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sábado, 11 de junio de 2022

Los inicios de una "bailarina" llamada Ella Fitzgerald


La infancia de Ella Fitzgerald no puede decirse que fuera muy fácil. Su padre, William Fitzgerald, abandonó el hogar familiar cuando la pequeña Ella tenía tan solo dos añitos. Su madre, Temperance (Tempie) pronto se unió a otro hombre con el que la relación no fue fácil para Ella y en el que hay referencias de abusos y maltratos. No era muy responsable a la hora de asistir al colegio y no le faltaron los problemillas con la policía, lo que termino llevándola a ser internada en un reformatorio del que se escapaba con la misma facilidad con la que lo hacía de su casa. Era una chica avispada y sabía ganarse unas monedas bailando por las calles o avisando a las prostitutas cuando iba a aparecer la policía. La verdad es que nada apuntaba a que fuera a ser una de las grandes damas del Jazz, la más grande, Lady Ella, y el caso es que no tardó mucho en demostrarlo. En 1932, el año en que falleció su madre, nada estaba más lejos del pensamiento de la futura estrella que dedicarse al mundo de la canción, de hecho todas sus energías iban encaminadas a cumplir con su sueño de ser una gran bailarina. A tal objeto se presentó en el concurso semanal "Amateur Night Show" en el "Apollo Theatre" del Harlem neoyorkino. La cantante cuenta esta pirueta del destino:

"Un día, hice una apuesta con dos amigas: como a las tres nos atraía el escenario, sorteamos a ver quien se presentaba a un concurso para principiantes. Yo gané. Quería presentarme como bailarina pero, en el último momento casi me obligaron a cantar, de modo que canté. Así comencé a ganar todos los concursos" (...) "Yo quería ser bailarina, no cantante –insistía Ella–. Salí al escenario y al ver a toda la gente tuve un ataque de nervios. Entonces traté de cantar."

Nunca había tomado clases de canto y todas sus referencias se condensaban en las horas que se pasaba escuchando la radio. Curiosamente, la primera influencia de la mejor de las voces negras fue la de una cantante blanca, sentía predilección por la melodiosa voz, cargada de swing de Connie Boswell, una de las integrantes de las Boswell Sister, y así, cuando se lanzó a cantar para salir lo más airosa posible de aquel inesperado problemilla con sus nervios, trató de imitarla y cantó la pieza "Judy" con la que para sorpresa de la propia cantante ganó el concurso. 

Entre el público estaba el sensacional Benny Carter que ya intuyó el enorme potencial que tenía aquella muchachita de tan solo 16 años, y la recomendó a Benny Goodman y a Fletcher Henderson como vocalista para sus orquestas pero la cosa no fraguó. Finalmente sería el pequeñajo y genial Chick Webb el que la contrataría para su orquesta por un salario de aproximadamente 25 dólares, gracias a la insistencia de un músico de origen bengalí llamado Bardu Ali que no paraba de recomendarsela: "Jefe esta chica tiene algo". Ella Fitzgerald cuenta al respecto:

"Al principio, Chick tenía un hombre como cantante y no quería una mujer. Entonces me dijo: Mañana tocamos en Yale, tomate un autobús hasta ahí y si les gustas, te quedas en la banda." 

En la primera prueba y estando su participación en la orquesta todavía en el aire, se hacía necesario convencer a Moe Gale, el manager del grupo al que previamente Chick Webb le había advertido, sabiendo que la edad podía ser una traba:

"No la mires. Sólo escucha su voz"

Supongo que la sensación sería la misma que describió la genial Mary Lou Williams cuando la escuchó por primera vez: 

“Cierta noche andaba yo vagando por Harlem y llegué finalmente al Savoy. Después de bailar algunas piezas, escuché una voz que me produjo escalofríos en la espalda.... Corrí hacia el escenario para ver a quien pertenecía, y descubrí a una muchacha de aspecto agradable y piel morena, parada allí con toda modestia y cantando esas cosas maravillosas. Me contaron que se llamaba Ella Fitzgerald y que Chick Webb la había sacado de un show de aficionados....”

Evidentemente cayó rendida ante su voz, al igual que lo hemos hecho todos los aficionados del jazz después de que gracias a los nervios de aquella malograda bailarina nos regalaran a la más portentosa de todas las cantantes de jazz.


Imágenes: De Wikimedia Commons: Img 1 (Sin restricciones) - Img 2: (CC0)

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