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sábado, 26 de marzo de 2022

Humphrey Bogart y los oportunos patinazos de George Raft

 

Humphrey Bogart es hoy en día todo un mito del cine, pero cuando su estrella estaba aún pendiente de empezar a brillar con intensidad entre las sombras del cine negro, era otro actor el que acaparaba la atención en el cine de gangsters, el hoy poco recordado George Raft, quien junto a James Cagney y Edward G. Robinson eran  los protagonistas indiscutibles de todas las películas de ese género. De este modo, en sus primeros pasos en el cine, a Bogart, por mucha pinta de tipo duro que pudiera lucir, no le quedaba otra que estar a la sombra de aquellas estrellas consagradas e incluso participó en algunas con Raft asumiendo un rol secundario como en "Barreras invisibles" (1939 - Lloyd Bacon) o "La pasión ciega" (1940 - Raoul Walsh). Nadie diría que la cosa cambiaría radicalmente en poco más de un año merced al desastroso ojo clínico de George Raft a la hora de elegir o rechazar las películas que le ofrecían. No cabe duda de que todos los actores han cometido fallos imperdonables rechazando papeles maravillosos, pero lo de Raft clama al cielo y con sus patinazos le puso una alfombra roja rumbo a la fama a Bogart, a la vez que se construía para si mismo un profundo pozo hacia el olvido. Si al menos hubiera lanzado la moneda al aire para decidir...

El primer patinazo vino con "El último refugio" (High Sierra - 1941), una sensacional película de Raoul Walsh en la que un supersticioso Raft se negaba a que su personaje, Roy Earle,  mueriera en el film y además en soledad, lo que le abrió la puerta a Bogart, menos aprensivo, para realizar ese papel protagonista que sería el primer peldaño serio en su carrera. 

La cosa no había hecho más que comenzar y cuando ese mismo año llamaron a Raft para hacer de "Sam Spade" en la maravillosa película "El halcón maltes" (1941), considerada la obra con la que el cine negro nace como género, se negó a actuar para el primerizo John Huston, un "novato" que debutaba con aquel título en la dirección y además con una obra que tenía dos versiones anteriores que no funcionaron nada bien en taquilla, hecho que terminó de convencer a Raft de que esta sería un nuevo fracaso. Curiosamente el guionista tanto de "El último refugio" como de "El halcón maltés" era John Huston, quien estoy seguro que después del rechazo recibido de Raft estaría contento de haber ayudado, aunque fuera indirectamente, a defenestrarlo. Ni que decir tiene que el papelito fue a manos de Humphrey Bogart que gracias a su interpretación, supo de que material estaban hecho los sueños y empezó a brillar más que las monedas que tan bien lanzaba al aire el gafado Raft, que dándose cuenta de los traspiés que había dado intentó achacar sus decisiones a casi una labor caritativa para con Bogart. Contaba Leonard Lyons, un columnista del "Post" de Nueva York, que al salir de una proyección de "El halcón maltés" en la que la sala había estallado en aplausos al final de la película en honor a Bogart, se encontró con Raft y al preguntarle que le había parecido esos aplausos solo acertó a decir: "Serían para mí, si no fuese por mi benevolencia".

La cosa podría quedar aquí, pero no.... Siendo quién era, evidentemente Raft fue uno de los candidatos a encarnar a Rick en "Casablanca" (1942 - Michael Curtiz) y en este caso ya no queda clara la cosa si simplemente lo rechazó como en los anteriores casos, tal y como apuntan muchos, ("Casablanca" en principio no dejaba de ser una película sin guion definido) o simplemente Bogart ya le había tomado la delantera y Raft no tuvo opción; aunque estoy seguro de que con los amiguitos que se gastaba Raft (Bugsy Siegel, Meyer Lansky y otros del mismo paño) podría haber presionado lo indecible para conseguir el papel de haberlo querido.

En este estado de cosas, no es de extrañar que cuando, en una nueva metedura de pata -y van cuatro-, rechazó hacer el papel de Walter Neff en "Perdición" (1944 - Double Indemnity) que finalmente hizo magistralmente Fred MacMurray, su director, el admirado Billy Wilder dijera, con su ácido humor característico, que al saber de la negativa de George Raft, en ese mismo instante, "supimos que haríamos una buena película". Y es que los rechazos de Raft se medían por éxitos espectaculares, eran casi como las predicciones del Pulpo Paul, toda una garantía.

Hay quien dice que Raft no había tenido una buena educación de pequeño y que leía con mucha dificultad, casi como un niño de párvulos, motivo por el que puede que tomara decisiones tan erróneas como las que hemos relatado. Años después tuvo el acierto de autoparodiarse en "Con faldas y a lo loco" (Billy Wilder - 1959) dando vida a Botines Colombo, un gánster arquetípico, con monedita al aire y todo, que es casi la imagen que de él nos ha quedado a la mayoría.

Siempre me ha quedado la curiosidad de saber si Bogart le haría algún regalito a Raft... desde luego se lo tenía bien ganado. Pero más allá de tanto desatino, hay que decir que Raft nos dejó también un buen ramillete de estupendas películas dignas de recordar: "Scarface" junto a Paul Muni (1932 - Howard Hawks)"Almas en el mar" (1937 - Henry Hathaway)"La pasión ciega" (1940 - Raoul Walsh) o "Alta tensión" (1941 - Raoul Walsh).



Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Img 1 - Img 2

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