Con esas luminosas palabras definió,
Violet Bonham Carter, a la singular Jennie Jerome (Lady Randolph Churchill), una
mujer sin duda adelantada a su tiempo y mucho más que la simple madre de
Winston Churchill. Fue una mujer inteligente, brillante, independiente y de
gran influencia en las reuniones de la alta sociedad en las que siempre lograba convertirse en el centro de atención. Como decía Lady Curzon (esposa del virrey
de la India), Jennie era capaz de “dominar cualquier salón con sólo entrar”.
No era solo su chispa, su don
para la conversación inteligente, su voz melódica y mirada penetrante, su
dominio del arte de cautivar, es que, además era muy atractiva fisicamente. Anne
Sebba la describía así: "Tenía un cabello espeso y ondulado, piel blanca como la porcelana
y grandes ojos grises que podían brillar con fuego o ternura."
Y no solo eso, Jennie siempre fue una rebelde
que seguía su propio camino, a pesar de que arreciaran las críticas a su
alrededor. Llevaba una serpiente tatuada en la muñeca, cuando eso en la alta
sociedad londinense era inconcebible en una dama de su estatus, o que decir del escándalo provocado por sus dos últimos matrimonios con hombres de hasta veinte años menos que ella. Como decía su hijo Winston Churchill: “La vida
nunca fue aburrida cuando mi madre estaba cerca” o "Brillaba para mí
como la estrella vespertina. La amaba profundamente… pero desde la
distancia."
Nunca se rindió a la edad, nunca
dejó de arreglarse, de coquetear, de sentirse viva, de participar de los
grandes eventos de manera muy personal y elegante, pero los años no pasan en
balde para nadie y viendo el ocaso en el horizonte, al menos el de su belleza, dijo:
"Jamás podré acostumbrarme a
no ser la mujer más bella en una habitación"
Y sí ahora piensan en Churchill
y en aquella frase que sentenciaba: "Detrás de cada gran hombre hay una
gran mujer", en este caso ya saben el nombre de ella: Jennie Jerome, o si
ustedes prefieren, Lady Randolph Churchill.
Algunas frases de esta singular y
demasiado poco conocida mujer:
"Trata a tus hijos como
príncipes, y se convertirán en reyes."
"No hay necesidad de llorar
por nada que no pueda llorar por ti."
"Hay que hacer todo con
estilo, incluso sufrir."
"Una nunca debe correr tras
un hombre, ni siquiera si es su propio marido."
"El genio no garantiza buen
comportamiento."
“Trata a tus amigos como
tratarías su retrato: colócalos bajo la mejor luz.”
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