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domingo, 2 de agosto de 2020

"Her" o el amor virtual



"¿Sabes? A veces siento que ya he sentido todo lo que voy a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca voy a sentir algo nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya he sentido."
Theodore (Joaquin Phoenix)
Her (2013 - Spike Jonze)8'0/10 en IMDB - 7'5/10 en Filmaffinity

Película maravillosamente compleja sobre las relaciones humanas, sobre el amor, a través de la singular "relación" de un ser solitario con un programa de inteligencia artificial ciertamente "humano". ¿Es eso posible, puede hablar una película sobre las relaciones humanas sin que estas sean reales? Si Michel Piccoli en "A tamaño natural" (1973 - Berlanga) ya se enamoraba de un maniquí en el que encontraba más armonía que en las relaciones de pareja, en esta película de Spike Jonze nos abocamos al abismo de una relación gobernada por la inteligencia todopoderosa de un programa informático que puede amoldarse a nuestros intereses y emociones de una forma tan perfecta, de una manera tan catártica, que las relaciones humanas, por norma más triviales y anodinas, podrían llegar a quedar simplemente relegadas a un segundo plano; en especial en un mundo de personas totalmente interconectadas pero en el que no existe la verdadera comunicación. Samantha, el ser virtual (con voz de Scarlett Johansson) del que se enamora nuestro protagonista Theodore (Joaquín Phoenix) es un ente perfecto. El poder de la palabra, la modulación de la voz, el recurso de encontrar siempre la respuesta correcta como un potente ordenador que juega al ajedrez y sabe de antemano todas las combinaciones posibles, la posibilidad de descifrar en las inflexiones de voz, en los silencios o en las dudas las emociones de aquel con quien habla como ningún ser humano podría hacerlo, otorga a ese “ser” un poder casi divino sobre la persona que, abatido en el mundo de la realidad se somete desesperado al sucedáneo de una relación meramente virtual. No hay olor, no hay sabor, no hay cuerpo, no hay ojos a los que mirar ni labios a los que besar y sin embargo la simple conexión emocional, la mera ilusión de no estar solo y de ser escuchado podría llegar a sustituir el calor humano y el alivio de un abrazo. Película para ser pensada infinitamente, con diálogos apasionantes, con un actor que esboza en un gesto mil verdades. Una película que he tardado demasiado tiempo en descubrir y que recomiendo a todos.

Theodore se dedicaba a escribir cartas por encargo, a plasmar los sentimientos imaginados de otras personas en palabras que estos no tenían tiempo o la habilidad necesaria para escribirlas; creaba fantasías para los demás, regalaba sonrisas y felicidad a los que las recibían. Solo al final, curado de un amor real a través de uno virtual, se atreve a escribir una carta firmada esta vez por sí mismo para su ex mujer. La carta decía así:

"Querida Catherine. He estado sentado aquí pensando en todas las cosas por las que quiero disculparme. Todo el dolor que nos causamos mutuamente. De todo por lo que te culpé. Todo lo que necesitaba que fueras o dijeras. Lamento eso. Siempre te amaré por qué crecimos juntos. Y me ayudaste a ser quien soy. Solo quería que supieras que siempre habrá una parte de ti dentro de mí. Y estoy agradecido por eso. En quien sea que te conviertas y donde sea que te encuentres en el mundo te envió mi amor. Eres mi amiga hasta el final. Con amor, Theodore."

Imagen: Tomada de Flickr donde presente licencia Creative Commons (CC BY-NC-SA 2.0)Enlazamos la fuente original:
https://www.flickr.com/photos/thiagomartins/12023599805

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