viernes, 27 de junio de 2025

Jennie Jerome, mucho más que la madre de Winston Churchill

 "Vivió con brillo, pecó con estilo y envejeció con brillantez."

Con esas luminosas palabras definió, Violet Bonham Carter, a la singular Jennie Jerome (Lady Randolph Churchill), una mujer sin duda adelantada a su tiempo y mucho más que la simple madre de Winston Churchill. Fue una mujer inteligente, brillante, independiente y de gran influencia en las reuniones de la alta sociedad en las que siempre lograba convertirse en el centro de atención. Como decía Lady Curzon (esposa del virrey de la India), Jennie era capaz de “dominar cualquier salón con sólo entrar”.

No era solo su chispa, su don para la conversación inteligente, su voz melódica y mirada penetrante, su dominio del arte de cautivar, es que, además era muy atractiva fisicamente. Anne Sebba la describía así: "Tenía un cabello espeso y ondulado, piel blanca como la porcelana y grandes ojos grises que podían brillar con fuego o ternura."

Y no solo eso, Jennie siempre fue una rebelde que seguía su propio camino, a pesar de que arreciaran las críticas a su alrededor. Llevaba una serpiente tatuada en la muñeca, cuando eso en la alta sociedad londinense era inconcebible en una dama de su estatus, o que decir del escándalo provocado por sus dos últimos matrimonios con hombres de hasta veinte años menos que ella. Como decía su hijo Winston Churchill: “La vida nunca fue aburrida cuando mi madre estaba cerca” o "Brillaba para mí como la estrella vespertina. La amaba profundamente… pero desde la distancia."

Nunca se rindió a la edad, nunca dejó de arreglarse, de coquetear, de sentirse viva, de participar de los grandes eventos de manera muy personal y elegante, pero los años no pasan en balde para nadie y viendo el ocaso en el horizonte, al menos el de su belleza, dijo:

"Jamás podré acostumbrarme a no ser la mujer más bella en una habitación"

Y sí ahora piensan en Churchill y en aquella frase que sentenciaba: "Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer", en este caso ya saben el nombre de ella: Jennie Jerome, o si ustedes prefieren, Lady Randolph Churchill.

Algunas frases de esta singular y demasiado poco conocida mujer:

"Trata a tus hijos como príncipes, y se convertirán en reyes."

"No hay necesidad de llorar por nada que no pueda llorar por ti."

"Hay que hacer todo con estilo, incluso sufrir."

"Una nunca debe correr tras un hombre, ni siquiera si es su propio marido."

"El genio no garantiza buen comportamiento."

“Trata a tus amigos como tratarías su retrato: colócalos bajo la mejor luz.”


Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - 1 - 2

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