Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, dándole uno de ellos una bofeteada al otro. El ofendido, sin decir nada, escribió en la arena:
"Hoy mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro"
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado inmediatamente por el mismo amigo que antes lo había abofeteado. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
"Hoy mi mejor amigo me salvo la vida"
Intrigado su amigo, le preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Esbozando una sonrisa, le respondió:
“Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo, por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo “
Y es que como decía aquella frase de autor anónimo: "Se necesita sólo de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te guste, un día para quererlo, pero se necesita de toda una vida para que lo puedas olvidar"
Acompañamos esta leyenda árabe con la imagen del cuadro "Peregrinos yendo a la Meca" pintado en 1861 por el pintor francés Léon Belly (1827-1877), obra que se expone en el parisino Musèe D'Orsay. Quien sabe si entre esos peregrinos podrían estar los dos amigos protagonistas de esta historia....
Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
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