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jueves, 17 de julio de 2025

¿Por qué B.B. King llamaba "Lucille" a todas sus guitarras?


 "¿Sabes que me hace más feliz que nada? Dame seis cuerdas y seré feliz" (B.B. King)

Y tocándolas, como sólo él sabe hacerlo, nos hará feliz también a nosotros. No en vano, B.B. King es uno de los pilares fundamentales del blues y protagonista del mismo durante gran parte de su historia. 

Nadie habría imaginado que aquel chico de un pueblecito del sureño estado de Mississippi, marcado a fuego por la pobreza, el racismo y el duro trabajo en los campos de algodón algún día sería el indiscutible “Rey del Blues”. El mismo hablaba así de sus primeros años:  “Empecé a recoger algodón cuando tenía 7 años. Trabajaba desde el amanecer hasta el anochecer... Ganaba 35 centavos al día”. Con el tiempo lo que ganó fue el cariño, respeto y admiración de todos los amantes de la música y, no hay que olvidarlo, 15 premios Grammy.

Su verdadero nombre era Riley B. King y su apodo de B. B. King deriva de su etapa como DJ en un programa de radio de la emisora WDIA de Memphis. Allí se presentaba como "Beale Street Boy King", apodo que con los años acortó a “Blues Boy” y por último a su enigmático B.B. una marca acreditada que solo podría discutírsela Brigitte Bardot.

 Aunque por supuesto hubo una guitarra especialmente significativa en su vida, todas las que vinieron detrás de esta siempre tuvieron el mismo nombre: “Lucille”, pero pocos saben el motivo de tal fijación. ¿Un posible amor?

 El nombre les viene de un incendio que hubo en un local del poblado de Twist (Arkansas) sobre 1949, donde tocaba en sus inicios. El fuego se desató cuando se volcó un barril medio lleno de queroseno que ardía en medio del salón, una forma barata, y muy peligrosa, de calentar aquellos garitos en invierno. Todo el mundo salió huyendo ante el fuego y B.B. King también, pero cuando se dio cuenta de que había olvidado su preciosa guitarra Gibson L-30 en el local, volvió a recuperarla jugándose el pellejo por ella. El incendio fue tan repentino y virulento que dos personas murieron a consecuencia del mismo. Fue más tarde, tras saber B.B. King que el incidente había sido provocado por dos hombres que se peleaban por una muchachita llamada Lucille y que en el barullo golpearon el bidón, cuando pudo meditar sobre el serio peligro que había corrido su vida. Escarmentado por la experiencia decidió darle el nombre de aquella chica, Lucille, a la guitarra de tan solo treinta dólares que le llevó a internarse en las llamas. Por supuesto se lo mantuvo a las guitarras que vinieron después, con la clara intención de no olvidar nunca que no se debe arriesgar la vida tan alegremente.

Agradecido a su guitarra, sobre todo a la primera, le dedicó una canción, “Lucille”, que comenzaba diciendo: 

“El sonido que estás escuchando es el de mi guitarra. Se llama Lucille, y estoy loco por ella. Lucille me sacó de la plantación… podría decirse que fue ella quien me trajo la fama.”


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