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sábado, 30 de noviembre de 2024

Claude Monet y el Gordo de la Lotería

 

"Yo quiero pintar el aire que envuelve el puente, la casa, el barco, la belleza del aire en el que están estos objetos, y esto no es en modo alguno imposible" (Claude Monet)

Ahora que estamos a las puertas de la campaña navideña y no son pocas las personas que buscan un golpe de suerte con la lotería que les permita vivir según sus sueños, puede que cuadre recordar como esa suerte llamó a la puerta de Claude Monet. 

El pintor, arriba retratado por Nadar, empezó a ganarse la vida desde muy joven como caricaturista, faceta en la que alcanzó bastante éxito, pero pronto se lanzó al mundo de la pintura. No tardó en abandonar el realismo puro y duro y buscó su propio camino en el arte, uno en el que por su forma de entender la pintura el dinero escaseaba. Si bien Monet no pasó nunca verdadera necesidad tampoco era libre del todo para pintar lo que quisiera, de alguna manera estaba condicionado por el imperativo de procurar lo necesario a su familia haciendo vendibles sus obras, debiendo avanzar en sus ambiciones artísticas ayudado por circunstancias externas. El año antes de pintar "Impresión, sol naciente" (1872), la obra que daría carta de naturaleza al impresionismo en el "Salón de los rechazados", falleció su padre de quien heredó algún dinero, puede que el suficiente para darle fuerzas para dar aquel paso en su forma de pintar. No le fue fácil abrirse camino con aquella nueva forma de ver la realidad que pintaba y sobre todo la luz que incidía sobre ella, pero poco a poco logró abrirse un hueco en el mundo del arte, aunque no dejaba de estar condicionado totalmente pues seguía dependiendo de las ventas de sus cuadros.

En 1890, cuando el pintor tenía ya 50 años, tuvo un golpe de suerte y le tocó la Lotería Nacional Francesa, nada menos que cien mil francos fueron a su bolsillo (unos 350.000 € de hoy en día) suficiente para pintar lo que realmente le viniera en gana. Fue entonces cuando compró la propiedad de Giverny donde vivía de alquiler y se dedicó a crear y pintar incansablemente un jardín y un estanque que no paraban de crecer, y fue también entonces cuando empezó sus series de cuadros en las que estudiaba el efecto de la luz, a distintas horas del día, sobre un mismo motivo, de hecho al respecto decía Monet: "El motivo es para mí del todo secundario; lo que quiero representar es lo que existe entre el motivo y yo". Aunque ya había dado pasos en las series sobre un mismo motivo, como por ejemplo sus cuadros de la Estación de Saint Lazare o los acantilados de Étretat, con su nueva situación económica, esa pulsión por el estudio de la luz se potenció enormemente, y así, el mismo año de 1890 lo dedicó a realizar series de pinturas sobre almiares de heno, el año siguiente sobre álamos, y posteriormente y de forma sucesiva sobre la fachada de la Catedral de Ruan, las vistas de Londres, sus nenúfares o Venecia (abajo y perteneciente a esta serie "San Jorge Mayor al crepúsculo"). La suerte que le trajo la lotería le permitió olvidarse de pintar para ganarse la vida, ahora pintaba para disfrutar, pintaba lo que quería tantas veces como lo deseara. Eso es suerte. Espero que también os visite a vosotros.

"El color es mi obsesión diaria, mi alegría y mi tormento" (Claude Monet)

Imágenes: De Wikimedia Commons - CC0 - Fuente Original: Imagen 1 - Imagen 2

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