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martes, 30 de enero de 2024

Los consejos para escribir de Hemingway

 

Buscando información sobre Hemingway me encontré con este artículo sobre su persona y forma de escribir en el blog: "Como en botica" y no he podido resistir la tentación de traerlo por aquí palabra por palabra: 

Antes de que fuese un gran cazador, antes de que fuese un pescador de alta mar, Ernest Hemingway fue un artesano que se levantaba muy temprano por la mañana y escribía. Sus mejores historias son obras maestras de la era moderna, y su prosa es una de los más influyentes del siglo XX. Hemingway nunca escribió un tratado sobre el arte de escribir ficción. Sin embargo, dejó un gran número de pasajes en cartas, artículos y libros con opiniones y recomendaciones para la escritura. Algunos de los mejores los reunió en 1984 Larry W. Phillips en un libro, Ernest Hemingway on writing (no editado en España). Hemos seleccionado siete de nuestras citas favoritas del libro y las hemos puesto, junto con nuestro propio comentario, en esta página. Esperamos que todos, escritores y lectores, las encuentren igual de fascinantes.

1) Para comenzar, escribe una oración verdadera.

Hemingway tenía un truco para superar el bloqueo del escritor. En un pasaje memorable en "París era una fiesta", escribe:

"Pero a veces, cuando empezaba un cuento y no había manera de que arrancara, me sentaba ante la chimenea y apretaba una monda de mandarina y caían gotas en la llama y yo observaba el chisporroteo azulado. De pie, miraba los tejados de París y pensaba: «No te preocupes. Hasta ahora has escrito y seguirás escribiendo. Lo único que tienes que hacer es escribir una frase verídica. Escribe una frase tan verídica como sepas.» Al final escribía una frase verídica, y seguía desde allí. Era fácil porque siempre había una frase verídica que yo sabía o había visto o había escuchado decir a alguien. Si comenzaba a escribir elaboradamente, o como alguien que introduce o presenta algo, veía que podía cortar los ornamentos, tirarlos y comenzar con la primera frase verídica declarativa que tenía escrita."

2) Detente siempre mientras sepas qué va a ocurrir a continuación.

Hay una diferencia entre parar e irse a pique. Para hacer un progreso constante, escribir una cantidad diaria era mucho menos importante para Hemingway que tener vacío el pozo de su imaginación. En un artículo de octubre de 1935 en la revista Esquire (Monólogo del Maestro: Una carta de alta mar) Hemingway ofrece este consejo a un joven escritor:

"La mejor manera es parar siempre cuando vas bien y cuando sabes lo que va a ocurrir a continuación. Si lo haces todos los días mientras estás escribiendo la novela no te atascarás. Eso es lo más valioso que te puedo decir así que intenta recordarlo."

3) Nunca pienses en la historia cuando no estés trabajando.

Sobre la base de su consejo anterior, Hemingway dice que no pienses en la historia hasta que te pongas a trabajar en ella. «De esa manera tu subconsciente trabajará en ello todo el tiempo», escribe en la pieza de Esquire. «Pero si piensas en ello conscientemente o te preocupas, lo matarás y tu cerebro se cansará antes de empezar.» Entra en más detalle en "París era una fiesta":

"Cuando escribía, era necesario para mí leer después de haber escrito. Si seguías pensando en ello, podrías perder lo que estabas escribiendo antes de que te pusieras con ello al día siguiente. Era necesario hacer ejercicio, cansar el cuerpo, y era muy bueno hacer el amor con quien amabas. Eso era mejor que nada. Pero después, cuando estabas vacío, era necesario leer para no pensar ni preocuparte por tu trabajo hasta que pudieras hacerlo de nuevo. Yo había aprendido a nunca vaciar el pozo de mi escritura, pero siempre paraba cuando aún había algo en lo profundo del pozo, y dejaba que se rellenara durante la noche a través de los manantiales que lo alimentaban." 

4) Cuando vuelvas a trabajar, comienza leyendo lo que has escrito. 

Para mantener la continuidad, Hemingway tenía el hábito de leer lo que había escrito antes de ir más lejos. En el artículo de Esquire de 1935, escribe: 

"Lo mejor es leer todo cada día antes de empezar, corrigiendo sobre la marcha, y seguir desde donde lo dejaste el día anterior. Cuando se haga tan largo que no puedes leer cada día dos o tres capítulos, léelo todo cada semana. Así es como lo harás de una sola pieza. "

También dijo: «Escribe borracho, corrige sobrio.»

 5) No describas una emoción, vívela. 

La observación detallada de la vida es fundamental para la buena escritura, decía Hemingway. La clave no es sólo ver y escuchar de cerca los acontecimientos externos, sino también notar cualquier emoción en ti causada por los acontecimientos y luego rastrear e identificar con precisión qué fue lo que causó esa emoción. Si puedes identificar la acción o sensación concreta que causó la emoción y presentarlo con precisión y completamente desarrollada en tu historia, los lectores sentirán la misma emoción. En Muerte en la tarde, Hemingway escribe acerca de su temprana lucha para dominar esto: 

"Yo intentaba por entonces escribir y me parecía que la mayor dificultad para ello, aparte de saber realmente lo que uno siente y no lo que debiera sentir o lo que a uno le han enseñado a sentir, estriba en trasladar al papel de manera sencilla un hecho, poniendo de relieve los sucesos que de verdad han creado la emoción experimentada. Cuando se escribe para un periódico, se cuenta lo que ha sucedido, y, por medio de uno u otro truco, se llega a comunicar la emoción al lector, ya que la actualidad confiere siempre cierta emoción al relato de lo que ha ocurrido en el día. Pero la realidad desnuda, la sucesión de movimientos y sucesos que produce la emoción, la realidad que pueda ser valedera dentro de un año o de diez o, con un poco de suerte y la suficiente pureza de expresión, durante mucho tiempo, era algo que estaba más allá de mis fuerzas y que me proponía apasionadamente conseguir."
  
6) Usa un lápiz.

Hemingway utilizaba a menudo máquina de escribir para redactar cartas o artículos para revistas, pero para el trabajo serio prefería un lápiz. En el artículo de Esquire (que muestra signos de haber sido escrito en una máquina de escribir) Hemingway dice: 

"Cuando escribes recibes todas las patadas y el lector ninguna. Así que si es posible usa máquina de escribir, ya que es mucho más fácil y lo disfrutarás mucho más. Después de aprender a escribir tu objetivo es transmitir todo, cada sensación, la vista, el sentimiento, el lugar y la emoción para el lector. Para lograrlo debes trabajar sobre lo escrito. Si escribes con un lápiz consigues tres oportunidades para ver si el lector pillará lo que has escrito. La primera tras leer lo escrito; después, al mecanografiar, tienes una oportunidad para corregir y otra más en las pruebas. Escribir primero en lápiz te da una tercera oportunidad para mejorarlo. Esto es 0.333, que es un maldito buen promedio para un bateador. Se mantendrá flexible y podrás mejorarlo fácilmente." 

Hemingway era desdeñoso con aquellos escritores que, como él mismo dijo: «No saben decir que no a una máquina de escribir».

7) Sé breve.

En una carta de 1945 a su editor, Maxwell Perkins, Hemingway escribe: 

"No fue casualidad que el discurso de Gettysburg fuese tan corto. Las leyes de la prosa son tan inmutables como las del vuelo, de las matemáticas, de la física."

Imagen: De Wikimedia Commons - CC0 - Dominio Público en Fuente Original

lunes, 29 de enero de 2024

"Crimen y castigo" de Dostoievski Vs "La vida tenaz" de Rinaldo Carnielo


"¿Dónde he leído -pensó Raskólnikov prosiguiendo su camino-, dónde he leído lo que decía o pensaba un condenado a muerte una hora antes de que lo ejecutaran? Que si debiera vivir en algún sitio elevado, encima de una roca, en una superficie tan pequeña que sólo ofreciera espacio para colocar los pies, y en torno se abrieran el abismo, el océano, tinieblas eternas, eterna soledad y tormenta; si debiera permanecer en el espacio de una vara durante toda la vida, mil años, una eternidad, preferiría vivir así que morir. ¡Vivir, como quiera que fuese, pero vivir!"

El fragmento pertenece a la obra "Crimen y castigo" (1866) de Fiodor Dostoievski, considerada como una de las obras fundamentales de la literatura rusa e incluso mundial, dada su influencia en las generaciones posteriores de escritores. Para un escritor tan celebrado como Stefan Zweig, los diálogos mantenidos entre Raskólnikov, el protagonista de la obra, y Porfiri Petrovich, el juez que investiga el crimen pendiente de castigo, son una de las cimas de la literatura universal. 

Y si la novela citada es de todos conocida (aunque muy poco leída), la escultura que encabeza la entrada, es por contra, a pesar de su espectacularidad y su evidente dificultad (esos huesos sacados del mármol parecen un milagro) un trabajo poco visto de un escultor prácticamente desconocido, el italiano Rinaldo Carnielo (1853 - 1910) que como vemos en esta obra, titulada "Tenax vitae" ("la vida tenaz") en la que se nos muestra a un sujeto que se resiste a entregarse a la muerte, tenía una cierta sensibilidad hacia lo macabro en sus obras, resultando otro de sus grandes trabajos una sensacional escultura sobre la muerte de Mozart que en cualquier momento traeremos por aquí. Al final de la entrada queda una vista completa de la obra anterior que se expone en el Museo Cívico del Palazzo Vecchio de Florencia, ciudad en la que creció el escultor y a la que legó gran parte de su obra.

Para poner otro ejemplo que tenga que ver con la voluntad de vivir, dejamos este otro fragmento de la obra en la que Raskólnikov es de nuevo el protagonista:

"Ha perdido usted la confianza en todo y cree que vengo a halagarle con segundas intenciones. ¡Como si hubiera vivido usted mucho! ¡Como si entendiera muy bien lo que es la vida! Ha ideado una teoría y se avergüenza de haber fracasado, de no haber resultado muy original. El resultado ha sido infame, la verdad; pero, a pesar de todo, no es usted un miserable sin esperanza. (...). ¿Sabe en qué concepto le tengo? Le tengo por uno de aquellos que, si encuentran una fe o un Dios, son capaces de mirar sonriendo a los verdugos que les arranquen las entrañas. Bien, pues encuéntrelos y viva. En primer lugar, hace tiempo que necesita usted cambiar de aire. En realidad, el sufrimiento también es una cosa buena. Sufra usted. Quizá tenga razón Mikolka al querer sufrir. Ya sé que no es usted creyente, pero no se haga el listo filosofando; entréguese a la vida francamente, sin razonar. No se intranquilice, la vida le llevará en línea recta a una orilla y le levantará. ¿A qué orilla? ¡Cómo quiere usted que lo sepa! Lo único que creo es que aún ha de vivir usted mucho. (...). Sé que no es creyente, pero le juro que la vida le sacará a flote."



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domingo, 28 de enero de 2024

Bruce Lee, mucho más que "El James Dean de Asia"

"La clave para la inmortalidad es, primero, vivir una vida que valga la pena recordar."

Eso decía Bruce Lee, nacido como Lee Jun Fan, en 1940, el año del Dragón. Más allá de algunos trabajos previos en el mundo del cine y la televisión, Bruce Lee empezó a tener cierta fama a raíz de su papel del enmascarado Kato en la serie "El avispón verde" y algunos capítulos de Batman. En 1969, cuando todavía quedaba mucho para convertirse en la leyenda que lleva décadas siendo para varias generaciones de amantes del cine de artes marciales, dejaba escrita la siguiente declaración de intenciones:

" Mi principal objetivo definido

Yo, Bruce Lee, seré la primera y mejor pagada super-estrella oriental en los Estados Unidos. A cambio de ello daré lo mejor de mí, en emocionantes espectáculos y como actor de calidad. Comenzaré en 1970 la ruta por la fama mundial y de allí en adelante, al final de 1980 tendré en mi poder $ 10.000.000. Voy a vivir de la manera que me plazca y alcanzaré armonía interior y felicidad.

Bruce Lee
1969"

Es un objetivo entendible para alguien que decía "Desde que era niño he tenido este impulso instintivo de expansión y crecimiento. Para mí, la función y el deber de un ser humano de calidad es el desarrollo sincero y honesto de su potencial". 1980 se le quedó muy lejos. Murió en 1973, con tan solo 32 años, pero en tan solo tres años logró quedar en la memoria colectiva de forma indeleble, no solo por su revolucionaria forma de entender las artes marciales, su imagen, su carisma y su fuerza legendaria si no también por sus trabajos en el mundo del cine. 

El camino, aunque corto, no empezó bien y el año 1970 le deparó una seria lesión de espalda de la que tardó seis meses en recuperarse. Posteriormente se llevó el chasco de perder el jugoso papel protagonista de "Kung-Fu" que se llevó "el pequeño saltamontes" de David Carradine, que no sabía nada de artes marciales. Pero Bruce Lee tuvo la suerte de visitar Hong Kong lugar en el que desconocía que se le idolatraba gracias a su papel como Kato en el "Avispón Verde" y donde se le ofreció el papel protagonista en unas películas que resultaron totalmente rompedoras: "Karate a muerte en Bangkok" (1971), "Furia Oriental" (1972) y "El furor del Dragón" (1972), superando cada una de ellas el éxito ya considerable de la precedente. Hollywood escuchó el tintineo de los beneficios y le ofreció hacer "Operación Dragón" (1973), resultando esta película un verdadero bombazo en la taquilla, solo superada aquel año por "El exorcista"

Su muerte ese mismo año de 1973, en la cúspide de su fama, (quien sabe si por una alergia a un medicamento, por un aneurisma o vete tú a saber) joven, fuerte, inteligente, carismático, revolucionario en las artes marciales y el cine en el que apenas contaba con cuatro* películas como protagonista pero todas exitosas, lo terminó de convertir en una estrella que todavía brilla con gran intensidad, no en vano el también actor de artes marciales Jean-Claude Van Dame se refiere a él como "El James Dean de Asia".

Algunas frases memorables de Bruce Lee:

Uno de los alumnos de Bruce Lee le preguntó una vez: "Maestro, nos habla constantemente de la paz, pero todos los días nos entrena para luchar. ¿Cómo concilia estas ideas contradictorias?". Bruce Lee le respondió: "Es mejor ser un guerrero en un jardín que un jardinero en una guerra"

"Esperar que la vida te trate bien por ser buena persona es como esperar que un tigre no te ataque por ser vegetariano"

"En vez de comprar a tus hijos todas las cosas que tú nunca tuviste, deberías enseñarles todas las cosas que nadie te enseñó. Lo material siempre desparece, mientras que el conocimiento perdura"

"Si amas la vida, no pierdas el tiempo, de tiempo está hecha la vida"

"Absorbe lo que es útil, descarta lo que no lo es, agrega lo que es exclusivamente tuyo."

"La simplicidad es el último paso del arte."

"Un maestro nunca es un dador de la verdad: es una guía, un indicador de la verdad que cada alumno debe encontrar por sí mismo. Un buen profesor es simplemente un catalizador."

"Vacía tu mente. Vuélvete informe y sin forma como el agua. Cuando se vierte agua en una taza, se convierte en la taza. Cuando se vierte agua en una tetera, se convierte en la tetera. Sé agua, amigo mío."

"Conocerse a uno mismo es estudiarse en acción con otra persona. Si quieres entender la verdad en las artes marciales, ver claramente a cualquier oponente, debes desechar la noción de estilos o escuelas, prejuicios, gustos y aversiones, etc. Entonces, tu mente cesará todo conflicto y descansará. En este silencio verás total y frescamente."

"No temo al hombre que ha practicado 10.000 patadas una vez, sino al hombre que ha practicado una patada 10.000 veces."

"Si siempre pones límites a lo que puedes hacer, físico o cualquier otra cosa, se extenderá al resto de tu vida. Se extenderá a tu trabajo, a tu mortalidad, a todo tu ser. No hay límites. Hay mesetas, pero no debes quedarte ahí, debes superarlas."

"No hay ningún desafío en romper una tabla. Las tablas no devuelven el golpe."

"El amor es como la amistad prendida en fuego. Al principio una llama, muy bonita, a menudo caliente y feroz, pero todavía sólo ligera y parpadeante. A medida que el amor crece, nuestros corazones maduran y nuestro amor se vuelve como brasas, ardiendo profundamente e inextinguible."

"Observe que el árbol más rígido se agrieta con mayor facilidad, mientras que el bambú o el sauce sobreviven doblándose con el viento."

"Las artes marciales son, en definitiva, autoconocimiento. Un puñetazo o una patada no es para dejar fuera de combate al tipo que está delante, sino para dejar fuera de combate tu ego, tu miedo o tus complejos."

"No estoy en este mundo para estar a la altura de tus expectativas y tú no estás en este mundo para estar a la altura de las mías."

* Habría una quinta película a las citadas anteriormente, "Juego con la muerte" (1976), pero que esta realizada con solo algunos minutos rodados por Bruce Lee antes de su muerte y terminada de forma muy cuestionable con dobles y otros recursos. 

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original 1 - 2

sábado, 27 de enero de 2024

Imágenes Vs Poesía: El viento

 

La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje los objetos
que duermen en la playa.

La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar:
da apariencia de vida
a lo inmóvil, a lo paralizado.
Y el leño que arde,
las conchas que las olas traen o llevan,
el papel que arrebata el viento,
destellan una vida momentánea
entre dos inmovilidades.

Los versos son del poeta español José Hierro  -Premio Cervantes en 1998- y son un fragmento de un poema titulado "Teoria"  recogido en el "Libro de las alucinaciones" 1964. A sus palabras se opone o las complementa una imagen del fotógrafo holandés Henk Jonker (1912-2002), habitual de publicaciones tan prestigiosas como "Time" o "Der Spiegel", y muy elogiado por su acierto en la forma en la que sabía capturar la esencia de la gente común y los pequeños momentos. La imagen tiene por título: "Laundry blowing in the wind" - Volendam, 1947 

Imagen:De Pinterest - Fuente Original

viernes, 26 de enero de 2024

"El Rey Lear" de Shakespeare Vs "Ran" de Akira Kurosawa

 

"La estupidez del mundo es tan superlativa que, cuando nos aquejan las desgracias, normalmente producto de nuestros excesos, echamos la culpa al sol, la luna y las estrellas, como si fuésemos canallas por necesidad, tontos por coacción celeste; granujas, ladrones y traidores por influjo planetario; borrachos, embusteros y adúlteros por forzosa sumisión al imperio de los astros, y tuviésemos todos nuestros vicios por divina imposición. Prodigiosa escapatoria del putero, achacando su lujuria a las estrellas. Mi padre se entendió con mi madre bajo la cola del Dragón y la Osa Mayor presidió mi nacimiento, de donde resulta que soy duro y lascivo. ¡Bah! Habría salido el mismo si me bastardean mientras luce la estrella más virgen de todo el firmamento.»

Son palabras de Edmond en "El Rey Lear", tragedia de William Shakespeare publicada en 1605. La obra describe las consecuencias de la irresponsabilidad y los errores de juicio cometidos por el Rey Lear y de su consejero Gloucester, de quien es hijo bastardo Edmond. 

Entre las adaptaciones al cine de esta obra cumbre de la literatura occidental, destaca curiosamente, y muy por encima de todas las demás, una versión ambientada en la época feudal japonesa, la hipnotizante "Ran", dirigida en 1985 por el "emperador" Akira Kurosawa, no en vano considerado como el más occidental de los directores orientales. En esta película, preparada con mimo durante años, Kurosawa contó con el gran Tatsuya Nakadai -sensacional en "Harakiri" 1962- para el papel principal, que en esta versión muta en el poderoso Señor Hidetora del Clan de los Ichimonji. Según palabras del propio Kurosawa: "Ran es una tragedia sobre el poder, sobre la ambición y la estupidez de los hombres que luchan y guerrean." Imprescindible. 

Algunas citas de la película:

"El cielo está lejos, pero el infierno no tanto."

"No llores, el mundo de los hombres es así, los humanos buscan el dolor, no la alegría, y prefieren sufrir antes que amar, esos estúpidos hombres luchan por el dolor y el sufrimiento, se complacen con la muerte."

"-Estoy perdido. 
-Los seres humanos siempre estamos perdidos."

"Todos los hombres nacen llorando, y mueren cuando ya han llorado lo suficiente."

"En este mundo loco, volverse loco es estar cuerdo."

Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) en Fuente Original

miércoles, 24 de enero de 2024

"El americano": Un torero llamado Orson Welles


Arrojar un poco de luz sobre personajes tan complejos como Orson Welles siempre es un reto, pero mantener que en algún momento de su vida este llegó a ser torero parece osado. Y sin embargo...

"I was a very bad torerillo" ("Fui un torerillo muy malo"), así confirmaba Orson Welles en una entrevista aquella curiosa leyenda según la cual, años antes de la emisión de "La guerra de los mundos" y de rodar "Ciudadano Kane", allá por 1932, al jovencito genio lo que le movía era llegar a convertirse algún día en un gran matador de toros. 

Solo tenía 17 años cuando Orson Welles recaló por el sevillano barrio de Triana en el que vivió durante aproximadamente cuatro meses de alquiler en el piso superior de un prostíbulo de la zona. Por aquella época ya escribía novelitas de detectives para una editorial americana y eso le procuraba unos ingresos que le permitían vivir holgadamente. En Triana empezó a chapurrear castellano, a interesarse por el flamenco, por nuestro singular estilo de vida y sobre todo por los toros. Tal fue el impacto que sobre el futuro director tuvo la fiesta nacional y las corridas de toros que a buen seguro disfrutó en la Plaza de la Maestranza, que fascinado se empapó frenéticamente de todos los pormenores del mundillo y atrevido como solo se puede ser con esa edad, se encajó el traje de luces (por aquella época todavía podía con esas estrecheces) y llegó a participar en al menos en cuatro festejos taurinos como becerrista con el apodo de "El americano". Incluso el propio Orson Welles, en una confidencia realizada al ensayista e historiador Andrés Amorós llegó a enseñarle una cicatriz en su brazo derecho causada por la cornada de un toro, posiblemente en un festejo celebrado en la población de El Aljarafe. El actor José Nieto (1903-1982), que también tuvo su época de torero, reforzaba la historia y mantenía que llegó a compartir paseíllo y cartel con Welles en algunas novilladas sin caballos en la madrileña plaza de "Tetuán de las Victorias" y al menos en un par de crónicas de aquellos días del diario ABC se hace referencia a un torerillo apodado "El americano" y una de ellas rezaba así: "Mejía banderilleó muy requetebién y El Americano, Rosalito y un peón de Ballesteros, cuyo nombre ignoramos, bregaron con eficacia"

En cualquier caso no se prolongaron mucho los paseíllos por las plazas españolas vestido de torero (mas bien como novillero, Welles nunca tomó alternativa como matador), pero su afición al mundillo taurino fue de por vida. De Manolete decía: "He visto grandes faenas de Manolete, pero no he conocido a ninguna persona que sea más grande como hombre que Manolete, y, si fuera español, estaría orgulloso de haber vivido en el mismo siglo que él". Con la misma pasión acompañaba por toda la geografía española a Luis Miguel Dominguín y a Antonio Ordoñez. Con este último la amistad llegó a ser tan estrecha que, por deseo expreso del director, dos años después de su muerte, sus cenizas fueron depositadas en una propiedad de Ordoñez en la malagueña ciudad de Ronda, la Finca "El recreo de San Cayetano". Así se cerraba la pasión de Welles por nuestro país, en el que rodó grandes películas como: "Mr. Arkadín", "Campanadas a medianoche", "Fraude" o su inconcluso "Don Quijote".  No en vano, hay una frase atribuida a Orson Welles que decía: “Un hombre no es de donde nace, sino de donde elige morir”, y aunque no murió aquí en España, sí que eligió esta tierra como última morada. Empezó queriendo ser torero y descansó finalmente en una finca andaluza típica del mundillo taurino. Las típicas peculiaridades y rarezas de los genios.

Fuentes: Libro "De cine: 100 años de historias" (Luis de Vicente) - "¿Intentó ser torero el joven Orson Welles?" (Andrés Amorós

Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original

martes, 23 de enero de 2024

Kirk Douglas en la Comisaría


En 1951, Kirk Douglas tuvo una destacada actuación como el detective James McLeod en la película "Brigada 21" (Detective Story), junto a Eleanor Parker y William Bendix y bajo la sabia dirección de William Wyler, al que tantas joyas del cine debemos. Douglas buscó preparar su papel a fondo familiarizándose con los usos y tics de la policía, para ello intentó sumergirse en su mundillo todo lo posible, trabajando como un agente más. En sus memorias, tituladas "El hijo del trapero", cuenta al respecto: 

"Me instalé unas semanas en Nueva York para trabajar con los agentes del cuartelillo de la Calle 47. Pasaba el tiempo en el cuartelillo, observando y finalmente participando en sus tareas. Un día llevaron a un negrito al que pescaron robando y me pidieron que le tomara las huellas dactilares. Mientras le entintaba los dedos y los hacía rodar por el papel, el detenido me examinaba atentamente."

—¿No es usted Kirk Douglas?

Lo miré desdeñosamente.

—¿Crees que si lo fuera estaría haciendo esto?"

Sirva esta pequeña anécdota para recomendar una película definida en su día como "enérgica y absorbente", que resultó todo un éxito de crítica y público y que aún hoy sigue fresca y llena de energía, figurando como una de las grandes del cine negro. Es lo que tiene el cine de buena calidad, le cuesta envejecer.

Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original

lunes, 22 de enero de 2024

Alfred Hitchcock y el Suspense

 

Alfred Hitchcock se ganó a pulso el título de rey del suspense, por lo que no estará de más ver que opinaba al respecto:

"Hay una gran confusión entre las palabras misterio y suspense. Ambas cosas se hallan absolutamente a kilómetros de distancia. El misterio es un proceso intelectual, como en un drama policíaco. Pero el suspense es esencialmente un proceso emocional. Uno puede seguir adelante con el elemento del suspense sin darle al publico información. El misterio no tiene un atractivo especial para mi, porque se trata simplemente de engañar al público, lo cual creo que no es suficiente... Yo personalmente, odio el suspense, y es por eso por lo que nunca permitiré a nadie que haga un souffle en mi casa: ¡Mi horno no tiene la puerta de cristal! Tendríamos que esperar cuarenta minutos para saber si el soufflé había salido bien, y esto es mas de lo que puedo resistir"

O como le contaba a Truffaut:

"La diferencia entre el suspense y la sorpresa es muy simple (...) Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de la mesa y nuestra conversación es muy anodina; no sucede nada especial y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que un anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa de la escena. Tiene ganas de decir a los personajes que están en la pantalla: No deberías contar cosas tan banales; hay una bomba debajo de la mesa y pronto va a estallar. En el primer caso se le ha ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso le hemos ofrecido quince minutos de suspense."

Tal era su inclinación por el suspense que incluso lo encontró en el parto de su hija Patricia. Durante el mismo no pudo aguantar la presión y se quitó de en medio. Después explicaría a su mujer:

"Se que no hubiera debido dejarte, pero en lo que a ti respecta parecía que todo iba tan bien, mientras que yo me sentía mas y mas débil, casi a punto de desvanecerme, a cada minuto que pasaba  Ten en cuenta mi sufrimiento. Estuve a punto de morir de suspense".

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) - Dominio Público en su Fuente Original

domingo, 21 de enero de 2024

Los pechos de Mae West y los chalecos de los pilotos de la RAF

"Solo se vive una vez, pero si lo haces bien con una vez es suficiente"

Eso decía la actriz Mae West, y ya que tenemos solo una vida será preciso cuidarla lo mejor posible. Durante la Segunda Guerra Mundial una de las chicas que poblaba los sueños de los soldados era Mae West y los pilotos de aviación ingleses de la RAF no pasaron por alto como el exuberante busto de la siempre picante actriz les recordaba mucho a una imprescindible prenda de su dotación. El caso es que los chalecos salvavidas modelo B3 U.S. que debían portar durante los vuelos, una vez se inflaban resultaban especialmente prominentes, recordando un par de voluminosos pechos. Por supuesto no pasó mucho tiempo hasta que algún soldado dejó volar su imaginación y tuvo la ocurrencia de evocar con el chaleco la figura de  "Mae West", y con su nombre empezó a llamarlo, referencia que se hizo muy popular y que terminó por identificar a la prenda, incluso quisieron que hubiera una entrada en el diccionario al respecto. 

Mae West, a la que ayer veía con aquel curioso contoneo suyo al andar en la película "No soy ningún ángel" (1933) mandó una carta a estos aviadores que decía, según mi más que deficiente traducción y en la que seguro que se pierde buena parte del sentido exacto que Mae West quiere imprimirle a sus palabras con sus habituales ocurrencias y dobles sentidos:

"Acabo de saber que los aviadores de la RAF tenéis un chaleco salvavidas al que llaman "Mae West" porque sobresale en todos los "lugares correctos". Bueno, considero un gran honor tener a chicos tan geniales envueltos por mi, ¿sabéis a qué me refiero?

Sí, es una buena idea volar por todas partes junto a hombres valientes, incluso si solo estoy allí en la forma de chaleco salvavidas o con un chaleco salvavidas con mi forma. Siempre pensé que la mejor manera de sostener a un hombre era en brazos, pero supongo que cuando estás en el aire un avión es más seguro. Tienes que mantener todo bajo control.

Sí, la idea del chaleco está bien y no puedo imaginar nada mejor que ofrecerles a ustedes, muchachos de la RAF, que aterrizajes suaves y felices. Pero lo que me gustaría saber sobre ese chaleco salvavidas es: ¿tiene hombros bien formados? 

Si entro en el diccionario, donde dicen que queréis ponerme, ¿cómo me describirán? ¿Como prenda cálida y ajustada que salva vidas usada por los aviadores? ¿O una chaqueta de aviador que proporciona el contacto con la mujer mientras los chicos vuelan por las noches? ¿Cómo me describirían muchachos? He estado en "Quién es Quién" y "Sé qué es qué?, pero será la primera vez que aparezca en un diccionario.

Gracias chicos
Pecaminosamente
Mae West

Imagen: De Wikimiedia Commons - CC0 -Dominio Público en Fuente Original

viernes, 19 de enero de 2024

Humphery Bogart: Un valor seguro


Humphery Bogart es un actor icónico dentro de la historia del cine, tanto que es él quien encabeza la lista de actores clásicos (aquellos con debut anterior a 1950) del American Film Institute. En 1947, después de brillar en películas como: "El halcón maltés" (1941), Casablanca (1942), "Tener y no tener" (1944) o "El sueño eterno" (1946) o "La senda tenebrosa" (1947), Bogart se convirtió en un valor seguro en taquilla, de forma que logró firmar un contrato bastante jugoso con la Warner Brothers con el cual se garantizaba unos ingresos de 200.000 dólares anuales, y no solo eso, lo mejor es que podía seleccionar los papeles, los directores con los que trabajar (más de una vez con su amigo de correrías John Huston) y los guiones de su interés, algo que le ayudó a alejarse de un cierto encasillamiento como tipo duro. Es desde aquel momento cuando le llegaron algunos papeles alejados de los roles a los que nos tenía acostumbrados y que terminaron por cincelar el recuerdo que hoy guardamos del actor con maravillas como: "El tesoro de Sierra Madre" (1948), "En un lugar solitario" (1950) "La reina de África" (1951), "El motín del Caine" (1954), "La condesa descalza" (1954) o "Sabrina" (1954), última película esta en la que llegó a cobrar 200.000 dólares pero esta vez por esa solo 10 semanas de trabajo en la misma. De su sueldo, Bogart hablaba así:

"¿Sabes por qué valgo yo 200.000 dólares por película? No sólo porque puedo conseguir que me los paguen, sino porque a la gente le gusta mi rostro. Les gusta a los chiquillos que vienen al cine apretando en el puñito cerrado el dinero de la entrada, y a las mujeres maduras también. Tengo el mayor número de admiradores menores de ocho años y mayores de sesenta que cualquier actor de Hollywood. Las mujeres viejas se sienten agradecidas porque me recuerdan desde hace veinte años. Una vez hayan desaparecido, yo no conseguiré 200.000 dólares por película".

De los astronómicos sueldos de algunos actores de hoy en día mejor no hablar, pero ya entonces, a pesar de lo abultada que parece la cifra del sueldo de Bogart, Joe Hyams, su biógrafo y amigo decía al respecto: "Bogart era probablemente la mejor estrella peor pagada de su época". Por el número de obras maestras que atesora seguramente sea así.

Fuentes: "La casa de Citas" (Lluis Bonet Mojíca) - Humphery Bogart (Adolfo Pérez Agustí)

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jueves, 18 de enero de 2024

Kitagawa Utamaro Vs Eduardo Mendoza



“Se preguntarán ustedes cómo he podido tener tanto éxito con los hombres sin valer gran cosa. No tiene mérito. Los hombres son muy exigentes a la hora de emitir juicios estéticos sobre las mujeres, pero a la hora de la verdad, se conforman con cualquier cosa. Cuando descubrí esto, mi vida se volvió mucho más interesante. No me importa admitir que he utilizado a los hombres.”

El fragmento pertenece a la novela "La aventura del tocador de señoras" de Eduardo Mendoza y publicada en 2001. La estampa es del artista japonés Kitagawa Utamaro (1753 - 1806) y tiene por título "Naniwaya Okita", nombre de la modelo preferida de este pintor que tanta influencia tuvo en el movimiento impresionista.

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miércoles, 17 de enero de 2024

"No decía palabras" - Luis Cernuda

 
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.


El poema, obra del sevillano Luis Cernuda, tiene por título "No decía palabras" y para ilustrarlo hemos escogido la fotografía de Brassaï, (pseudónimo del fotógrafo húngaro Gyula Halász), titulada "Pareja en un café cerca de la Plaza de Italia" (1932)

Fotografía: Imagen CC BY-NC 2.0 tomada de Flickr - Fuente Original

martes, 16 de enero de 2024

Charlie Parker y el nacimiento del BeBop

 

Para un gran músico de jazz el tocar en una big band no dejaba de ser, inicialmente, una bendición por la seguridad que aportaba, pero a la larga era una cruel maldición por el corsé tan estrecho que suponía al talento del músico, que debía ceñirse a las líneas melódicas, a veces un tanto insulsas y repetitivas de la música swing. Al inicio de los años 40, eran muchos los músicos jóvenes que llegaban a las grandes orquestas para sustituir a los mayores que habían de marchar a la guerra y de inmediato se encontraban atrapados en aquella estructura, sin capacidad de volcar el torrente creativo y renovador que llevaban dentro. Dos de ellos, Charlie Parker y Dizzy Gillespie, se negaban a seguir, en la medida de lo posible, el sendero trazado e inspirándose en las pequeñas libertades que se tomaban con los temas que tocaban músicos como Lester Young, Art Tatum, Roy Eldridge e incluso Coleman Hawkins buscaban desesperadamente una nueva forma de expresarse. Era habitual que cuando Gillespie (trompeta) tocaba el breve solo que se concedía en la orquesta lo hiciera con un ritmo frenético, llenando aquel pequeño momento de protagonismo con un sinfin de atrevidas ideas armónicas y melódicas, tras lo cual debía volver, mansamente, a la disciplina de la orquesta y amoldarse a las melosas formas del jazz bailable. A Charlie Parker (saxo alto) le pasaba tres cuartos de lo mismo, resultando muy ilustrativa la anécdota que cuenta Geoff Dyer sobre un encuentro entre el melodioso Ben Webster y Bird:

“Se comenta que un día que se había metido en el Minton´s  para guarecerse de la lluvia,  estaba en el escenario un chico tocando el saxo haciéndolo gemir y retorcerse como si el instrumento fuera un pájaro y quisiera retorcerle el pescuezo. Esperó a que el muchacho acabara su solo, se subió al escenario le quitó de las manos el saxo y le dijo:
 - Se supone que no hay que tocar tan rápido ¿Cómo te llamas?
- Charlie Parker
-  Pues Charlie, vas a volver locos a los colegas tocando el saxo así.
 Después se rio, con esa carcajada burlona tan suya, y se volvió a marchar a la lluvia: como un alguacil que acababa de quitarle un arma peligrosa a un vaquero borracho. "

La válvula de escape fue una nueva forma de entender el jazz, el revolucionario y casi siempre incomprendido BeBop, un estilo basado en la improvisación sobre una melodía modificando los acordes y creando nuevas variaciones sobre el tema, un torbellino musical y que cuenta entre sus padres con esos dos insatisfechos músicos que antes se citaban: Charlie Parker y Dizzy Gillespie. El propio Charlie Parker cuenta un momento muy especial en el nacimiento de este nuevo estilo:

"Durante mi primera época en Nueva York toqué en el Monroe's Uptown House. En el Monroe's nadie se fijó demasiado en mi, a excepcion de Bobby Moore, uno de los trompetistas de la banda de Count Basie. A Moore le gustaba mi estilo. Todos los demás querían que tocara en la onda de Benny Carter. En el Monroe's no pagaban el mínimo establecido por el sindicato. A veces sólo me sacaba cuarenta o cincuenta centavos por noche. Si la noche había sido buena, como máximo me pagaban seis dólares" 
(...) " Recuerdo que una noche, antes de acercarme por el Monroe´s, estaba yo de jam session en un restaurante mexicano (Dan Wall's) en la Séptima Avenida, entre las calles 139 y 140. Eso sería en diciembre de 1939. La verdad es que estaba empezando a cansarme de los cambios estereotipados que todo el mundo empleaba por entonces; yo no dejaba de pensar que debía de haber otra forma de hacer las cosas. A veces podía oír esa forma en mi mente; lo que no podía era tocarla con el instrumento. Lo que pasó fue que esa noche, estaba yo tocando "Cherokee" y descubrí que si empleaba los intervalos superiores de un acorde como línea melódica y los respaldaba con los cambios oportunos, era capaz de interpretar esa cosa que llevaba tiempo escuchando en mi interior. La jugada me salió bien"

Parker y Gillespie, se conocieron en aquellos meses de 1939 y  Thelonious Monk, Charlie Christian, Bud Powell, Miles Davis, Max Roach o Kenny Clarke (entre otros) se sumarían en breve a la nueva corriente. Había nacido el BeBop.

En el vídeo se puede ver a Charlie Parker junto a Hank Jones, Ray Brown y Buddy Rich en una grabación de marzo de 1955.


La cita de Parker es del libro "Hear me Talkin' to Ya" y aparece en  "Historia del jazz moderno" de Frank Tirro

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) Dominio Público en Fuente Original

lunes, 15 de enero de 2024

Pepe Isbert Vs Harpo Marx: Cine mudo entre explicadores y pianistas


Aquello de "una imagen vale más que mil palabras" es un eslogan que viene que ni pintado para defender el cine mudo, pero aun cuando los actores fueran capaces de decir prácticamente todo con sus rostros y los movimientos de sus cuerpos, a veces era del todo necesario intercalar rótulos que ponían en situación al espectador y hacían más inteligible la trama. Esta no era la solución definitiva en esta época de minoría de edad del cine en la que no eran pocas las personas que no sabían leer, motivo por el que muchos cines añadieron la figura del explicador, un tipo con gran facilidad de palabra, voz potente y sobre todo mucha imaginación para ir relatando lo que ocurría en pantalla y a veces un poco más.

Nuestro querido Pepe Isbert, como Alcalde nuestro que es y siempre deudor de una explicación desde aquel "Bienvenido Mr. Marshall", nos da en sus memorias unas pinceladas sobre este asunto de los explicadores. Cuenta que en cierta ocasión, estando en el cine, la sala se quedó totalmente a oscuras al cortarse la película, el explicador, tan resuelto como se esperaba de él, dijo sin inmutarse: "Batalla de negros en un túnel". En otra ocasión salió en la pantalla una playa con una parejita de novios. El explicador queriendo abundar en detalles dijo: Santander... "La Concha"... e inmediatamente los listillos del cine lo pusieron verde recordándole que "La Concha" es la playa de San Sebastián y no la de Santander. El explicador mantuvo la calma hasta que todos los presentes calmaron sus críticas y este, con mucho oficio y como si no hubiera ocurrido nada, sentenció: "La Concha y su novio festejando en la playa".

En ocasiones incluso acompañaban la proyección tocando un piano mientras hablaban o hacían efectos de sonido con una verdadera colección de cachivaches a su alrededor, o se repartían estas funciones entre dos o más personas. El sonido del piano servía para tapar los huecos e insuficiencias de la película además de ayudar a mitigar el molesto ruido del proyector y lo que no es menos importante, el pianista según su forma de tocar debía ayudar a identificar más fácilmente quien era el héroe, quien el malvado, el grado de peligro de la escena o la fuerza del amor de los tortolitos, moviendo así las emociones de los espectadores.

Harpo Marx fue en sus inicios, cuando cualquier dólar ganado era bienvenido, uno de aquellos pianistas que amenizaban las películas; al respecto contaba en su libro "Harpo Habla", siempre picarón, como eran todos los Hermanos Marx, la siguiente anécdota:

“Conseguí un empleo como pianista en un cine de barrio. Había aprendido un montón de imaginativas variaciones sobre mis dos piezas, suficientes para acompañar cualquier tipo de películas sin que la gente se diera cuenta de que me repetía. El local estaba mal ventilado y apestaba. La gente hablaba, comía y roncaba durante las películas. Los niños gritaban y se perseguían por los pasillos. Por alguna razón, las madres que daban el pecho preferían sentarse delante, cerca del piano. Tal vez pensaban que la música era un buen acompañamiento tranquilizador para los bebes que mamaban. De cualquier manera me divertía con ellas. En medio de una escena apacible tocaba un acorde con todas mis fuerzas, sólo para ver los pezones saltar de la boca de los bebés.

Una tarde, en medio de la película, mi madre bajo por el pasillo de la sala hasta el piano. Me ordenó que dejara de tocar inmediatamente y fuera con ella. Sin preguntar nada, me levanté del taburete y la seguí fuera del cine. No creo que el público se diera cuenta de que la música se había detenido. Siguieron hablando, comiendo, roncando y dando el pecho a los bebés”. 

Imagen: (Una noche en la Opera) Cortesía de Doctor Macro - Fuente Original

domingo, 14 de enero de 2024

Billy Wilder o cuando Dios te llama por teléfono


"Yo también tengo diez mandamientos, y los nueve primeros son: No aburrirás. El décimo dice: tienes que tener derecho al montaje final de la película" (Billy Wilder)

El 21 de marzo de 1994, en la ceremonia de entrega de la 66ª edición de los Oscar, Fernando Trueba conseguía el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por "Belle Époque". Al finalizar su discurso de agradecimiento dio carta de naturaleza a una nueva religión que tenía, de forma latente, muchos seguidores practicantes entre los buenos aficionados del cine. Así, Trueba dijo unas palabras, eco de un sueño previo a la recepción del Oscar, que ya son dogma de fe para los seguidores de Billy Wilder

"Me gustaría creer en Dios para darle las gracias pero yo sólo creo en Billy Wilder. Gracias, Mr. Wilder"

Lo que es menos conocido es la reacción de Wilder tras ese inesperado homenaje. Según contaba el propio Trueba en un artículo de La Vanguardia (22-6-1996) dedicado al 90 cumpleaños del director estadounidense, este, en su línea, se mostró tan genial como cabía esperar de él:

«A la mañana siguiente (de la concesión del Óscar) yo hacía una entrevista con España, cuando el otro teléfono comenzó a sonar. Carmen Rico Godoy lo descolgó y gritó: “¡Fernando, Billy Wilder en la otra línea!”. Cogí el teléfono: “Hola, Fernando, soy Dios. No debiste decir eso ayer. Desde que lo hiciste la gente se santigua al cruzarse conmigo por la calle”. 

Unos días después, me contaba: “Estaba yo viendo los Óscar en casa con mi mujer y ya estaba preparándome el séptimo martini, cuando tú apareciste y dijiste tu speech. Audrey dio un grito, se volvió y me dijo: Billy, ¿has oído eso? Y yo le respondí: Claro que lo he oído. Envíale al Sr. Trueba la factura del tinte de la alfombra”.»

En aquel momento, el gran Billy Wilder hacía ya 13 años que había dirigido su última película "Aquí un amigo" y se encontraba un tanto olvidado en las sombras de la industria cinematográfica, poco importaba que en su filmografía atesorara, entre otras maravillas, cuatro películas que en algunas listas figuran entre las 20 mejores de todos los tiempos: "Testigo de cargo" (1957), "El crepúsculo de los dioses" (1950), "Perdición" (1944) y "El apartamento" (1960), además de "Con faldas y a lo loco" (1959) muy cerca de estos puestos de honor. Aquellas palabras de Trueba sirvieron en cierta medida para hacer un nuevo honor y poner en la primera plana nuevamente a un director que, si las productoras no hubieran sido tan cobardes, no habría dejado de rodar a la temprana edad de 75 años, 20 años antes de morir con una edad de 95 años, la misma con la que Clint Eastwood, por ejemplo, sigue rodando hoy en día. 

Uno de los seguidores de esta nueva religión de cineastas posiblemente sea el director francés Michel Hazanavicius, quien cuando recogió en 2012 su Oscar por "The Artist" también tuvo palabras para el director de "La tentación vive arriba" y en vez de negarlo tres veces como ocurre con otros Dioses dijo: "Quería dar las gracias a las siguientes tres personas, a Billy Wilder, a Billy Wilder y a Billy Wilder"

Imagen: De Wikimedia Commons - (CC0) Dominio Publico en Fuente original

sábado, 13 de enero de 2024

Marilyn Monroe: Un mar de dudas



"No puedo dormir, no puedo concentrarme, no sé si soy buena o mala en la cama, odio el dolor, no puedo tener hijos, me cuesta tomar decisiones, no puedo mantener una relación amorosa, padezco depresiones, y tomo demasiados tranquilizantes. Bebo, miento, y, con frecuencia, deseo morir, aunque tengo pánico a la muerte y a las cosas muertas. Quiero amar, y, al mismo tiempo, lo sacrifico todo por mi carrera. Soy ignorante, tonta y vulgar, y leo libros y tengo maestros que creen que puedo ser una gran actriz, pero no puedo recordar los parlamentos del guion. Soy una estrella pero las productoras me odian. Creo en el matrimonio y la fidelidad pero me acuesto con otros... Dios mío, qué confusión"

En multitud de páginas este párrafo viene con la indicación de que corresponde a una anotación de Mariyn en uno de sus cuadernos de notas. No he logrado encontrarlo tal cual en una fuente original, pero si otros pensamientos muy similares, por lo que, aun con dudas lo dejo por aquí como muestra de lo desorientada que podía encontrarse la Monroe en determinados momentos de su vida. A modo de complemento sirva el siguiente escrito, este totalmente confirmado que son palabras de MM:

"Estoy inquieta y nerviosa y dispersa y asustadiza -hace unos minutos casi tiro una bandeja de plata- en una zona oscura del plató -pero sabía que no podía permitirme expresar nada que realmente sintiera, de hecho no me atrevería porque seguramente no me detendría ahí. Justo antes de eso casi vomito el almuerzo entero. Estoy cansada. Estoy buscando el modo de interpretar este papel, llevo la vida entera deprimida hasta donde puedo recordar -Cómo puedo ser una chica tan joven y tan alegre y tan llena de esperanza- Lo que estoy utilizando es aquel domingo de cuando tenía catorce años porqu8e fui todo eso aquel día -Por qué no puedo utilizarlo más consistentemente, la concentración se me dispersa casi todo el tiempo - algo me precipita en la dirección opuesta casi todos los día que puedo recordar. Tengo que trabajar mucho en mi concentración- empezando por las cosas más sencillas." (Del libro Marilyn Monroe - Fragmentos -Seix Barral)

Imagen: Cortesía de Doctor Macro - Fuente original

viernes, 12 de enero de 2024

James Cagney, un ángel con cara sucia

 

Entre los actores legendarios de la historia del cine elaborada por la American Film Institute, el duro de James Cagney, al que ayer disfrutaba viendo "Corazón de hielo" (1950 - Gordon Douglas), figura nada más y nada menos que en el octavo lugar, por delante de otros grandes como Spencer Tracy, Charles Chaplin, Gregory Peck, John Wayne y tantísimos otros. No en vano Orson Welles decía de él: "Quizás el mejor actor que jamás haya aparecido delante de una cámara", mientras Bogart mantenía: "Es el actor con más carácter que he conocido, sin duda la mayor personalidad de la historia del cine". No era amigo de métodos para crear sus personajes, no entendía todas aquellas complejidades del Actor's Studio. Al respecto de su forma de hacer ante la cámara decía: "Todo lo que trato de hacer es comprender plenamente al hombre que estoy interpretando y luego poner todo lo que puedo en mi actuación. Para hacerlo, recurro a todo lo que he conocido, oído, visto o recuerdo.". "Aprende tus líneas, encuentra tu marca, míralos a los ojos y diles la verdad". 

Su estilo estaba cargado de una energía arrolladora, de súbitos arrebatos de furia y crueldad, todo ello aderezado con esa actitud suya constante de "aquí estoy yo". "No hay mucho que decir sobre la actuación excepto esto. Nunca te quedes quieto. Nunca te relajes. Si tú te relajas, el público se relaja." decía el actor.  Para el gran público era el arquetipo del gánster, del tipo duro e irascible, del joven que quiere comerse el mundo de un rápido bocado, una idea que queda perfectamente respaldada con títulos como: "Al rojo vivo" (1949), "El enemigo público" (1931), "Los violentos años 20" (1939), "Ángeles con caras sucias" (1938)... Pero Cagney era mucho más, era un gran bailarín, tanto que se llevó su único Oscar por una película como "Yankee Doodle Dandy" (1942), y que a la vez era capaz de adentrarse sin reparos en los terrenos del western o de la comedía sin mayores problemas, sirva de ejemplo la sensacional "Un, dos, tres" (1961) a las órdenes de Billy Wilder. Y en cambio esa supuesta dureza suya es la que ha marcado a fuego al actor. Cuando se conocen algunos detalles más de él, esa dureza se matiza mucho, es como si él mismo fuera en  realidad un ángel con cara sucia.

James Cagney provenía de una familia humilde de orígenes irlandeses, criado en uno de los barrios más conflictivos de Nueva York en unos tiempos nada fáciles. Sabía lo que costaba ganar un dólar: "de donde yo vengo, si puedes ganar un dólar no haces preguntas, simplemente vas y lo haces". Puede que por eso, en no pocas películas, abandonaba el rodaje temprano, cuando quedaba todavía trabajo por hacer, alegando encontrarse indispuesto, treta con la que buscaba conseguir que los extras y el equipo de filmación a los que consideraba mal pagados, pudieran tener un día adicional de salario.

En sus inicios, en un coro musical, cuando solo ganaba 55 dólares a la semana, no olvidaba enviar 40 a casa de su madre. Y más o menos siempre se mantuvo en la misma línea aun siendo ya una gran estrella. Cuando hizo "Enemigo Público" ya ganaba 400 dólares a la semana y 300 iban a la casa materna. Hasta que falleció su madre nunca se quedó con más de la mitad del dinero que ganaba. La madre tenía que ser de armas tomar, tan temperamental como los personajes de su hijo, así, animó a su hijo a aprender a boxear para defenderse en el ambiente difícil en el que vivía, pero cuando Cagney le dijo que quería pasar a ser profesional, la madre se colocó sus guantes y le dijo: "Si quieres convertirte en luchador profesional, tu primera pelea tendra que ser contra mi". Ya os supondréis como terminó la cosa...

En los terrenos de la fidelidad entre las grandes estrellas siempre nos quedamos en el ejemplar Paul Newman, pero hay otros casos y James Cagney es uno. Siendo estrella absoluta durante unos años en los que Hollywood era lo más parecido a Sodoma y Gomorra, no se le conocen aventuras con otras mujeres y fue fiel a su esposa Frances durante 64 años, hasta su muerte.

Pero tampoco tan buenazo... El chico por supuesto tenía carácter y no arredraba ante los poderosos. La mafia por ejemplo quiso atentar contra él y lo tenía ya todo preparado para darle matarile, porque desde su presidencia del Sindicato de actores estaba decidido a impedir que esa organización se infiltrara en el mundo del cine como ya había logrado en otros sectores. Si no llega a interceder por él George Raft, que tenía buenos contactos en ese mundillo, seguramente la carrera de Cagney hubiese sido mucho más corta. Tampoco tuvo reparos para enfrentarse a Jack Warner a fin de mejorar sus condiciones de trabajo, de hecho, en una época en la que resultaba casi imposible desligarse de los grandes estudios, Cagney llego a crear -aunque efímeramente- una productora propia.

No cabe duda de que hubo un momento en su carrera en el que, cuando el éxito le sonreía, pudo con razón  gritar sin quemarse: "Lo conseguí Madre, La cima del mundo", una de las frases míticas de la historia del cine, pronunciada por Cagney como Cody Jarret en "Al rojo vivo".

Fuentes: IMDB y Diccionario de Actores Cinematográficos (Manuel Gutiérrez Silva)
Imagen: Cortesía de la Página Doctor Macro 

domingo, 7 de enero de 2024

David Garrick o el suplicio de "Reír llorando"

 

Viendo a Garrick -actor de la Inglaterra-
el pueblo al aplaudirlo le decía:
“Eres el más gracioso de la tierra,
y más feliz…” y el cómico reía.
 
Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.
 
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
 
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
 
-Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado!
-Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído!
-Que os ame una mujer. -¡Si soy amado!
-Un título adquirid. -¡Noble he nacido!
 
-¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas.
-¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho!
-¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas.
-¿Vais a los cementerios? -Mucho… mucho.
 
-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
 
Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
“Sólo viendo a Garrick podréis curaros”.
-¿A Garrik? -Sí, a Garrick… La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más… ¿qué os inquieta?
-Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta.
 
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
 
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!
 
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
 
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.

El poema "Reír llorando" es obra de mexicano Juan de Dios Peza (1852-1910) y esta basado en la figura de un famoso actor y dramaturgo inglés del siglo XVIII llamado David Garrick (1717-1779), quien estaba extraordinariamente dotado para comedia, tanto que sus actuaciones eran recomendadas por los médicos por los beneficios que aseguraban le procurarían a sus pacientes más melancólicos el simple hecho de reír abiertamente. En la fotografía quien aparece es el mimo francés Marcel Marceau.

Imagen: De Pxhere.com - Dominio Público CC0 en Fuente Original

viernes, 5 de enero de 2024

Béla Lugosi, Drácula y la estaca de Peter Lorre


Puede que el Drácula por excelencia, el más icónico, sea el encarnado por Béla Lugosi. Tanto se metió el actor en el papel que cuando falleció, lo vistieron con las galas de Drácula incluida su maravillosa capa. Existen muy serias dudas de que aparecer de esta guisa fuera por deseo del propio actor, al menos no se recoge en sus últimas voluntades, pero fuera como fuese, el caso es que así, en su ataúd, ligeramente inclinado y abierta la tapa del mismo se presentaba en su última actuación como Drácula a todos aquellos que iban a presentarle sus respetos, que a decir verdad no fueron demasiados. Entre estas personas aparecieron dos de los grandes del cine de terror: Vincent Price y Peter Lorre. El cuerpo de su amigo, expuesto de aquella manera, todavía sobrecogía a los presentes y según contaba Vincent Price, Peter Lorre puede que abriendo los ojos de ese modo tan característico suyo, no pudo reprimir comentarle en evidente tono de broma: "¿Crees que deberíamos clavarle una estaca en el corazón por si acaso?"

Hay quien mantiene que Peter Lorre y Vincent Price ni tan siquiera estuvieron presentes en el entierro de Béla Lugosi, pero como decían en la película "El hombre que mató a Liberty Valance": "Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda"

Fuente: "Los pecados del cine" - Rafael Dalmau

Imagen: De Wikimedia Commons - CC0 en Fuente Original

lunes, 1 de enero de 2024

Anton Bruckner: Mucho más que "El de la trompeta"

 

El compositor austríaco Antón Bruckner (1824-1896), siempre ávido de reconocimiento, intentó desesperadamente asomar la cabeza en un mundo en el que ya resplandecían, por lugares opuestos, Brahms y Wagner, compositores que polarizaban el paisaje musical de aquellos momentos. No ayudaban a los propósitos de Bruckner, de humildes orígenes campesinos, su tendencia a la melancolía, su carácter solitario, sus muchas manías y su complejo de inferioridad.

Siempre fue considerado un extraordinario organista pero no lograba el aplauso que esperaba para sus sinfonías, obras por las que ahora es recordado. Su timidez y a veces falta de seguridad hacía que permitiera intromisiones en sus obras impensables en otros compositores, así, algunos grandes directores de orquesta amigos suyo, con buena intención y buscando que lograra el éxito que tanto ansiaba, le impulsaban a retocar sus obras para hacerlas más accesibles al gran público, lo que hace que algunas de sus sinfonías tengan hasta cuatro versiones. No obstante, Bruckner, siempre cuidadoso, guardó celosamente la partitura original a buen recaudo de cada obra suya, la idea inicial, aquella que solo se debía a su talento. 

Con su estilo de vida monacal y como católico devoto que era, estaba convencido de que la música que salía de su cabeza se la debía solo a Dios, así en cierta ocasión dijo: "Quieren que escriba de otra forma. Podría, desde luego, pero no debo hacerlo. Dios me ha elegido entre miles de personas y me ha dado, precisamente a mí, ese talento. Es a él a quien debo rendir cuentas. ¿Cómo podría después enfrentarme a Dios Todopoderoso si obedeciera a los demás y no a Él?". En esta línea, el propio Bruckner decía de su "Te Deum" una de sus grandes obras: "Le mostraré a Él (Dios) la partitura de mi Te Deum, y Él se mostrará clemente conmigo".

Bruckner era un ser meticuloso y perfeccionista en extremo y también condicionado por sus muchas manías, desde acumular botines en su armario a su obsesión por los títulos y diplomas o la compulsión con los números que le hacía contar ávidamente las cuentas de los collares, los ladrillos de los edificios, las hojas de los árboles o las ventanas de un edificio. Su mente estaba siempre inquieta y alerta.

Su amor por la música de Wagner le impulsó a enviarle las partituras de la segunda y tercera de sus sinfonías con la intención de dedicarle una de estas (a gusto del consumidor). Impaciente decidió visitarlo para saber su elección. Cuenta la leyenda que Wagner y Bruckner marcharon juntos a tomar unas copitas para cambiar pareceres y en el transcurso de la charla Wagner le comunicó su elección. Las copas serían más de una y más de dos, de modo que el atribulado Bruckner olvidó cuál era la sinfonía que finalmente había elegido el compositor de Tristán e Isolda. Ni corto ni perezoso, Bruckner le escribió a Wagner una carta en la que le confesaba su olvido y le preguntaba nuevamente cuál era su preferida: "¿La sinfonía en re menor, donde la trompeta empieza la melodía?". Wagner le contestó escuetamente: "Si. Saludos. Richard Wagner". Desde entonces Wagner se refería a su olvidadizo amigo como "Bruckner el de la trompeta".

La dedicatoria fue la que se esperaba de alguien tan apocado como Brukner y se refería a Wagner en la misma como "el inalcanzable, mundialmente famoso y sublime maestro del arte de la poesía y la música, con la más profunda reverencia de Antón Bruckner". La sinfonía nº 3 paso a ser conocida, como era de esperar, como la "Sinfonía Wagner", algo que no le valió precisamente los elogios de los partidarios de Brahms. 

El honor recibido por Wagner de su rendido admirador tuvo su eco y más allá de una buena amistad que mantuvieron, Wagner dejo escrito en sus memorias: "Si alguien tiene ideas sinfónicas después de Beethoven, ese es Bruckner"

Al final, el respeto y la admiración, tan ansiados por este oscuro y tímido compositor y que en cierta medida ya tuvo en vida, llegaron de forma unánime y sus sinfonías, definidas por algunos como "catedrales de sonido" que llevan la sinfonía romántica al límite de sus posibilidades, son actualmente muy respetadas y admiradas y siguen programándose habitualmente en los grandes auditorios de la música.

Queda en representación de la obra sinfónica de Bruckner este vídeo de su Cuarta Sinfonía, la denominada "Romántica", dirigida por Claudio Abbado al frente de la Filarmónica de Viena, de la que os recomiendo que al menos no os perdáis su maravilloso inicio.


Imagen: De Wikimedia Commons - CC0 en Fuente Original