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lunes, 8 de agosto de 2022

Preston Sturges y sus reglas de oro para una comedia de éxito

 

Preston Sturges (1898-1959) es otro más de esos sensacionales directores de cine, que tras regalarnos películas tan entretenidas como: "Las tres noches de Eva" (1941), "Un marido rico"(1942), "El milagro de Morgan Creek" (1944) o la sensacional "Los viajes de Sullivan" (1941), a la que pertenece la imagen de cabecera con sus protagonistas Veronica Lake y Joel McCrea, inexplicablemente quedan en ese limbo que es el olvido de la mayoría. 

En la época sonora del cine, puede que fuera el primero que aunó exitosamente las tareas de guionista y director, una senda que luego tomarían otros grandes como: Billy Wilder, John Huston o Blake Edwards. Su gloria fue inmensa en los años cuarenta, pero también efímera. Aunque no temía al fracaso y confiaba en su talento para salir adelante: "Cuando se acabe el último centavo, me sentaré afuera, en la acera, con un lápiz y un cuaderno de diez centavos y comenzaré todo de nuevo", sus películas, inexplicablemente tras tantos éxitos encadenados, dejaron de hacerse. Murió repentinamente en 1959, un infarto pudo con él a la edad de sesenta años, mientras intentaba escribir su biografía, ya enfermo y solo, en una habitación del Hotel Algonquin de Nueva York. 

El tiempo no lo trató bien, un tiempo del que poéticamente decía: "Frías son las manos del tiempo que avanzan sin descanso, destruyendo lentamente, pero sin piedad, lo que ayer fue joven. Solo nuestros recuerdos resisten esta desintegración y se vuelven más bellos con el paso de los años." 

Y a pesar de todo sus comedias siguen estando ahí, más combativas y afiladas de lo que pudieran parecer, formando todavía parte de los pilares de este género. No es extraño que el mismo Sturges nos dejara sus "Reglas de oro para una comedia de éxito":

Una chica bonita es mejor que una fea.
Una pierna, es mejor que un brazo.
Un dormitorio, es mejor que una sala de estar.
Una llegada, mejor que una partida.
Un nacimiento, es mejor que una muerte.
Una persecución, mejor que una charla.
Un perro, es mejor que un paisaje.
Un gatito, mejor que un perro.
Un bebé, mejor que un gatito.
Un beso, mejor que un bebé.
Y una buena caída, mejor que ninguna otra cosa.

También es verdad que Chaplin todavía lo tenía más claro aún:

"Todo lo que necesito para hacer una comedia es un parque, un policía y una chica bonita."

Consejo: Si alguien no la ha visto y no sabe que ver esta noche, que no lo dude: "Los viajes de Sullivan" es una opción inmejorable.

Imágenes: Img 1 Cortesía de Doctor Macro - Img 2 de Flickr (CC0)

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