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martes, 27 de octubre de 2020

¡Proletarios del mundo uníos! Pero... ¿Qué es realmente un proletario?


Marx y Engels, en su Manifiesto Comunista (1848), definieron al proletariado como la clase de trabajadores asalariados modernos, que, privados de medios de producción propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para poder existir. Pero no siempre fue esa la acepción de la palabra y su origen se remonta a los lejanos tiempos del Imperio Romano. Por entonces como si de las castas indias estuviéramos hablando, la sociedad se dividía en estratos sociales perfectamente diferenciados: patricios, plebeyos, libertos y esclavos

Los "Patricios" eran aquellos que podían remontar su estirpe, la gens, a las primeras familias romanas y digámoslo así, eran los únicos ciudadanos con pedigrí y por consiguiente con derecho a los puestos de honor. Por debajo estaban los "Plebeyos", la plebe, que comprendía a varios grupos sociales. En la cúspide de los plebeyos estaban los "Homines novi", personas que habían logrado enriquecerse grandemente y que podían gozar de un considerable estatus y reconocimiento, Por detrás quedaban los "Equites", con economía suficiente para poder costearse toda la impedimenta necesaria para servir militarmente al Imperio en la caballería. Le seguían los "Adsidui", pequeños propietarios, obligados al servicio militar en infantería y que cuando venían épocas belicosas y de movilizaciones, corrían el riesgo de endeudarse por encima de sus posibilidades para comprar su impedimenta, y con ello perder sus propiedades. Si esto ocurría y se veía acuciado por las deudas, era fácil que terminaran como "Cliente" de un señor poderoso, un servidor que aunque hombre libre, estaba bajo la superior autoridad de su señor, él y su descendientes. A los más vagos entre los clientes, se les consideraba como "Parasitus", parásitos que simplemente vivían a costa de sus patronos. Y al final de la escala social de los plebeyos se encontraban los "Proletarii" o proletarios, ciudadanos de sexta categoría, que simplemente no tenían nada, y cuya utilidad, el único interés que procuraban al Estado era su "prole", en otras palabras, de ellos simplemente se esperaba que parieran como conejos, que tuvieran hijos que aseguraran la periódica dotación de "carne de cañón" al poderoso ejercito romano.

Ahora supongo que los proletarios modernos nos vemos reducidos a servir de mano de obra barata para este capitalismo feroz que solo ofrece contratos precarios con sueldos misérrimos  y que por supuesto no nos podemos olvidar, después de la lucha diaria, como buenos legionarios modernos que somos, de consumir compulsiva pero plácidamente todo lo que se nos ponga por delante, para que el sistema siga bien engrasado y los de siempre ganen su dinerito. Como diría un antiguo proletarii; "Nihil novum sub sole" o lo que es lo mismo "Nada nuevo bajo el sol".

La imagen que encabeza la entrada es un detalle del óleo: "El cuarto estado" de Giuseppe Pellizza da Volpedo, una obra que se expone en el Museo del Novecento de Milán.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Enlace a la Fuente Original

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