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domingo, 23 de agosto de 2020

El Concertino de Bacarisse: La pieza musical más bella de la historia

Aunque es perfectamente discutible, no creo exagerar demasiado cuando digo que la Romanza del Concertino para guitarra op. 72 de Salvador Bacarisse es una de las piezas musicales más hermosas que se hayan escrito jamás y a la vez es también una de las obras maestras más olvidadas y desconocidas; como suele ocurrir con este patrimonio cultural nuestro que los españolitos tan dados somos a olvidar y enterrar. Por eso mismo hay que ser un poco vehemente a la hora de defenderlo, igual que con indudable acierto hacen otros países.

El Concertino y sobre todo su romanza es una obra sublime, cargada de emoción y un sentimiento que no sé si definir como nostalgia, felicidad, plenitud, añoranza... es tan inclasificable como el Adagio de Albinoni - Giazzoto en este particular. Solo después, cuando uno investiga un poco y sabe que su autor, el madrileño Salvador Bacarisse, ocupó cargos de índole cultural para el gobierno republicano y que en 1939, al finalizar la Guerra Civil, hubo de exiliarse forzosamente a París, como muchos otros españoles "que no usaban sombrero" y marcharon de aquí para no volver más, es cuando se alcanza a  comprender un poco el verdadero significado de esta pieza musical compuesta en 1957. Y es que si solo desde el desamor se puede cantar con verdad y sentimiento sobre el amor, del mismo modo, solo desde esa impuesta lejanía de España se podía crear una obra tan rebosante de españolidad en su melodía, tan desgarradoramente bella, tan soberbiamente dolorosa y amorosa a la vez del recuerdo de lo que ya no se puede recuperar, de las raíces, de ese tiempo pasado que ya no volverá. Bacarisse ya no podría visitar su casa, ni las calles por las que andaba de niño, ni se enfrentaría de nuevo a los paisajes que ocuparon su mirada. Era sin duda el mismo sentimiento de muchos perdedores en aquellos dolorosos días. Y el caso es que la melodía de esta romanza perfectamente puede aplicarse también, no importa el momento, al recuerdo que cualquier persona guarda de los días pasados en los que fuimos felices y que ya se nos escaparon de las manos para siempre, de la niñez, tan luminosa como arriba la pinta Sorolla, de la juventud en la que derrochábamos fuerza e ilusión, quedándonos solo el recuerdo placentero de aquellos instantes que atesoramos en nuestra alma. La belleza con la que la orquesta entra en la pieza y sus violines inundan orgiásticamente el ambiente con su melodía es del todo arrebatadora, tanto que casi entran ganas de llorar. Esta maravilla musical es nuestra, la melodía sabe a España, a lo nuestro y sin embargo casi nadie la conoce. El cuerpo de Salvador Bacarisse, fallecido en 1963, sigue en el exilio, enterrado en el cementerio Pére-Lachaise de París, lejos de aquí. ¡Of course, Spain is different....!

Y como la pieza fue inspirada por una determinada situación, el vídeo que corresponde necesariamente ha de ser este:


Imagen: Tomado de Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0). Enlazamos la fuente original:

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