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domingo, 6 de septiembre de 2020

La belleza en "Un mundo feliz" - Aldous Huxley


—«A veces un millar de instrumentos sonoros zumban en mis oídos; otras veces son voces…»
El rostro del Salvaje se iluminó con súbito placer.
—¿También usted lo ha leído? —preguntó—. Yo creía que aquí, en Inglaterra, nadie conocía este libro.
—Casi nadie. Yo soy uno de los poquísimos. Está prohibido, ¿comprende? Pero como yo soy quien hace las leyes, también puedo quebrantarlas. Con impunidad, Mr. Marx —agregó, volviéndose hacia Bernard—, cosa que me temo usted no pueda hacer.
Bernard se hundió todavía más en su desdicha.
—Pero, ¿por qué está prohibido? —preguntó el Salvaje.
En la excitación que le producía el hecho de conocer a un hombre que había leído a Shakespeare, había olvidado momentáneamente todo lo demás.
El Interventor se encogió de hombros.
—Porque es antiguo; ésta es la razón principal. Aquí las cosas antiguas no nos son útiles.
—¿Aunque sean bellas?
—Especialmente cuando son bellas. La belleza ejerce una atracción, y nosotros no queremos que la gente se sienta atraída por cosas antiguas. Queremos que les gusten las nuevas.
—¡Pero si las nuevas son horribles, estúpidas! ¡Esas películas en las que sólo salen helicópteros y el público siente cómo los actores se besan! —John hizo una mueca—. «¡Cabrones y monos!».
Sólo en estas palabras de Otelo encontraba el vehículo adecuado para expresar su desprecio y su odio.
—En todo caso, animales inofensivos —murmuró el Interventor, a modo de paréntesis.
—¿Por qué, en lugar de esto, no les permite leer Otelo?
—Ya se lo he dicho: es antiguo. Además, no lo entenderían. 
(...)
—¿Por qué no?
—Porque nuestro mundo no es el mundo de Otelo. No se pueden fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin inestabilidad social. Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto; está a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma. El soma que usted arroja por la ventana en nombre de la libertad, Mr. Salvaje. ¡La libertad! —El Interventor soltó una carcajada—. ¡Suponer que los Deltas pueden saber lo que es la libertad! ¡Y que puedan entender Otelo! Pero, ¡muchacho!

El fragmento pertenece a "Un mundo feliz" (Brave new world - 1932) obra distópica de Aldous Huxley.

Imagen: Tomada de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0).- Enlazamos fuente original:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Aldous_Huxley_-_photo_Henri_Manuel.jpg

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