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martes, 9 de noviembre de 2021

Jhon Ford y Katharine Hepburn: El amor de "El hombre tranquilo"


John Ford era un director ingobernable y todos de una manera u otra habían de transigir con él, hasta que en el rodaje de María Estuardo (1936) se encontró con una mujer de carácter tan indomable como el suyo, ante la que no tuvo más remedio que rendirse y enamorarse. 

La actriz no podía ser otra que Katharine Hepburn, modelo de mujer libre y emancipada en una época en la que eso no era nada corriente y menos en el mundo del cine; Kate era un torbellino que arrasaba allá por donde iba y que no agachaba la cabeza nunca. "Por supuesto, tengo un rostro angular, un cuerpo angular y, supongo, una personalidad angular, que golpea en la gente" así se definía la actriz, que al encontrarse con Ford decidió poner a prueba al supuesto ogro con constantes provocaciones que el director no sabía bien como encajar; la actriz lo descolocaba tanto con su comportamiento que su interés por ella no paraba de crecer. Era como si aquella irreverencia hacia él actuara a modo de afrodisíaco. La Hepburn incluso le afeaba su falta de higiene y le llegó a marcar con un bolígrafo la camisa que llevaba puesta el director para comprobar "científicamente" que no se cambiaba regularmente de ropa. Ford por su parte respondía al juego con otro tipo de bromas que aludían al estilo tan masculino de vestir de la estrella: "Escúchame, Katharine. Te desafío a jugar un partido de golf. Si pierdes, te comprometes, al menos por una vez, a presentarte en el estudio vestida como una mujer”.

Y claro entre dimes y diretes, Ford y Kate se fueron enamorando. Un amor que permaneció oculto durante muchos años, pero que fue motivo casi de separación de John Ford de su esposa Mary, de hecho llegaron a plantear las condiciones del divorcio de Ford y la Hepburn incluso participaría económicamente en el modo en que se cerraría el acuerdo. Joseph McBride, biógrafo de John Ford, decia: "Se enamoraon. Jack (Ford) estaba obsesionado con Kate y con ella alcanzó un grado de felicidad y paz de espíritu que no había conocido hasta entonces"Barbara Leamig, biógrafa de la Hepburn lo corroboraba: "Kate era una explosión de vida. Él nunca había experimentado algo así con una mujer, y la aparición de un amor así le sumió en una confusión que nunca había vivido antes”.

Ford era un hombre tradicional y digamos que no se dio prisas en acabar con su matrimonio para unirse a Katharine Hepburn definitivamente, y cuando esta marchó a un nuevo rodaje y conoció al magnate Howard Hugues, con quien también estuvo a punto de casarse, la relación con Ford se enfrió y le escribió a este unas lineas que sonaban a final: "En las relaciones románticas la gente debe decir sí o no, pero no quizás. Quizás es una tímida manera de decir no”.

Era lo lógico siendo Kate quien era. A una mujer así no se la puede hacer esperar. No volvieron a trabajar nunca juntos, pero cuando John Ford creó una de las criaturas femeninas más maravillosas de toda la historia del cine, la ingobernable pelirroja de "El hombre tranquilo" (1952), la sensacional Mary Kate Danaher, a la que dio vida Maureen O'Hara, no tuvo la más mínima duda en bautizarla con los nombres de las dos mujeres principales de su vida, Mary por su esposa -de la que nunca se separó-, y Kate por el amor soñado que se le escapó llevándose el último atisbo de luz. Lo que le quedó a partir de entonces fue buen cine y alcohol.

En "El hombre tranquilo", a través de su alter ego, John Thorton (John Wayne), Ford pudo finalmente casarse con ella, con Mary Kate:


Imágenes: Imagen 1, 2 y 4 Cortesía de Doctor Macro - Imagen 3 de Wikimedia Commons (CC0)

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