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sábado, 30 de abril de 2022

El doloroso comienzo de Vittorio de Sica como actor


 

"Había que elegir al protagonista del drama religioso en honor al niño mártir san Tarcisio. Los dos seleccionados entre los cuarenta niños de la misma edad éramos Colasanti, de trece años, y yo, de doce. Desafortunadamente, me eligieron a mí porque Colasanti no caía bien. Él formó parte del grupo de aquellos que debían matar a pedradas a san Tarcisio, que llevaba las hostias consagradas a los cristianos encerrados en las catacumbas.

Todos los demás niños arrojaban piedras hechas por el buen padre Grossi con tela de saco y serrín; sin embargo, Colasanti tiró piedras de verdad. Me desvanecí en plena escena porque una piedra me golpeó en la frente, pero todos, en la platea, incluido mi padre, aplaudieron con entusiasmo, admirados del auténtico modo de morir de aquel san Tarcisio interpretado por el niño de doce años, De Sica"

Este fragmento, con la narración del que parece ser el primer -y doloroso- paso en el mundo de la actuación del gran Vittorio de Sica ha sido tomado de sus memorias, tituladas "La Puerta del Cielo". De Sica, era solo un niño de 12 años, por lo que sus posteriores éxitos como actor y director de cine no se puede decir que estuvieran precisamente "a tiro de piedra", aunque también es verdad que los aplausos obtenidos en este pequeño papel le llevaron a realizar otros trabajos en el mundillo de las tablas y a perfilar una senda que le llevaría a ser uno de los grandes del cine. 

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0 NL) - Fuente Original

viernes, 29 de abril de 2022

Katharine Hepburn y su desdén a sus cuatro Oscars


 

Katharine Hepburn es una de las mejores actrices de la historia del cine, pero es a su vez una de las personalidades más interesantes de ese mundillo. Si todo el mundo sabe que Marlon Brando rechazó un Oscar de forma muy llamativa a través de aquella india que después resultó no serlo, pocos conocen que la rebelde Katharine ganó nada más y nada menos que cuatro de esos premios y no fue a recoger ninguno de ellos. Congruentemente afirmaba que si no había ido a recogerlos tampoco debía tenerlos como objeto de adoración en su casa y en su línea siempre sorprendente decidió  donarlos al edificio "Empire State Building" de Nueva York, donde actualmente se exhiben en una urna de cristal. 

Hepburn solo acudió en una ocasión a la gala de los Oscar (estuvo nominada en doce ocasiones) y fue con el exclusivo motivo de entregar -que no recibir- un premio. Pero eso sí, lo hizo a su manera, fue vestida en pijama, para protestar por la banalidad de dichos premios. Algo realmente chocante si lo comparamos con los shows que se montan hoy día en la alfombra roja, en la que las damiselas de moda, se disputan los flashes de los fotógrafos para ver quién es elegida la más elegante, gracias a un espectacular modelito que dejará a todos sin respiración (a veces a ellas también).

Decíamos que Katharine es la intérprete que ha conseguido más Óscar de la historia, cuatro, la siguen Walter Brennan, Ingrid Bergman, Meryl Streep, Jack Nicholson y Daniel Day Lewis con tres cada uno. Sin embargo, estando viva, nunca ganó un Globo de oro ni un premio Bafta. Como curiosidad, ganó su cuarto Óscar 48 años después del primero, lo que constituye otro récord.

Y es que como decía Frank Capra"Hay mujeres y luego está Kate" o el amor de su vida Spencer Tracy que sentenciaba: "Kate tiene poca carne, pero la que tiene es de mucha calidad".



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jueves, 28 de abril de 2022

Louise Brooks, la Pandora del Cine Mudo

 

"Una mujer bien vestida, aunque su cartera esté dolorosamente vacía, puede conquistar el mundo"

Y si encima es tan bella como Louise Brooks, a quien pertenecen esas palabras, ya me dirán ustedes las dificultades que podría encontrar en poner ese mundo a sus pies. En una época en la que las actrices aparecían en pantalla timoratas y débiles, casi como muñequitas de porcelana con grandes ojos, sumisas y llenas de afectación, surgió una vampiresa, rebelde e ingobernable de pelo negro que iba a romper todos los moldes: la fabulosa Louise Brooks, la actriz maldita que desafió a Hollywood, una actriz que fascinaba tanto a hombres como a mujeres. 

"Aprendí a actuar mirando bailar a Martha Graham y a bailar viendo actuar a Chaplin" decía una Brooks que en sus inicios pretendía ser bailarina y que a pesar de llegar a pertenecer a las Ziegfeld Follies de Broadway no pudo esquivar su indudable destino tras unas cámaras que adoraban su inigualable sonrisa, su desparpajo y el erotismo que emanaba su persona. Nadie reía ni amaba como la Brooks. Hay quien mantiene que ni tan siquiera mitos eróticos como Marilyn han sido capaces de sostener una mirada con una carga sensual como la de Louise Brooks, esa mirada hipnotizante enmarcada en los paréntesis negros de un peinado que marcaría época y que fue copiado hasta la saciedad por las mujeres de aquellos años.

"Tengo un don para enfurecer a la gente, pero si alguna vez te aburro, será con un cuchillo" decía la actriz. No cabía duda de que aquella morena estaba en las antípodas de todas las actrices de aquel cine sin palabras y muy adelantada a su tiempo. Louise era distinta, era independiente, una mujer liberada y dueña de si misma y de su sexualidad en una época en la que aquello era casi motivo de ir a la hoguera y para colmo era inteligente y devoraba libros como quien come pipas. No se podía esperar nada bueno de una actriz que se ponía a leer en los descansos de los rodajes y que por otro lado soltaba perlas del estilo: “Hacer el amor es sólo una forma petulante de pasar el tiempo esperando la llamada del estudio de cine”. Ingobernable y de un marcado carácter no tardo en ganarse la etiqueta de libérrima, antipática, caprichosa y esnob.

Los problemas con los estudios no tardaron en llegar, sobre todo con la inminente llegada del cine sonoro y cuando quisieron someterla, lejos de amilanarse, se fue a Europa donde se forjaría definitivamente el mito. En Alemania se estaba buscando una actriz para dar vida a la inclasificable "Lulú" de la "La caja de Pandora" (1928), una película para la que Wilhem Pabst ya había desechado a centenares de actrices en una búsqueda que solo encuentra ecos en el casting de la Scarlett O'Hara de "Lo que el viento se llevó". Cuando Pabst vió a Louise Brooks tuvo claro de inmediato quien sería "Lulú". El enfado de Marlene Dietrich, que creía tener seguro el papel fue de órdago. 

Lúlu era un personaje complejo, encarnaba a una vampiresa que era la perdición de los hombres, un papel que parecía estar hecho a la medida de la Brooks, un criatura insaciable que se mueve solo por el placer, libre de hipocresías y ataduras en un mundo reprimido sexualmente. Lulú es una mujer que comienza la película como amante, que pasa a ser esposa y luego adultera y que finalmente trabaja como prostituta, por supuesto sin asomo de culpa. Para que la sociedad terminara de llevarse las manos a la cabeza no faltaban algunos devaneos lésbicos e incestuosos. La cosa como entenderán no podía terminar bien y la pobre "Lulú" termina asesinada entre las brumas londinenses por el mismísimo Jack el Destripador.

La película resultó todo un escándalo y fue prohibida en casi todos los países por lo escabroso que resultaba el personaje de "Lulú" y al coincidir con la llegada del sonoro el film no tuvo demasiado eco. A pesar de ello Louise Brooks se convirtió en todo un mito en Europa y logró hacer alguna película más, de las que merece la pena recordar especialmente otro título rodado a las órdenes de Pabst: "Tres páginas de un diario"

No cabía duda de que la cámara amaba sus expresiones; Brooks era ya un mito, pero eso no bastó para que poco a poco su carácter la fuera alejando del cine y la hiciera pasar por etapas parecidas a las de su Lulú. Fue de nuevo bailarina, dependienta, escritora e incluso hay quien dice que "dama de compañía" de ricachones... Unas décadas después su imagen causó sensación en los jóvenes críticos de la Nouvelle Vague que de inmediato reivindicaron su figura, su belleza misteriosa y la fuerza y modernidad de sus papeles cinematográficos. Godard hizo que su musa Anna Karina llevara su peinado en una de sus películas; Henry Langlois, director de la Cinemateca francesa sentenciaría: "No hay Garbo. No hay Dietrich. ¡Solo está Louise Brooks!" y después completaría: "Aquellos que la han visto no la pueden olvidar. Es la actriz moderna por excelencia... Apenas aparece en la pantalla, la ficción se esfuma al tiempo con el arte, y uno tiene la impresión de estar viendo un documental. Es como si la cámara la hubiera tomado por sorpresa, sin su conocimiento. Es la inteligencia del proceso cinematográfico. Personificación perfecta de lo fotogénico, ella encarna todo lo que el cine redescubrió en sus últimos años de silencio: la naturalidad y la simplicidad completas. Su arte es tan puro que se vuelve invisible."

Su imagen transgresora y sus desnudos invitaron, ya en 1965 al dibujante italiano Guido Crepax, a utilizar su imagen para dar vida a Valentina, una personaje de cómic para adultos de fuerte carga sexual, que no provocó ningún enfado en la ya mayor actriz, al contrario terminó siendo gran amiga del dibujante con el que mantuvo una intensa correspondencia, de hecho se sentía orgullosa de haber sido una de las pocas actrices que habían inspirado un personaje ficticio.

Como imaginaran, una mujer como Louise Brooks, que cabalgaba a lomos de un tigre no tuvo una vida fácil lejos de las cámaras y llegada ya la vejez. Los años de fumar como un carretero y beber sin freno hicieron estragos. Sus últimos años los paso sola hasta fallecer en 1985 a los 78 años de un ataque al corazón. En Europa su muerte tuvo amplio eco en toda la prensa, todo lo contrario que en Estados Unidos donde estaba prácticamente olvidada. La propia Louise Brooks definió claramente su suerte: 

"Siempre vi mi belleza como una maldición que hacía que me identificaran más como una prostituta que como una actriz. Ahora, por lo menos, entiendo que mi belleza fue una bendición. Mi falta de entendimiento sobre cómo comercializarla fue la maldición"


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miércoles, 27 de abril de 2022

Marilyn Monroe, la virtud y el alma


 

"La virtud de una chica es mucho menos importante en Hollywood que su peinado. Se te juzga por tu aspecto, no por lo que eres. Hollywood es un lugar donde te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo sé porque rechacé la primera oferta bastante a menudo y cobré siempre los cincuenta centavos"

Marilyn Monroe

martes, 26 de abril de 2022

Mario Vargas Llosa y "La verdad de las mentiras"

 

“Porque la vida real, la vida verdadera nunca ha sido ni será bastante para colmar los deseos humanos. Y porque sin esa insatisfacción vital que las mentiras de la literatura a la vez azuzan y aplacan, nunca hay auténtico progreso.

La fantasía de que estamos dotados es un don demoníaco. Está continuamente abriendo un abismo entre lo que somos y lo que quisiéramos ser, entre lo que tenemos y lo que deseamos.

Pero la imaginación ha concebido un astuto y sutil paliativo para ese divorcio inevitable entre nuestra realidad y nuestros apetitos desmedidos: la ficción. Gracias a ella somos más y somos otros sin dejar de ser los mismos. En ella nos disolvemos y multiplicamos, viviendo muchas más vidas de la que tenemos y de las que podríamos vivir si permaneciéramos confinados en lo verídico, sin salir de la cárcel de la historia.

Los hombres no viven sólo de verdades; también les hacen falta las mentiras: las que inventan libremente, no las que les imponen; las que se presentan como lo que son, no las contrabandeadas con el ropaje de la historia. La ficción enriquece su existencia, la completa, y, transitoriamente, los compensa de esa trágica condición que es la nuestra: la de desear y soñar siempre más de lo que podemos realmente alcanzar."

El fragmento pertenece a "La verdad de las mentiras", un ensayo del escritor peruano Mario Vargas Llosa publicado en 1990 en el que reflexiona sobre varias obras literarias y su capacidad de ofrecer esa pizca de ficción que falta a la vida real. Para ilustrar el fragmento encabeza la entrada la obra "Pensamientos" (1883) del pintor inglés John Henry Henshall.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original

lunes, 25 de abril de 2022

Cyd Charisse: La tentación verde



Cyd Charisse fue una de las grandes diosas de los tiempos dorados de Hollywood. Sus piernas eran legendarias, tanto que en 2001 llegó a aparecer en el libro Guinness de los récords en el apartado "Piernas más valiosas", gracias al seguro que contrató en 1952 por valor de 5 millones de dólares (de los de entonces) para protegerlas, dejando muy por detrás el hito de su antecesora en tal cuestión, la conocida como "la chica de las piernas del millón de dólares" que no era otra que Betty Grable.

Pero más allá de la belleza está el talento y Cyd Charisse poseía unas dotes extraordinarias como  bailarina que la hicieron aparecer en algunos de los musicales más gratamente recordados de los que se hicieron en Hollywood. Baste recordar su aparición en "Cantando bajo la lluvia" (Stanley Donen - 1952), una película perfecta, en la que para colmo, en medio de tanta diversión y alegría, aparece nuestra Cyd Charisse vestida de verde, dando vida a una rotunda devorahombres que vuelve loco al genial Gene Kelly y que con solo levantar una pierna al cielo sujetando el sombrero del estupefacto bailarín paró el mundo por un instante e hizo a todos pensar en verde aunque no hubiera cerveza cerca. Pocas veces una sola escena tuvo tanto impacto. Su personaje no tenía ni tan siquiera nombre, pero nadie olvida hablar de ella cuando acaba la película, tanto entonces como ahora, setenta años después. Por su culpa, si la tentación tuviera algún color, no cabe duda de que sería el verde.

Con Kelly también grabó "Brigadoon" (Vincente Minelli - 1954), pero antes rodó la sensacional "Melodías de Broadway 1955" (Vincente Minelli - 1953) en la que la Charisse esta vez se vistió de rojo y se marcó un baile sencillamente espectacular con Fred Astaire -que incluimos al final de esta entrada- quien con razón la definía en sus memorias como "una hermosa dinamita".

Con Astaire también rodó la deliciosa película "La Bella de Moscú" (Rouben Mamoulian - 1957); y si la Garbo pudo reír cuanto quiso como Ninotchka (en la versión precedente de esta historia), desde luego nunca llegaría a ponerse unas "pecaminosas" medias de seda, símbolo de todo lo malo del capitalismo, con la magia de la que era capaz Cyd Charisse que, todo hay que decirlo, en esta película estaba sencillamente preciosa. Fred Astaire terminó sentenciando: "Cuando bailas con Cyd sabes lo que es bailar", todo un cumplido viniendo de alguien tan exigente y perfeccionista como él.

Poniendo de ejemplo a esta estupenda actriz, queríamos comentar lo rocambolesco que algunas veces puede resultar el conseguir un nombre artístico. Cyd Charisse se llamaba en realidad Tula Ellice Finklea, pero desde muy pequeña su hermano menor le puso el apodo de "Sid" (parece que derivado de "sister) algo que en principio quedó en el olvido. Con el tiempo llegó a participar en los exigentes ballets rusos del famoso Sergei Diaghilev y evidentemente aunque hubiese nacido en Texas, tenía que presentarse con un nombre artístico a modo, con lo que pasó a ser conocida como "Felia Sidorova" y en otras ocasiones como "María Istomina". No tardaría en casarse con su profesor de baile Nico Charisse y cuando decidió dar el salto al cine, a pesar de empezar con el nombre de Lily Norwood, al ver el potencial que tenía aquel bellezón, que bailaba como los ángeles, los directivos de la MGM la instaron a cambiar de nombre, proponiendo ella misma llamarse "Sid" como la apodaba su hermano y "Charisse" por el apellido de su marido y que en esos momentos era también el suyo. La cosa quedó cerca y los directivos de los estudios solo introdujeron un ligero cambio cambiando la "S" inicial por una exótica "C". Se llamaría "Cyd Charisse". La tentación verde ya tenía nombre.


El bailecito de Band Wagon (Melodías de Broadway - 1955)


Y por supuesto el de "Cantando bajo la lluvia"


Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Img 13 - 4 - Imagen 2 de Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

viernes, 22 de abril de 2022

Sal Mineo y el intimidante John Ford

 

John Ford solía filmar sus películas del Oeste en Monument Valley y con ocasión del rodaje de "El gran combate" (Cheyenne Autumn - 1964), su último western, contaba en el reparto con Sal Mineo con el que se produjo una curiosa anécdota que resulta muy reveladora sobre el talante del director y que cuenta el mismo actor:

"Todas las noches escuchaba algo de música en mi habitación cuando estábamos rodando exteriores, por lo general, cosas de jazz o algo por el estilo, y bien alto. Una noche entra Ford y me pregunta por qué no puedo poner el volumen un poco más bajo. "Verá usted, señor" le dije, "este tipo de música se tiene que poner a todo volumen, porque si no no se  le saca todo el jugo". El viejo saca el cuchillo, lo abre y lo pone encima de la mesa. "Puedes ponerlo un poquito más bajo", dijo. "Si señor, puedo ponerla, mucho más bajo." Entonces agarrara la navaja y la cierra. Baja la cabeza y dice: "Es lo que creía yo", y se marcha".

Esta anécdota aparece en el libro "John Ford" de Peter Bogdanovich.

Imagen: De Flickr "kate gabrielle" (CC POR 2.0) - Fuente Original

jueves, 21 de abril de 2022

Todo el mundo quiere ser Cary Grant


"Peter Bogdanovich cuenta que, en 1971, Cary Grant fue al Beverly Wishire Hotel para asistir a una gala en honor de John Ford. En el mostrador de reservas abordó a una de las señoras maduras que controlaban las invitaciones.

-¡Hola! Me he olvidado el ticket, lo siento muchísimo. ¿puedo entrar, por favor?

-¿Cómo se llama usted?

- Cary Grant.

- No se parece usted a Cary Grant -argumentó la señora madura.

Sin pausa, el actor replicó con la mayor jovialidad.

- Es verdad, nadie se le parece"

De hecho, el propio actor, que se llamaba en realidad Archibald Alexander Leach, solía decir de la criatura cinematográfica a la que daba vida: "Todo el mundo quiere ser Cary Grant, incluso yo quiero ser Cary Grant". Algo nada fácil en realidad. Su elegancia, su presencia en la pantalla y esa rara capacidad suya para la comedia y el drama no se han vuelto a repetir en otro actor, por mucho que el Sr. Clooney lo intente desesperadamente. Ya lo decía el gran director Sidney Lumet: "Es igual que lo que decían de Cary Grant... "Bah!, solo tiene encanto". Pues, para empezar, el encanto no es una cualidad fácil de encontrar". Y entre "Tu y yo", sobre Cary Grant no existe "Sospecha" alguna al respecto, lo derrochaba a raudales, aún cuando se encontrara "Con la muerte en los talones". 

La anécdota inicial era contada por José Luis Guarner en el artículo "El actor que creó su propio personaje" publicado en La Vanguardia el 1/1/1986 y posteriormente citada por Bonet Mojica en su libro "Casa de Citas - Hollywood habla".


Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro - Img 1 - Img 2

miércoles, 20 de abril de 2022

John Ford, John Wayne y el arte de la oratoria

 

Nadie duda de que una de las mejores cosas que pudieron ocurrirle a John Wayne fue convertirse en el actor fetiche del grandioso John Ford, con el que protagonizó algunas de las mejores películas de la historia. La verdad es que Wayne no apuntaba muy alto hasta comenzar su relación con Ford y de esta manera, Robert Parrish, que trabajaba como montador con el hombre que hacía películas del oeste, como gustaba definirse a si mismo Ford, le pregunto a este cuál era el secreto para que Wayne luciera mucho mejor cuando trabajaba con él que cuando lo hacía para otros directores. Ford más bien enojado por la pregunta le dijo "¿Por qué quieres saberlo?" a lo que Parrish le contestó "Algún día me gustaría dirigir". Ford, fiel a su estilo, le contestó secamente: "Entonces ¿por qué demonios no te vuelves a tu sala y montaje y aprendes primero a cortar?"

Con el tiempo Parrish llegó a cumplir su sueño de dirigir películas y a su cargo corren títulos como "Casino Royale", "Mas allá de Rio Grande" o "Contrato en Marsella" por nombrar algunas, y años después de aquella pregunta, él y Ford, que no le había olvidado, coincidieron en la Marina, donde le invitó al visionado de algunas películas suyas junto a otros oficiales. Cuando la proyección iba a dar comienzo y se apagaban las luces, Ford le dijo a Parrish que contara el número de veces que Wayne hablaba en "La Diligencia" y en "Hombres Intrépidos". Cuando las luces se encendieron Ford preguntó: "¿Cuántas veces?". Parrish había contado tan sólo 14 cortos diálogos en cada una de las películas. Ford sentenció: "Así es como haces que sean buenos actores ¡No dejes que hablen!"

La foto que acompaña la anécdota corresponde a otra de las grandes obras de Ford, nada menos que "El hombre que mató a Liberty Valance" (1962) y en ella se puede ver a Ford con su parche en el ojo, al poco hablador (por exigencias del guion) de Wayne y al sensacional James Stewart. ¡Vaya tres!

Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuente Original

lunes, 18 de abril de 2022

El día que Mickey Mouse y Minnie se casaron en la vida real


Pues sí, puede parecer raro, pero de alguna manera Mickey Mouse y Minnie llegaron a casarse en la vida real. El caso es que en 1977, Wayne Allwine, que había comenzado como conserje en los Estudios Disney se hizo cargo de dar voz a Mickey, después de que ese cometido lo hubieran desempeñado el propio Walt Disney y Jimmy MacDonald. Ese mismo año Russi Taylor entró a trabajar en los mismos estudios y nueve años después se convertiría en la voz de Minnie. Supongo que tanto trabajar codo con codo, tantas carantoñas vocales y la complicidad de los personajes a los que prestaban sus almas, provocó que se enamoraran y que terminaran casándose en 1991. A pesar de la singularidad de su unión, la pareja fue extremadamente discreta con esta anécdota y solo después de bastantes años se atrevieron a dar alguna entrevista en la que, eso sí, no dudaron en utilizar, para responder las preguntas, las voces que crearon para sus personajes. Si en la noche de boda continuaron con sus juegos vocales en la intimidad, algo que entra dentro de lo probable, no puedo dejar de imaginarme algunas escenas de alcoba.... ¡qué pensarían los vecinos!

Imagen: De Flickr (Peter Lee) - (CC BY-NC 2.0) - Fuente Original

James Dean y su "Pequeño Bastardo"

 

Decía James Dean: "Creo que sólo hay una forma de grandeza para el hombre. Es cuando un hombre puede salvar la brecha entre la vida y la muerte. Quiero decir, si puede vivir después de que ha muerto, entonces tal vez fue un gran hombre. Para mí el único éxito, la única grandeza, es la inmortalidad." Y parece que la consiguió.

Hay otra frase famosa que le es adjudicada al actor, aquella de "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver" aunque esta es una atribución errónea por mucho que venga como anillo al dedo al actor por cumplir escrupulosamente cada una de sus palabras. En realidad esta frase forma parte de un guion de Nicholas Ray para la película "Llamad a cualquier puerta".

James Dean, nacido en 1931, tenía una imagen adelantada a su tiempo, poseía, o cuando menos aparentaba, una rebeldía muy moderna que pronto lo convirtió en todo un icono para muchos jóvenes. Hay quien afirma que uno de los símbolos de la relajación en la forma de vestir de los jóvenes de entonces y que continua en nuestros días, el pantalón vaquero, debe su popularización a este jovencito que falleció en 1955, con 24 años y después de tan sólo 3 películas: "Al este del Edén" (la única estrenada en vida del actor), la sensacional "Gigante" y "Rebelde sin causa". Tras el accidente que le quitó la vida, su imagen, su forma de vivir y el éxito en forma de dos nominaciones póstumas al Oscar, hizo que se convirtiera en un mito intemporal, circunstancia a la que sin duda ayudó notablemente, como en tantos otros casos, la visita un tanto madrugadora de su muerte. La segunda muerte que puede tener una persona, la del olvido, no le está permitida por las personas que gestionan sus derechos de imagen, y de esta manera James Dean sigue vendiendo y produciendo millones de beneficios desde la tumba para aquellos que siguen manoseando su imagen. Se empezó a hacer caja desde el mismo instante de su muerte.

James Dean era aficionado a las carreras de coches e incluso en alguna de ellas había logrado puestos destacados. Su coche era un Porsche Spyder 550 que fue bautizado como "Little Bastard", y sería en este "Pequeño Bastardo" en el que encontraría la muerte tras un choque frontal con otro vehículo. Curiosamente días antes del choque había rodado un anuncio pidiendo prudencia en la carretera, un anuncio que después de su accidente nunca se emitió. 

Pero más allá de todos los detalles del accidente, a lo que quiero llegar es al manoseo de la imagen de Dean. Ciertamente el conductor del coche que chocó contra el de Dean, un tal Donald Turnupseed, fallecido en 1995, no se lucró durante todos esos años de las suculentas cifras que podría haber conseguido contando la experiencia y paseándose por los platós de televisión como a buen seguro habría ocurrido en esta España nuestra que nos ha tocado vivir. Siempre guardó un respetuoso silencio. Pero no todos fueron tan respetuosos. Una vez muerto empezaba el festín con los despojos del actor. El primer buitre en aparecer en el horizonte fue un tal William Eschirisch que tuvo la genial idea de hacerse con los restos destrozados del coche de Dean y compró en el Servicio de Recuperación de Carreteras el amasijo de hierros en el que quedó "Little Bastard" por la cantidad de 1000 dólares y que en muy poco tiempo revendió por 2500 dólares a una compañía publicitaria de Hollywood. Tras un tiempo el coche terminó exhibiéndose en un escaparate con un cartel a modo de reclamo en el que podía leerse con unas letras de color rojo sangre: "Esta es la estrella vertiginosa en la que James Dean halló la muerte. Precio de admisión 35 centavos". Y si ese era el precio, 35 centavos, módica cantidad por la que cualquier curioso morboso podía sentarse durante 15 segundos en el mismo asiento en el que se había sentado James Dean y podría tocar el volante y los asientos que todavía se encontraban manchados con la sangre del actor. Uno podría pensar que nadie puede ser tan macabro como para sentarse en ese lugar, pero la raza humana es realmente sorprendente y el primer día acudieron al reclamo la significativa cantidad de 3000 personas, ritmo que se mantuvo a un nivel considerable durante bastante tiempo. El negocio fue redondo.

Otro americanito tuvo la idea de hacer cojines con el rostro de James Dean y lo bautizo con el nombre de "Almohadas del amor" y curiosamente vendió también una buena cantidad de ellos y después empezarían las revistas monográficas sobre su persona que se agotaban nada más salir. Otros tuvieron la idea de robar la ropa que el actor había usado en sus películas y después de trocearlas, fueron vendiendo los trocitos por cantidades desorbitadas para un trocito de tela.

En 2005, el 50 aniversario de la muerte del actor, la casa Porsche sacó una edición limitada de 1953 unidades de un modelo conmemorativo de aquel Porsche Spyder 550, con lo que todos los que tuvieran la módica cantidad de 59.900 dólares podía tener su propio "Pequeño Bastardo". Las cosas……



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domingo, 17 de abril de 2022

Los orígenes vascos de Jessica Chastain y su lucha por la igualdad


Jessica Chastain se está afianzando como una de las actrices más solidas de su generación, no en vano este año se ha llevado el Oscar a la mejor actriz por su papel de telepredicadora en "Los ojos de Tammy Faye" (2021 - Michael Showalter), pero previamente ya podía presumir de dos nominaciones al Oscar y un rosario de trabajos realmente soberbios en películas como: la infravalorada y a mi juicio sensacional film "El arbol de la vida" (2011), la exitosa "Criadas y señoras" (2011), la interesantísima "La noche más oscura" (2012), la soberbia "Interstellar" (2014), por no citar "El año más violento""Lawless""El caso Sloane" o la muy entretenida "The Molly's Game", pues bien, como decía, después de este rosario de grandes títulos, resulta que como sus demás compañeras de profesión tiene que ir luchando dólar a dólar por la equiparación en sueldo con sus compañeros masculinos, algo ciertamente difícil en Hollywood, según ella misma refería en una mesa redonda con otras actrices, entre ellas Jennifer Lawrence y Emma Stone, en "The Hollywood Reporter" y de la que se hacía eco Vanity Fair:

"Después de La noche más oscura, me enviaron muchos guiones en los que había una mujer protagonista. [Pero decían que] no negociarían mi contrato hasta que supieran quién iba a ser el hombre protagonista porque necesitaban hacer antes su contrato y ver cuánto quedaba [para mí]"

"Decidí que no iba a [negociar después que mis compañeros masculinos] nunca más. Así que a partir de ahora, si alguien tiene algo que ofrecerme, genial, hagamos mi contrato ahora. Pero también, si alguien se presenta en el rodaje durante tres semanas en una película que tarda dos meses en rodarse, no van a pagarle más que a mí"

No se si ha logrado sus pretensiones pero le deseo lo mejor en su justa reivindicación. Puede que siendo pelirroja y bisnieta de vascos por parte paterna logre poner orden en Hollywood. Según cuenta el maravilloso programa "La noche de...", el bisabuelo de Jessica Chastain era de Gernika  y se llamaba Antonio Monasterio Astoreka, y su bisabuela era de navarra y se llamaba Ramona Egurrola Basánez. Así el apellido real de la actriz debería ser Monasterio por parte de su padre, pero al abandonar este a la familia por delirios de lograr el éxito en el mundo del rock y las vicisitudes por las que hubo de pasar la familia y que abajo cuenta ella misma, decidió cambiar su apellido por el de su madre y llamarse ya oficialmente y a todos los efectos Jessica Chastain

"Me crié con una madre soltera que trabajó mucho para poner comida en nuestra mesa. No teníamos dinero. Hubo muchas noches en las que tuvimos que irnos a dormir sin comer. Fue una crianza muy difícil. Las cosas no fueron fáciles para mí cuando era niña"

Osea que, buena relación no se puede decir que tenga con sus orígenes vascos tras abandonar su padre la familia, pero también es cierto que si fuera de su interés, y puestos a hacer méritos para una continuación de "Ocho apellidos vascos" podría tener algo que decir.

Jessica Michelle Chastain nació en Sacramento, California, el 24 de marzo de 1977 - Actualmente tiene 45 años y mide 1'63 metros. En 2017 contrajo matrimonio con el aristócrata veneciano Gian Luca Passi de Preposulo y es madre de dos niños.


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sábado, 16 de abril de 2022

El camarote de los Hermanos Marx: Una escena hecha trizas


Uno de los grandes mandamases del cine de Hollywood, Irving Thalberg, era capaz, si era preciso, de hacer que sus guionistas sudaran sangre para lograr de ellos buenas y novedosas ideas con las que hacer sonar la caja registradora. Eso es más o menos lo que hizo para que la famosa escena del camarote en “Una noche en la Opera” (Sam Wood - 1935) tomara cuerpo. Thalberg tenía entre ceja y ceja hacer la película más desternillante de los Hermanos Marx y para ello necesitaba gags completamente nuevos en las que se le diera una nueva vuelta de tuerca al ya de por si considerable arte del absurdo de los Marx. Descontento con las escenas cómicas que le presentaban los guionistas, no paraba de pedir modificaciones y de rectificar o rechazar el trabajo que le presentaban. En un arranque de mal humor y de malos modos, pidió a Al Boabserg, uno de esos guionistas, un nuevo enfoque del guion de la película y una escena que quedara en el recuerdo de todos los espectadores que acudieran a verla y que sirviera de promoción cuando hablaran de ella a otras personas.

Boasberg era cumplidor, pero también estaba hasta el mismísimo gorro de las inaceptables maneras del todopoderoso Thalberg, así que tras idear esa mágica escena, le telefoneo y le dijo: “De acuerdo, Sr. Thalberg. Ya lo tengo hecho, pero si lo quiere ver tendrá que ir a mi oficina y cogerlo. Yo me marcho a casa. Ahí se lo dejo”. Y de esta manera, Boasberg abandonó la producción de la película.

Ni que decir tiene que Thalberg fue al despacho en busca de aquella escena, pero allí no encontraba nada, ni él, ni Groucho, ni Harpo ni Chico que le acompañaban. Cuando ya casi se daban por vencidos y estaban hartos de revolver papeles, repararon en que el guion de la escena se encontraba recortado en multitud de trozos que habían sido clavados en el techo. Sin duda el berrinche que se manejaba Boabsberg cuando terminó de cumplir con la última exigencia de Thalberg, debía ser morrocotudo para idear esta curiosa forma de entregárselo.

Groucho contaba: “Nos costó cerca de cinco horas volver a recomponerlo, pero valía la pena, porque resultó ser el centro de una de las escenas más famosas que hemos hecho”,  aquella en que su diminuto camarote termina totalmente atestado de personas, ciertamente más apretadas que los tornillos de un submarino y que saldrán despedidos como el champan al descorchar una botella cuando Margaret Dumont abre la puerta al final de la escena. Allí se habían dado cita, aparte de dos grandes arcones y una cama: las dos chicas del servicio de habitaciones que han de sufrir la incómoda lapa de un totalmente dormido Harpo que aporta un plus de caos y absurdo a la escena, la limpiadora, el plomero y su ayudante gigantón, una chica que buscaba a su tía, cuatro camareros, una chica para la manicura, ante la que Groucho prefiere dejarse las uñas cortas por falta de sitio, y Chico y por supuesto sus "dos huevos duros" ¿o eran tres?



Ficha de la película:

Título original: A Night at the Opera
Año: 1935


Duración: 94 min.
País: Estados Unidos

Director: Sam Wood

Reparto: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Margaret Dumont, Kitty Carlisle, Allan Jones, Sig Ruman, Walter Woolf King, Edward Keane, Robert Emmet O'Connor, Lorraine Bridges

Productora: Metro-Goldwyn-Mayer
Guión: George S. Kaurman & Morrie Rysking
Música: Herbert Stothart
Fotografía: Merrit B. Gerstad 


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jueves, 14 de abril de 2022

Jack Lemmon o la suerte de ser mujer


“El mentecato que yo interpretaba no podía mostrar mucha pericia andando con tacones. Tenía que hacerlo solo lo bastante bien como para parecer una mujer torpe”

Y es que no cabe duda de que para Jack Lemmon fue una suerte ser mujer en "Con faldas y a lo loco" (Some like it hot - 1959), aunque no pareciera una Sophia Loren que digamos y anduviera torpemente sobre sus tacones durante las dos horas que dura la película. Billy Wilder, su director, quiso para el papel de Daphne en esa película a Jerry Lewis pero al cómico no le hizo mucha gracia la idea de travestirse y declinó la oferta aduciendo que no quería pasar el resto de sus días "confundido con una drag queen".

Y como la historia del cine está llena de grandes patinazos, lo que a Lewis le parecía un escalón hacia abajo en su carrera, para Jack Lemmon, su papel como la pizpireta Daphne supuso el primer peldaño de una escalera muy empinada hacia arriba. Fue en febrero de 1958, cuando un Wilder compuesto y sin Lewis se acercó a Jack Lemmon en el restaurante Dominick’s y le dijo: “Tengo una idea para una película en la que me gustaría que intervinieras”“Siéntate”, le dijo el actor. “Ahora no tengo tiempo, pero te digo de qué trata. Son dos hombres que huyen de unos gánsteres porque corre peligro su vida, se disfrazan con ropa de mujer y se unen a una orquesta femenina”. La respuesta a un dulce como aquel solo podía ser una para Lemmon, un rotundo "Si". Por aquella época Jack Lemmon tenía muy pocos trabajos previos a "Con faldas y a lo loco" y sería vistiendo faldas junto a Tony Curtis, escondiéndose del mafioso Botines Colombo (George Raft) en una banda musical de chicas junto a Marilyn Monroe y marchando finalmente en una lancha junto al enamorado Osgood, quien sabe si hacia el altar (una final delicioso que daría para otra película), donde se fraguaría el éxito futuro del actor y donde empezó una muy fructífera relación con uno de los mejores directores de la historia del cine, un Billy Wilder que lo requería una y otra vez y con el que rodaría algunas de sus mejores películas: "El apartamento" (1960), "Irma la dulce" (1963), "En bandeja de plata" (1966), "¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre" (1972) o "Primera plana" (1974)

No es de extrañar que un Jack Lemmon totalmente agradecido a los reparos de Jerry Lewis a ponerse falda, medias y sombrero le enviara una caja de bombones todos los años en la fecha justa en la que se había estrenado "Con faldas y a lo loco", película que es considerada por la mayoría como la mejor comedia de la historia del cine. Nos queda por saber si a Jerry Lewis aquellos bombones le sabían dulces... en cualquier caso no puedo evitar imaginármelo llevándose un bombón a la boca mientras se decía a sí mismo: "Nadie es perfecto".


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miércoles, 13 de abril de 2022

James Stewart: Piloto de bombarderos y General



Muchas veces los actores españoles más veteranos han recordado como en otros tiempos no tan lejanos, los actores pertenecían a un grupo profesional muy poco valorado, sólo eran cómicos, como algunos gustaban autodenominarse y así se han representado a sí mismos en varias películas, como por ejemplo "Viaje a ninguna parte" de Fernando Fernán Gómez, una consideración que parece refrendar una anécdota ocurrida en Madrid al actor James Stewart.

Cuando James Stewart paso por Madrid, intentó alojarse en el Hotel Ritz y al preguntársele en recepción cual era su profesión, este dijo que era actor. Al decir esto, recibió por respuesta que lo sentían mucho pero que no estaba permitido el alojamiento a actores en el Hotel, que no se veía bien. En realidad el problema era que no cumplían el estándar NTR "No tipo Ritz" y cuando eso ocurría les aconsejaban amablemente el camino al Palace. Ante la negativa, James Stewart preguntó al recepcionista si admitían militares, a lo que se le contestó inmediatamente que "por supuesto" y el sacó su credencial de general ganada en la Segunda Guerra Mundial, y se alojó sin más en aquel hotel tan "exigente". Hay quien cuenta que los actores tenían mala fama en ese hotel desde el día en que Ava Gardner, en una de sus borracheras, se orinó alegremente en las alfombras del vestíbulo. Yo para ser sincero, si me pasa como a Stewart, y después a personajes como Fernando Fernán Gómez o Sara Montiel, me hubiese ido de inmediato de allí. 

El día que James Stewart fue llamado a filas era ya un actor famoso, pero no lo que se dice un hombretón. A pesar de estar bajo de peso logro pasar el examen físico en el que le hicieron el favor de omitir que le faltaba cinco libras de músculo para vestir el uniforme. De un día para otro pasó de los perfectos trajes de estrella de cine al correoso uniforme de diario y de cobrar 6000 dólares mensuales a solo 21. 

No tardó en ir subiendo posiciones en el escalafón militar y pronto se vio de Mayor liderando misiones de bombardeo sobre posiciones alemanas, participando hasta en veinte incursiones en terreno enemigo, entre las que se encuentran raids sobre Brunswick, Bremen, Frankfurt, Schweinfurt y Berlín. Llegó a alcanzar el grado de Coronel en activo y ganó el Racimo de Hojas de Roble para su Cruz de Vuelo distinguido por su brillante labor como jefe de la 2ª Ala de Combate de los Grupos de Bombardeo 389ª, 445º y 453. También recibió la Cruz de Guerra francesa.

Cuentan que en sus años en el ejercito era un tipo amigable en el desempeño de su cargo pero extremadamente firme cuando se encontraban de misión, momentos en los que llegaba a mostrarse iracundo cuando alguien se salía indebidamente del guion. El también actor Walther Mathau fue sargento en su misma unidad. Ya en la reserva logró el grado de General, el más alto conseguido por un actor en su paso por la milicia. Con los años le entró morriña de sus paseítos aéreos y en 1966 logró permiso especial para realizar una misión como observador en un bombardero B-52 sobre Vietnam. Ya se sabe que en el libro de los gustos....

Parece ser que tras la guerra tuvo serios problemas emocionales y decidió no volver a actuar. Frank Capra, el director, se encargó poco a poco de convencerlo, de hacerle ver que le vendría bien esa actividad para olvidar todo lo relacionado con la guerra y eso nos permitió disfrutar de algunas de sus mejores películas, de hecho en 1946, poco después de licenciarse nos regaló "Qué bello es vivir". Un actor fantástico. Aunque yo no sé si realmente actuaba o tan sólo era así, siempre parecía tan natural, tan hombre de la calle....


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lunes, 11 de abril de 2022

Milan Kundera y la Inmortalidad

 

“La inmortalidad de la que habla Goethe no tiene, por supuesto, nada que ver con la fe religiosa en la inmortalidad del alma. Se trata de otra inmortalidad distinta, completamente terrenal, de la de quienes permanecen tras su muerte en la memoria de la posteridad. Cualquiera puede alcanzar una inmortalidad mayor o menor, más corta o más larga, si desde muy joven le da vueltas al asunto en sus pensamientos. (…)

Claro que ante la inmortalidad no hay igualdad entre las personas. Tenemos que diferenciar la denominada pequeña inmortalidad, el recuerdo del hombre en la mente de quienes lo conocieron (…) de la gran inmortalidad, que significa el recuerdo del hombre en la mente de aquellos a quienes no conoció personalmente. Hay trayectorias vitales que sitúan al hombre, desde el comienzo, ante esa gran inmortalidad, ciertamente insegura, incluso improbable, pero innegablemente posible: son las trayectorias vitales de los artistas y los hombres de Estado.

(…) El presidente norteamericano Jimmy Carter siempre me cayó simpático, pero fue casi amor lo que sentí por él cuando lo vi en la televisión en chándal corriendo con un grupo de colaboradores suyos, entrenadores y gorilas; de pronto se le empezó a cubrir la frente de sudor, su cara se contrajo en un espasmo, los demás corredores se inclinaron hacia él, lo cogieron y los sostuvieron; era un pequeño ataque al corazón. El jogging debía haberse convertido en una oportunidad para exhibir ante la nación la eterna juventud del presidente. Por eso se había invitado a las cámaras y no fue culpa suya si, en lugar de un atleta pletórico de salud, tuvieron que exhibir a un hombre envejecido que tiene mala suerte.

El hombre ansía ser inmortal, y la cámara un buen día nos enseña su boca estirada en un triste gesto como lo único que recordamos de él, lo que nos queda de él como parábola de toda su vida. Entra en una inmortalidad que denominamos ridícula.

Tycho Brahe fue un gran astrónomo, pero hoy sólo sabemos de él que durante una cena de gala en la corte imperial de Praga le dio reparo salir para ir al retrete, de modo que se le reventó la vejiga y salió para unirse a los inmortales ridículos, como mártir del pudor y de orina.”

El fragmento pertenece a "La inmortalidad" , obra del escritor de origen checo y luego nacionalizado francés Milan Kundera. Para acompañarlo, nuestra amiga Celia Valdelomar eligió en su día el busto de Nefertiti, que sigue en la memoria de todos, miles de años después de su muerte, por su belleza.

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente original

domingo, 10 de abril de 2022

La trágica muerte de Linda Darnell



No cabía duda de que aquella chica llamada Monetta Eloyse Darnell era realmente Linda, tanto, que no creo que tuvieran que estrujarse mucho la cabeza para encontrarle su nombre artístico: Linda Darnell, un bellezón de exuberante melena negra, que pasó con la mayor de las facilidades de representar papeles dulces y virginales a los de mujer perversa y manipuladora que no duda en utilizar sus encantos para conseguir aquello que deseaba. 

Destacó en un buen puñado de películas entre las que se encuentran: "El signo del zorro" (1940) "La canción de Bernadette" (1943), "Sangre y Arena" (1941), "Ángel o Diablo" (1945) "Pasión de los fuertes" (1946) "Carta a tres esposas" (1949) o "Ana y el rey de Siam" (1946). Precisamente en esta última película se produjo una anécdota que con el tiempo pareció premonitoria de su trágica muerte. Linda siempre tuvo un miedo atroz al fuego y en "Ana y el rey de Siam" su personaje debía morir quemado en una estaca. Como quiera que durante el rodaje de la escena sufrió una pequeña herida, declaró a la prensa:

"Nunca más dejaré que me maten con fuego. Pueden apuñalarme, dispararme, pero nunca más me quemarán"

Unos años después de que ocurriera esto, Linda Darnell se encontraba intentando retomar su carrera cinematográfica, interrumpida durante ocho largos años por su afición desmedida por el alcohol, una adicción que la había alejado de los papeles importantes y aún le seguía causando problemas en su vida. Una noche que estaba en casa de una amiga junto con su hija, tras marchar a la cama y encontrándose ya todas durmiendo, se produjo un incendio por la colilla de un cigarro que prendió en un sofá. El salón se convirtió en un infierno y pronto los gases llegaron a la planta superior donde dormían las mujeres. La hija de Linda Darnell y su amiga reaccionaron con rapidez y lograron salir de la vivienda, pero Linda no tuvo la suficiente decisión y paralizada por el miedo no logró saltar por la ventana, cayendo posteriormente al salón, donde fue encontrada por los bomberos, inconsciente y con importantes quemaduras en prácticamente todo su cuerpo y especialmente en su rostro. A pesar de que fue intervenida quirúrgicamente durante horas y se le realizó una traqueotomía para ayudarla a respirar, no fue posible salvarle la vida. Nacida en 1923 en Dallas, murió con apenas 41 años.




Un buen vídeo dedicado a Linda Darnell


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sábado, 9 de abril de 2022

Mae West y el arte de la provocación


Podría parecer que la actriz Mae West,  que tuvo sus mayores momentos de gloria en los años 30 del siglo pasado, está hoy en día totalmente olvidada pero recuerden que cada vez que se llevan un botellín de coca cola a la boca están abrazando con su mano un diseño, el de la botella, que está inspirado en la silueta de su cuerpo (siempre según la leyenda, oficialmente se inspiraría en la forma y líneas de la semilla del cacao), tal fue la fama que tuvo en su tiempo la actriz, una época en la que supo mantener un fructífero pulso con la censura a base de frases y actitudes provocadoras perfectamente estudiadas para quedar en el limite de lo permisible. Tan inteligente fue su juego que llegó a decir "Creo en la censura; he hecho una fortuna gracias a ella". El caso es que algunas de aquellas citas terminaron por convertirse en un magnífico ejemplo de toda una época. Vamos a repasar algunas de ellas:

"El sexo es como una partida de póquer: si no tienes una buena pareja, más vale que tengas una buena mano."

"La curva es más poderosa que la espada"

"Cuando tengo que escoger entre dos tentaciones malvadas, siempre escojo la que nunca he probado antes.”

“He escrito mi biografía. Va sobre una chica que perdió su reputación y nunca la echó de menos.”

"En ocasiones tengo la tentación de ser una dama... Menos mal que se me pasa rápido."

"Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes." (atribuida, realmente es de Helen Gurley - Editora de Cosmopolitan)

"Cuando soy buena, soy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor". 

"¿Tienes una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?"

"Todo lo pruebo al menos una vez, dos veces si me gusta, y tres veces para asegurarme"

"Cuida tus curvas; pueden ser peligrosas, pero no las evitarán"

“Sólo me gustan dos tipos de hombres. Los nacionales y los importados.”

"Tener cerebro es una ventaja, si lo escondes"

"El sexo con amor es lo mejor de la vida; pero sin amor tampoco está tan mal"

"Soy una mujer de pocas palabras, pero mucha acción"

“Entiendo que te gusten los vestidos largos. Tapan muchos defectos.”

"Nunca eres demasiado vieja para hacerte más joven"

"Aquellos que son escandalizados, deberían serlo con más frecuencia"

"¿Dices que hay 10 tipos esperándome en la puerta? Despacha a uno de ellos, hoy estoy cansada"

"Muestra tu mejor imagen, ¿quién dijo que el amor es ciego?"

"La línea recta es el camino más corto entre dos puntos, pero no el más atractivo."

"Es mejor ser examinada que ignorada."

"He estado encima de más rodillas que una servilleta".

“Soy la clase de chica que por la mañana trabaja para la Paramount y por la noche para la Fox.”

"Mae West: Eres muy alto, ¿cuánto mides?
Un joven actor: Señora West, mido 6 pies y 7 pulgadas (dos metros)
Mae West: Bien, pues olvidémonos de los pies y hablemos de esas 7 pulgadas (18 centímetros)"

“Un orgasmo al día mantiene lejos al médico.”

"¿Para qué hacer sufrir a un hombre casándote con él cuando se puede hacer felices a muchos?"

"Si quisiera una familia ya me habría comprado un perro"

"El amor lo vence todo... excepto a la pobreza y al dolor de muelas"

"No dejes a un hombre dudando demasiado tiempo; puede encontrar la respuesta en otra parte"

"No llores por un hombre que te deja; el siguiente caerá por tu sonrisa"

"El matrimonio es una gran institución, pero no estoy preparada para una institución"

"Amo a mi vecindario; y si es alto, apuesto y devastador, será mucho más fácil"

"No te cases con un hombre para reeducarle; para eso existen los reformatorios"

"No soy famosa por los hombres con los que me exhibo, sino por los que me oculto".

"Ya no hay caballeros como los de antes. Hoy, si un hombre te abre la puerta, o es la de su dormitorio o se trata del portero."

"Lo bueno en exceso puede ser maravilloso."

"No hagas que un hombre piense demasiado, o puede que busque las respuestas en otro lugar"

"Lo que cuenta no son los hombres en mi vida, sino la vida en mis hombres"

"Puede que el sexo sea pecado, pero sabe divino"

"Su madre debería haberle tirado a la basura, y haberse quedado con la cigüeña"

“Dame un hombre, una mano libre y él danzará a mi alrededor”

“Me apetece un millón esta noche, pero de uno en uno.”

“Estoy soltera porque nací así.”


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