exceso en la presión ejercida que malograra su espectacular obra, que todo hay que decirlo, está realizada en un solo bloque de mármol. La red parecía que a quien tenía atrapado, en una tarea interminable, era al propio escultor que finalmente logró también librarse de la misma sin ningún tipo de error o daño y pasar gracias a su "más difícil todavía" a la gran historia del arte, tanto que el afamado historiador Giangiuseppe Origilia definió la estatua como: "La última y más difícil prueba a la que puede aspirar la escultura en mármol"
En la misma capilla hay otras obras de Queirolo: La Generosidad, la Modestia, la Sinceridad, el Dominio de sí mismo, la Educación, o los altares de Santa Rosalía o de San Oderisio, todas de bella factura, pero ninguna comparable a la maestría alcanzada con "El desengaño".
En la imagen se pueden ver el Altar Mayor de la Capilla Sansevero, obra de Paolo Persico y las ya citadas Modestia, Cristo Velado, y el Desengaño
Imágenes: Ambas de Flickr: 3cc3h0m0 bianco_senza_ CC BY-NC-SA 2.0 DEED - Img 1 - Img 2
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