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martes, 13 de abril de 2021

Los "Ready-Mades" de Marcel Duchamp

 

"El arte puede ser bueno, malo o indiferente, pero, sea cual sea el adjetivo empleado, debemos llamarle arte, y un arte malo sigue siendo arte, igual que una mala emoción sigue siendo una emoción"

Son palabras de Marcel Duchamp, ese al que André Bretón calificaba como "el hombre más inteligente del siglo" y que un día tuvo la idea de cambiar un simple urinario de posición, le dio el equívoco nombre de "La fuente" y tras firmarlo con el seudónimo de R. Mutt 1917, lo presentó a la exposición anual de la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York, un evento en el que podía exponer cualquiera que pagara los seis dólares preceptivos. A pesar de ese derecho, el urinario-fuente fue retirado de inmediato de la muestra por no ser considerado arte, no sin que antes fuera fotografiado por Stieglitz (foto de abajo). La pieza original se perdió y las actuales 15 fuentes que adornan museos de todo el mundo son simples réplicas.

Hoy en día esta obra está considerada unánimemente como la obra más influyente de todo el siglo XX, por muchos Picasso, Pollock o Warhol que pudieran estar haciendo de las suyas al mismo tiempo. Ya decía el propio Duchamp: “Les arrojé a la cabeza un urinario como provocación y ahora resulta que admiran su belleza estética…”. Evidentemente la broma, la provocación de "La fuente" se le fue de las manos y terminó abriendo la puerta a que todo, mirado de una determinada manera, pueda ser considerado "arte", y si un prestigioso galerista o marchante queda convencido, el autor se habrá ganado la alfombra roja a la fama. Que se lo digan a Piero Manzoni y sus famosas latas si no es verdad.

Por cierto, actualmente, no son pocas las voces que defienden que "La Fuente" es en realidad obra de la baronesa Elsa von Freitag, una verdadera outsider para su época. Incluso el propio Duchamp, en unas manifestaciones realizadas en una carta a su hermana y que hasta ahora se habían considerado solo una broma, decía: “Una amiga, empleando el seudónimo de Richard Mutt, me envió un urinario de porcelana a modo de escultura para ser expuesto; como no tenía nada de indecente, no había ningún motivo para rechazarlo”.

Más allá de la posible controversia que esa duda sobre la autoría de "La fuente" pueda suscitar -no aceptada por muchos expertos-, Duchamp fue sin duda el padre del arte conceptual y por supuesto su forma de entender la creación artística, liberándola de corsés y exaltando el valor de lo coyuntural, lo fugaz y lo contemporáneo, supuso toda una revolución en los paradigmas artísticos de la modernidad, y eso obviando el que fuera realmente el creador de "La fuente", porque ya antes de que los urinarios se cruzaran en su camino, de una forma u otra, tuvo sus primeras inspiraciones en una botella, en la rueda de una bicicleta o en una pala colgada del techo y otros ready-mades sobre los que habla a su hermana Suzanne en una carta fechada el 15 de enero 1916:

“Aquí, en Nueva York, he comprado objetos del mismo estilo y los califico de readymade; tú sabes suficiente inglés para comprender el sentido de “ya hecho” que doy a esos objetos; los firmo y les doy un título en inglés.

Te doy unos ejemplos:

Tengo, por ejemplo, una gran pala de quitar la nieve, en la que he escrito abajo: In advance of broken arm. Traducción: En anticipación del brazo roto –no te esfuerces por comprenderlo en ningún sentido romántico, o impresionista o cubista, no tiene nada que ver.

Otro readymade se llama Emergency in favor of twice (este ready-made del que aquí se habla, nunca ha sido encontrado). Traducción: Peligro/crisis/ a favor de dos veces.

Todo este preámbulo para decirte:

Quédate con ese portabotellas. Lo convierto en un readymade a distancia. Le escribirás abajo y en el interior del círculo inferior, con letras pequeñas pintadas con un pincel al óleo en color blanco de plata, la inscripción que voy a darte a continuación, y firmarás con el mismo tipo de letra como sigue:

(según) Marcel Duchamp.” 

Según las referencias que acompañan a la carta, lamentablemente la inscripción y la firma que a continuación deberían venir, están en otra hoja perdida de la carta.

Marcel Duchamp no solo era capaz de empezar a poner patas arriba el mundo del arte, sino que además podía hacerlo a distancia. Cuando su hermana iba a casarse le envió como regalo un libro de geometría al que acompañó de las instrucciones precisas para convertirlo en una obra de arte. Tan solo debía colgarlo de una ventana para que el viento, la lluvia y el sol lo deformaran hasta hacer de él algo singular. La obra debía titularse "La feliz desgracia". No sé si es buen título para un regalo de bodas... Supongo que ese libro ahora valdría una millonada si es que su hermana le hizo caso y llegó a seguir sus instrucciones, algo que dudo según se desprende de las palabras del propio Duchamp en otra de sus cartas: "Cuando me fui de la rue Saint-Hipolyte para ir a los Estados Unidos, mi hermana y mi cuñada se lo llevaron todo, lo echaron a la basura y no se habló más de ello” (Conversaciones con Marcel Duchamp - Pierre Cabanne).

En cualquier caso, aquella "Rueda de bicicleta sobre un taburete" fue recuperada años después, tal y como la vemos en la foto de cabecera, versión que pertenece a la Galleria Nazionale d'Arte Moderna de Roma. Duchamp contaba sobre ella y sus Ready-mades:

"Tenía en mi estudio una rueda de bicicleta que daba vueltas sin motivo alguno. Sin que yo supiera siquiera si debería ponerla con mis demás obras o llamarla trabajo”.

“Esta máquina no tiene otra intención que la desembarazarse de la apariencia de la obra de arte. Era una fantasía. Quería poner fin al deseo de crear obras de arte. ¿Por qué las obras tienen que ser estáticas? La cosa vino antes que la idea. Sin intención de trascender, sólo para decir: “Nadie hizo esto antes que yo”.

“En la época en que lo realicé no era particularmente interesante, pero actualmente lo encuentras en todos los manuales de escultura y gusta a todos. Pero no fue por esa belleza que lo escogí. Indiferencia, ves, hay una forma de indiferencia después de todo”.

Ríos de tinta se han escrito sobre si todas aquellas obras de Duchamp eran-son arte o no, pero si hacemos caso al propio artista:

"Una obra está hecha completamente por aquellos que la miran o la leen y la hacen sobrevivir por sus aclamaciones o incluso por su condena"


Imágenes: De Wikimedia Commons - Dominio Publíco (CC0) - Imagen 1 - Imagen 2 - Imagen 3 - Imagen 4

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